¡Hola a todos los usuarios de The Legend of Zelda Wiki! Al habla Helio, y el día de hoy vengo a traer un fan fiction basado en el universo de uno de los mejores animes que he visto (y que considero mi favorito, superando a otros como Sailor Moon o Los Caballeros del Zodiaco): Neon Genesis Evangelion (y todo lo que le concierne, como la tetralogía de Rebuild of Evangelion).
Antes de comenzar, quiero aclarar que dejaré los comentarios activados para que todo el que quiera decir algo al respecto tenga la libertad de expresarse como quiera, cosa que hice con el blog anterior hasta determinado momento. También sobra decir que esta vez sí haré una continuidad, es decir, que habrá uno o dos capítulos por semana (intentaré hacerlo lo mejor que pueda). Ah, y una cosa más: la mayor parte de este blog será casi como el blog anterior (es decir, The Angel's Road, que no terminé), pero le añadiré detalles, más contenido y otras cosillas.
Ahora sí, ¡vamos con el fan fic!
1.0: You Are (Not) Alone[]
Prólogo
|
---|
El inicio |
Hola. Te saludo con mucho gusto, querido lector (imagina que estiro mi mano para que la estrechemos). Mi nombre es Helio Cabrales, aunque me puedes llamar solamente Helio (aunque mi mamá me llama de otro modo cuando se enoja, pero eso es otro tema). Te contaré lo que me ha estado pasando en estos tiempos. La historia que narraré a continuación transcurre en el año 2015 (podría decir que actualmente vivo en el 2020, pero mejor no rompo esa ilusión. Imagíname con barba y bigote). Pensarías que llevo una vida normal como cualquiera que conoces, ¿verdad? Bueno, pues déjame decirte que eso no es así. Mi vida y la de toda la humanidad cambió en el año 2000 con un evento conocido como "Segundo Impacto". Qué bueno que era tan sólo un bebé en ese momento (para ser más preciso, tenía un año y casi dos meses cuando ocurrió el acontecimiento), pero toda la información quedó grabada en Internet y no podrá ser borrada nunca. Siéndote sincero, ese tema nunca me llamó la atención (no soy tan fanático de la historia)... Volviendo al tema (ya que suelo desviarme demasiado), la historia del planeta cambió casi en el último cuatrimestre del año 2000, más precisamente el día 13 de septiembre (que, curiosamente, es un día festivo en mi país de origen). Explicaré qué fue lo que pasó. Tras una catástrofe ocurrida en la Antártida producida por un micrometeorito que viajaba al 99% de la velocidad de la luz (me pregunto cómo un objeto sólido puede tener la capacidad de alcanzar semejante velocidad), estalló una multitud de conflictos armados alrededor del globo. Sí, como lo leíste. Fue un doloroso periodo de siete años que devastó el mundo por completo, y todo por alimentos y víveres para las poblaciones afectadas. La Tierra estaba prácticamente en ruinas: el agua de los océanos terminó contaminada y de un color rojo (no recuerdo muy bien si todos los océanos terminaron así, o al menos su gran parte. Creo que debo ver más imágenes satelitales), muchas especies desaparecieron, una gran cantidad de naciones quedaron devastadas y la economía había colapsado. La mitad de la población humana mundial desapareció debido a las guerras y a los cambios climáticos extremos. Todo iba muy mal. Sin embargo, tras un lento y doloroso proceso de recuperación de 2008 a 2011 (y eso que sólo fueron tres años), la economía y el mundo lograron recuperarse muy rápidamente. Demasiado, diría yo. Algunos países que eran considerados como "desprestigiados", por así decirlo, se convirtieron en potencias mundiales, como México. De hecho, yo vengo de allí (¿aún te suena lo del día de los Niños Héroes que mencioné más arriba?). Pero bueno, sigamos. Pero antes, haré un pequeño paréntesis. Creo que no te he contado cómo soy físicamente, ¿verdad? Simple. 1.71 de altura, piel algo morena, cabello negro, ojos cafés y delgado ( antes de que se me pase, daré un detalle que no suelo mencionar por vergüenza, pero me atreveré a decirlo: tengo síndrome de Asperger. Ya, lo dije. Seguro que debes conocer a alguien así, o por lo menos una similar), pero no tanto. Ahora que he dicho esto, prosigo de verdad. Aunque, al igual que en los otros dos hechos anteriores de guerra, México se mantuvo neutral, algo pasaba conmigo, y yo ni siquiera me daba cuenta. ¿A qué quiero llegar ahora? Pues enseguida lo verás. Mira, allá por el 2012 conocí a una de las personas más reconocidas a nivel mundial (o al menos eso me decían): la doctora Yui Ikari. Cómo olvidarla. Aún la recuerdo perfectamente (creo): una mujer de apariencia joven (aunque yo le calculo unos cuarenta años más o menos), cabello y ojos cafés, bata de laboratorio (en algunas videollamadas), blusa interior rosada, una falda azul y zapatos negros. De actitud alegre, bondadosa y maternal, y vaya que yo cuento con mi propia madre (y familia completa, hasta con mascota). ¿Cómo la conocí? Fue gracias a la universidad en la que estaba, ya que yo estudié en una de sus preparatorias. Aparte de eso, te diré que ella era mi psicóloga personal, ya que me hacía visitas cada par de semanas. Cada que iba con ella (que, por cierto, cuando la conocí, y aparte del inglés, tuve que aprender japonés para poder hablar con ella y entenderle), al terminar, me decía alguna frase alentadora como "La vida puede florecer si se tiene la voluntad de hacerlo.", pero como suelo ser algo distraído, no le prestaba tanta atención (aunque, siendo honesto, esas frases me vendrían muy bien). Así fue hasta que, en abril de 2015, cuando me informó de algo que cambiaría mi vida. Ella viajó desde Japón hasta México para visitarme en mi consulta quincenal, y nos vimos en donde siempre (si te preguntas eso de que es mi psicóloga y por qué necesita una, es que, con mi comportamiento, siempre he necesitado de alguna persona que me escuche). — Helio, tengo que informarte de algo. No sé si te vaya a gustar. - me dijo, notándose que estaba un poco preocupada. — Pues dígamelo. Quiero saber de qué se trata - respondí. — Verás, he estado estudiando tus datos desde 2011 y creo que necesitas un tratamiento especial. - me decía. Yo escuchaba atentamente, ya que mi mamá no le entendía nada. — ¿Tratamiento especial? ¿Qué clase de "tratamiento especial"? — Como te dije previamente, no sé si te vaya a gustar, pero... vas a tener que venir conmigo a Japón. Vivirás por un tiempo en ese país para cumplir con tu tratamiento. — ¿Qué?... No me lo creía. ¡Tendría que irme a vivir a Japón! No sabía qué decir. Entonces dirigí la mirada hacia mi madre, que siempre me acompañaba (y que daré sus detalles también. Se llama, y tiene cabello castaño, ojos cafés, de complexión robusta, como yo antes, mi papá y mi hermano, también antes; además, usa lentes). Le conté lo que me dijo la doctora, y tras pensarlo un poco, me dijo: — Sólo tú sabes lo que vas a decidir. Ya te lo he dicho: aprende a decidir lo que es mejor para ti. En serio detesto tener que tomar decisiones. ¡Lo odio! No sé hacerlo muy bien. Pero siempre me dijo que me vaya por lo mejor (y lo hice en el caso de la preparatoria que escogí, ya que me tocó en la misma que entró la chava que me gustaba, aunque eso no lo sabía), así que, aunque tenga dudas sobre si era lo correto (siempre dudo en casi todo lo que hago, créeme), respondí: — ... De acuerdo. Iré a Japón. La doctora Ikari respondió alegre a lo que dije. — Muy bien, Helio. Nos iremos a inicios de junio. — De acuerdo. - dije, un poco dudoso de mi decisión. Y así terminó mi cita con la doctora. Como dije, desde ese momento empecé a dudar si hice lo correcto. Pasó el tiempo y llegó el día 1 de junio, día que dejaría todo atrás y comenzaría desde cero en Japón. Como dije, llegó el día 1 de junio. Estoy en el aeropuerto internacional de mi ciudad, Monterrey (¿tú serás de México también? ¿O de qué otro país?). Son las 12:00 del mediodía. La doctora Ikari me esperaba en la puerta de un jet privado (vaya..., me iré en un transporte privado... Ojalá que tenga Wi-Fi). Todas las personas que me conocían fueron a despedirme por última vez (tuve que rogarles a varios de ellos y pedirles por medio de Facebook a otros que lo hicieran, y aceptaron, por fortuna). Recibí abrazos y besos tanto de mis familiares como de compañeros (de clase, claro) y amigos. Te seré honesto, nunca me han gustado los abrazos (y menos los besos). Pero como nunca más los iba a volver a ver, decidí ser algo menos frío. Cuando terminé de despedirme, la doctora me llamó. — ¿Vienes, Helio? - me preguntó la doctora Ikari. — Enseguida. Sólo me despido de alguien más. - le respondí. Me faltaba únicamente alguien: mi perro, que por desgracia no podré llevármelo. Por si las dudas sobre qué raza es, diré que es un dálmata (curioso, ¿no?), y le puse el nombre más original: Manchas (ah, y lo he tenido desde 2012, cuando mi abuelo me lo regaló como regalo de cumpleaños adelantado. Era un cachorro entonces). Tras decirle algunas palabras, lo abracé y no quería soltarlo, como si estuviese encadenado a él, pero tenía que dejarlo. Se me iban a salir unas cuantas lágrimas, pero me aguanté como los machos (todo por conservar la masculinidad). Creo que hasta la doctora Ikari quería llorar, se le veía en la cara. Permanecí abrazando a mi mascota por unos minutos hasta que finalmente lo solté. Le puse demasiado sentimiento. Esta vez no pude resistir más y unas cuantas lágrimas empezaron a correr por mi cara. No quería dejarlo solo, pero sé que lo cuidarán por mí en mi ausencia (espero que no me olvide el desgraciadillo). — Bueno, ya me voy. Adiós a todos. - finalmente me despedí, alzando mi mano derecha en señal de despedida (olvidé decir otra cosa: soy zurdo). Todos alzaron la mano y la agitaron en señal de respuesta a mis palabras y gestos. Al final, abordé el jet y la puerta se cerró automáticamente (mmm... No me fijé si el jet tenía algún logotipo que no alcancé a ver). Observé a todos mis conocidos por última vez. Mi familia, mis amigos, la chica que me gusta..., todos. Entonces el avión se encendió y avanzó. Me despedí por última vez a medida que el avión se movía. Entonces, en unos segundos, ya no vi a nadie. Ahora estaba en medio del aire, a cientos de metros sobre el suelo. Traté de dejar de llorar, ya que me había puesto en ello, pero no podía. Olvidé mencionar que a veces soy emocionalmente inestable. No sé si lo dije antes, pero quería cerciorarme (creo que no lo dije). Afortunadamente la doctora me ayudó a sentirme mejor. — ¿No podrían visitarme algún día? ¿O podrían traer a mi perro? No me gustó tener que dejarlo solo. - dije. — Hablaré con mi marido y veré qué puedo hacer. - me respondió la doctora. Y así comenzó una nueva etapa de mi vida, una en donde viviría en un lugar diferente y conocería a mucha gente nueva. Pero... si hubiera sabido lo que me pasaría esa misma tarde, hubiera dicho que no... Pronto lo verás. |
Capítulo 1
|
---|
El ataque del Ángel |
Aún es 1 de junio de 2015, lunes. Son las 16:30 horas. En estos momentos me encuentro solo en alguna ciudad de Japón (¿me habrán dicho su nombre y no escuché por andar pensando en otra cosa? Creo que sí). Hace un rato que me bajé del avión. Siendo sincero, no tengo ni la más remota idea de dónde estoy, y lo digo en serio. Lo único que sé es que me encuentro entre dos distritos llamados Kanto (que me recuerda a la región de Pokémon. No pude evitar hacer esa referencia) y Chubu, y si te preguntas cómo es que sé eso, es gracias a esa sirena de alarma que suena cada poco tiempo diciendo lo siguiente: — "Su atención, por favor. A las 12:30 horas se declaró el estado especial de emergencia en las regiones de Kanto y Chubu, que rodean al distrito de Tokai. Todos los civiles deben refugiarse en su refugio designado." - se repetía, y curiosamente, esa hora casi coincide con el momento en que abandoné mi ciudad. Estaba aburrido, un poco desesperado porque no se veía ninguna alma en las cercanías y, además, parecía que me encontraba en un pueblo fantasma. No lo entiendo: ¿por qué la doctora Ikari me dejó aquí y no en la nueva capital de Japón, que se llama "Tokio-2" (o, no sé, en un refugio)? Simplemente no me lo quiso decir, pero para aclarar alguna posible duda, explicaré todo lo que ocurrió previo a este preciso instante. Recuerdo ese momento: estaba en el aeropuerto de la ciudad de Atsugi, y después de las 14:15 p.m. (hora local), la doctora Ikari y yo llegamos y bajamos del jet y subimos a un automóvil de color negro (me dio un poco de miedo, pero al menos iba acompañado por alguien confiable. Ve a saber cómo habría reaccionado de haber estado en solitario. Anda, hazlo, que no es difícil). Creo que ibamos a la oficina de la doctora pero, en cierto momento, ella recibió una llamada en su celular, y al parecer, por lo que dijo, no le iba a gustar hacer algo. ¿Y qué es ese algo? Dejarme solo en medio de una calle desolada en una ciudad evacuada (¿ya enlazaste todo, verdad?). Antes de retirarse en el coche, la doctora Ikari me dio una foto. — Escucha, Helio: tengo un asunto importante que atender, por lo que no podré llevarte directamente a mi oficina, pero mira, te doy una foto. - me comentó, dándome la fotografía, además de una carta doblada. - Ella es la teniente Misato Katsuragi. Ya fue notificada y llegará por ti en unos minutos. Cuando la encuentres, dale la carta. En verdad siento tener que dejarte aquí. - me dijo, notándose que estaba algo apenada por la acción que estaba haciendo. — Descuide, doctora. Si tiene algo que hacer, siéntase con toda la libertad de hacerlo. Yo puedo verla otro día. - dije de manera cortés, aunque por dentro quería decirle que mejor me llevara consigo. — Gracias, Helio. Bueno, tengo que irme ya. Te veo luego. - se despidió. — Adiós. - respondí, haciendo un gesto con mi mano derecha, y la doctora entró al vehículo y se fue. Y aquí me tienes, como un espantapájaros en medio de un campo de trigo y maíz, y digo esto por las similitud de los contextos y situaciones. Llevo esperando a esa mujer por más de dos horas y ya me estoy fastidiando (cuando lo máximo que he aguantado es, por lo menos, veinte minutos). Sé cuánto tiempo ha pasado porque traje mi celular. Como estaba aburrido, saqué nuevamente esa foto y la miré detenidamente: esa tal Misato tiene cabello morado (curioso...), ojos marrones, y se le veía con ropa algo corta (básicamente era un mini-short de mezclilla y una blusa de tirantes amarilla) y estaba en una pose algo provocativa, demasiado para un muchacho como yo (si este relato fuera un anime, sin duda la fotografía sería fan service). La foto tenía algo escrito. — "Pasaré por ti, Helio. — Si esa mujer tarda otra media hora en llegar, me voy a buscar un refugio. - pensé en voz alta, mirando hacia ambos lados de la calle. Seguidamente suspiré. Sin embargo, un estruendo me sacó de mis pensamientos inmediatamente. Los pájaros que estaban en los cables, árboles y demás lugares cercanos salieron volando y soltando graznidos. Las coberturas metálicas de todos los locales cerrados empezaron a moverse y hacer ruido, provocando que me tapara los oídos, además de que una intensa ráfaga de aire me sacudió, pero no me tiró. ¿Qué estaba provocando todo eso? Miré a todas partes para buscar una respuesta a todo esto que estaba pasando, y la encontré, aunque no me agradó: al mirar hacia unas montañas, observé un enorme monstruo de piel negra, hombreras "óseas", una máscara que cubría su "rostro" y una esfera roja en el centro de su pecho, el cual caminaba tranquilamente por ahí (o como diría el dicho, "como Pedro por su casa", y eso que mi hermano precisamente se llama Pedro).. — << ¡¿Qué mierda es esa cosa?!" - pensaba. Mientras permanecía congelado del asombro, algo más apareció: de una carretera aledaña salió un robot de su mismo tamaño, de cara intimidante con un cuerno en su frente, armadura morada y algunas partes de un verde fosforecente. Si tener al otro coloso me tenía asustado, este me puso aún peor cuando echó una mirada hacia donde YO estaba. Me quedé helado. Sin embargo, mi período de impacto se detuvo cuando escuché cómo las llantas de un coche se detenían y derrapaban. Dejé de cubrirme con mis brazos, abrí los ojos y vi un flamante auto deportivo en color azul. De él bajo la persona que esperaba: la teniente Misato Katsuragi, que traía lentes oscuros y un vestido oscuro algo apretado. — Perdón por tardar tanto, Helio. Sube, ¡rápido! — << Ya era hora... >> - pensé. - ¡Claro! Y así lo hice. Subí deprisa al asiento izquierdo, por lo que tuve que rodear para alcanzar la otra puerta (y olvidé el hecho de que el volante está del lado derecho en esta parte del planeta), no sin antes guardar mi mochila en la cajuela (otra cosa que olvidé mencionar es que me traje una mochila con algo de ropa). Tan pronto como estuve arriba, la mujer que conducía, que por cierto era muy linda (¿pero qué estoy diciendo? ¡Tengo quince años y deben gustarme las señoras que me dupliquen en edad!), aceleró y se alejó a toda velocidad de la ciudad, mientras esas dos monstruosidades comenzaban a pelear. A medida que nos alejábamos, aprecié el combate de los titantes por medio del espejo retrovisor y cuando íbamos por alguna carretera que permitía ver la acción. Y también, mientras nos despegábamos cada vez más y más de esa zona caótica, no quise decirle nada a la teniente, ya que se le veía bastante seria y concentrada en la labor de manejar. Luego de un rato, al estar bastante lejos, en medio de una carretera situada en un llano, Misato detuvo el coche. Sin que yo me lo viera venir, se desabrochó el cinturón, sacó unos binoculares y apuntó hacia la sede de la pelea. Por supuesto, como mi asiendo era el mejor para ver, se puso sobre mí para hacerlo. Como tener sus pechos sobre mi cara era algo incómodo (eh... ...no se me ocurre nada al respecto...)..., decidí mirar también hacia allá. — ¡Oh, no! ¡La unidad 01 ha sido neutralizada! ¡Rei! - exclamó, preocupada. Y mientras tanto, yo seguía en una lucha interna entre el placer y la incomodidad. — ¿"Unidad 01"? ¿Así se llama ese robot? ¿Y quién es Rei? ¿Puedo saberlo? - pregunté. No obtuve respuesta a ninguna de las preguntas que formulé. Mientras tanto, la mujer observaba cómo el robot gigante desaparecía siendo "absorbido" por el suelo, yéndose de la misma manera en que vino. Sin embargo, las cosas no acabaron ahí, pues un enorme avión sobrevoló la zona. — ¡¿Qué?! ¡No! ¡Van a usar una mina N2! - exclamó, ahora sonando sorprendida y preocupada. — ¿Una qué? - alcancé a decir. Sin previo aviso, me agarró y me tiró al suelo diciendo — ¡Cuidado! Entonces escuché el sonido provocado por la explosión de esa dichosa bomba (que sería como una bomba atómica. Creo que ya sé lo que experimentaron los habitantes de Hiroshima y Nagasaki en 1945, pero sin morir). Al poco tiempo, la onda expansiva del estallido llegó hasta nosotros, provocando que el coche, conmigo y la capitana dentro, diera varias vueltas hasta terminar de cabeza, con las ruedas hacia arriba. Ambos nos las arreglamos para salir y luego logramos darle la vuelta entre los dos. — ¿Listo? A la de tres. Una, dos, ¡tres! Lo habíamos logrado, dimos la vuelta al coche, que, aunque debió de dañarse bastante, no fue así. — Uff, que bien que lo logramos. Eres muy útil. - dijo ella, agradeciéndome. — Emm, bueno..., debo admitir que es un placer conocerla en persona, teniente Katsuragi. - dije yo, algo apenado. — Misato. Llámame Misato. Vaya..., entonces tú eres Helio Cabrales. Es un gusto. — Como dije, el placer es mío, teniente Katsura... Perdón, quise decir Misato. — Je, je. No te ves tan tímido como la doctora Ikari me dijo. En fin, vámonos. Ambos volvimos a subir al auto (que, como ya mencioné, sorprendentemente no estaba tan dañado), y pusimos rumbo a alguna parte. Durante el camino, Misato aprovechó que pasábamos por una tienda de autopartes (cuyos vidrios estaban rotos) para "tomar prestadas" algunas baterías para su auto. Mientras íbamos en el coche, le comenté al respecto. — Eh..., oye, Misato... — ¿Sí? - me respondió, sonando muy alegre, bastante contrastante a cuando me la topé hace rato. — ¿Lo de las baterías no fue un... robo? — Descuida, somos parte de una organización del gobierno, así que está justificado. — A mí más bien me parece un abuso de autoridad. - dije, algo serio. — Ji, ji, ¿te hice enfadar? — Pues tú ya no pareces la "señorita Madurez". A manera de reto, Misato movió el coche de un lado a otro, asustándome. Un rato más adelante, habló con alguien por teléfono (¿acaso nadie le ha dicho a esta mujer de los peligros de hablar por el celular mientras conduces?). — Al habla la teniente Katsuragi. Quisiera hablar con la doctora Yui Ikari. ... ¿Qué? ... ¿En serio? ... De acuerdo, llevaré al Tercer Elegido al cuartel general. — << ¿Cuartel general? ¿"Tercer Elegido"? ¿Qué significa esto? >> - pensé. Tras algunos minutos en el auto, este se subió a unas vías del tren que acababan en una compuerta enorme en el que distinguí el logo de una organización: "NERV". El logo consistía en una esfera (posiblemente representando la Tierra) atravesada por una hoja y el nombre ya mencionado (y un mensaje en inglés que decía "Dios está en el cielo. Todo está bien en el mundo."). Dentro de esa compuerta esperaba una especie de vagón de tren lo suficientemente ancho para un coche. Misato aparcó ahí, donde soltó el volante y se calmó un poco, mientras el tren se activaba y se movía. — Perdón si no hablé durante este rato. - me comentó, ya que no la quise molestar cuando habló por teléfono. — Mmm, descuida, no te preocupes. - respondí. — Je. Eres justo como la doctora Ikari me dijo: alguien un poco tímido. — ¿La doctora Ikari te habló sobre mí? — Sí. Oye, ¿te dio una carta? — ¿Qué? A ver, déjame ver... - empecé a buscar la carta que traía guardada. - ¡Ah! Aquí está. Creo que me dijo que te la diera. — ¿En serio? Déjame leerla entonces. Mientras leía, la observé más detenidamente. Sí, se ve igual de... emm... atractiva que en la foto que me dieron (de hecho, el vestido que usa enseña mucho las piernas. Vaya de mí... ¿En qué o quién debo pensar? ¿En la chica que me gusta, o mejor dicho gustaba?). Pero lo que más me sorprendió hace rato fue su cambio tan brusco de personalidad. Pasó de ser alguien serio y concentrado a una persona despreocupada y alegre. ¿Acaso será bipolar (como suelo hacerle yo con mis ataques repentinos de ira)? — Ya veo. Así que la doctora Ikari quiere que me encargue de ti mientras ella está ausente. - me dijo luego de terminar de leer. — Pues... sí. Eso parece. - respondí. — ¿Y qué es ella para ti? — Pues es mi psicóloga. — Oh, entiendo. — ... ¿Qué estás tratando de insinuar, Misato? ¿Eh? - le pregunté, abriendo más los ojos. — No, nada. Sólo quería saber cuál era la relación que tienen ustedes dos. Y así, mientras el tren se movía, seguíamos conversando de varias cosas, como por ejemplo sobre las causas de mi llegada a Japón. De repente, el tren (que iba hacia abajo en diagonal, pero no me di cuenta hasta este momento) pasó por un lugar que me hizo decir una palabra: — Increíble... Era una enorme estructura subterránea de forma redonda, con muchos edificios colgando de la parte superior, todos boca abajo, por así decirlo, y en la parte inferior había enormes bosques y lagos (lo cual es curioso, ya que se sitúan bajo tierra, pero ¡hey!, en este mundo todo es posible), junto a un edificio triangular que supongo es la parada. Pero lo que más me sorprendió es que los rieles del tren estaban en el aire. Sí, ¡en el aire! ¿Acaso serán magnéticos o dispondrán de alguna tecnología de anti-gravedad? — Este es el GeoFrente, una prueba de la supervivencia y de la ingeniería humana, un refugio para la humanidad. - me contó Misato, aunque yo ni le presté atención porque estaba maravillado viendo el paisaje. Básicamente actuaba como un niño. Por otro lado, no me di cuenta de nada hasta que mi hermosa "tutora" me dijo que ya habíamos llegado al estacionamiento del cuartel y que habíamos que salir. Luego tomamos un ascensor y después en una especie de zona futurista, con puertas automáticas, luces fosforescentes de color verde adornando el ambiente (aunque nada se veía de color verdoso), etc. Hasta el suelo contaba con cintas transportadoras (qué bueno, porque soy algo flojo para caminar, pero forzosamente tengo que hacerlo). — Grr. En serio odio tener que usar falda en lugares así. - se quejaba Misato mientras "paseábamos" por ahí durante veinte o treinta minutos y cruzábamos una enorme compuerta. Como se veía algo perdida, le pedí prestado el mapa para ver si yo podía encontrar el camino. ¡Madre santa! ¡Este mapa es demasiado confuso! Pero me fijé en que hay una línea roja marcada en él, que supuse es el camino a seguir. Tras varios minutos (en los cuales ahora el guía era yo), llegamos a un elevador que, según me dijo Misato, nos llevaría a nuestro destino. Cuando se abrió, apareció una nueva persona: una mujer de la misma altura que Misato, con apariencia de ser científica como la doctora Ikari al llevar una bata; cabello rubio (pero con cejas rojizas, dando a entender que se había teñido), blusa a botones de color azul marino, falda negra y mallas en las piernas. — ¿Volvió a perderse, teniente? ¿Que acaso no sabe que nos falta tiempo y servicio laboral? - le preguntó dicha mujer a Misato. — Emm... Disculpe. - se apenó mi capitana. Luego de esa frase, la señora volteó a verme. Me desconcerté un poco. ¿Qué querrá de mí? — ¿Acaso es él? - le preguntó de nuevo. — Sí. De acuerdo con la doctora Ikari y el Instituto Marduk, es el Tercer Elegido. - le aclaró Misato. — Mucho gusto. Soy la doctora Ritsuko Akagi. - se presentó la doctora ante mí. — Sí... Hola. Me llamo Helio Cabrales. — Hmm... Eres justo como Yui me dijo. — Ehh, sí, ya me han dicho eso. Continuamos nuestro recorrido hasta llegar a una enorme habitación cuya mitad estaba cubierta por gigantes compuertas en medio de un lago de "agua rosa", como la de los océanos (aunque esa más bien es roja), que tuvimos que atravesar en una lancha. Cruzamos una puerta metálica en la estructura en medio de un "puente" que conecta con otras dos puertas, una a cada lado. Cuando entramos, todo estaba a oscuras. — ¡Oigan! ¿Quién apagó la luz? - exclamé, ya que me da algo de miedo la oscuridad, aunque alguien más se encuentre conmigo en el lugar. Las luces se encendieron repentinamente, por lo que contemplé algo que me asustó al principio (y mucho. Diría que me sacó un... bueno, ya sabes): era la cabeza del robot gigante que apareció en la ciudad cuando yo esperaba a Misato, emergiendo del pequeño lago artificial de agua roja. — ¡AAAHH! - grité. Luego proseguí. - Hey... ¡Pero si este es el mecha gigante que vi en la ciudad! - dije, mirando a Misato. — Así es. - me respondió ella. — ¿Y... qué se supone que es? - pregunté, señalándolo. — Es el arma de combate máxima. La hemos llamado "Evangelion unidad 01". - me explicó la doctora Akagi. — Guau. Y bueno... ¿qué quieren que haga? — Yo te lo diré. - se oyó una nueva voz desde la parte superior de la sala. La voz era masculina. Alcé mi mirada hacia arriba para ver quién había sido el emisor del mensaje. En una pequeña habitación con ventanas para observar y monitores en una de las paredes, se hallaba quien habló: se trataba de un hombre de una edad algo mayor a la doctora Ikari, con cabello marrón, ojos cubiertos con lentes oscuros, chaqueta azul con bordes rojos, pantalones azules, zapatos oscuros y manos cubiertas con guantes blancos. — Eh... Disculpe, pero... ¿quién es usted? - le pregunté, haciendo un gesto con el dedo índice. — Soy el comandante Gendo Ikari, jefe de la organización "NERV". - se presentó aquel hombre, acto seguido bajó por un ascensor situado en la misma habitación donde él se estaba hasta donde me encontraba y se acercó a mí caminando lentamente. — Gendo Ikari... Entonces usted es el esposo de la doctora Ikari, ¿eh? ¿Acaso sabe dónde está? — Mi mujer ha asistido a una reunión en el antiguo Tokio. Regresará hasta el día de mañana. - me explicó los motivos por los que mi psicóloga no se encontraba. — Oh, ya veo. El hombre volteó a ver a la doctora que estaba a un lado mío (más precisamente a mi derecha). — ¿Cómo van las reparaciones de la unidad 01? — Los daños producidos por el Ángel han sido mínimos. Fuimos capaces de reparar al EVA en menos de una hora. Yo sólo escuchaba todo. Así que el monstruo dañó al robot, llamado "Evangelion" (no puedo evitar hacer una comparación con los Evangelios de la Biblia). Mientras, también pasé a mirar a Misato, detrás de mí. — Perfecto. - dijo el comandante, volteando a ver ahora a Misato. - ¿Ya le ha avisado al Tercer Elegido, teniente Katsuragi? — ¡Oh, lo olvidé! ¡En verdad lo lamento! — ¿Avisarme? ¿Avisarme de qué? - pregunté. ¿Avisarme de qué? — Helio..., tú pilotearás el EVA-01. - me dijo la doctora. — ¿Qué? - exclamé, totalmente sorprendido. Eso no me lo esperaba. Pasé a mirar hacia atrás. - Misato, ¿por qué no me dijiste? - le cuestioné, quien volteó hacia un lado, como queriendo evitar verme directamente. Creo que se avergonzó de sí misma. — Porque... sabía que si te decía lo que tendrías que hacer, lo habrías rechazado desde el principio. Creo que Yui... - narró, pero la interrumpí bruscamente. — ¡¿Qué?! ¡¿La doctora Ikari también lo sabía?! - exclamé. — ¡No, no! ¡Eso no es lo que...! En este momento entré en un estado de ira que podría considerar casi incontrolable (uno que no mencioné, pero cuando entro en este estado, sólo puedo "enfriarme" hasta haberme expresado del todo). A veces no me gusta estar en este estado, ya que puedo llegar a herir a otros... verbalmente (y a veces también físicamente. Tengo una anécdota algo reciente que puede que cuente después). — ¡¿Por qué nadie me dijo nada de esto?! ¡¿Por qué nadie quiso decirme que iban a matarme indirectamente?! ¡¿Eh?! ¡¿Quierían guardarse la sorpresita para el último minuto?! — No, Helio. No pienses eso. No te trajeron aquí para eso. La doctora Ikari quiso traerte de México para estudiarte más a fondo. - trató de explicarme la doctora Akagi, provocando que me enojara aún más. — ¿Estudiarme? ¡¿Estudiarme?! ¡¿Ahora creen que soy una persona rara?! - dije, aunque seguro sabrán de alguna manera de mi condición. Tal vez la doctora Ikari se los dijo antes de que me trajera. — No, no... Yo no quería... — ¡¿Saben qué?! ¡A la mierda! ¡Yo me largo a mi casa! ¡Por lo menos allá no me consideran un "objeto"! - finalicé aquel ambiente de tensión para mí y giré y avancé hacia la puerta de la derecha de la sala, dándole la espalda a los tres adultos. — ¡Helio, espera! ¡No eres un objeto! - me gritó Misato para tratar de calmarme. En su voz se distinguía algo de preocupación. — ¡Dije que a la mierda! - contesté. Estaba actuando como un inmaduro, pero no pensaba para nada en eso, sino en cosas como "¡Estos están pero que si bien locos!". Podría haberme detenido a pensar las cosas un poco y preguntar por qué me necesitaban, además de eso del "Tercer Elegido" y del llamado "Instituto Marduk", de los cuales tenía muchas dudas. ¿Qué significa eso de que soy el Tercer Elegido? ¿Quiénes son los otros dos anteriores a mí? ¿Qué es el Instituto Marduk? ¿No se supone que la doctora Ikari me conoció gracias a la intervención de la Universidad Autónoma de Nuevo León? No entendía nada, y quería respuestas, pero viendo el modo en el que me estaba comportando, era más que obvio que no las iba a obtener. En fin, como decía, me dirigía hacia la salida con la intención de regresar a la superficie, abandonar la ciudad y volver a México para ver a mi familia. Sin embargo, mi marcha se vio interrumpida por un ruido: era una puerta abriéndose. Eso llamó mi atención y la de los tres adultos, así que todos volteamos a la fuente del sonido (la puerta situada del lado opuesto al que me dirigía) y descubrimos al, o mejor dicho, a la responsable: una muchacha con una altura similar a la mía, piel cristalina (y con esto me refiero a demasiado blanca, pero no excesivamente), ojos rojos y cabello azulado celeste (vaya, pero qué curioso. No recuerdo a alguien que no fuera personaje de anime que tuviera cabello celeste, a excepción de Bulma, de Dragon Ball). Llevaba puesto un ajustado traje de color blanco que le cubría todo el cuerpo hasta el cuello. Se veía algo malherida, con un ojo cubierto por un parche, su brazo derecho vendado y con ciertas manchas rojas en su vestimenta, supongo que de sangre. También respiraba de manera algo agitada. — ¡Rei! ¿Qué haces aquí? ¡¿No te mandé al hospital?! - le dijo el comandante a la chica, noté en su voz cierto grado de preocupación. — Quiero... volver... a pilotear el EVA... - intentaba hablar ella entre jadeos. — Pero no estás en buenas condiciones. ¿Acaso piensas volver a subir estando tan lastimada? - comentó Misato, también tratando de convencerla de no seguir adelante. — Tengo que hacerlo... Ese Ángel me las pagará... — Pero Rei... - dijo la doctora Akagi. — Nada de peros... Voy a volver a subir... "Ella está peor que yo, y me estoy quejando. Ella está herida pero yo estoy sano. Ella va a enfrentar un problema a pesar de su condición y yo sólo pienso en escapar de él de la peor manera que se puede hacer: haciendo pucheros y berrinches. ¿Qué me pasa?". Éstas eran las palabras que pasaban por mi mente mientras contemplaba aquella dramática escena (no sé si dramática sea la palabra apropiada). No podía empezar a razonar hasta ese momento. Ha aparecido una situación que requiere mi intervención y yo huyo de ella (o sea, el de tener que pilotear el dichoso EVA y yo me niego). Estoy huyendo de mis problemas. Siempre he sido así, aunque no lo parezca (créeme, me ha pasado más veces de las que parece). Ha habido veces, antes de que estuviera en esta situación, en donde no quise afrontar un problema o las consecuencias de haber hecho algo y opté por escapar. Soy un miedoso... Volviendo con la historia, la tal Rei daba pasos como podía para llegar adonde los tres adultos, mientras yo observaba todo desde lejos, intentando llegar a una decisión: ¿ocupar su lugar o escapar, como siempre lo he hecho? Era algo difícil de hacer, porque si lo hacía, corría el riesgo de terminar como ella, o incluso morir. Sin embargo, todo proceso de pensamiento en mí se vio interrumpido por un fuerte temblor que se sintió en todo el lugar. Tal parece que el monstruo que ellos llaman "Ángel" ya quería entrar por la fuerza. Todos caímos, hasta ella. La mayoría logramos levantarnos como pudimos, menos la chica herida, así que corrí hacia ella junto al comandante. — ¡Muchacha! ¿Estás bien? - dije. — ¡Rei! ¡Resiste! - dijo el comandante. La chica no se podía levantar, así que me arrodillé y la senté, pero esta se hacía para atrás, como si no pudiera cargar ni con su alma. La pobre no podía ni respirar adecuadamente. Lo hacía entrecortadamente, más que antes. Hasta comenzó a sangrar, lo digo porque la mano con la que la sostenía terminó llena de este líquido. Aquí es cuando entro en conflicto: "Si no lo hago, ella sufrirá más.", pensé. Sus gemidos de dolor sólo me hicieron poner peor, me sentía presionado. Pero tras un minuto de reflexionarlo y pensarlo muy pero que muy bien, di una respuesta definitiva y contundente: — Voy a hacerlo. Seré su piloto. - dije, ya decidido. Misato y la doctora quitaron su expresión de nerviosismo de sus caras. Por otra parte, el comandante Ikari cargó cuidadosamente a la lesionada, que no dejaba de dolerse (para ser honesto, la pobre me dio algo de lástima. Tener que pelear contra un monstruo gigante y perder, y encima terminar en mal estado... Vaya, nadie soportaría ese dolor, y menos yo, que soy bien delicado). Después pasó a mirar a las mujeres. — Teniente Katsuragi, doctora Akagi, preparen al piloto para subirlo al EVA. - ordenó. — ¡Sí! - dijeron ambas a la vez. Antes de que me llevaran, me dijo una última frase. — Buena suerte, Helio. — << Pues sí que la voy a necesitar... >> - pensé. - Gracias. "En verdad que la necesitaré", me dieron ganas de decirle, pero mejor no lo hice para evitarme más problemas. Tras esto, el hombre se llevó a la pobre chica a algún hospital, mientras que Misato y la doctora me llevaban a la parte superior, de donde bajó el comandante. Desde allí observé todo el proceso: primero, toda el agua roja es drenada; segundo, separan al mecha gigante de todas sus conexiones; tercero, aquí es donde me ponen unos broches en la cabeza (pero no como los que les ponen a las mujeres en el cabello para acomodárselo); cuarto, insertan una enorme cápsula en forma de pastilla que ellos llaman "cápsula de inserción" y la abren; quinto, me siento en ella. Haré un paréntesis aquí para describirla: larga, de color blanco, controlable con un par de... "palancas"... en las que pones tus manos y las jalas y aprietas como si fueran un gatillo. Listo. Fin del paréntesis. Volviendo a lo que decía, tras que me subiera a la cápsula, este fue insertada en una abertura del cuello del EVA (ahora estoy pensando en otra EVA: la de la película de WALL-E). Tras esto, todo comenzó a llenarse de un líquido anaranjado. Claramente no pude evitar asustarme. — ¡Aaah! ¡¿Qué es esto?! ¡Ayuda! - grité desesperado. Por instinto tomé aire, y terminé sumergido en el dichoso líquido. — Tranquilo. Aunque tus pulmones se llenen con este líquido, estos se llenarán de oxígeno. No tienes nada de qué preocuparte. - me dijo la doctora Akagi por medio de una comunicación. Solté el aire que tenía contenido (ya que no pude seguir) y solté: — Debió de haberme dicho eso, ¿sabe? Seguidamente después de lo que pasó, dijeron algo de "conexión nerviosa" o algo así (creo que para eso eran los broches), por lo que el interior se tornó de varios colores hasta tener una vista de 180° (para todos lados menos para atrás. Qué novedad...). Desde mi posición veía todo en modo de primera persona, es decir, desde los ojos del EVA. Mientras tanto, en otra sala con una pantalla gigante en la que se veía al Ángel, Misato y la doctora se encontraban con dos sujetos y una chica que manejaban una especie de ordenadores. Los describiré después. Continuando con esto, la doctora se encontraba junto a la chica, que le dijo: — El índice de sincronización es del 47,13%. — Perfecto. EVA-01 a plataforma de lanzamiento. - ordenó la doctora. Como ya no tenía ninguna restricción (pero tampoco podía moverme para no causar problemas), fui movido hasta una enorme plataforma, también llamada "catapulta" (o algo así). — Ruta de lanzamiento trazada. Unidad-01 lista para lanzamiento. - volvió a decir la chica. — Entendido. - dijo Misato, volteando a ver al comandante, quien estaba en la parte superior de la habitación, junto a otro hombre. Como no conozco a todo el mundo aquí (aún, pero los conoceré con el paso del tiempo), sólo te diré que era un hombre de avanzada edad. El comandante Ikari estaba sentado en su escritorio, con los codos apoyados en el mismo y juntando sus manos bajo su cabeza. Esa es su pose característica. — ¿En verdad haremos esto, señor? - preguntó la capitana. — Por supuesto. Si no vencemos a los Ángeles, no habrá futuro. - respondió. — Perdone que pregunte, señor. ¿Está completamente seguro de esto, aunque ese chico no tenga ninguna experiencia? — << ¡Hey! ¡Estoy oyendo eso! >> - pensé. — Claro que sí. Ya se acostumbrará. — ¿Y qué hay de su esposa, señor? ¿Acaso sabe ella de esto? — Se lo explicaré cuando regrese de esa reunión. Por el momento haremos lo que sea necesario. Misato acató las órdenes, miró hacia la pantalla y dijo: — ¡Lanzamiento! Y el Evangelion, conmigo dentro, salió catapultado hacia la superficie a través de una serie de túneles. Podía sentir toda la inercia en la cabina. Estaba pegado al asiento. Por otra parte, el monstruo, que los de NERV llamaron "Tercer Ángel", se encontraba caminando tranquilamente por las calles de la ciudad, en donde ya había anochecido (el tiempo vuela canijo). En ese momento, una sección de una autopista comenzó a brillar de un tono rojo y apareció un mensaje diciendo "DANGER! ELEVATOR!" Esa sección se abrió y de allí salí yo. Y por último, el EVA fue despojado de todas sus ataduras, menos de un cable que, me dijeron, se llama "cable umblilical" y sirve para suministrar energía (y pensar que podrían crear un mejor sistema de energía. Qué lástima...). Ahora, el Ángel fijó su atención en mí. El EVA y el Ángel se ven cara a cara, y me estoy poniendo nervioso. Mientras tanto, en la base, Misato piensa: — << Helio, no mueras, por favor. >> |
Capítulo 2
|
---|
Un techo desconocido |
Aún seguimos en el día lunes 1 de junio de 2015. Ya ha anochecido desde hace tiempo en la ciudad, que escuché que se llama "Tokio-3". Por si no lo recuerdas, en este mismo momento me encuentro a bordo de un enorme robot, conocido como "Evangelion unidad 01", frente a frente con un enorme monstruo conocido como "Tercer Ángel" (y por cierto, si este es el tercero, ¿dónde están los otros dos previos?). Yo, por mi parte, estoy sudando del miedo (bueno, no realmente, es un dicho, pero tú ya me entiendes). Mientras, Misato, la doctora Akagi y el comandante, junto con otras personas que no conozco, observan todo desde la que puedo considerar la sala de mando de la base. La primera en hablarme estando dentro del mecha gigante fue la doctora. — Muy bien, Helio. Escúchame bien: el EVA se mueve por medio de los patrones cerebrales y de lo que estés pensando, así que quiero que trates de pensar en caminar. - me instruyó la doctora Akagi. Apreté las palancas y moví mi brazo derecho hacia adelante, y también pensé: "Camina". Me sorprendí mucho cuando el EVA movió su pierna derecha. — ¡Oigan, ya pude moverme! - dije, contento. — Asombroso... No pensé que el EVA fuera capaz de moverse sin algún entrenamiento.. - comentó la doctora de nuevo. — Se lo dije, doctora: tengo fe en él. - dijo Misato. — Gracias. - contesté. - A ver, camina de nuevo. Luego de eso intenté mover la pierna izquierda, y todo iba sin problemas, pero el mecha gigante tropezó y cayó de cara (pude sentirlo todo como si me hubiera dolido, y vaya que sí me dolió). Obviamente se sintió un temblor tanto en la ciudad como en el GeoFrente. — Auch. - solté. Era lo más lógico que iba a hacer. — ¡Helio! ¡Cuidado! - me gritó Misato. — ¿Qué? Miré hacia arriba, y aprecié que el Ángel se acercaba hacia mí (mmm... Ahora que lo pienso, es una batalla de un Tercer Elegido contra un Tercer Ángel. ¿Qué cosas, no?) De inmediato pensé en pararme, y el EVA lo hizo rápidamente (no de manera espectacular con un salto, ya que nunca me han salido esos). Enseguida le lancé un puñetazo al Ángel con mi mano izquierda (ahora mismo te recordaré que soy zurdo, por si acaso. ¿Acaso es el mejor momento para decirlo?), pero este se movió y lo esquivó. A continuación, aprovechó para agarrarme el mismo brazo con el que intenté atacarlo y comenzar a apretarlo fuertemente (pero cuando digo que apretaba fuerte, es que apretaba FUERTE). Juro por mi Nintendo 3DS que sentía un dolor tal que casi grito, y tuve que soltar las palancas para llevarme la otra mano al brazo que estaba sintiendo mucho dolor. — ¡Descuida, Helio! ¡Ese no es tu verdadero brazo! - me dijo nuevamente la doctora, pero me daban ganas de responderle como todo un mexicano. — << ¡Para usted es fácil decirlo porque no está aquí sintiéndolo todo, maldita vieja! >> - pensé, omitiendo ciertas palabras antisonantes. Las conexiones nerviosas me hacían sufrir como no tienes idea (o tal vez sí...). Llegó un punto en el que la presión fue tal, que el Ángel rompió el brazo izquierdo del EVA y, por ende, el mío. — Brazo izquierdo dañado. - se escuchó la voz de la chica que vi antes de subir al EVA, de cabello castaño y corto, además de ojos del mismo color. Como mi brazo estaba roto, no podía hacer nada. Me había quedado tieso. No podía ni decir nada, estaba hecho piedra. — << ¡¿Br-brazo izquierdo dañado?! ¡Lo tengo roto, estúpida! >> - volví a pensar. Y por su parte, el Ángel volvió a atacarme sosteniéndome de la cabeza y generando una lanza de energía rosada en la parte superior de su brazo libre, que utilizó para golpearme allí. A duras penas intenté darle una patada, pero alteró su cuerpo de tal forma que la esquivó sin ningún problema (me impresioné por su gran flexibilidad en medio de mi agonía). Esto no le influyó en nada y siguió golpeándome. — Daño detectado en la estructura de la cabeza. - dijo la misma chica de antes. Creo que recuerdo que la doctora Akagi la llamó "Maya". Intenté lanzarle un golpe con mi mano derecha, ya que me estaba sosteniendo con una sola de sus manos, pero lo sostuvo, permitiéndole continuar con su "entretenimiento". — ¡La armadura no resistirá más tiempo! - exclamó la doctora Akagi. Y así fue, justo como dijo. La lanza atravesó la cabeza del EVA. Creo que ya sabes lo que eso significa: que terminé con la cabeza perforada yo también (no en sentido literal). El ataque d energía lanzó al Evangelion 01 hasta un edificio detrás y lo dejó recostado sobre él. También saló un chorro rojo del agujero, de sangre (pero del EVA). Aún no pude soltar ningún ruido, hasta ahora. Y así es como yo, con muy pocas fuerzas, alcancé a exclamar: — No pienses... que esto se quedará así..., maldito. - decía mientras perdía el conocimiento por el intenso dolor que sentía en la cabeza - Esto... no se quedará así... Me las... pagarás... - solté, y acabé por desmayarme. NOTA: A partir de este punto, la historia deja de ser contada por Helio. El Evangelion permaneció en silencio durante un minuto, más o menos. Ni el robot ni su nuevo piloto daban señales de actividad ni de vida. — ¡Helio! ¡Helio, responde! ¡Por favor, Helio! - dijo Misato en busca de alguna respuesta. No quería quedar mal con Yui Ikari tan pronto supiera que su paciente había muerto. — No hay ninguna señal de respuesta por parte del piloto. - dijo un chico con apariencia de nerd, con anteojos y cabellos de punta. — Helio... - suspiró la doctora. El comandante Ikari y un hombre de edad algo avanzada, de cabello gris, cara un poco rugosa y ropa café, observaban todo sin decir ninguna palabra, como si supieran algo que los otros no. Cuando ya todos pensaban en lo peor, el EVA se reactivó misteriosamente. Sus ojos se encendieron de manera repentina. — ¿Qué...? - exclamó la teniente ante el hecho. — El Evangelion se ha reactivado. - contestó la chica, llamada Maya. — ¿Estado del piloto? - preguntó la doctora. — Datos desconocidos. No sabemos nada. - respondió el muchacho. — ¿Qué significa esto? - preguntó de nuevo Akagi. El EVA se puso nuevamente de pie, alejándose del edificio en el que se encontraba recostado. El Ángel intentó volver a atacar con su lanza, pero el mecha de armadura morada y gran tamaño dio un enorme salto y lo esquivó, siendo una especie de corrida de toros con saltos. Entonces hizo el mismo ataque, pero el EVA detuvo el ataque con sus mandíbulas, que sorpresivamente abrió (algo que nadie esperaba que sucediera o que el robot fuera capaz de hacer). A continuación, tiró al Ángel al piso y golpeó su cabeza con sus pies. El monstruo se levanta rápidamente e intenta lanzar un golpe estirando su brazo, pero la unidad 01 esquiva el mencionado movimiento con gran agilidad. Tras esto, se precipitó corriendo hacia su enemigo, pero este genera una barrera energética de ondas octagonales naranjas justo cuando estaba por alcanzarlo. — ¡Un escudo AT! - exclamó Misato. — ¡Es inútil! ¡Mientras ese escudo permanezca activado, el EVA no podrá acercarse al Ángel! - dijo la doctora Akagi. Sin embargo, el EVA hizo algo sosprendente: el brazo izquierdo se envolvió en un brillo cegador, y en cuestión de segundos este volvió a funcionar. — ¡Brazo izquierdo regenerado! - dijo la chica. — Increíble... - susurró la teniente, sorprendida. El Evangelion se adentró en el escudo AT del Ángel (o mejor dicho interactuó), neutralizándolo (viéndose esto en los monitores de la sala de control) y rompiéndolo como si fuera una simple bolsa de plástico, con las dos manos. A continuación, el enemigo se preparó para lanzar un ataque de energía desde sus ojos: una enorme explosión en forma de cruz (que es la misma que generó el temblor en el GeoFrente hace un rato atrás y que tiró a todos al suelo), pero el EVA se hizo rápidamente a un lado y evitó el estallido. Este corrió y le acertó un puñetazo al Ángel, mandándolo contra un edificio de la misma manera que pasó al inicio de la batalla. Viendo a su enemigo derribado, el Evangelion volvió a saltarle encima y cayó sobre la esfera roja de su pecho, que se trataba de su núcleo (su punto débil), usando sus rodillas, fracturándolo levemente. Después empezó a golpear dicha esfera con ambas manos una y otra vez, con bastante violencia, hasta que esta terminó fragmentándose y tornándose de un color apagado rojo apagado. Viendo esto como su derrota, el Ángel se aferró al EVA y se hinchó con el robot en su interior. — ¡¿Se va a autodestruir?! - gritó Misato. Ambos colosos fueron envueltos en una enorme explosión en forma de cruz, similar al ataque anterior. Todos en la sala esperaban alguna respuesta. ¿El EVA desapareció junto con el Ángel? Al cabo de un par de minutos, de entre las llamas y el ambiente ígneo, se alcanzó a ver en la pantalla la figura del humanoide robótico caminando, saliendo del fuego, con su tétrica mirada posándose sobre todos. El personal de NERV, más que mostrar alivio, sintieron miedo. Uno de los tres chicos del centro de mando, uno de cabello algo largo, dijo: — El Ángel ha sido... neutralizado... completamente. — ¿Este es... - dijo la teniente Katsuragi una frase a medias. — ... el verdadero poder del EVA? - terminó la doctora Akagi dicha oración. Todos permanecieron observando la aterradora escena mientras el Evangelion avanzaba. NOTA: A partir de aquí, la historia vuelve a ser contada por Helio. Día 2 de junio de 2015, martes. No recuerdo muy bien todo lo que sucedió anoche. Antes de proseguir, haré una pequeña recapitulación: al mediodía abandoné México, dos horas después llegué a Atsugi, estuve esperando dos horas y media a la teniente Misato Katsuragi, quien me recogió (llevando unos lentes oscuros) justo antes de que me viera envuelto en una pelea colosal. Después, hasta el anochecer, hubo preparativos para llevarme a conducir el EVA, y luego acabé siendo vencido y con el brazo roto. Al final me azotaron contra una edificación y acabé por desmayarme. Fuera de eso, ahora sí no recuerdo nada. Y a todo esto (cambiando ahora sí de tema, una de mis aracterísticas principales), ¿dónde me encuentro? Mmm... Por lo que he logrado deducir, tal parece que me encuentro en una habitación de un hospital. La descripción es simple: una habitación cuadrada, de paredes blancas y varios otros muebles, como un buró, sillas para las visitas, otra cama a un lado y una persiana (o sea, la cortina que puedes mover por si quieres privacidad). Creo que también hay una televisión acoplada a la pared, con control remoto incluido. Estaba aburrido, pero no tenía ganas de ver la tele, así que miré hacia el techo y dije: — Un techo desconocido... Como no tenía otra cosa que hacer, me levanté y miré por las ventanas. Era de tarde. Calculo que podrían ser las 3 o 4 p.m. Ah, espera, olvidé mencionar la ropa que traigo. Pues es una bata, ya sabes, las que no traen nada debajo y te hacen sentir desnudo. Salí de mi habitación, ya que me sentía bien, y miré hacia el pasillo. Se me hace raro que no haya tanta gente por aquí... Mientras contemplaba, oí el ruido de pasos y de ruedas desplazándose. Doy la vuelta hacia uno de los lados y veo que desde allí aparece una enfermera llevando en una camilla a alguien familiar: Rei. No pude evitar cruzas miradas con ella. La vi algo nerviosa. Y pensé que yo era el único tímido frente a nuevas personas... En eso, llegó otra enfermera más y me dijo que Misato pasaría por mí dentro de un rato. También me entregó la misma ropa que traía puesta, totalmente seca y doblada (bueno, ya sabes que los tenis no se doblan). Me regresé a mi habitación, me cambié de ropa y esperé un rato viendo la televisión. Un tiempecillo después, me fui a la sala de espera a (valga la redundancia) esperar a que llegaran a por mí. Al cabo de un rato más, mi capitana (aunque sea teniente, pero me dijo que la llamara así) llegó para recogerme, y de paso para felicitarme por derrotar al Ángel... "Espera, ¿qué? ¿Acabé con el Ángel? ¿Y por qué no lo recuerdo?" Eso fue lo que pensé tras recibir la inesperada felicitación. ... Nah, seguro que sólo será mi memoria, que suele hacerme varias jugarretas. Preferí dejar eso de lado. Fuimos a tomar un elevador para irnos, ya que estábamos en el tercer piso del hospital. Cuando el elevador se abrió, Misato y yo nos sorprendimos al ver a alguien que ya conocía: la doctora Ikari. ¿Qué hacía aquí? — Oh, Yui, no esperaba verte aquí. - dijo Misato. No esperaba verla, al igual que yo. — Ni yo pensé que te vería a ti en este lugar, Misato. - contestó, y luego volteó a verme. - Helio, en verdad lamento que hayas tenido que pasar por todo eso. No me lo esperaba para nada. Aunque todavía me sentía enojado, no era su culpa. Después de todo, tal parece que no tenía ni la más remota idea de lo que estaba por suceder, y veo que su esposo ya la puso al corriente (eso sí que es ser un buen esposo, supongo). Sólo me limité a suspirar. Viéndolo como una respuesta, mi capitana volvió a entablar conversación con mi psicóloga. — Y por cierto, Yui, ¿por qué estás aquí? ¿Para ver a Rei? - le preguntó Misato. — Así es. Ya sabes cómo soy con ella. — Creo que el comandante y Shinji también vinieron. ¿Has venido con ellos? — Recién vengo llegando del antiguo Tokio, pero no tengo ningún problema. — << ¿Shinji? ¿Quién es Shinji? >> - pensé. — Está bien. Tengo que llevarme a Helio. Nos vemos después. Antes de irse, la doctora dijo una última cosa. — Ah, y Helio, recuerda: tu tratamiento comienza el día de mañana. Tu cita es en el GeoFrente. Pasaré por ti. — Ehh, sí, claro. Hasta mañana. Mi psicóloga finalmente se marchó a ver a la tal Rei, permitiendo que nos vayamos. No es que no quisiera verla, pero... bueno, ya sabes (y hablando de otras cosas, tardaré algo de tiempo en acostumbrarme a esta nueva vida). Al fin pudimos entrar al elevador e ir al estacionamiento. Aunque todavía tenía algunas dudas. ¿A qué se refería la doctora Ikari con eso de "Ya sabes cómo soy con ella"? ¿Quién es Shinji? ¿Qué hizo en el antiguo Tokio? No quiero pensar mucho en ello, pero a la vez me entra la intriga. Quiero saberlo todo, pero al mismo tiempo sé que no podré con lo mismo. Mientras íbamos en el deportivo, Misato me dijo que me llevaría a su apartamento. ¿Por qué? Porque se lo recomendó al comandante Ikari, además de convertirse en mi tutora, y este accedió. Aparentemente voy a vivir con ella (¿y qué puedo pensar al respecto? Digo, voy a residir junto a una mujer que, al parecer, me rebasa en edad por lo menos el doble, y que encima está, pues... no está nada mal). Pero también me dijo que haríamos una parada por el camino. ¿En dónde? En un supermercado. Ahí me trajo como su mula de carga, ya que me obligó a cargar todo (salió bien lista Misato, ¿eh?...). Cuando ya estábamos en la caja registradora, no pude evitar escuchar a dos señoras conversando (soy demasiado metiche, y me escucho conversaciones ajenas). —¿Sabes qué? Mis hijos y yo hemos pensado en irnos a vivir a otra parte. No esperaba que la ciudad se convirtiese en una zona de guerra. - dijo una de ellas. — Yo igual. Puede que esto sea una ciudad fortaleza, pero no toleraré que mi casa sea destruida por monstruos gigantes. - le contestó la otra. No pude tolerar la ofensa y me alejé de Misato. — ¡Helio, ¿qué haces?! - me dijo ella, estirando su brazo. Me acerqué hasta donde estaban las dos mujeres y les planté cara con una expresión de enojo en mi cara. — ¿Qué es lo que pasa, muchacho? ¿Es que no encuentras a tu mamá? - me comentó una. — Así que piensan que lo que ha pasado es obra de algún estúpido...- les dije, apretando los puños. — ¿Qué? ¿De qué estás hablando? - preguntó la otra, sin saber lo que estaba por suceder. — ¡Pues resulta que YO soy el estúpido! ¡Y si no les gusta, por mí se pueden ir mucho a...! — ¡Helio, cálmate! - dijo Misato, acercándose. — Así que este muchacho tan grosero es su hijo... — ¡¿Que si es mi hijo?! — De seguro que no lo ha educado lo bastante bien. Con eso, ya no lo soporté y le propiné a la mujer un puñetazo en la cara. Misato se tapó la boca con sus manos, la otra señora abrió completamente los ojos, mientras que los demás clientes se quedaron mirando como tarados. Miré mi puño cerrado y luego vi lo que hice. Comenzó a dolerme la cabeza y empecé a gritar, cayendo de rodillas (esta escena en particular me recordó a la cinemática de apertura de la campaña de Zero en Mega Man X4). De repente abrí los ojos. — ¿Helio? ¿Qué te pasa? - me preguntó Misato. — ¿Eh? No, nada. No es nada. - dije. Sólo fue una malvada imaginación mía (y eso que me daban muchas ganas de hacerlo, pero espero que no me pasara lo último). Pero, pensándolo bien, ¿así es como agradecen el hecho de que haya salvado sus vidas? Habría que ponerse en sus zapatos para averiguar cómo se siente realmente. Pero bueno, lo que me importa ahora es que ya me voy para mi nueva casa. Ya en el camino al apartamento (yo pensé que era un departamento, pero al parecer la diferencia es que el primero es más pequeño), Misato me dijo algo. — Espero que no te moleste que haga otra parada. — No, para nada. - le respondí. Llegamos a una especie de mirador a un lado de la autopista en el que se veía toda la ciudad, aunque se veía algo desierta, con pocos edificios. — Eh... Misato, ¿qué estamos esperando? - pregunté. — Espera, debería ocurrir... ¡ahora! Se escuchó una sirena. ¿Recuerdas que cuando entré al GeoFrente todos los edificios estaban colgados? Pues uno por uno comenzaron a salir a la superficie, eliminando esa apariencia desértica que tenía antes. No pude evitar asombrarme otra vez. — Me alegra que te sorprendas. Esta es Tokio-3, la ciudad que tú defendiste. Nuestra ciudad. - me comentó Misato. Aunque la chica de cabello azul haya hecho algo, mi capitana (y ahora tutora) me da todo el reconocimiento. ¿Qué tal? Tras esa pequeña parada, ahora sí fuimos al apartamento, en un edificio con su parte superior en forma triangular situado a las afueras de la ciudad (dando especificaciones, Misato me comentó que Tokio-3 cuenta con siete distritos, incluyendo el central, y vivimos en el norte, en las cercanías de la ruta 138). No recuerdo en qué piso era que ahora voy a vivir. ¿Tal vez el siete? En serio no lo recuerdo, pero lo importante es que ya llegamos. Acompañé a Misato hasta la puerta con mi mochila (ya que el día anterior la dejé en el coche) y vi cómo entraba. — Anda, pasa. Entonces entré después, como si estuviera en mi casa. ... Mmm, mi casa... — Bueno, ahora puedes... - decía mi tutora, pero al voltear me vio adentro. - Vaya, Helio, qué impaciente eres. - dijo en tono burlón. - En fin..., ya estás en tu nuevo hogar. — Sí... Mi nuevo hogar... - dije, recordando mi otra casa. — Bienvenido. La puerta que estaba detrás de mí (que por cierto era automática) se cerró. Ahora pasemos al apartamente: las paredes son de un color amarillo apagado, y el piso creo que era de color verde bambú (creo). Como ya estaba en mi nueva casa, saqué lo que traía en mi mochila, que eran algunas prendas, mi Nintendo 3DS y mi celular, ambos con toda la cosa necesaria. Con razón no lo encontraba cuando me lo entregaron en el hospital, pues lo dejé a cargo de Misato mientras entraba al EVA... Bueno, poco después de vaciar mi mochila, Misato me dijo que guardara todo lo que compramos, así que fui al refrigerador, pero no sin antes darle una mirada a todo el lugar. — Está un poquito desordenado, no le prestes atención. - me dijo despreocupado. ¡Madre santa! ¡Todo estaba desordenado! Había latas y botellas de cerveza, además de ropa y cajas por todos lados (bueno, parece que tenía razón con lo que me comentó, que se había mudado hace poco). — << ¿Un poquito desordenado...? >> - pensé. — Ah, perdón. Coloca lo que compramos en el refrigerador, por favor. - me dijo desde su cuarto. Y ahora sí, lo hice. Primer compartimento: hielo (obviamente es el congelador); segundo: ¿Doritos? (bueno, al menos puedo disfrutar también, ¿pero cómo le hace esta bella mujer para conservar esa figura comiendo comida chatarra?); tercero: lleno hasta el tope de latas de cerveza de la marca Yebisu. En serio, ¿cómo puede tener un cuerpo así con todo esto guardado? — ¿Cómo es que conduce? - me pregunté en voz alta viendo toda la cerveza que tenía guardada. Mientras, Misato se cambia de ropa, poniéndose la misma que traía en la foto que me dio la doctora Ikari, una blusa de tirantes amarilla y unos shorts muy pequeños. Qué... suelta. Tras esto, llegó de vuelta al comedor, puso mucha comida en el microondas y puso todo un aperitivo en la mesa. — ¡Buen provecho! - dijo. — Buen provecho. - dije temerosamente. Siendo honesto, todo se veía delicioso, pero no sé si sabría igual de bien que la comida que solía degustar en mi casa, mi vieja casa. y tomó un trago de su cerveza. Pero mientras pensaba en eso, Misato le dio un buen trago a su lata de cerveza, y muy enérgica soltó: — ¡Mmm mmm! ¡No hay nada como una buena cerveza! - dijo, con todas las ganas del mundo. Vaya, pero qué mujer. Entonces posa su mirada en mí. - ¿Por qué no comes? Tiene buen sabor, aunque sea comida instantánea. — Perdón, es que... no estoy acostumbrado a comer comida así. Prefiero la comida casera. - respondí, ya que las únicas comidas de microondas que he comido son las sopas Maruchan y los paquetes de palomitas de maíz. — ¡¿Eres quisquilloso?! - gritó, levantándose y quedando frente a mí. — ¿Qué? N-no, no quise decir eso. Yo... - trataba de defenderme. — Por si no lo sabías... - dijo de nuevo, volviendo a su expresión feliz y despreocupada, y quedando apoyada sobre la mesa. ..., estamos teniendo una cena juntos. — Eh..., sí. — A partir de ahora viviremos juntos y compartiremos muchas cosas, ¿de acuerdo? — Sí, entiendo. — Puedes usar lo que quieras, excepto abusar de mí, ¿entendido? — Sí, sí, entiendo. — "Sí", "Entiendo" ¡¿Por qué eres tan cortante?! - dijo, y seguidamente puso su mano sobre mi cabeza y me sujetó de la misma manera que el Tercer Ángel. Curioso, ¿no? - ¿Tú eres tú o no? — Pe-perdón. Ya entendí. Al menos logré hacer que se detuviera. — Bueno, al menos ya puedo ver cómo eres. - comentó, y seguidamente se estiró. - Un baño estaría bien. El baño liberará tu mente. Nuevamente le obedezco cual esposo mandilón y entró al baño. Antes de entrar a la regadera (o lo que sea que hayan puesto), me quité la ropa (ya lo había hecho con los tenis hace un rato) y, cuando lo hice, noté que había muchos bras y calzones de Misato colgados. En serio que esta mujer no aprende... Y por fin, cuando ya estoy a punto de entrar al baño, totalmente desnudo, algo sale de ahí. — ¡AAAAAAAAHH! ¡MISATO! - grité, espantado. Mi capitana estaba en el comedor, sentada y dándole un trago a una cerveza. — Hay un pin-pin-pin-... un pin-pin-pin... - intentaba decir algo, pero entonces apareció el responsable. Un pingüino con un par de crestas rojas y una placa-colgante en su pecho que decía "Pen2" pasaba caminando tranquilamente. — ¡Un pingüino! - terminé la frase, apuntándole con el índice. — ¿Qué? ¿Él? No te preocupes. Es nuestro otro compañero de habitación. Se llama Pen Pen. Es uno de los nuevos pingüinos de agua cálida. - me explicó Misato. - Y por cierto, creo que deberías taparte. Ahora que el pingüino se fue a su "recámara", en el interior de otro refrigerador, me miro a mí mismo y me doy cuenta de que estoy desnudo. Enseguida, mi cara se pone tan roja como un tomate y me cubro con las manos, mientras mi tutora da otro trago a su lata. Qué vergüenza... Mientras me baño (en una tina en vez de una regadera), me fijo nuevamente en una cosa: no logro recordar nada de la noche anterior. Sólo que fui atacado brutalmente por el Tercer Ángel. Decido no volver a darle importancia a eso y termino de bañarme. Vaya, ¿quién diría que un baño te ayuda a olvidar tus problemas, y más si es agua caliente? Misato tenía razón: un baño libera tu mente. Al cabo de un rato, me voy; bueno, casi, ya que Misato me dijo que lo acomodara todo. Ahora que lo hice, mi capitana y tutora se mete a bañar. Mientras tanto, yo me dispuse a jugar con el 3DS al Super Smash Bros. de esa consola. Al cabo de un rato, oí el sonido de la puerta del baño abriéndose. Misato había terminado de bañarse. De paso aprovecho para ver la hora. ¡Anda! ¡Que son las 11:40! Vaya, el tiempo sí que vuela... Unos minutos después, oigo que mi capitana venía hacia mi habitación, bueno, un poco porque ahora estaba con mi celular. Menos mal que me dieron la contraseña del Wi-Fi. ¡Es rapidísima! ¡Más que la de mi otra casa! — Emm... Helio... - dijo, cosa que oí a medias. Me volteo y resulta que la veo envuelta en una toalla verde del pecho a la cintura, y otra en el cabello. Había un rastro de agua detrás suyo. Y pensé que sólo yo lo hacía en mi otra casa... — ¿Puedo decirte algo? - me preguntó, pero vio mi expresión facial al verla. - ¿Pasa algo? — ¿Eh? ¿Qué? - salí de mi "trance". — Sólo quería decirte que... actuaste de maravilla el día de hoy. — Oh, vale. Gracias. — Puedes sentirte orgulloso de ti mismo. — Mmm hmm. — Buenas noches, Helio. — Sí, buenas noches. Se da la vuelta y da unos pasos, pero regresa enseguida. Creo que quiere decirme algo más. — Escucha, sé que el haberte subido al EVA por primera vez no ha sido muy de tu agrado... - decía mientras yo ponía atención. - Pero debes comprender que, aunque haya sido muy doloroso para ti, tienes que hacerlo. Sonaré muy mandona por eso, lo sé. — No te preocupes, Misato. Si es necesario, subiré a ese robot otra vez. Sé que no me va a gustar, pero tendré que acostumbrarme. - contesté. — De acuerdo. - asintió. - Te dejaré dormir. Hasta mañana. No pensé que se preocupara tanto por mí. Se me hace... raro... Actuó por un momento como si fuera mi mamá, y ella no lo es. Ya debe de saber que tengo una. Por otro lado, decidí ver la hora otra vez. ¡11: 50! Tan sólo pasaron diez minutos. Viendo que ya era algo tarde, decidí dormirme. Antes, contemplé el techo por un momento y dije: — Otro techo desconocido... Me tomará algo de tiempo acostumbrarme... Espero que mañana sea diferente. Mañana comienzo con mi nuevo estilo de vida... |
Capítulo 3
|
---|
Despegue |
¿Cuál es el día de hoy? Estamos a día 3 de junio de 2015, miércoles. Son las 12:00 horas. Ya salí del GeoFrente y voy camino para el apartamento. Lo malo es que tendré que irme yo solo, ya que Misato tiene que trabajar hasta la noche. Si te preguntas cómo le haré, pues tomaré una especie de metro (que es como el que me trajo aquí el primer día que estuve en Japón, ya que este es superficial. ¿Aún lo recuerdas?), en donde vi, al llegar a la superficie, a muchos otros muchachos y chavas de mi edad con un uniforme escolar (menos mal que ya no tendré que ir a la escuela. ¡Qué bueno!, porque considero que no me hace falta); después me subo a un camión y camino como por alrededor de diez minutos hasta que llego al edificio. Antes que nada, recuerda que la doctora Ikari me citó para este día. Recuerda que es mi psocóloga. Mientras llego a la edificación apartamental, aprovecho para contarte lo que pasó allí: conocí más a fondo el cuartel general, ya que sólo había visto la "jaula" (el lugar donde se guarda al EVA mientras no está en operaciones) y la zona de los pilotos (diría que "del piloto", pero ya descubrí algo, y es que Rei es la Primera Elegida). Conocí la zona de mando, observando la enorme pantalla y lo que se veía a través de ella, y a los tres operadores: la tal Maya (cuyo nombre completo es Maya Ibuki), a un "nerd" (es que traía lentes, y no puedo olvidar el estereotipo) llamado Makoto Hyuga (mmm... Como un clan de Naruto...) y a otro con pelo algo largo llamado Shigeru Aoba (el único Shigeru que conocía era Shigeru Miyamoto). También conocí a un hombre mayor llamado Kozo Fuyutsuki, que por cierto se presentó muy formal. Igualmente me mostraron tres supercomputadoras llamadas como los Reyes Magos, conocidas como "MAGI". Lo que más me sorprendió fue la razón por la que tengo que luchar (que fue lo especial de esa visita guiada): una enorme criatura humanoide blanca, con muchas piernas pequeñas en donde deberían ir unas de tamaño normal para su tamaño y una máscara, crucificada en lo más profundo del cuartel, en una zona denominada "Dogma Terminal". Y si te preguntas quién me llevó (porque sé que tienes mucha curiosidad), fue Misato. Quería enseñármela (y hasta me dijo su nombre: Lilith) y me dijo unas cosas que no recuerdo muy bien (puede que lo recuerde posteriormente. Después de todo, algunas cosas me vienen a la mente al cabo de un tiempo). También empecé con las "pruebas de sincronización", en donde me meto en la misma cápsula de inserción, pero sumergida en una piscina de agua rojiza (algo así como la de los océanos, pero al parecer no tienen ninguna relación) y usando un traje ajustado, similar al de Rei, llamado "traje de conexión". Aprovecharé para describir el traje: a diferencia del traje de Rei (que por cierto ya me dijeron su nombre completo: Rei Ayanami), de color blanco con negro en la parte baja de los brazos y un par de bandas oscuras en los muslos, el mío era diferente. La parte superior era parecida a la de un traje de un jugador de fútbol americano (digo esto porque no se me ocurre otra manera de describirlo), con dos placas pectorales. Había un botón en la muñeca izquierda que permitía quitarse o ajustarse el traje a la figura del cuerpo. En la parte superior y en la inferior había marcas de un color verde neón. De hecho, puedo decir que las formas verdes se parecían a las de la armadura Varia de Samus Aran (siendo una combinación de sus apariciones en Metroid Prime 3: Corruption (en las piernas) y Metroid: Other M (en el caso del pecho)). No sé si esto fue intencional (o tal vez se enteraron de mis gustos y de mi afición por la saga Metroid)... Ah, y antes de que se me olvide, el color de la zona superior es de un color negro, el cuerpo (con la zona abdominal en forma de "V", como el EVA-01) de un color morado y, por último, unos pequeños clips, de color negro con una franja verde neón atravesándolos, llamados clips A10, usados para la sincronización. El color de mi traje está obviamente inspirado en el EVA (excepto tal vez en el negro, aunque vi que el Evangelion posee una parte negra en su pecho). Hubo más cosas, pero no diré nada más para no aburrirte. Finalmente, después de un rato, llego por fin al apartamento. ¡Me siento aliviado! Menos mal que la puerta me reconoce (tiene un escáner para reconocer a los empleados de NERV). Adentro me encuentro al pingüino (aún no olvido el incidente de ayer...), que estaba comiendo... ¿cómo se llamaba? ¡Ah, sí, curry! En serio, este pingüino contrajo todos los hábitos de Misato... Bueno, no es desordenado. Aquí se rompe el dicho de que todo se parece a su dueño (en mi caso tampoco parece aplicarse, ya que mi perro es demasiado energético). Bueno, pues resulta que cuando entré a mi cuarto, observé que había una playera blanca de cuello y un pantalón como los que se llevan en la... escuela. Un momento, ¿tendré que ir a la escuela? Antes de sacar más posibles conclusiones (que no me gustan nada), observo que la ropa contiene una nota, que está a un lado. La leo. — "Querido Helio: aquí está tu nuevo uniforme escolar. Úsalo bien. — ¿Uniforme... escolar...? - pensé en voz alta, contemplándolo. Seguí leyendo. — "P.D. ¿Acaso pensaste que por venir a vivir a Japón te salvarías de tus estudios? Ja. Pues déjame arruinarte esa ilusión. Comienzas el día de hoy a las 13:00. Nos vemos en la noche." - terminé de leer. Lo que decía la carta me cortó la felicidad. ¿Ahora tendré que ir a la escuela? — Ay, no puede ser... - dije, suspirando. - Bueno, será mejor que me vaya, porque viendo la dirección escrita en la parte de atrás, me va a tomar un rato. Vale, allá voy. Cuando salgo del departamento (ya cambiado, por supuesto, y tengo la suerte de que me puedo fajar muy bien) tras despedirme de Pen Pen (ay, ese pingüino), y ya estoy por tomar el elevador, cuando este se abre, me encuentro con alguien muy familiar: Rei Ayanami. Traía puesto el mismo uniforme que vi en las chicas: un vestido azul, blusa interior blanca y un listón rojo. Llevaba puestas calcetas oscuras y tenis blancos. Además, tenía su brazo derecho enyesado y un parche en un ojo. Asimismo, llevaba un maletín en su brazo izquierdo. Seguro allí lleva sus libros. — Oh, vaya. Nos vemos de nuevo. - dije. — Oh. Ho-hola. - me respondió ella tímidamente. Definitivamente no soy el único piloto que actúa así frente a otros (aunque ahora mismo estoy actuando de manera muy diferente). Entré al elevador y el mismo prosiguió su camino. — Por lo que sé, la doctora Yui Ikari te visitó ayer. — A-así es. — Y por cierto, creo que no nos hemos presentado adecuadamente. Soy Helio Cabrales, pero puedes llamarme Helio. - me presenté ante ella, ya que antes no le dije su nombre, ni en la base ni en el hospital. — Emm... Hola. Soy Rei Ayanami. - me respondió ella, con algo de timidez. — Con respecto a tu nombre, ya me lo contaron, pero quise presentarme. No me gusta ser informal. - dije. — Oh. Ya veo. — Creo que nos conocimos hace un par de días, ¿no? Cuando nos vimos en la jaula del EVA-01. — Sí... — Y dime... ¿cómo es tu relación con la doctora Yui Ikari? — ¿Con la doctora Yui Ikari? Pues... NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Mientras tanto, en la base de NERV... La teniente Katsuragi se encontraba en su tiempo de descanso. Estaba enfrente de una máquina expendedora de refrescos, intentando decidir. — Grr. Me molesta que no puedo traer cerveza aquí. - pensaba en voz alta. — Mhm mhm... ¿Ocurre algo, Misato? - se escuchó una voz familiar. — Oh, doctora Akagi. No esperaba verla por aquí. - dijo Misato, dando un trago a su refresco ya comprado. — Y dígame, ¿cómo han ido las cosas con su muchacho? - preguntó Ritsuko, haciendo que Misato escupiera su trago. — ¿Qué? ¿De qué habla? — Ya sabe, teniente, ¿cómo van las cosas con Helio? Recuerde que usted pidió ser su tutora... — No me lo recuerde. Sólo le diré que no ha habido ningún problema. - volvió a hablar la teniente, volteando a un lado. - Oiga, ¿no ha hablado con la doctora Ikari? Atendió a Helio esta mañana. — Sí. Me dijo algunas cosas muy interesantes. Me contó que Helio suele tener dificultades para tener muchos amigos. Esto tal vez podría afectar su papel de piloto. — No lo creo. Yo pienso que lo que ese muchacho necesita es aprender a socializar. Eso es todo. — Sabe, teniente, creo que deberíamos ir con Yui para que nos informe mejor. — Sí, estoy de acuerdo. NOTA: A partir de aquí, la historia vuelve a ser contada por Helio. Tras un viaje de veinte minutos caminando, por fin llegamos a la escuela. Creo que se llamaba "Secundaria pública número 1 de Tokio-3" o algo así. Lo deduje por el letrero de la entrada, que tenía letras en japonés e inglés (recuerda que tuve que aprender a hablar en ambos idiomas). Yo sólo acompañaba a Ayanami para no perderme. Tan buena que estaba la charla que traíamos... Resulta que ella es como la "hija adoptada" del comandante y la doctora. Lo demás lo diré después. Ahora pasaré a describir el instituto. El edificio tenía paredes de color blanco y bastantes ventanas. Básicamente se parece a una secundaria y/o preparatoria, como en la que estudiaba antes de que transfirieran. También había una zona para realizar las clases de educación física, como una pista de atletismo, un gimnasio y una piscina. Y por último, una terraza en el piso más alto. En cuanto a mi salón, se trataba del 3-A (mmm... Normalmente siempre me toca en grupos "B", como 5°B o 6°B), estaba en el segundo piso (ya que los primeros salones estaban en la planta baja y los de segundo, bueno, ya lo sabes. Es que suelo confundir los pisos), así que, obviamente, subí por las escaleras. Ignoré a todos los que estaban platicando y cosas así y me fui directo a conseguir un asiento. Ahí, aprovechando que llegué un poco temprano, saqué mi 3DS y me puse a jugar a The Legend of Zelda: A Link Between Worlds. No presté atención a dónde se sentó Rei, pero lo hizo a un lado de la ventana. Me despegué del resto de la clase y me adentré en el juego. Iba por obtener el escudo hyliano. Sin embargo, poco después de poner a entretenerme, una muchacha me ve haciendo esto, así que se acerca a mí para reprenderme. — ¡Hey! ¡Oye, tú! ¿Qué te crees que haces? - me dijo, pero yo estaba en mi "mundo de fantasía", aunque alcancé a escucharla. — ¿Ahora qué hice? ¿Qué no ves que acabo de llegar? Además, no le estoy haciendo nada a nadie. - le dije luego de suspirar. — ¿Acaso no sabes que está prohibido el uso de aparatos electrónicos en el salón de clases que no sean las dadas por la institución? Eso incluye celulares y consolas portátiles como la que estás usando en este mismo momento. — Bueno, disculpa, no tenía idea de que... — ¡Y mírame a los ojos! Ya era el colmo. Yo llegué en buen plan (de hecho, algunos se me quedaron viendo raro cuando entré. Lógico, ya que no me conocen) y repentinamente aparece alguien a cajetearla tan sólo porque estoy jugando a algo sin molestar a nadie más. Es suficiente. Le diré que mejor vaya a molestar a alguien más (y no precisamente con buenas palabras). Me pongo de pie. — A ver... ¿Qué quieres que...? - le decía con seriedad, cuando... la veo. En cuanto a la observo a la cara... me quedo... pues... congelado, pero no del miedo. Su apariencia es... bueno..., cabelló café corto acomodado en dos trenzas, ojos oscuros y tenía pecas en la cara (más precisamente en las mejillas). Llevaba puesto el mismo uniforme que Rei y las demás, pero a diferencia de ella, llevaba medias blancas que le llegaban a las rodillas y zapatos negros. Al observarla, siento algo que no sentía desde antes de que viniera a Japón: atracción hacia una chica. De repente, todo los pensamientos que sentía hacia la anterior desaparecen por completo (ya que encima sólo éramos amigos, y esos sentimientos apenas estaban empezando a florecer). Siento cómo mi corazón late más rápido al verla, y no puedo evitarlo. En verdad detesto ser un adolescente. — ¿Qué vas a decirme? ¡Dímelo ahora! - me contestó algo furiosa, notándose esto porque puso sus manos en su cintura. Esperaba una respuesta mía. Lo único que me limito a hacer es que me quedo mirándola. Y es que tengo que admitirlo: a pesar de que recién acabo de conocerla, es tan... hermosa. — ¡Anda, contesta! Finalmente logro que se sonroje y cambie su actitud a una parecida a la de Rei, algo insegura. — ¿Qué... me estás viendo? ¿Eh...? La chica se va, con una cara de incomodidad. — Vaya, Helio... Nadie había puesto así a Hikari nunca. - me dijo Rei. Volteo a verla. — ¿Así que ella... se llama Hikari? - pregunté, y la miro de nuevo, pero ella ni siquiera me notó. — Su nombre completo es Hikari Horaki. — De acuerdo, gracias. Rei. Ahora que estábamos en ambiente escolar, pude apreciar que mi compañera piloto se soltó un poco. Durante mi platica con ella llegó alguien más al salón: un muchacho de ojos azules grisáceos y cabello castaño. Algo que noté es que se sentó al lado de Rei. — Hola, Rei. - dijo él, saludándola. — Hola, Shinji. - respondió ella. — << Entonces él es Shinji Ikari... >> - pensé. — Oh, tú debes de ser Helio Cabrales. Mi mamá me comentó sobre ti. - me dijo él. — Bueno, pues... sí. Tu mamá es mi psicóloga. — Mucho gusto, y espero que podamos ser amigos. - me ofreció su mano para estrecharla. — Claro. Mucho... gusto. - dije, respondiendo al gesto con algo de incomidad, ya que no suelo realizarlo muy a menudo. Entonces ya tan pronto soy amigo de Shinji Ikari, el que ha sido el "hermano" de Ayanami desde su niñez. Bueno, debo admitir que ha sido muy fácil, no me ha costado nada. También llegó otro chico, de cabello marrón-rubio, con lentes y cámara en mano. — ¿Y él quién es? - le pregunté a mi nuevo amigo. — Él es Kensuke Aida. Es un aficionado a lo relacionado a las fuerzas armadas. - me respondió Shinji a mi pregunta. — Te escuché, Shinji. - dijo el tal Kensuke al escuchar las palabras de quien me respondió. - Tú debes de ser el nuevo, ¿verdad? Creo que Shinji ya me presentó, pero lo haré yo mismo. Soy Kensuke Aida. - también me estira su mano. Igual le respondo. — Soy Helio. Y sí, soy el nuevo. Habrííamos seguido conversando, pero una chica en la puerta nos dijo que el profesor ya venía. El profesor era un hombre algo viejo (tal vez igual o mayor que Kozo Fuyutsuki), de piel algo morena, usaba lentes, una camisa blanca a botones y un pantalón azul, supongo que de mezclilla o similar. Luego de un rato, me pasó al frente y tuve que presentarme, donde tuve problemas. No se me da bien hablar en público (o bueno, frente a toda una clase). Pero bueno, luego de la presentación algo incómoda, las clases continuaron. Resulta que todos usan una laptop, y como yo era nuevo, me dieron una (vaya, ahora tengo dos... ¡Genial!). También había red, o sea, que podía entrar a Internet. Igual había un chat en el que toda la clase estaba conectada. En cuanto a la clase, el profesor estaba dando un LARGO y aburrido discurso sobre lo que ocurrió en el año 2000. Qué aburrido. Llegó la hora del almuerzo, pero adivina qué: ¡no traje nada para comer! Y encima hoy es miércoles... Me toca cocinar, y yo no sé nada... — << Creo que debí haber traído algo de la cena de anoche... >>- pensé. — Oye, ¿quieres? - escuché la voz de Shinji. — ¿Eh? ¿Qué? - dije, ya fuera de mi círculo de pensamientos. - Oh, gracias. - respondí. — Observé que no traes nada, así que me dispongo a ofrecerte de lo que tengo. — Vaya, pues qué amable. Gracias. — No hay de qué. — Veo que tu mamá ha hecho un buen trabajo al criarte. — Lo sé. — << Lástima que tu papá sea demasiado serio... >> Pasó el almuerzo, en donde vi algunas cosas: Kensuke mencionó a un tal Toji. No sé quién sea, y él no sabe por qué no vino. Por otro lado, Ayanami y Shinji estaban hablando de no sé qué cosa. Hubiera sacado nuevamente el 3DS, pero si lo hacía, la dichosa Hikari iba a hacer acto de presencia y me reprendería, esta vez frente a todo el salón. Qué pena... Como estoy aburrido y todavía quedan algunos minutos (en los que el profe se ausenta, supongo que para ir a la sala de maestros a hacer lo propio), te contaré más cosas que me ocurrieron esta mañana. ¿Recuerdas que más arriba mencioné la relación entre Ayanami y Shinji? Pues mientras íbamos en el elevador y de camino para acá, me contó la historia. Ella nació en 1999, como yo. Sus padres también eran científicos, como mi psicóloga. Ellos estuvieron el día del Segundo Impacto en la Antártida. Obviamente murieron, así que Rei quedó a cargo de la familia Ikari, quienes no se encontraban presentes en el ya eliminado Polo Sur. Por eso es que la doctora y el comandante Ikari la ven como su "hija", mientras que vendría siendo como una hermanastra o algo así para Shinji. Ahora que ya conté esta historia breve sobre la vida de Rei Ayanami, puedo proseguir con mi relato. Mientras miraba a todos lados, Kensuke se me acercó y me preguntó. — Oye, ¿es cierto que eres el piloto del robot? — ¡¿Qué?! ¡¿Cómo es que lo sabes?! - exclamé con asombro, pero no tanto como para llamar la atención. — Descuida. Mi padre trabaja en NERV, así que estoy al tanto de todo. — ¿Es... Es en serio? — Sí. También sé que Rei Ayanami es una piloto, al igual que tú. — Vaya... — No te preocupes. Tu secreto está a salvo conmigo. Luego de unos minutos, terminó el almuerzo. Y justo como dije, el profesor se ausenta durante dicho tiempo, así que cuando vuelve, Hikari nos obliga a levantarnos a todos. Qué flojera. Me siento como si aún fuera a la iglesia. — ¡Todos de pie! - dice. Para evitar problemas, lo hago. - ¡Saludar! - me siento como si estuviera todavía en la primaria. - ¡Sentados! Y volvemos con el parlamento. En serio aburre. Mejor pasaré hasta el final de la clase, a eso de las... 6:00 p.m. Ya todos se van. Pero justo cuando yo iba a salir... — Oye, ¿es cierto que tú manejaste ese robot? - escuché. Se escuchan exclamaciones como "¡¿Qué?!", "¡No puede ser" y "¡Asombroso!". Oh, no... Va a ocurrir. Todos se me acercan, intentando sacarme algo de información. — ¡Alto! - les grito para que se detengan. - ¡No puede ser! ¡No puedo creer que me haya tocado en un salón lleno de interesados! — ¿Interesados? - exclamó una chica. — Sí. Me adoran y me aprecian solo porque soy piloto del EVA. ¿Cómo es que a Ayanami no le hacen lo mismo? — Porque ya sabíamos que ella manejaba un robot, pero queríamos confirmar si tú también. - me confirmó un muchacho. En eso, alcanzo a ver cómo Aida intenta escapar. — ¡Tú! ¡¿Tú les dijiste?! — ¡No, te lo juro! ¡Yo no dije nada! - me dijo, y por su expresión y su tono, estaba diciendo la verdad. Entonces alguien debió de habernos escuchado. Volteo a ver al resto de la clase. — Miren, sólo porque sea piloto del EVA no significa que estén orgullosos de mí solo por eso. Sólo tienen que... Bah, olvídenlo. No vale la pena... — ¿Qué cosa? - preguntó una chava. — ¡Dije que lo olviden! - exclamé, aparentemente enojado, y me fui. Todos se quedaron mirando entre sí. Cuando me alejo lo suficiente del salón y ya llego a las escaleras, quito esa falsa expresión de ira que tenía y suspiro. No sé quién lo dijo (igual y, como dije, es probable que alguien nos haya escuchado a Kensuke y a mí mientras conversábamos), pero de todas formas no soy muy bueno guardando secretos. Terminaría diciéndolo tarde o temprano. En fin, ahora toca regresar a casa. Cuando ya estoy a la salida del instituto, escuché pasos que se acercaban hacia mí desde atrás. Tan sólo eran alumnos de otros salones que también salían. Nada fuera de lo normal. Creo que los asusté un poquito (o mejor dicho, creo que me asustaron). Ahora toca regresar al apartamento. Prefiero hacerlo caminando, ya que uso el metro únicamente para ir al GeoFrente. Además, la escuela no me queda tan lejos como pensaba. Pensé que iría caminando solo, como suelo hacer (o mejor dicho, como solía hacer en la prepa. ... Bueno, no. Usaba el camión porque sí que me quedaba lejos), pero alguien se me acercó a hacerme compañía. Era Ayanami, ella sola. — Ah, hola. ¿Y Shinji? - le pregunté. — Oh, él... me dijo que se iría solo. - me respondió ella. — ¿Y por qué aún me hablas con esa timidez? Digo, yo era así en la secundaria. — Es que todavía no te conozco muy bien. — Bueno, por lo menos no me iré solo esta vez. - dije alegre, esbozando una sonrisa. Y así, Ayanami y yo fuimos juntos de vuelta al edificio. Durante el camino hablamos de algunas cosas no muy importantes. Al pasar por una sección de una calle que decía "CAUTION! EVA SOCKET!" (¡PRECAUCIÓN! ¡CLAVIJA DE EVA!), contemplé el cielo teñido de naranja y pensé en mi familia. ¿Qué estarán haciendo? ¿Me extrañarán? No pude evitar que mi acompañante lo notara. — Emm... Helio, ¿ocurre algo? - me preguntó, algo intrigada. — ¿Uh? ¿Qué? - exclamé, saliendo de mis pensamientos otra vez. — Es que te veo tan... pensativo. ¿Qué te pasa? — Bueno, lo que pasa es que... pienso en mi familia. — Sabes, tú tienes suerte de tener viva a tu verdadera familia. — No hay por qué deprimirse. Recuerda que tienes al matrimonio Ikari. Y también tienes a Shinji. — Sí, pero... — ¿Sabes qué? Mejor hablemos de otra cosa. Como puedes ver, suelo estar concentrado en alguna cosas y después pensar en otra. Después de todo, así soy. Como sea, al llegar al edificio, tuve que bajarme del ascensor en mi respectivo y dejar a Rei. Cuando llego por fin al apartamento, el escáner me reconoce y la puerta se abre. Reviso el interior y veo que Misato aún no ha llegado, estando únicamente Pen Pen enfrente del televisor bebiendo cerveza. En serio, este pingüino aprendió todo de Misato. Pasado un rato, mi tutora llega del GeoFrente. Lo primero que hace es irse a cambiar, después regresa y toma una cerveza del refrigerador. Después se acuesta frente a la televisión, a un lado del pingüino, y se pone a ver lo que sea que estén pasando. Tan sólo espero que no me recuerde que tengo que hacer la comida, porque entonces... — Ay... Helio, recuerda que hoy te toca preparar la cena. Estoy muy exhausta. - me dijo. — << Mierda... Pensé que no lo recordaría... >> - pensaba. - ¿Pues ya qué? Será mejor que volvamos con la comida para microondas... NOTA: A partir de aquí, la historia no será contada por Helio. Durante la tarde, ya cuando Helio se había ido a la escuela, el comandante Ikari se encontraba en medio de una sala oscura. Estaba sentado en un escritorio en su pose característica. A su alrededor, se encontraban 11 monolitos de piedra flotantes. Todos ellos llevaban un número del 1 al 11 y el símbolo de una organización llamada "SEELE". — Hasta que al fin aparece, Ikari. - dijo el monolito 6. — ¿Sabe por qué lo citamos aquí? - preguntó el monolito 4. — Si es sobre el ataque del Ángel, ya fue neutralizado. - respondió el comandante. — No, no nos referimos a eso. - citó el pilar 7. - Hablamos del Tercer Elegido. — De acuerdo con los datos que me ha brindado mi esposa, el comportamiento del muchacho es ciertamente diferente al de los demás. — ¿Eso podría afectarnos cuando la Segunda Elegida sea enviada a Japón? - cuestionó el monolito 9. — Por lo que he podido ver, no lo creo. Sin embargo, debo resaltar que podría haber un poco de problemas. — No importa. Podemos asumir ese riesgo. Mandaremos a la Segunda Elegida a Tokio-3 en un mes. Esperamos que la reciba como se merece, Gendo. - finalizó el monolito 1, siendo este el líder de los demás. — No se preocupen. Todo irá bien. El comandante al cargo de NERV se marchó de la sala, dejando a los monolitos a solas. Estos también desaparecieron, dejando ver a cinco hombres (conocidos como el Comité Principal), todos ocupando alguno de los pilares (dando a entender que ahora no hablaban todos). El líder, Keel Lorenz, asumió la palabra. — De acuerdo, señores, ¿qué haremos con respecto al Proyecto de Instrumentalización Humana? - preguntó el de amarillo. — Las cosas no deben ser alteradas. Todo debe de cumplirse con respecto a los Manuscritos del Mar Muerto. - dijo el iluminado de azul. — ¿Y qué hay del espía? - preguntó el de verde. — Será enviado cuando sea el momento. Por ahora sólo hay que esperar. - dijo el de rojo. — Escuchen, caballeros: todo será realizado cuando sea necesario. Por el momento, Gendo Ikari nos mantendrá al tanto de ese chico. Algún día, el Día Prometido llegará. Solamente tenemos que ser pacientes. Hasta entonces, habrá que esperar. - terminó Lorenz. |
Capítulo 4
|
---|
El mal humor de Helio |
— Fijar el blanco y disparar. Fijar el blanco y disparar. - me repetía a mí mismo en voz alta. Estamos a día 22 de junio de 2015, lunes otra vez. Hace ya tres semanas que llegué a Japón (vaya, el tiempo realmente vuela, y eso ya lo he dicho antes). En este mismo momento me encuentro en una prueba algo diferente. En esta me encuentro dentro de un pequeño simulador (de tamño comparable al de la cabeza del EVA), conectado a varios cables y un par de minitorretas rotables (obviamente usadas únicamente para el entrenamiento). En la simulación me hallo en una simulación de Tokio-3 (y el momento en el que se digitalizó la ciudad fue alucinante) usando una enorme arma llamada "Rifle de Asalto", y apuntando a mi objetivo: el Tercer Ángel (claramente no es el mismo que enfrenté en mi primer día en Japón, sino claramente una representación también holográfica de él). Todo lo que hacía era fijar el blanco y disparar, nada más (algo así como la auto-mira en los juegos de Metroid Prime o el llamado "objetivo-Z" en The Legend of Zelda). En verdad esto es aburrido..., aunque la doctora Akagi, Maya y Misato no se quejan... — Emm... Oiga, doctora Akagi, ya me aburrí. ¿Podemos terminar ya? - pregunté. En serio que ya me estaba aburriendo. - Llevo como media hora haciendo esto. ¿Y qué sentido tiene hacerlo? Es repetitivo a más no poder. — No exageres. Sólo van 23 minutos. Y el objetivo de esta prueba es afinar tu habilidad con armas de fuego. - me respondió la doctora, que volteó a ver a Maya. - Maya, ya sabes qué hacer. — Sí, doctora. Finalizando programa de simulación de combate. - dijo la operadora. Mi cápsula de inserción es retirada del simulador, y después me bajo. Misato me esperaba afuera. — Bieeen, Helio... Has mejorado mucho. — Sí, sí, de nada. - dije. — Bueno, ahora pasa a ver a la doctora Ikari. Recuerda, tu cita del día. Si te preguntas cómo es el despacho de la doctora, es simple: consta de escritorio con dos sillas, una enfrente (en la que me siento) y otra atrás (donde va mi psicóloga). También hay algunos cuadros con fotos. Además, hay algunos libros acomodados en un librero (obviamente) También tiene una gran ventana. Y continuando con el relato, dejo a Misato y las otras dos, para mi cita diaria. Llego unos minutos después. La puerta automática se abre y entro. — Oh, Helio. Llegas un poco temprano hoy. - me dice. — Pues sí. Le pedí a la doctora Akagi que si me dejaba irme algo temprano. Y aquí estoy. - le expliqué, aunque en realidad no le pedí nada a la otra doctora, sólo me quejé. — Bueno, siéntate, que vamos a empezar. - me invitó a sentarme, a lo que accedí sin dudarlo. Por si quieres saber lo que hago con la doctora, únicamente diré que hago lo mismo que con otros psicólogos, con todos los que he ido antes (e incluso con alguno con el que hayas ido). Le cuento cosas de mi día, de cómo me siento, de mis pensamientos y más. Aunque, sin embargo, también hablamos de mi experiencia en el EVA. Es la persona en quien más confianza tengo (sí, incluso más que Misato, que es mi tutora; o que Rei, mi compañera piloto y su hijastra). Después de un rato conversando (en serio que venir a Japón me ha ayudado con este tratamiento que tenía, ¡y lo mejor es que es gratis!), llega la hora de irme a la escuela. Mmm... Ahora que lo pienso, esto ya no me molesta tanto como las primeras veces. ¿Será que ya me estoy acostumbrando? En fin, que como ya se me ha hecho una costumbre, tomo el metro para subir a la superficie y, de ahí, llegar a la escuela (Rei no tiene que hcer este recorrido, ya que ella está lastimada y todavía no tiene que hacer estas pruebas). Al llegar, me voy directo al aula. Cuando entro, nada fuera de lo normal. Decidí sentarme y esperar un poco, ya que no podía sacar ninguno de mis celulares (olvidé mencionarlo, pero traía un celular cuando vine a Japón; además, Misato me dio otro, así que tengo dos celulares. ¡Qué bien!) ni mi 3DS de la mochila porque ya sabes quién va a aparecer. Ayanami estaba conversando con Shinji (a tal punto de parecer algo más que "hermanastros" o "hermanos") y Kensuke se grababa jugando con un avión de juguete (en este momento me decidí a sacar uno de mis teléfonos, el más moderno, y me dispuse a ver videos de Metroid, más precisamente para contemplar la cantidad tan masiva de dislikes que obtuvo el tráiler de Metroid Prime: Federation Force). La representante apareció y se puso delante de él. — ¿Qué sucede, jefa de clase? - preguntó él. — ¿Entregaste el informe escolar que te di, Kensuke? - le dijo ella. ¿Y qué es eso de "informe escolar"? No sabía nada de ello. — ¿Qué?... Bueno, fui... pero no había nadie en casa de Toji, Hikari. - aclaró. Cuando me acerqué, vi que había una especie de boletín, así que parece que estaba mintiendo. — Kensuke, ¿acaso no eres el mejor amigo de Toji? ¿No has preguntado por él? — No insinuarás que fue herido en la pelea del robot, ¿o sí? Al escuchar esas palabras de Aida, y parece que por instinto, la representante del grupo se puso enfrente de mí. — Eh... ¿Ocurre algo...? - pregunté. — Claro que sí. Destruiste una parte de la ciudad con tu jueguecito. ¿Acaso no pensaste que...? - me decía, pero un sonido la interrumpió. Llegó un chico que no conocía. Era un muchacho de piel algo morena, como yo, cabello y ojos oscuros y ropa deportiva. Supongo que será el tal Toji (aunque parece el típico bravucón de las series estadounidenses). — Hasta que al fin llegas, Toji Suzuhara. ¿Dónde estabas? - preguntó Hikari, confirmando mis dudas. — ¡A ti no te importa! ¡Por Dios! ¡Te he dicho que me dejes en paz! - contestó este, dejando ver su personalidad agresiva. — ¡¿Qué?! ¡¿Cómo te atreves a gritarme?! Esos dos parecen un matrimonio en conflicto. Se decían cosas como "¡Tú no eres mi madre para andar recriminándome mis tardanzas!" y "¡Pero soy la representante de la clase, así que debo encargarme de que todo esté en orden!". Me dio algo de curiosidad. Viendo que esos dos peleaban en serio, e intentando sacar algo de información, le pregunto a Kensuke (que en serio pienso que debe tener algo importante que decirme). — Oye, Kensuke, ¿tienes idea de por qué estos se odian a muerte? - le pregunté. — Claro que sí. Puedo contarte, si quieres. - respondió. — ¡Por supuesto! - respondí sin dudar. Kensuke comenzó con su relato. — Verás, hace un año, Toji y Hikari fueron novios. — ¡¿Fueron novios?! - dije algo fuerte, pero no grité como para llamar la atención de los "esposos" conflictivos. — Sí. Ella reservó sus sentimientos hacia él desde primer grado. Entonces, a principios de segundo, le confesó su amor, algo que, en mi opinión, es muy raro; no me lo tomes a mal, es sólo que nunca he visto que una chica haga eso. — De hecho yo sí, pero en caricaturas americanas. — Como sea, ambos sostuvieron una relación hasta hace un mes y medio, cuando terminaron abruptamente. — Vaya... - no me creía que terminaran un tiempo antes de mi llegada. — Sí. Toji nunca me dijo la razón por la que cortaron, pero ahora no soporta tenerla cerca, ni ella a él. Mientras pasaba esto, todavía parecía que Toji y Hikari que iban a matarse. Los demás, como Ayanami o Shinji, los miraban atentamente mientras se peleaban. De hecho, todos en el salón de clases los mirábamos con atención mientras conversaban. Quise interponerme en medio del pleito para tratar de calmarlos. — ¡Oigan, oigan, oigan! ¡Cálmense! - los separé y me puse en medio de ellos. — ¡No te metas! - me gritaron ambos a la vez y me apartaron. — Caray... Si en verdad parecen un matrimonio peleándose. - comenté, lo que provocó que la clase se riera y ellos se sonrojaran. — ¡Cállate! - volvieron a gritarme, enojados. Y ese par siguió con su pelea, claro, hasta que llegó el profesor. Vaya..., ella es tan bonita y, sin embargo, es demasiado seria. Me imagino que, si se diera el caso de que me pasara lo mismo que Toji (es decir, que acabáramos por salir y tener una relación), no duraríamos mucho. Suspiré ante tal pensamiento y puse atención en la clase, dándome vueltas de vez en cuando (y sin que el profesor se diera cuenta) para ver a la hermosa de Hikari, aunque ella no se diera cuenta de que la observaba. Tras un largo rato de otro monólogo sobre el Segundo Impacto (ya que de eso trata mayormente la clase de historia, al menos en Japón, porque en México no era tanto así), llegó el almuerzo. Como yo no traía nada otra vez, decidí ir a la cafetería (en el capítulo anterior no mencioné que había una. Bueno, ahora sí). Mientras iba de camino para allá, en el patio, fui sujetado por alguien y recibí un inesperado puñetazo. ¿Quién fue? Sólo un nombre: Toji. — ¡Oye, loco! ¡¿Qué te pasa?! ¡Yo no te he hecho nada! - le recriminé el golpe. — Discúlpame, novato, pero tenía que golpearte. Tenía que aliviar un poco de mi propio dolor. - comentó, limpiándose el puño tras la referida acción. Vi que a su lado estaba Kensuke (al parecer ambos son amigos). Volteo a verlo para ver si me dice algo. — Qué malo es, ¿verdad? Según él, su hermana fue lastimada hace tres semanas, cuando usaste al robot. Al menos, esa es su excusa. - me comentó el chico de lentes. — A mí no me culpes. Me obligaron a pilotear ese maldito robot... - susurré, provocando que el buscapleitos regresara rápidamente y apartara a su acompañante, jalándome de la playera. — ¿Qué fue lo que dijiste? — ¡Dije-que me obligaron-a pilotear-EL MALDITO ROBOT! ¡¿Por qué?! ¡¿Algún problema, colega?! - le grité aunque, por fortuna, no había nadie en esta zona del patio. Esta respuesta por parte mía hizo que me diera otro golpe en la cara, tirándome al suelo. — Vámonos, Kensuke. - le ordenó, y este se fue detrás de él como si se tratara de su siervo o mano derecha. Con ese lunático fuera de mi vista, logro levantarme, algo adolorido (realmente necesita a alguien como la doctora Ikari para controlar su ira, y mira quién lo dice). Me paso la mano por la cara para ver si me salió sangre, pero no fue el caso. Entonces me quedo mirando hacia donde se fue. — ¡¡Estúpido!! - le grité. Entonces sentí cómo alguien me tocaba el hombro con la mano. - ¡¿Qué?! - volteo velozmente para ver quién era. Se trataba de Ayanami, que al parecer se asustó con mi respuesta tan ruda. - Oh, Ayanami, eres tú. - le dije, y por cierto, parece que notó algo en mi cara. — ¡Por Dios! ¿Estás bien? - me preguntó. — ¿Por qué lo dices? - dije, extrañado. — Debes mirarte. En eso volteo a ver a una de las ventanas de al lado y lo descubro: un moretón en mi mejilla izquierda. — Un moretón... - comenté, pasándome la mano por esa parte de la cara. — ¿Quién te lo hizo? — Ese tal Toji Suzuhara. Ya me las veré con él. — Helio, creo que mamá te ha comentado que no debes hacer cosas malas. Tienes que hacerle caso. — Como sea... Y por cierto, ¿por qué estás aquí? — Hay una emergencia. — ¿Una emergencia? ¿Qué clase de emergen...? - decía, cuando comenzó a escucharse en la lejanía una sirena de alarma. — De esa emergencia estoy hablando. Un Ángel ha aparecido. Vamos. — ¡¿Un Ángel?! ¡Espérame! - le dije, ya que se había adelantado un poco. La seguí hasta el salón de clases, donde recogimos nuestras mochilas y libros, y seguimos a todos a la salida. Mientras que los demás se iban a distintos refugios (y, además, pude ver cómo los edificios principales se retraían hacia el subsuelo), nosotros tomamos una ruta diferente para encaminarnos al GeoFrente. Durante el camino, conversamos un poco para tratar de no desesperarnos. Pasando al nuevo del GeoFrente, veo que todos los edificios principales ya están colocados como se debería. Finalmente llegamos al cuartel general, y pensé que tardaría en llegar, pero por suerte Rei sabía cómo llegar (qué alivio). Al arribar precisamente a la sala de mando, observé en la enorme pantalla al siguiente objetivo: el Cuarto Ángel, un monstruo con cuerpo largo (de color morado en la mayor parte y carmesí en la zona de abajo y en la de arriba), una coraza que le daba apariencia insectoide y un par de brazos con las mismas características. Su cabeza tenía forma de pala y tenía dos "ojos". Además, su núcleo estaba cubierto por ocho patas segmentadas, parecidas a una caja torácica. En ese momento volaba horizontalmente, por lo que no se veía su núcleo. Maya, Shigeru (no Miyamoto) y Makoto ya habían analizado al Ángel antes de que llegáramos. Misato me ordenó que fuera a cambiarme, no sin antes que ella y la doctora Ritsuko Akagi notaran mi herida en mi cara. — Helio, ¿qué fue lo que te sucedió? - preguntó mi tutora, sosteniendo mi cabeza con su mano para — Un chico de la escuela lo golpeó y lo culpó de un accidente que tuvo su hermana. - le comentó Rei. — Gracias... - le comenté, algo enojado. — Se ve algo oscuro, pero creo que podría desvanecerse pronto. - comentó la doctora Akagi, haciendo lo mismo que Misato. — ¿Podrían dejarme en paz, por favor? - les reclamé, pidiéndoles que me dejaran tranquilo. Miré hacia la pantalla, donde se apreciaba al Cuarto Ángel volando sobre el océano y recibiendo una lluvia incesante de disparos de parte de las denominadas "Fuerzas de auto-defensa de Japón". Mientras lo hacía, la doctora Ikari bajó desde donde estaba (a un lado de su marido) y se acercó a mí. — Helio, ¿qué te pasó? - me preguntó. Parece que no había escuchado nada. Suspiré profundo y le conté todo. — Un chico de mi clase me golpeó y me culpó porque su hermanita resultó lesionada en la batalla que tuve contra el Tercer Ángel hace tres semanas. — ¿Qué? Oh, santo cielo... — Descuide. La doctora Akagi me dijo que tardará un poco en desaparecer. — Me gustaría poder atender a ese muchacho, pero no puedo. — << ¿No puede? ¿Acaso sólo está disponible para atenderme a mí y nada más? >> - pensé. — Helio, no quiero que ese conflicto que tuviste en la escuela te haga sentir mal. Eso que sucedió no fue tu culpa, y ya lo has visto. — Sí, lo sé. - respondí, ya que he visto un video en donde se demuestra la batalla que hubo entre el Ángel anterior y yo, donde me dieron los datos. — Bueno, ve. No permitas que ese Ángel llegue hasta Lilith. - me motivó. — ¡Sí! - accedí finalmente, y fui a ponerme el traje de conexión. Mientras voy a los vestidores, Rei se queda junto al comandante, la doctora Ikari y el señor Fuyutsuki en la parte superior de la zona de mando (ambas subieron. Ayanami no puede pilotear el EVA obviamente porque está lastimada). Si te preguntas cómo son, sólo quiero que te imagines dos filas de lockers de cada lado de la sala, con una banquilla para sentarse. Pues bien, volviendo al tema, guardé mi mochila y mi ropa en el locker correspondiente y me puse mi traje de conexión. Acto seguido, voy a la jaula del EVA-01 para abordarlo. Tras entrar y que la cápsula de inserción sea, pues, insertada, la misma es llenada de LCL, un líquido anaranjado que sirve para sincronizar (y que, de hecho, he usado desde que llegué a Japón, pero se me olvidó mencionarlo. Ups). Ya en el interior del EVA y sincronizado, me doy cuenta de algo: estar ahí me hace sentir... relajado, calmado, tranquilo. Muy extraño... ¿Será que también me he acostumbrado al Evangelion? Mientras, en la sala de mando, Misato ordena que el EVA sea lanzado hacia la superficie para interceptar al enemigo, puesto que ya había llegado a la ciudad y se disponía a atacar. Además, ya había una ruta fijada que daba directo al campo de batalla. — ¡Lanzamiento! - ordenó. La unidad 01 salió despegada hacia la superficie y apareció desde el interior de un edificio falso en el centro de la ciudad. Tras salir de allí, busqué rápidamente un arma en otro edificio cercano. Tome el arma y apunté contra el Ángel, que retrajo sus "costillas" para que sirvieran a modo de escudo. — ¡Fuego! - dije, y comencé a disparar. Comencé a disparar como un loco hacia el Ángel. No sabía si me quedaría sin munición (o si el arma funcionaba a base de energía, como pasa con el rayo normal de Samus Aran), pero seguí insistiendo y disparando con determinación (y algo de ira, ya que todavía tenía ese sentimiento) Todos los disparos que lancé terminaron por formar una gran nube de humo. — ¡No dispares tantas veces seguidas! ¡No podrás ver al enemigo! - me dijo Misato. Y era cierto. La cantidad de humo producto de la gran cantidad de disparos no me dejaba ver nada. Como estaba demasiado concentrado en tratar de ver algo detrás del polvo, los tentáculos rosados del Ángel aparecieron desde atrás y me tomaron por sorpresa (básicamente me tomaron muy desprevenido). El edificio por el que vine y mi arma fueron cortados, por lo que busqué un refugio. — ¡Helio, toma un Rifle de Asalto de repuesto! - me comentó de nuevo mi tutora. Una nueva arma apareció en otro edificio, pero por desgracia no pude tomarla. Lo que hizo el Ángel fue atacarme otra vez, pero no me golpeó a mí, sino a algo más importante: el cable umbilical, que es el acceso a la energía que usa el EVA (porque aún no pueden construir alguna fuente de energía ilimitada que no dependa de la electricidad). Alcancé a ver cómo el cable caía en la calle. Esto hizo que se activara la batería auxiliar del Evangelion, que funciona durante un minuto a máxima potencia, cinco al mínimo y creo que dieciséis en actividad nula (o sea, estoy sincronizado pero no me muevo ni hago nada. Digamos que sólo funciona para mantenerme vivo). — ¡Cable umbilical cortado! - advirtió Makoto. Viendo mi distracción, el Cuarto Ángel intentó atacarme nuevamente con sus látigos de energía, e intenté esconderme detrás de un edificio que fue cortado en pedazos, justo como el que servía de conexión entre la superficie y el GeoFrente. El Ángel me tomó de un pie y me arrojó bastante lejos, hacia un monte. — ¡Helio! ¿Estás bien? ¡Informe de estado! - exclamó Misato, alarmada por lo que me pasaba. Al intentar reincorporarme, miré hacia un lado y observé muy cerca de mí (en la colina de al lado de donde caí) a tres personas muy familiares: Toji, Kensuke y Hikari. Los tres me miraban aterrados. — << ¡¿Pero qué mierda hacen aquí?! ¡¿No debían estar en un refugio?! >> - pensé, alarmado. — ¿Quiénes son esos muchachos? - preguntó Misato, pues aún no los conocía. — Son tres de los nuevos compañeros de clase de Helio. - le contestó la doctora Akagi tras ver sus imágenes en un ordenador. — ¿Pero qué están haciendo ahí? - volvió a decir la teniente. El Ángel vino hacia mí, siguiéndome, y me atacó nuevamente con sus látigos. Intentando proteger a mis compañeros (sobre todo a Hikari, obviamente), sostuve sus tentáculos. Sentía como si mis manos se derritieran, como si me estuviera quemando. — Helio, abre la cápsula mientras mantienes esa posición. Deja que esos tres entren. - me ordenó mi capitana, algo que no me esperaba para nada. — ¡¿Qué?! ¡¿Quién lo ordena?! - preguntó la doctora de cabello rubio con un lunar en forma de lágrima en su mejilla izquierda (lo sé, siempre olvido mencionar algo), exaltada. — Yo lo ordeno. — ¿Comandante Ikari? - le dijo la doctora rubia al comandante. — Haga lo que sea necesario. - respondió el regidor de NERV, con su esposa y Ayanami todavía a su lado junto a Fuyutsuki. Bajo órdenes de Misato, o mejor dicho, del comandante Ikari (bueno, bueno, de ambos), dejé que los tres entraran a la cápsula. — ¡Ustedes tres! ¡Entren, rápido! - dijo Misato por megafonía (supongo) a los que andaban de testigos, quienes no dudaron en entrar. — ¿Qué es esto? ¿Es agua? - exclamó Toji. — ¡Mi cámara! ¡Mi cámara! - exclamó Kensuke. — ¡Oh, no! ¡Mi cabello! - exclamó Hikari. Los tres me observaron batallando y esforzándome para retener al Ángel. Estaban sorprendidos. — ¡Hay fallas en los sistemas de conexión! ¡Las mentes exteriores están rompiendo los circuitos! - alertó la doctora Akagi, viendo esto en un monitor. Ya con todos adentro, arrojé al Ángel a la lejanía. Las manos del EVA estaban quemadas y, por ende, yo sentía lo mismo en las mías. Estaba respirando para controlarme. — ¡¿Pero qué te crees que haces, novato?! ¡Sácanos de aquí! ¡Ahora! - me ordenaba Suzuhara. Como si le fuera a hacer caso. — ¿Qué carajo... hacen aquí? ¿No se suponía que debían estar resguardados en el refugio? - les pregunté, pues no me creía su presencia en medio de una batalla. — Vine a asegurarme de que estos dos no cometieran alguna estupidez, pero parece que caí. - explicó Horaki su presencia. Después volteó a ver a Toji. - Yo creo que ya lo has hecho sufrir bastante, Toji. — ¡¿Y a ti quién te habló, bruja?! — ¡¿Cómo?! Toji y Hikari comenzaron a pelear nuevamente, pero esta vez adentro de la cápsula, con Kensuke tratando de separarlos. A su vez, Misato también entraba en la charla, intentando hacer que todos se callaran. El mal humor que tenía desde que me topé a ese lunático, combinado con todas las voces de la discusión, provocaron que el vaso se derramara, que explotara.
Tras mi discurso, me lancé contra el Ángel, a pesar de lo letales que pueden llegar a ser sus tentáculos. Por cierto, debido a la respuesta que di, Misato exclamó muy molesta: — Qué muchacho tan grosero... Regresando al tema de la batalla, cuando ya iba deslizándome colina abajo (y haciendo bastante daño a mi alrededor. Vaya que soy malo), el Ángel trató de atacarme con sus tentáculos nuevamente. Logré esquivar uno, pero el otro atravesó el costado derecho del EVA y comencé a sentir el horrible ardor otra vez, pero ahora en mi cuerpo y no en mis manos (en serio que era insoportable, y hasta creo que el LCL estaba burbujeando, asustando a mis tres acompañantes). Lleno de ira, saqué del alerón derecho del EVA mi cuchillo progresivo, un arma utilizada en combates cuerpo a cuerpo y que vibra a velocidad supersónica, lo tomé con la mano izquierda y lo clavé furiosamente en el núcleo del Ángel, rompiendo todas sus "costillas" en el progreso (hasta yo me sorprendí, pero la rabia le ganaba a la sorpresa, por desgracia, y esto se hacía muy evidente). — Faltan diez segundos. - dijo Maya, lo que hizo recordarme que tenía un límite de tiempo. Mantuve el cuchillo progresivo clavado en el núcleo del Ángel costara lo que costara, incluso si implicaba sufrir un ardor inmenso (y sí, era muy inmenso). 5..., 4..., 3..., 2..., 1. El EVA se desactivó, pero afortunadamente, logré aniquilar a mi oponente, que se desintegró, y sus látigos se solidificaron y cayeron al suelo, rompiéndose. — Lo... logró... - suspiró la doctora Akagi, impresionada. — Ese niño se las va a ver conmigo en cuanto regrese aquí. Se las va a ver conmigo... - exclamó Misato, muy molesta. Por otro lado, regresando conmigo, la visión hacia el exterior se apagó, dejándonos a todos completamente a oscuras. Además, los tres estaban mirándome, sin saber qué hacer o qué decir. — Les suplico... que me perdonen. Yo no quería... gritarles de esa manera, pero... pero... - dije a mis acompañantes tras la batalla, y no pude evitar comenzar a llorar, y no solamente por el ardor que aún sentía, sino también porque me arrepentía bastante de haberles gritado antes. Como dije, comencé a llorar. Toji empezó a sentirse culpable, y Kensuke notó esto, por lo que lo incitó a acercarse para disculparse, mas este no quiso acceder por orgullo. La única que se acercó a mí fue Hikari, que se acomodó al lado mío e hizo algo que no muchos suelen hacer (sobre todo porque lo evito): me abrazó para intentar tranquilizarme (parece que Hikari no es tan seria como la veía, al menos no tanto). Usualmente habría hecho lo que sea con tal de apartarme de ella, pero en este caso quería que alguien estuviera a mi lado. Necesitaba... calor humano... Si antes tenía a mi madre, ahora estoy... solo. — << Por favor, que alguien me saque de aquí. >> - dije mientras lloraba. Solamente quería salir de ahí, regresar a México y tener mi vida de antes. Sólo pedía eso. |
Capítulo 5
|
---|
Corazón cerrado |
El día de hoy es lunes 22 de junio de 2015. El Sol se ha puesto y pronto va a oscurecer. En este momento ya me encuentro en la comodidad de mi casa, sana y salva luego de lo que viví. Este día ha sido de locura, ya que terminé por seguir al par de loquitos mientras grababan cualquier cosa (ese fue un gran error de mi parte), la parte donde me subí junto a ellos a ese enorme robot que vi varias veces en las noticias y, sobre todo, por lo que pasó con el pobre de Helio esta tarde. Verlo sufrir de esa manera contra ese monstruo gigante ha hecho que mi manera de observarlo sea diferente. Aunque no lo conozco demasiado, pienso que es alguien valiente y que hace cosas que los demás no harían (nadie querría enfrentarse a esa clase de aberraciones, de todas formas). Mientras pienso sobre lo que pudo haber pasado con él, me siento en mi cama. En lo que respecta a lo que le sucedió antes de la evacuación y la batalla, eso sí que no lo sé, pero espero que no le haya ido mal. Un par de minutos después, me levanto de la cama y me asomo por la ventana, pero me llevo una gran sorpresa al ver a alguien muy familiar en la calle: era Helio, e iba cabizbajo caminando en solitario hacia quién sabe dónde. ¿Qué le había pasado? ¿Qué hace vagando por aquí ahora que va a anochecer? ¿No se supone que vive en un apartamento? No sabía por qué estaba solo (debido a que cuando lo conocí vi que llegó en compañía de Rei Ayanami), pero no permitiré que deambule por ahí como si se tratase de un vagabundo. Bajo hasta la puerta de mi casa, me pongo los zapatos y salgo a la calle. Llego a una distancia relativamente cercana a él y le grito. — ¡Helio! ¡Por acá! - le exclamo para hacer que me mire, y lo consigo. Cuando logro que me vea, observo que tiene una expresión de tristeza y desánimo en su cara. No lo entiendo. ¿Le habrá pasado algo malo después de haberme puesto a salvo? — ¿Qué haces por aquí a estas horas? ¿Sabías que ya va a anochecer? - le dije. — Por favor, no quiero tener más regaños el día de hoy. Si antes de estar aquí tuve una reprimenda muy fea. — ¿Qué? ¿De qué hablas? — Mira, no quiero entrar en detalles. ¿Sabes qué? Mejor deja que me vaya. No quiero molestarte. Comienza a alejarse de mí para proseguir con su caminata sin rumbo. Lo tomo del brazo para que ya no se aleje. — No. No dejaré que te vayas. - le digo. — ¿No se supone que me consideras alguien molesto en el aula? - me preguntó. — Yo nunca te he dicho eso, sino que eres algo desordenado, y no te quedas a asear el salón. — Es que... me da flojera. — En serio que a los mexicanos les hace falta ser más productivos. — ¡Oye! ¡Por si no lo sabías, México se ha convertido en una potencia mundial desde hace años! ¡No digas que no somos productivos! — Cálmate. No quise decir que todos los de tu país sean así. Más bien me refería a que necesitas aprender a ser productivo. — Como sea, no me siento con ánimos de hacer nada. - me dijo de nuevo con desánimo. — Anda, pasa. - lo invité a pasar. Hago que pase, ya que no quiero que parezca un vagabundo. Le digo que se siente en uno de los sillones de la sala, y lo hace como si no tuviera otra cosa que hacer (en serio que ese estado de ánimo que tiene me preocupa). Al sentarse, inmediatamente apoya sus codos en sus rodillas, y suspira, todavía con esa expresión. Como veo que no funciona, le pido que vaya arriba, a mi habitación. Antes de subir, se detiene a contemplar un par de fotos de mis hermanas y yo. — Eh... Disculpa. - me dijo con algo de timidez. — ¿Sí? - le respondo gentilmente. — ¿Podrías decirme quiénes son ellas? — La niña es mi hermana menor, Nozomi; y la mayor es... — ¿Tu madre? - me interrumpió. — ... No, no es ella. Mi madre murió cuando yo era pequeña. Ella en realidad es mi hermana mayor, Kodama. — Oh, ya veo. Perdona si llegué a incomodarte con mi pregunta. No era mi intención. — No, no pasa nada. Esa palabra..., "madre"..., me provoca un nudo en la garganta. ¿Por qué? Lo explicaré a fondo. Verás, durante el terrible periodo de guerras entre el 2000 y el 2008, nuestros padres murieron cuando el antiguo Tokio fue destruido por una bomba atómica lanzada por los Estados Unidos en noviembre de 2007 (porque tal parece que los presidentes de ese entonces tuvieron un pleito entre sí y, bueno, ya sabes cómo terminó, sumado a que el nivel del mar aumentó). Ellos estaban allí, haciendo compras, cuando la desgracia ocurrió. Las tres quedamos huérfanas, pero hacíamos diferentes actividades: Kodama es quien trabaja, Nozomi trata de llevar una vida normal, pues es la menor, y yo... me encargo de prepararles la comida, acomodar sus cuartos y demás labores de la casa. Básicamente soy como una ama de casa. Pero... no sé... cómo expresarlo adecuamente, ya que prepararles la comida y todo lo que hago por ellas me hace como si... como si fuera su madre (o mejor dicho nuestra madre, que tanta falta nos hace...). No me gusta pensar en ese tema, así que lo dejo. Ya había conseguido que Helio subiera a mi recámara, donde vi que se acostó en mi cama como si fuera la suya (será aprovechado). Lo noté con la misma expresión cabizbaja. ¿Cómo le haré para que quite esa expresión de su rostro (en serio, no me gusta verlo así)? Como ya estaba un poco cansada, me siento en mi cama, a un lado de él. Regreso a mirar a Helio otra vez y veo que no quiere hablar. Sólo veo que se acurruca a un lado mío, se acomoda, lo cual me extraña un poco. — ¿Qué ocurre? - le pregunté, esperando alguna respuesta. Lo único que hizo fue mirarme a los ojos. Comenzaba a pensar en lo que quería decirme. — ¿Quieres recostar... tu cabeza en mis piernas...? - le dije con curiosidad. Él sólo se limitó a verme otra vez (ya que desvió su mirada hacia un lado). Apoyó su cabeza en mi pierna izquierda. Parece que sí quería hacerlo, ¿pero para qué? — ¿Y ahora... qué quieres que haga? Tomó mi mano izquierda (que la tenía apoyada en la cama junto con la otra) y la puso en su cabeza. No sabía qué quería que hiciera (ya que no me decía nada), hasta que me indicó que le acariciara el cabello. Supongo que esto funciona para calmarlo. Él me dijo que efectivamente sirve para eso, aunque no me dijo el origen de ese método, seguro que es de algún familiar suyo. Entonces me comenzó a contar. — "Un rato después de haberlos dejado a ustedes tres tras la batalla contra el Ángel, fui reprendido duramente por mi capitana, Misato Katsuragi. Me sentía realmente mal por lo que dije durante la pelea y quería disculparme. Con ustedes no tuve problema, ya que lo había hecho, pero con ella... — Has ignorado la orden de retirarte cuando te lo mandé. No fue nada agradable. — Sí. — Y encima de haber desobedecido mis órdenes, te has atrevido a levantarme la voz. — Sí. — Como tu superior, tienes que obedecer a todo lo que yo diga. ¿Ha quedado claro? — Sí. — ¡Y deja que decir que sí a todo! — Sí, Misato, te comprendo perfectamente. Sé que he desobedecido, pero está bien, porque soy un piloto de EVA y sólo sigo órdenes. Únicamente soy un piloto y soy el único que puede hacer esto. Se enojó al punto de irse directo al apartamento, pero me abandonó. No pude disculparme con ella. Por eso tuve que viajar yo solo, pero me perdí, llegando aquí de pura casualidad. De hecho, hasta tenía intenciones de escapar de la ciudad, hasta que me encontraste." No se me ocurría nada que decir. Pensar que yo fui parcialmente responsable de lo que le ocurrió me hace sentir mal. Sabía que no debí haber seguido a esos dos, pero lo hice, y me vi envuelta en todo esto. — V-vaya, Helio..., no pensé que tu tarde fuera tan... pésima. - le dije. — Sí, lo sé. Pero, ¿sabes?, me alegra que haya dado aquí, contigo. - me comentó, poniéndome algo... extrañada. —¿Qué? ¿Por qué? — Porque, desde que te vi, sentí que eras alguien diferente, distinta a las demás chicas del salón o que he visto. Mira, sé que nos conocemos desde hace tan sólo tres semanas, y mi impresión tal vez no es muy buena para ti, pero..., siéndote sincero, considero que eres alguien muy responsable y dedicada a tu papel como representante de la clase, aunque seas un poco estricta. — V-vaya... Pues... gracias por los halagos. - le contesté mientras aún le pasaba la mano por la cabeza. Me alegré al saber que ya se había calmado un poco. — ... Y también creo que eres bonita. Con esa última frase suya, detengo mi mano. No lo podía creer. Él me consideraba bonita... — G-gracias... - respondo, sonrojada. — No es... nada. - dijo él, apenado. Continuamos con esa rutina de pasarle la mano por su cabello durante un buen rato. Vi que ya se había calmado del todo, lo cual me alegró. Un rato después, ya entrada la noche (siendo pasadas de las 7 de la noche), me quito el uniforme y otra ropa más cómoda. Voy a la cocina para preparar la cena. Para este punto, mis hermanas ya habían llegado, así que les digo que se sienten en la mesa. También veo que ellas se le quedan viendo a Helio, ya que no lo conocían. — Ah, claro. Se me olvidó. Hermanas, él es Helio Cabrales. - se los presenté. — Hola. - lo saludó Kodama. — ¡Saludos! - lo saludó Nozomi, siendo muy enérgica. — Ho-hola. - les devolvió el saludo con algo de inseguridad. — Vamos, Helio, siéntate. Tú también vas a cenar. - le digo. — ¿Estás segura? ¿Y qué hay de ti? — No te preocupes. Yo también voy a cenar. En cuanto la cena está lista, la sirvo en varios platos para todos (ahora no seremos "todas"). No me parece que haga falta describir lo que comimos, pero sobra decir que mis hermanas me agradecieron el haber hecho esto, mientras que Helio... se quedó callado. Después de terminar, me dispongo a lavar todo lo usado, mientras que el perdido se acercó a mí y se quedó mirando. — ¿Ocurre algo? — En serio pareces toda una madre de familia. — Es que... procuro que todas las cosas estén en orden. — Bueno, pues se nota tanto en la escuela como aquí. — Gracias. Más entrada la noche, llega la hora de dormir. Me cambio de ropa nuevamente y me pongo mi pijama. Además, me suelto el cabello. — H-hey, no sabía que tenías pijama. - me dijo. — Pues sí, la tengo. ¿Acaso tú no tienes una? - le cuestioné. — Sí, está en el apartamento donde vivo, así que ya sabes que no puedo ir a por ella porque no sé cómo llegar. Como no quería que Helio durmiera en el piso (porque, si recuerdas o tienes conocimiento, los japoneses solían dormir en el piso), dejo que se acueste conmigo (no vayas a pensar mal de esto, por favor), pero veo que no quiere hacerlo. — ¿Qué pasa? — No quiere molestarte con mi presencia, y mucho menos si me tienes a un ladito. No quiero parecerme en eso a Toji. — No, no me molestas en lo absoluto, no te preocupes. — Pero... me incomoda acostarme junto a una chica... — No pasa nada. Anda, acuéstate. — D-de acuerdo. Al fin logré que se acostara. Pero no teníamos tanto sueño aún, así que decidimos conversar sobre lo que había pasado la tarde de hoy. En medio de la charla, noté que comenzó a mostrar dificultades para expresar algo. — O-oye... — ¿Sí? — ¿Recuerdas lo que te dije... en la tarde? — ¿Qué cosa? — Que te dije que eras bonita. — Ah, sí. Lo recuerdo. — Es que... quería que supieras que, aparte de bonita, considero que eres... hermosa. — Oh, pues... gracias... - agradecí nuevamente. Estaba por presintir algo. - ¿Algo más? — No, eso era todo. Y ahora, me voy a dormir. Aunque va a ser extraño hacerlo sin lavarme los dientes, aunque me salga sangre. — ¡¿Te sale sangre al lavarte los dientes?! - exclamo, asustada. — Nah, descuida, no es para tanto. Y ahora sí, a dormir. Buenas noches. Por un momento pensé que me diría algo más, algo que no me han dicho en mucho tiempo. Me duermo también Durante la noche, tengo un sueño. Estaba yo sola, en medio de una inmensa oscuridad. No había nadie ni nada, excepto únicamente yo. De repente, una figura gigantesca aparece de la nada. Era el robot que Helio manejaba, que él me comentó que se llamaba "Evangelion unidad 01". Sin embargo, este tenía los ojos rojos, como si fuera malvado. De repente, este robot levanta su pie izquierdo y amenaza con aplastarme. En eso, mis hermanas aparecen a mis lados, y en la cabeza del robot se manifiesta una versión malvada de Helio, que se reía como un loco. Este, sin dudarlo, lo hace. Por mi parte, sólo grité. Entonces despierto a la mitad de la madrugada.asustada, con la respiración agitada y el corazón acelerado, además de que sudaba. Veo entonces a Helio, que dormía plácidamente. Me levanté a echarme agua en la cara y me miré en el espejo. — Uf... Ese robot me sacó un buen susto. - me dije a mí misma mientras me veía reflejada. Entonces regresé a acostarme. Día martes 23 de junio de 2015. Son las 8:02 a.m. No he despertado muy bien, ya que mi sueño se vio interrumpido. Por otra parte, Helio dormía como un bebé, sin inmutarse porque me quité de su lado. Viendo todo esto, me baño y me pongo el uniforme escolar, ya que entro a clases a las 10 de la mañana. Después, a las 8:45, hago de desayunar para Kodama y Nozomi. — Oye, Hikari, ¿no piensas cocinarle algo a tu novio? - me preguntó mi hermana mayor, haciendo que reaccionara apenada. — ¡Ko-Kodama! ¡No empieces! Además, está dormido. — Oye, no te enojes, hermana. Es sólo que como los noté algo cerquita hace rato, creí que... — ¡¿Qué?! ¡No! ¡No es lo que tú crees! - respondí, sonrojada. Ahora sí me puse nerviosa por eso que acababa de decir. — Kodama, creo que deberías dejarla en paz. Tan sólo mira lo roja que se ha puesto. - dijo Nozomi, viendo mi estado. Me alejé un poco para respirar. Posteriormente, desayuno yo también. Después, luego de un rato, todas nos vamos a diferentes partes, mis hermanas a sus respectivas ocupaciones (Kodama lleva a Nozomi hasta su escuela para posteriormente dirigirse a su trabajo) y yo a la escuela (no sin antes dejarle una nota a Helio diciéndole que todas nos habíamos ido, pero que le dejé el desayuno y que hiciera lo que quisiera, menos abandonar la casa). Ya fuera del rango de visión de mis hermanas, y dentro de las instalaciones del colegio, cambio de personalidad. ¿A qué me refiero? En mi casa me preocupo por mis hermanas como si fuera la madre que a todas nos falta, pero en la escuela tengo que actuar como una chica seria. Ahora que lo pienso, siempre se la pasan llamándome así, "seria", y es por esto que no tengo amigos ni amigas. Lo único que me preocupa es que el resto de la clase cumpla con sus deberes, desde alinear los pupitres hasta limpiar el piso (algo que el despistado de Helio siempre evita al salir corriendo. Odio que haga eso). Hablando precisamente de Helio, sé que Rei Ayanami es alguien cercano a él, por lo que me decido a hablar con ella. Sin embargo, no puedo hacerlo durante la clase para no dar un mal ejemplo, así que espero hasta que sea hora del almuerzo. — Oye, Rei... - digo, acercándome a ella, quien por cierto, estaba con Shinji Ikari. — ¿Sí, jefa de clase? - me respondió. — ¿Puedo hablar contigo afuera, en el pasillo? Es sobre algo importante. — S-seguro. Ambas caminamos al pasillo y, mientras nos dirigíamos hacia allá, noté que Toji se veía diferente, como... sintiéndose culpable (creo que es lo que se merece después de haberle provocado ese moretón a Helio). Ya afuera del salón, para evitar que todos escucharan, hablé con ella. — ¿Qué es lo que sucede, Hikari? - inició ella. — ¿Han estado buscando a Helio? — Sí. Mamá y mi capitana han estado preocupadas, ya que no se presentó ni a su apartamento ni a su terapia. — Pues... yo sé dónde está él. — ¿En serio? ¿Dónde? — Está en mi casa. - le dije en voz baja para que el resto de la clase no pensara mal, aunque estemos afuera podrían escuchar algo, incluyendo a Toji y Kensuke. — ¿En tu casa? - también comenzó a susurrar. — Me lo encontré cuando iba a oscurecer ayer. Me contó que tuvo un pleito con una tal Misato Katsuragi y lo dejó a su suerte. El pobre se perdió y dio conmigo. — No puedo culparla. Él le gritó durante la batalla, pero no creo que un castigo justo sea abandonarlo y dejar que él regrese solo. Ninguna madre ni tutora haría eso. - dijo otra vez esa palabra, "madre". Y sí, también concordaba con ella. — Sí, pero... ya sabes, Helio posee un... corazón cerrado. - comenté, poniendo mi mano derecha en mi pecho. — ¿"Corazón cerrado"? ¿A qué te refieres? — No puede expresar sus sentimientos con facilidad. Piensa que sólo es un estorbo, que no pertenece aquí. — Sí, lo he notado. Mamá también me lo ha dicho. Como sea, te agradezco que me hayas dicho dónde está Helio. Le informaré a Misato después de clases. — ¿Sabes qué? Creo que mejor iré yo misma a decirle. Sólo dame la dirección. — ¿Qué tal si mejor me acompañas? — ... Seguro. Bueno, mejor volvamos al salón. Sigamos almorzando. — Sí. Antes de regresar al interior del aula, me comentó algo rápido. — Oye, ¿y por qué actúas de esa manera, Hikari? - me preguntó. — ¿A-a qué te refieres? - le dije, pues no entendía a qué se refería. — No estás actuando tan seria como siempre. ¿Tiene que ver con Helio? — Yo... creo que sí. Pero mira, no entremos en detalles. Mejor volvamos. - le respondí, algo apenada, pero ya finalmente entramos. Y así pasó el resto de la tarde, en donde no pude evitar pelear con Toji otra vez durante lo que quedaba del almuerzo. ¡Argh, no lo soporto (además de que nos dicen que parecemos un matrimonio en conflicto)! Ahora que lo pienso, te estarás preguntando por qué lo odio tanto, ¿no? La historia es algo larga, pero la narraré. Ya has escuchado que él y yo fuimos novios durante un tiempo. Antes de eso, era demasiado tímida. No me sentía capaz de revelarle lo que sentía por él (cuando en otras culturas esto es visto como algo raro). ¿Y si él no sentía lo mismo por mí? Sí, sé que el hombre suele hacer eso, pero en mi caso fue diferente. Cuando finalmente le revelé mis sentimientos, él también hizo lo mismo conmigo. Me sentía tan... sorprendida. A partir de ese momento fue que comenzamos a salir. Le llevaba el almuerzo para la escuela en un bento (o sea, la cajita donde los japoneses llevamos la comida), comíamos juntos, incluso le regalé una figurilla de madera suya que yo misma le hice; además, cuando tuvo que ser llevado al hospital, lo visité constantemente (e incluso lo llevé a mi casa varias veces, donde conoció y convivió con mis hermanas). El problema de Toji es que... era demasiado inseguro. Había días en las que se enojaba bastante. Pero un día, todo llegó a su límite... — ¿Sabes qué? ¡Esto se terminó! ¡No soporto estar cerca de alguien tan celoso como tú! - le dije tras otro de sus ataques de ira. — ¡Ah, claro! Eso es lo que podía esperar de ti. ¡Te preocupas más por tu deber que por lo que sienta, ¿verdad?! — Oye, cálmate. Sólo te dije que... — ¡No me digas que me calme! ¿Sabes qué? ¡Prefiero que te vayas a hacer de madre de familia, que es lo mejor que sabes hacer! Esa fue la gota que derramó. Como ya dije, esa palabra me llega al alma, pero no soporto escucharla de esa manera tan grosera. No pude evitar sentirme mal, muy mal. Entre sollozos y lágrimas, le di una bofetada y lo abandoné. Desde ese entonces nos odiamos. Ahora que ya sabes lo que sucedió, y para evitarme algún posible problema emocional, regreso a la realidad. Al caer la tarde y terminar las clases (y asear el aula, por supuesto. Yo misma supervisé y participé en la actividad), acompaño a Rei hasta el edificio donde vive. Ella me guía hasta el apartamento exacto donde vive Helio, cuya puerta lleva la placa "M. KATSURAGI". Toco el timbre y a los pocos segundos se abre la puerta (automática, por cierto). Finalmente conozco en persona a la tal Misato Katsuragi. Cabello morado, un vestido oscuro algo apretado, un chaleco rojo y... venía acompañada... de un pingüino. — Vaya, veo que debes de ser una compañera de Helio. Si vienes a buscarlo, no está. De hecho, no sé dónde se encuentra. - me saludó. — H-hola, soy Hikari Horaki. Debería recordarme por el incidente de ayer. - me presenté. — ¡Ah, claro! Tú eras una de esos tres muchachos que estaban en la montaña. — Emm, sí. Veo que me recuerda. — ¿Qué es lo que necesitas? Le conté la historia que me relató Helio sobre lo que pasó. Noté que se sentía mal por lo que le hizo. También le di mi dirección, ya que dijo que enviaría a alguien por él a la mañana siguiente. Algo que igualmente notó de mí es que no podía dejar de voltear a ver a su mascota, que según me dijo, se llama "Pen Pen". Después de unos minutos conversando, me dijo que el día siguiente enviaría a alguien a recoger a Helio y que hablaría con él personalmente para disculparse. Así pues, me despedí y regresé con Rei, que me esperaba. — Gracias por traerme, Rei. - le agradecí. — No pasa nada. — Creo que el problema va a ser regresar a mi casa, je, je. — Espero que puedas regresar sin problemas. — Gracias. Hasta mañana. - me despedí de ella, y me fui del edificio. Un rato luego de haber salido de la edificación, y sabiendo dónde me vivía, pude encontrar la forma de llegar a mi casa. Al llegar a ella y subir a mi recámara, observé que Helio estaba utilizando mi laptop (sí, se la presté, pero solo ve cosas normales, como Facebook). — Eh, ¿Helio? - le dije. — Ah, sí, hola. - me respondió, pues estaba concentrado jugando. Veo que el Internet lo mantiene entretenido. — ¿Por qué llegaste tan tarde? Hasta Kodama y Nozomi se extrañaron de eso. - me cuestionó. — Oh, es que... tuve que quedarme... a hacer... algo importante. - mentí. — Mmm... Oh, bueno. Por lo menos ya no está triste, y eso me alegra mucho. He notado que su confianza ha regresado, y eso me agrada (tan sólo espero que no olvide leer el boletín escolar que le traigo). A la hora de dormir, observé que ya no se veía deprimido, aunque sigo viendo que se apena de tener que estar a un lado mío. Igual que... bueno, ya sabes. A la mañana del día siguiente, 24 de junio de 2015, que era miércoles, como a eso de las 9 de la mañana, alguien tocó a mi puerta. Como ya me había cambiado y puesto el uniforme, voy a abrir. Eran cinco hombres vestidos de traje, muy formales, y con anteojos oscuros incluidos. — Disculpe, señorita, pero recibimos el informe de que está proporcionando refugio en su domicilio a uno de los pilotos de NERV. - me dijo uno de ellos, el de enfrente. — ¿Hablan de Helio? Él... Él está... - intenté decirle, pero Helio apareció detrás de mí. — ¿Me hablaban? - dijo. — ¿Eres Helio Cabrales? — Sí. ¿Por? — Somos agentes de inteligencia de NERV. Venimos a llevarte de vuelta al cuartel general. — Descuiden. De todas formas, ya tenía pensado regresar allá. — En ese caso, por favor acompáñanos. La teniente Katsuragi quiere hablar contigo. Antes de irse, me miró por última vez y, con una cara que parecía indicar traición, me dijo: - Maldita chismosa... Ya no me soportas aquí, así que me delataste con Misato, no sé cómo. Y yo que empezaba a confiar en ti. Esa frase me dolió. No entiendo. Yo no quería que se pusiera de esa manera. ¿Qué hice mal? Mientras que me llevé las manos al pecho, mis hermanas aparecieron, siendo que Kodama se veía algo... nerviosa. — Hermana, ¿quiénes son esos hombres de negro? - preguntó Nozomi. — S-sí, ¿quiénes son? - preguntó Kodama, ansiosa. ¿Qué estaría ocultando? — Son miembros de NERV. Por favor, entren a la casa. - les digo, y ellas acceden, quedándome sola. NOTA: A partir de aquí, la historia ya no es narrada por Hikari y pasa a ser contada por Helio. Lo que faltaba, ahora Hikari también se me ha lanzado encima chismeando a Ayanami dónde estoy (probablemente). Y yo que ya le agarraba confianza... Es por eso que nunca confío ni confiaré en nadie. Ahora todos están en mi contra. Hmph. Como sea, los hombres vestidos de traje negro me llevan a un automóvil (algo largo, pero no tanto como una limusina) en el que llevarán al GeoFrente. Antes de que el coche avance, miro por última vez a la que acaba de traicionarme. En este estado, el enojo supera al afecto por mucho (¿por qué tengo que ser así? ¿Por qué tengo que ser como mi papá?). — Maldita... - susurré. Y el coche comenzó a avanzar. Contemplaba como la figura de Hikari se hacía más pequeña a medida que nos alejábamos de su casa. Durante el camino, mis "guardias" no me dicen nada, como si fueran estatuas. Al poco rato, y al igual que en días previos, llegamos a la base, pero no quería hablar con nadie, sólo iba a discutir con Misato para decirle lo que tengo que decirle. Los hombres sacados de las películas "Hombres de negro" me llevaron hasta una celda que sirve como sala de espera. Allí esperé sentado en una silla por unos minutos hasta que mi tutora llegó. Abrió la puerta y se quedó en ella. — Entonces has vuelto... - me dijo. — << ¿Acaso no ves que estoy aquí? ¿Qué sentido tiene hacer esa pregunta? >> - pensé. - Sí, aquí me tienes. — Y entonces, ¿qué piensas hacer al respecto? ¿Volverás a pilotear el EVA? — Claro que sí. La otra todavía está incapacitada, así que aquí me tienen. - le contesté, algo que hizo que se le subieran los humos al instante. — ¡Con ese ánimo no serás nada! - me respondió de forma... explosiva. - ¡No necesitamos a alguien como tú! ¡¿Por qué mejor no regresas por donde veniste?! Mi capitana se fue enojada y cerró la puerta (bueno, en realidad se cerró automáticamente, como el resto en este lugar). Entonces... es cierto... Soy una molestia... Esa frase de Misato me lo ha dejado en claro. Soy una molestia para todos. Soy un mero estorbo para Misato, para Toji, para... Hikari. Ahora sé qué debo hacer: irme de este lugar y regresar a México. Sí, eso haré. Apenas salgo de la sala, ya tengo definidos mis planes, pero estos se ven interrumpidos cuando salgo de la sala donde estaba. — Emm, Helio, ¿puedo hablar contigo? - me dijo otra vez Misato, pero ya no estaba enojada, sino que se había tranquilizado. Y creí que yo era un bipolar... — Sí, sí, me merezco un castigo. Anda, dámelo. - dije, prediciendo lo que iba a decirme. — No, no es por eso. — ¿Ah, no? - dije, extrañado. — Escucha: lamento haberte hablado de esa manera. Es sólo que... desde que te fuiste, he estado muy preocupada por ti. - me contaba, mientras sostenía el collar con forma de cruz que tiene en el cuello. Debería preguntarle sobre eso. — Descuida. Todos tenemos nuestros propios motivos para estar de mal humor. - le dije, recordando lo que ocurrió hace unos días. Mientras estábamos conversando, llegó la doctora Ikari junto con Rei (era algo normal, no fui a la cita diaria con ella por dos días, ¿pero por qué está aquí Rei otra vez?). Me fijé que ella ya no traía los vendajes ni el parche en el ojo. Supongo que se los quitaron hace rato. — Hola de nuevo, Helio. Te empezaba a echar de menos. - me saludó mi psicóloga. — Oh, hola. - le dije, luego paso a voltear a Ayanami. - Así que tú dijiste todo... — Ella me comentó sobre tu situación. Entiendo que ese momento no fue muy favorable para ti, pero... — Es mi culpa. - dijo Misato, que se acercó desde atrás. - Yo fui quien perdió el control y no reaccionó de una manera muy buena que digamos. Tras conversar un rato, pudimos finalmente solucionar el problema. Además, Misato le pidió a mi psicóloga y a su "hija adoptiva" que nos dieran un momento de privacidad. Fue así que nos quedamos solos. — Eh... Misato, ¿qué sucede? - pregunté, cuando en eso, recibí un abrazo de su parte. — Te extrañé mucho. - me dijo, derramando algunas lágrimas. — ... - no se me ocurría qué decir, y tampoco me atrevía a cerrar mis brazos, pero finalmente lo hice. Desde una esquina, la doctora Ikari y Rei observaron esto, y también se abrazaron. — Gracias... por pensar en mí, Misato. - finalmente solté, sonando feliz porque realmente se hubiese preocupado por mí. Al día siguiente, o sea, 25 de junio, jueves, regreso a mi rutina habitual. Al volver a la escuela, el profesor me dice que si me entregaron los boletines escolares (que obviamente no leí). — Oh, eh... Sí, sí lo hice... - dije, intentando ocultar que no lo había hecho. Se lo creyó. Un rato después, llega Hikari, y la saludo, a pesar de que antes pensaba que había hecho algo malo (aunque en realidad lo hizo para que estuviera en... mi hogar). Más tarde, en la hora del almuerzo, me encontraba en la azotea, mirando el paisaje, cuando de repente escucho que alguien abre la puerta. Era Toji. ¿Qué quería? — ¿Qué quieres? - era la pregunta más obvia que iba a hacerle. — Escucha: quería hablar contigo sobre el golpe. Es que mi hermana me regañó y... - explicaba, pero lo interrumpí. — Mejor ve directo al grano. — ... Golpéame. — ¿Qué? - exclamé, sorprendido. — Esa es la manera en que podré estar en paz conmigo mismo. ¡Anda, hazlo! Para complacerlo, le hice caso. Cerré mi puño izquierdo (recuerda que soy zurdo), tomé algo de impulso y... — ¡Espera! - exclama, haciendo que me detenga en el acto. — ¿Y ahora qué? - exclamé. — Hazlo como hombre. - me dijo, pero entonces se me ocurrió una mejor idea. — Mmm... Ya sé qué vas a hacer. Ven conmigo. ¿A dónde fuimos? Simple: ¡al vestidor de las mujeres que se encuentra en el gimnasio! Le ordené que se bajara los pantalones enfrente de todas las chicas. Sí, enfrente de TODAS ellas. Ya te imaginarás: todas gritaron al verlo. Cuando sale, está totalmente avergonzado, pero ya se siente mejor. Y yo también, aunque todavía me dan ganas de golpearlo. — Ahora he pagado mi deuda. - dijo. — Ya lo creo, pero... - dije, haciendo que me mirara. — ¿Pero? — Aún quiero golpearte. — ¿Qué? ... Bueno, tienes todo el derecho de hacerlo. — Pues con tu permiso. - le digo, y lo golpeo con toda mi fuerza. Ah, y si te preguntas qué pasó con mi moretón, ya se desapareció. — ¡Auch! - se quejó. — Bueno, ahora sí ya me siento satisfecho. — Y yo también, al 100%. —¿Amigos? - me dice, ofreciéndome su mano para estrecharla. — Amigos. - le respondo. - Aunque alguien tendrá que hablar con Kensuke de esto. Bueno, después de un par de días, al fin me ocurre algo bueno (incluyendo el abrazo de Misato). Ahora Toji es mi amigo. Y además, Misato me lo ha dicho: estoy en mi hogar. Sí, sé que antes vivía en México, pero ahora vivo aquí, en mi nueva casa. Esta tierra es mi nuevo hogar. |
Capítulo 6
|
---|
Operación Yashima |
Día 29 de junio de 2015 (lunes, si mal no recuerdo). Han pasado varios días desde que estuve en la casa de Hikari, regresé a mi vida cotidiana habitual y todo volvió a la normalidad para mí. Ah, y a eso le añado mi nueva amistad con Toji Suzuhara y Kensuke Aida. Algo más: durante todos estos días, me he enterado de bastantes cosas: una de ellas (de la que en realidad no me enteré, sino que es algo diferente) es que tengo dos amigos más (pero desde antes de Toji y Kensuke): uno de España llamado Javier, y otro también de México conocido como "Rodríguez", con los que me llevo muy bien. Otra cosa es que la doctora Akagi me dijo que, según un análisis, el ADN de los Ángeles tiene casi un 100% de similitud con el humano, 99.89% para ser más exacto. Siendo sincero, no le entendí muy bien en ese ámbito. Y por último, el nombre de la hermanita de Toji es Sakura Suzuhara. Todo un nombre japonés. Algo más: Mana Kirishima, una de las chicas del salón, parece estar atraída por Shinji... ¿O era por Kensuke? Bueno, no importa, ya lo averiguaré después. Y una última cosa: Hikari nos llama a mí, Toji y Kensuke como los "tres chiflados". ¿Acaso esos no eran un grupo musical o algo? Bueno, sigo con el relato. La mañana transcurrió como siempre: me despierto muy temprano (mucho más que en México, antes de venir acá), Misato me lleva hacia el GeoFrente, hago pruebas de sincronización, voy con la doctora Ikari a mi cita terapéutica del día y luego voy a la escuela, donde siempre se escucha a Hikari diciendo "Todos de pie", "Saludar" y "Sentados" (ni en mi escuela los representantes hacen eso...). En medio de la clase, cuando el profesor volvía a hablar sobre el Segundo Impacto (en serio, eso me aburre más que las matemáticas en japonés) mientras yo hablaba con Javier y Rodríguez (vía Internet) sobre el nuevo juego de Metroid anunciado en el E3 mientras Hikari no veía nada de lo que hacía (ya que se sienta en una fila distinta, pero detrás de mí), se escuchó la alarma de siempre en toda la ciudad, claro indicio de la aparición de un nuevo Ángel. Mientras todos los demás iban a los refugios (ah, y me despedí de Hikari antes de separarme de ella), Ayanami y yo nos dirigimos a la base del GeoFrente, en donde nos informaron de nuestro nuevo enemigo: el Quinto Ángel, un octaedro azulado brillante. Qué forma más curiosa, la verdad. Como mi EVA seguía siendo el único disponible (según tenía entendido, el EVA de Rei (la unidad 00) estaba congelado), soy enviado a confrontar al Ángel, que se halla cerca del centro de la ciudad (o mejor dicho, en el centro de la ciudad). Ayanami se queda en la parte superior de la sala de mando, junto a sus "padres adoptivos" y el señor Fuyutsuki. — ¡Lanzamiento! - ordenó Misato. Y así es como me envían a confrontar a este enemigo. Mientras voy subiendo, Shigeru Aoba nota algo en su monitor. — Doctora Akagi, algo no va bien. — ¿A qué te refieres? - le preguntó la doctora en busca de una respuesta. — El objetivo está cargando una gran cantidad de energía. - le respondió. — Eso significa que... - comentó Misato, cuando la doctora le ganó la frase. — ¡Oh, no! En cuanto salgo a la superficie, recibo una transmisión de Misato. — ¡Cuidado, Helio! - me advirtió. — ¿Qué? ¿Qué pasa? - pregunté. En un par de segundos obtuve mi respuesta. El Ángel se abrió en la forma de una estrella, dejando ver una esfera roja en su centro, su núcleo, y lanzó un poderoso rayo que atravesó el edificio enfrente mío en un santiamén y me impactó de lleno justamente en el pecho. Como era de esperarse, comencé a gritar por el intenso dolor. Además, todo el LCL del interior de la cápsula comenzó a burbujear y en las pantallas de la sala de mando se mostraba el mensaje "WARNING". — ¡¡AHHHHHHH!! - solté. Sólo se oían mis gritos. — ¡Helio! ¡No! - replicó Ayanami, asustada. Claramente no iba a poder resistir por mucho tiempo, pero aun así seguía recibiendo el rayo. ¿Cuánto más tendría que sufrir por este ataque? NOTA: A partir de aquí, la historia no es narrada por Helio. El rayo del Ángel seguía dando de lleno en el pecho del EVA. La teniente, desesperada por el estado de su "alumno", ordena que lo saquen de la escena. — ¡Rápido! ¡Sáquenlo de ahí! - ordenó Misato, esperando a que alguien acatara la orden. — Entendido. - respondió Makoto a sus suplicas. El Evangelion y su piloto fueron bajados hacia el GeoFrente, por lo que el rayo del Ángel acabó por impactar en un edificio trasero. Los signos vitales del piloto eran muy débiles. — ¿Condición del piloto? - preguntó. — Los signos vitales son muy débiles. - respondió Maya, mostrando en su monitor un modelo 3D del piloto y su lesión, con algunos otros datos, como respiración y ritmo cardiaco. — Ya sabes qué hacer. — A la orden. La operadora mandó una señal a un dispositivo del traje de conexión de Helio, dándole a este mismo un pequeño electrochoque y haciendo que reaccione. — Signos vitales estabilizados. - dijo. Por su parte, el Ángel regresó a su forma normal, se colocó sobre una sección específica de la ciudad y convirtió su parte inferior en un taladro. Entonces comenzó a perforar la calle como si fuera un trabajador urbano. — ¿Y ahora qué? — Ha comenzado a taladrar el suelo. Su objetivo es alcanzar el cuartel general. — ... Por el momento será mejor dejarlo así. Veo que será algo lento. Reúnan al personal de NERV y los veo en quince minutos. Ahora, iré a ver a Helio. — ¡Teniente Katsuragi! - dijo Ritsuko tratando de detener a la teniente, en vano. El personal de NERV fue capaz de sacar al piloto de su cápsula. Misato lo acompañó en camilla hasta la sala de urgencias, donde fue introducido en una máquina médica con forma de cruz y de color negro. Luego de esto, se quedó afuera de la estancia con esperanzas de que el muchacho se recuperase muy pronto. Posteriormente, fue a una sala de reuniones junto con las doctoras Akagi e Ikari, y varios empleados de NERV. La reunión trataba sobre cómo lidiar con el enemigo en turno, que estaba más cerca que los dos anteriores de llegar al GeoFrente, es decir, su posición. — ¿Qué sabemos del objetivo? - inició la junta la doctora Akagi. — De acuerdo con algunos datos recabados, el objetivo puede atacar a cierta distancia. Hemos probado con varias armas del ejército y aumentando la distancia desde cada punto de ataque. - habló Makoto. — Y encima el comandante Ikari y el vicecomandante tenían que dejarme todo el control de la operación a mí. - susurró Misato para sí misma. - ¿Qué otros datos tenemos? — Otros análisis han detectado que la energía necesaria para lograr atravesar la coraza del enemigo es demasiado alta. - dijo Shigeru, momento en el que se mostró en un holograma la cantidad de energía requerida: 180 gigawatts. — Eso es el equivalente a todo Japón... - susurró de nuevo la teniente. - ¿Algo más? — Basándonos en el ritmo en el que taladra el suelo, los análisis han designado las 00:05 de mañana como hora en que logrará atravesar las 22 capas de blindaje y llegar al GeoFrente. — ¿Y qué dicen las MAGI? — Melchor y Baltasar dan resultado positivo, mientras que Gaspar da positivo condicional. - indicó Maya. — ¿Y los Evangelion? — La unidad 01 estará como nueva en un par de horas, mientras que a la unidad 00 ya ha pasado por el proceso de descongelamiento. - informó la doctora Ikari, sin dejar de lado su caractarística sonrisa. — ... De acuerdo, avisen al gobierno japonés. Que comuniquen a la población. ¡Esta noche dará comienzo la "Operación Yashima"! NOTA: A partir de aquí, la historia vuelve a ser contada por Helio. "¿Dónde estoy?". Eso es lo que me pregunto. Luego de que abra los ojos, puedo ver que estoy en un hospital. ¿Habré vuelto al mismo hospital al que ingresé tras subir al Evangelion por primera vez? Parece que sí, ¿pero qué fue lo más sorprendente? Era Ayanami, que estaba sentada a un lado mío, leyendo un libro. Y encima todavía tenía el uniforme escolar. ¿Por qué? — Oh, Helio. Ya despertaste. - me habló al notar que ya había abierto los ojos. — Emm, sí. Eso parece. - dije, rascándome la cabeza. — ¿Cómo te sientes? — Pues... como siempre. Bueno, un poco cansado. — Ah, por cierto, aquí está tu comida. - me dijo, ofreciéndome una charola con cosas servidas en ella. — Pues... gracias. - dije, aceptándola. — Y aquí está tu nuevo traje. Creo que te hace falta vestirte. — Emm, gracias... - me extrañó esa frase, así que me miré a mí mismo, descubriendo que estaba desnudo, aunque tapado. Me cubrí todo, apenado. — Bueno, ahora tengo que decirte la agenda para... - dijo, haciendo que me exaltara. — Momento, momento... ¿Qué? ¿Una agenda? En este punto Ayanami se sorprende un poco por la manera en que reacciono. — S-sí, ¿por qué lo dices? — ¡Porque ya no pienso volver a subirme al EVA por lo que pasó hace rato! ¡Solamente por eso! Desde este punto comienzo a perder la cordura... de nuevo. — Cálmate, Helio, por favor. Yo no te he hecho nada. — ¡No, no me digas que me calme, porque eso no va a pasar! - respondí. Uf, si tan sólo vieras cuánto aumenta mi pulso cada vez que me pongo de este modo. — P-pero... — ¡A ti no te obligaron a subir por primera vez sin experiencia! ¡A ti no te mandaron como conejillo de indias! ¡A ti no te pasa NADA, ¿verdad?! ¡NADA! — Es que yo... - dice, poniendo su mano derecha sobre su pecho, justo como... Hikari. Sin embargo, ese detalle no me importa en lo absoluto. — ¡Tú no tienes problemas por ser la consentida de los Ikari, sólo por eso! — En serio, Helio, ya me estás asustando... - volvió a hablar, cada vez con más miedo, como si predijera que voy a estallar... de nuevo, pero en serio. — ¡De todas formas, a ti no te tratan como se les da la gana sólo por el simple hecho de que te quieren como su "hija", cuando en realidad no eres NADA de ellos! ¡Para los Ikari no eres ni su hija ni nada de eso! ¡Sólo eres una herramienta, una muñeca, justo como yo! ¡Somos muñecos! Pude notar que Ayanami comenzó a respirar algo más agitada, aprieta su mano derecha contra su pecho y parece que quiere comenzar a llorar. Es evidente que la estoy dañando psicológicamente, pero viendo el estado en el que ando, parece no importarme eso en lo absoluto. No, no me importa para nada. — ¡¿Y sabes qué?! ¡Eso no va a cambiar, porque lo único para lo que servimos es para pilotar esos malditos robots! ¡SÓLO PARA ESA PIN...! Finalmente Rei no pudo aguantar mi "bombardeo" y me detuvo con una bofetada (en cierta parte me lo merecía. Tan sólo hay que ver todo lo que le dije). Ella estaba en un estado algo similar al mío (aunque yo ya me había "relajado" un poco por el golpe): respiración agitada, ritmo cardiaco elevado y, en su caso, lagrimeo en los ojos. Vaya, a lo que he llegado. Bien hecho, Helio. Bien hecho... — ¿¡Có-cómo puedes hablar así!? ¿¡N-no ti-tienes idea de nada?! - me dice, ya totalmente alterada. Como yo seguía sin decir nada, sólo la miraba mientras ella seguía hablando. — Desde que el Ángel te atacó, mamá y Misato han estado preocupadas por ti. Ambas están ideando un plan para acabar con él, e incluso mamá vino a visitarte mientras estabas inconsciente. ¡¿Acaso no lo ves?! Aunque ella estuviera con lágrimas en los ojos, repito que yo, en mi estado de ánimo actual, no siento compasión alguna. — ¿Sabes qué? ¡Lárgate! - le dije así, sin más. — Pero yo... - dijo ella, cuando yo estallo de nueva cuenta. — ¡¡¡LARGO!!! - le grité con toda mi furia, lanzándole la charola con todo y comida. Casi de inmediato, Ayanami se fue asustada, sucia y llorando de la sala. Me quedé mirando a la puerta por donde se fue. Luego de respirar por un par de minutos para tranquilizarme y tratar de sentirme mejor, me pongo a reflexionar y a pensar con claridad sobre lo que pasó. Me he comportado como todo un idiota otra vez. Ella sólo venía a informarme de algo importante que tengo que hacer, y yo me pongo de esta manera... Realmente necesito ayuda especializada, y no parece que la doctora Ikari sea la solución definitiva (¿la hipnosis tal vez?). Pero, aun así, seguía pensando, y me empecé a sentir mal por la forma en que le grité a la pobre de Rei. Y encima la hice llorar. Mira que soy un genio para hacer eso. Puede que normalmente me encuentre rodeado de mujeres, pero siempre tendré o me crearé un problema con alguna de ellas. Pasaron los minutos. Como ya me aburría, me levanté y me puse el traje de conexión, pues era la única ropa que tenía a mi alcance. También recogí el desorden de la charola, pero tendría que pasar hambre, y lo malo es que ni siquiera tuvimos tiempo de almorzar en la escuela (qué mal rollo). Y también revisé el celular (no sé por qué me lo trajeron), descubriendo que tenía cuatro mensajes de voz. Eran de mis compañeros de clase. Con curiosidad, reproduje el primero. — "Mira, Helio, sé que no suelo hacer esto, pero espero que tengas suerte." - escuché la voz de Toji, algo raro considerando que parece un bravucón. Pongo el segundo. — "Helio, puedes hacerlo. Creemos en ti. Sabemos que vas a lograrlo." - en este caso, habló Kensuke. Reproduzco el tercero. — "Quiero desearte buena suerte. A ti y a Rei. Espero que sean capaces de eliminar a eso que ustedes llaman "Ángel - tocó el turno a Shinji. Y por último, reproduje el último (valga la redundancia). — "Sé que antes tuvimos un problema porque le dije a Ayanami dónde estabas, pero sólo quería desearte buena suerte. Espero que estés bien. En verdad espero que puedas perdonarme por lo que hice, si es que llegué a ofenderte." - era la voz de Hikari. Con esos mensajes, sobre todo el último, mi autoestima sube un poco, y me siento motivado. Entonces hay gente que cree en mí (a pesar de mis pensamientos negativistas)... Un rato después, me pongo de pie y me asomo por la ventana, llevándome una sorpresa al ver que no estaba en la ciudad, ¡sino en el GeoFrente! Así que estoy en el hospital exclusivo para miembros de NERV... Un poco impresionado por el hecho, regreso a un lado de la cama donde me encontraba postrado hasta hace poco y levanto la agenda que Rei tenía consigo cuando la "ataqué" (estaba escrito en japonés. En serio, qué bueno que aprendí el idioma). Decía: "Agenda de programación de la Operación Yashima.
Como no sabía qué era hora, revisé mi celular. ¡Caray! Eran las 5:45 p.m. ¡Ya llevaba tiempo de retraso! Sin embargo, a los cinco minutos un par de hombres de traje fueron a recogerme. — Qué bueno que ya se encuentra recuperado, piloto de la unidad 01. ¿Puede venir con nosotros? - me dijo uno de ellos, muy amablemente. Con gusto accedí y me llevaron hasta el hangar (les entregué la agenda para que se la llevaran a quien fuera su dueño). Allí estaba Rei, con su traje de conexión puesto. Sin embargo, se asusta al verme, y con razón, debido a lo acontecido hace rato. Cinco minutos más tarde, ya estábamos en el cuartel general (qué rapidez... Aunque bueno, el hospital era privado y propiedad de NERV). A las 6:00 p.m. exactas, ambos EVAs fueron activados. Aquí haré un pequeño paréntesis para describir el Evangelion de Ayanami. La principal diferencia, aparte del esquema de colores (naranja y blanco), era el único ojo rojo que tenía en la zona facial. Además de la falta de enormes hombreras como las de mi EVA (aunque me dijeron que esos se llaman "alerones" y no hombreras, aunque yo les sigo llamando igual. Ahora sí, regresando a lo que decía, a las 6:05 p.m., ambos EVAs fueron lanzados a la superficie. Luego de pasear por la ciudad durante casi media hora, llegamos a la base provisional ubicada en la montaña Futago, después del lago Ashi, una masa de agua cercana a Tokio-3 y que he olvidado mencionar. Al llegar, tuvimos que recibir un par de cosas: yo, un rifle de positrones, un arma gigantesca que usaría contra el Ángel; Ayanami, un escudo térmico que en realidad es parte de una nave espacial. En la base nos esperaban la doctora Akagi y Misato, que nos dijeron qué haríamos (para ese entonces eran las 7:30 p.m., y encima ya había anochecido. En serio que el tiempo vuela). <> Antes de comenzar, les daré sus instrucciones. - dije Misato, pasando a dirigirme la mirada. - ¡Helio, tú operarás el rifle de positrones! — ¡Ah, sí! ¡Claro, claro! - le respondí, distraído (pues estaba mirando el paisaje), aunque la teniente siguió con su discurso, ahora mirando a Rei. — ¡Rei, tú protegerás al EVA-01! — Sí. — Escucha, Helio: debido a varios factores, como la rotación de la Tierra, el disparo del rifle de positrones no viajará en línea recta. Pero descuida, hemos instalado un casco en la cabina que te ayudará. — Ajá. — Recuerden, la operación comienza a la medianoche, así que asuman sus puestos y esperen el momento. — Sí. Ahora habría que esperar hasta la medianoche, lo cual me iba a desesperar, viendo cómo soy (es que imagínate: tener que esperar cuatro horas y media para que inicie todo. ¡Es horrible! Y encima no me pude traer el celular porque esos hombres de negro se llevaron mis pertenencias, aunque supongo que a los casilleros). A eso de las 11:55 p.m., cuando faltaban tan sólo unos cinco minutos para que la operación comenzara, comencé a sentir curiosidad por Rei. Me preguntaba cuáles serían sus razones para querer pilotear el EVA (ya que las mías son las de ser reconocido), así que le pregunto. — Emm... Oye, Rei... — ¿S-sí? - me responde, algo tímida. Aún tenía algo de miedo por el incidente de la tarde. — Tú... ¿por qué piloteas el EVA? — ... - se lo pensaba, hasta que finalmente me lo dijo. - Forma parte de mí. — ¿Cómo que forma parte de ti? No te entiendo. - exclamé, confundido. — Piloteo el EVA para proteger a los que amo y en quienes confío, como en la familia Ikari. Siento que sin ellos, no sería nada. Sé que forma parte de mí el ser una piloto, por eso lo hago, porque siento que es mi deber en esta vida. — ... - me quedé sin palabras. Ella sí que tiene motivos. "Yo solo lo hago para lograr ser aceptado en la sociedad", pensaba. Entonces se levantó, quedando la Luna detrás de ella, dando una imagen... no sé... me quedé hipnotizado unos segundos. Antes de que le dijese algo como respuesta, una alarma sonó, indicando que había llegado la medianoche y era momento para comenzar la operación. — ¡Escuchen todos! ¡En estos momentos comienza la Operación Yashima! ¡Asuman sus posiciones! - dijo Misato por transmisión, ya que estaba en algún lugar dando indicaciones. Hicimos lo que nos ordenaron. Antes de abordar nuestros robots, Rei me dijo: — No te preocupes. Yo te protegeré. Ahora sí, ambos nos subimos a nuestros EVAs. Ayanami se colocó a un lado mío para protegerme con el escudo, mientras que yo asumía una posición de francotirador y apuntaba directo hacia el Ángel. También se activó un casco que se colocó sobre mi cabeza para poder apuntar mejor, el mismo que me mencionó la doctora Akagi. Me sentía como Samus Aran fijando el objetivo sobre un pirata espacial en Metroid Prime... El momento había llegado. Enseguida noté como la ciudad se quedaba a oscuras, llevando toda la electricidad por medio de muchos cables enormes hasta un generador que crea la energía para mi rifle (claro, con un sistema de refrigeración para evitar algún sobrecalentamiento o cortocircuito). Cargué el rifle con un enorme cartucho (así dijo Misato) con el que dispararía. El casco de automira enfocó al Ángel. — Uno, dos... ¡fuego! - grité, soltando el gatillo y disparando mi arma. El rifle disparó un potente rayo amarillo que viajó rapidísmo por el aire. El Ángel, como respuesta, dejó de taladrar por un momento y adoptó nuevamente su forma de estrella. Iba a realizar el mismo ataque de antes. — ¡No de nuevo! - exclamó la doctora Akagi. El rayo amarillo de mi rifle y el haz blanco del Quinto Ángel colisionaron, dando por resultado una explosión que iluminó el cielo nocturno y, aparte, sacudió todo en la montaña, incluyéndome. Como el primer disparo falló, tuve que recargar. Además, el casco era algo lento para apuntar. Cuando finalmente recargué y me preparaba para apuntar, observé cómo el Ángel se preparaba para lanzar otro ataque, y así lo hizo. Cerré mis ojos y me cubrí con mis brazos (claramente dentro de la cabina), esperando lo peor. — ¡Helio! - replicó Misato. Algo que no recordaba era que Ayanami estaba a un lado mío, con el escudo. Abrí mis ojos y la ví, defendiéndome con ese enorme escudo que llevaba. — ¡Ayanami! - dije. Pero no todo iba a durar así. El escudo comenzó a debilitarse, dejando así al Evangelion 00 expuesto al rayo. — ¡La armadura del escudo no resistirá más tiempo! - comentó de nuevo la doctora Akagi, algo que me ponía nervioso. — ¡Rápido, apunta! ¡Apunta! - decía en voz alta. — Tres segundos para que el rayo logre atravesar el escudo. - comentó Maya Ibuki viendo los datos en su monitor. Mientras esos tres segundos pasaron, el escudo se rompió aún más, dejando al EVA-00 todavía más expuesto, comenzando a quemar su armadura. — ¡Listo, Helio! ¡Recarga! - me dijo la doctora Ikari, acto que hice. Como el casco ya había vuelto a apuntar al Ángel, me empeñé en acabar con él de una buena vez. — ¡A un lado, Rei! - le dije a mi "protectora", que se apartó. El rifle finalmente logró cargar el segundo disparo, así que el EVA-00 se hizo a un lado y disparé de inmediato. El rayo blanco logró atravesar todo el haz blanco del Ángel y llegar a su núcleo. Como final, el Quinto Ángel regresó a su forma original y explotó en sangre, inundando una parte de la ciudad (y algo de eso cayó el GeoFrente por el agujero que formó al hacer el agujero). Finalmente había vencido, y tanto Misato como la doctora Akagi celebraban. Sin embargo, no todo era bueno. — ¡Oh, no! ¡Rei! - exclamé. El EVA-00 cayó junto a mí, totalmente chamuscado (ya sabes, carbonizado). Dejé el rifle de positrones a un costado (¿acaso pensaste que lo arrojaría? Claro que no. Es una pieza de armería recién hecha) y me apresuré a salvar a Ayanami. Logré sacar la cápsula de inserción del Evangelion de Rei y la puse en el piso. Bajé y traté de abrirla. Estaba muy caliente, pero no me di por vencido. Tras unos segundos de sufrimiento (en serio, tocar la cápsula caliente con un traje que se parece al traje Zero de Samus Aran fue todo un calvario), finalmente fui capaz de abrirla. — ¡Ayanami! ¡Responde! ¡Ayanami! - dije, apresurado, mientras me asomaba al interior de la cápsula. Allí estaba ella, algo adolorida. Me alegra ver que sigue viva. — Uf, qué alivio... Por un momento pensé... que no vivirías... para contarlo... - comenté, y luego me puse cabizabajo y repentinamente comencé a llorar al recordar lo que le dije (además del dolor, porque toqué metal caliente). — ¿Qué... te pasa? ¿Por qué llo-lloras? - me dijo ella, con algo de dificultad. — En verdad lamento mucho haberte insultado de esa manera..., de verdad... Hasta yo mismo detesto ponerme en ese estado. Por favor, perdóname. — De-descuida, no hay problema. Le di mi mano para ayudarla a levantarse. — Y... entonces... - me dijo, aún adolorida. — ¿Qué? — ¿Por qué... piloteas el EVA? — Vaya, creí que no lo dirías. - le dije, riendo, un poco más aliviado. - Yo lo hago para que la sociedad me reconozca. — Va-vale... — Je, je. Será mejor que vayamos con la doctora Ikari. Seguro que querrá ver cómo terminaste. — S-sí. Vamos. Así, ambos caminamos bajo la luz de la Luna. NOTA: A partir de aquí, la historia no es narrada por Helio. En la Base Tabgha, una instalación construida en el Mare Tranquilitatis de la Luna y sede de la séptima rama de NERV, un muchacho de apariencia similar a Rei, de piel pálida, cabello de color grisáceo y ojos rojos, pero sin traje espacial, sino que estaba totalmente desnudo se despierta de dentro de una caja enfrente de una unidad EVA en construcción. En ese momento, el monolito de Keel Lorenz (el del número 01) aparece enfrente de él. — Qué bueno que despiertas. Todo progresa según los manuscritos del Mar Muerto. Tienes que prepararte. — ¿Ya tan pronto? Vaya. — Prepárate, chico. Tu momento de actuar se aproxima. - finalizó. El monolito desaparece, el muchacho procede a contemplar la Tierra desde su posición y dice lo siguiente. — El momento se acerca. - dijo este, con total normalidad a pesar de estar en el vacío. - Será muy interesante... |
2.0: You Can (Not) Advance[]
Capítulo 7
|
---|
Asuka llega a Japón |
Miércoles 1 de julio de 2015. Ha pasado exactamente un mes desde que llegué a vivir a Japón, y hasta este momento he de reconocer que han pasado cosas buenas (y cosas malas también. No soy tan ciego). Como era de esperarse, han pasado unos cuantos días desde la Operación Yashima. Todavía recuerdo cómo lloré frente a Ayanami (que al parecer sólo estaba adolorida, no pasó a mayores, por fortuna), pero lo más gracioso (al menos para mí) fue ver que la mesa de Misato estaba llena de hojas y recibos en los que se leían quejas. Esta gente no sabe los sacrificios que hacemos, sobre todo yo (y también todos en NERV, pero sobre todo yo). Quisiera hablar con esas personas que menosprecian nuestros esfuerzos y demostrarles todo lo que somos capaces de hacer con tal de que no ocurra un Tercer Impacto (un evento del que me explicó Misato, y que, en pocas palabras, significa el fin de la humanidad). Regresando a la actualidad, a estas horas, que son más o menos como las 6:04 p.m., Toji, Kensuke y yo vamos rumbo a la estación de tren (después de todo ya salimos). Cuando pasábamos caminando afuera de una cafetería, vimos algo inusual: una chica estaba golpeando una máquina de refrescos. — ¿Y esa qué tiene? - preguntó Toji, viendo lo que hacía. — No tengo idea, pero será mejor no entrometernos. - dije, para evitar problemas. - ¿No es así, Kensuke? — Así es. No le veo el punto. Pero ¿qué tal si vemos qué hace después? Como sólo fuimos a comprar algunas cosillas, decidimos entrar. — ¡Grr! ¡Dame mi maldito refresco, chatarra! - decía la chica que, por cierto, cuando se agachó, nos dejó ver... bueno, su... ropa interior... Llevaba bragas de rayas. — Ahh... - exclamó Toji, llamando su atención. — ¿Eh? ¿Quién está ahí? - dijo esta exaltada, notando que estábamos detrás de ella y enderezándose rápidamente. Aquí haré un pequeño paréntesis para describirla: cabello anaranjado castaño con un par de broches rojos en él (bastante parecidos a los chips A10), ojos azules, una blusa rosada de tirantes y falda roja (con algunas cosillas en torno a ella, como una blusa de manga larga blanca amarrada o un cinturón del mismo color). Ah, claro, con tacones blancos (mentiría si digo que me sorprendió, pues varias chicas que conozco también usaban de esos). — ¿Qué me ven, raritos? Van a tener que darme cien yenes por haberme visto ahí abajo. — << Seguro que mi amigo español, Javi, habría dicho alguna tontería al respecto. >> - pensé. - ¿Y tú en qué derecho estás de mandonearnos así? La que podría calificar como nuestra "interrogadora" posó su vista sobre Toji. — ¿Y tú que me ves, vago? - le dijo a Suzuhara con autoridad. — ¡¿Disculpa?! ¡¿A quién acabas de llamar vago?! - respondió Toji, enojado. En ese momento, de la puerta entró un grupo de pandilleros (porque sí, los pandilleros aún existen después del Segundo Impacto). — ¿Qué? ¿Acaso va a haber una fiesta de pobres? - dijo ella de nuevo. Los pandilleros se sintieron ofendidos por su respuesta (obviamente, al igual que nosotros), así que el líder del grupo ordenó a sus compañeros que la capturaran. — ¡Atrápenla! - dijo, chasqueando sus dedos. Y esta, en vez de huir, se decidió a enfrentarlos. Uno a uno, estos intentaron lanzarle algún puñetazo a quien se podría considerar como su presa, pero ella se defendía muy bien (bastante bien...). En tanto, nosotros tres aprovechamos ese momento para correr. Más tarde, cuando íbamos a tomar el tren que nos llevaría a nuestras casas (porque sólo pasamos a esa cafetería a comprar algo), no podíamos dejar de hablar de la chica que encontramos. — ¡Rayos! ¡¿Qué se cree esa bruja?! - exclamaba Toji con ira remarcada. ¿Y cómo no? Si la muchacha lo llamó "vago". — Tan sólo espero que no la veamos de nuevo. - comentó Kensuke al respecto. Estábamos metidos en nuestra charla, cuando escuché una voz desconocida. — Oye, disculpa. ¿Me puedes ayudar? Esa voz provenía de una nueva persona que conocería mejor más adelante. Se trataba de un hombre de una edad similar o igual a la de Misato, ropa con apariencia de ser un abogado que llega a su casa después de haberse emborrachado y una barba de más o menos una semana. Además, también tenía cabello oscuro. Igualmente, remarco que llevaba un maletín. — Emm, sí. ¿Qué se le ofrece? - le respondí. — ¿Sabes cómo llegar al GeoFrente? — Pues mire, puede guiarse por ese mapa, ya que yo siempre me confundo. - le dije, indicándole una pantalla en el que se mostraba el mapa digital del tren y sus rutas. — Vaya, esta ciudad ha cambiado demasiado. Bueno, gracias. - me agradece, y posteriormente sale casi corriendo. Antes de que se vaya, vuelve a decirme algo. — Oye, tú vives con Misato Katsuragi, ¿no? - me preguntó, extrañándome. — S-sí... ¿Por qué? - le pregunté yo ahora, confundido. — Bueno, al menos no soy el único que sabe cómo se comporta Misato en la cama. - me dijo guiñando el ojo para, ahora sí, marcharse con una sonrisa. Yo me quedé observando anonadado durante algunos segundos al señor que me preguntó, hasta que lo perdí de vista. Pienso: — << Qué raro ha sido eso. >> — ¿Cómo se comporta en la... cama? - dijo Kensuke, acomodándose los lentes y viendo hacia donde se fue. — ¿Y a ese qué le pasa? - preguntó Toji, cruzado de brazos y mirando en la misma dirección. — No tengo idea. - me limité a decir. NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Un rato después de ese encuentro entre Helio y ese hombre, en el GeoFrente, la doctora Akagi se encuentra en su oficina, escribiendo alguna cosa importante en su computadora. Sorpresivamente, un par de brazos aparece por detrás suyo y la abrazan. — Ah, debí suponer que eras tú, Kaji. - habla la doctora al ver al mismo hombre que se topó con Helio hace un rato, ahora identificado como Kaji. — Tanto tiempo sin verte, Ritsuko. - le contestó este. Parece que se conocen. — Tú lo has dicho. Kaji toma a Ritsuko del rostro para apreciarla mejor. — Una mujer con un lunar en forma de lágrima en su mejilla está condenada a sufrir por toda su vida. - dije Kaji, haciendo énfasis en esa marca. — Kaji, si intentas seducirme, no podrás hacerlo con esa mirada sobre nosotros. - dijo Ritsuko, apuntando su mirada hacia el frente, donde se hallaba Misato observando la escena con cara de enojada y empañando el vidrio con su exhalación por la nariz. En eso, la teniente entró a la habitación. — ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que sólo habías venido a entregar un paquete? - dijo ella, mostrando que no le agradaba tener a Kaji cerca por alguna razón. — Ya lo entregué. También acabo de recibir un informe de mis superiores en la rama europea. He sido transferido a estas instalaciones. Eso significa que podremos volver a divertirnos juntos, como en los viejos tiempos. - explicó Kaji, refiriéndose con eso último a él y a las dos mujeres que le acompañaban. — ¡Yo ya no vivo en el pasado! ¡Así que no quiero meterme en esto! - dijo Misato, tras lo cual salió enojada de la sala. — Caray, ¿acaso suele ser así? - preguntó Kaji. — Algunas veces. - le contestó Ritsuko. Antes de continuar, seguramente te estarás preguntando: ¿cuál es ese paquete que entregó Kaji? Bueno, pues para resolver esa interrogante, hay que retroceder a cuando él llegó a la base. Al arribar, no tuvo ningún problema porque, como él dijo, forma parte de la rama europea de NERV. En cuanto estuvo en el cuartel, se dirigió directo a la oficina del comandante Ikari, un lugar sencillo, con un Árbol de la vida en el suelo, un escritorio y unos ventanales que daban vista a otras zonas del GeoFrente. En la habitación (que por cierto era de gran tamaño), se encontraban el comandante y el recién llegado, que llevaba consigo el mencionado paquete en el maletín, que ya estaba abierto, revelando su contenido, que consistía en [una especie de tarjeta con un sistema nervioso humano en miniatura con el cuello conectado a un dispositivo similar a una llave de color naranja y la palabra "Nabucodonosor" en cuneiforme]. — Aquí está lo que prometí. El número perdido que estaba siendo celosamente guardado. La herramienta que unirá a todas las almas con Dios. - dijo Kaji, comentándole sobre el artefacto que acababa de entregar. — Sí, es la clave para abrir la puerta a la instrumentalización humana: la llave de Nabucodonosor. - dijo el comandante, esbozando una sonrisa ligera en su rostro. NOTA: A partir de aquí, la historia vuelve a ser contada por Helio. Después de ese extraño contacto, abordamos el tren y nos fuimos. Cada quien se bajó en una parada diferente. En mi caso, me bajo en la que está cerca de un parque que está junto a un mirador. Mientras camino por ahí, observé que un camión de NERV pasaba a mi lado. Supuse que alguien de la organización se mudó a la ciudad. Tan sólo espero que no sea la chica de hace rato... Cuando llego al apartamento, noto que el pasillo está lleno de cajas. Me sorprendí al principio, pero no le di mayor importancia. Sin embargo, al entrar a mi recámara, estaba totalmente llena de ellas. Literalmente estaba a oscuras. — ¿Pero qué...? ¿De dónde salieron todas estas cajas? — Son mis cosas. - obtuve una respuesta inesperada. Giré lentamente mi cabeza y así pude confirmar mi teoría: era ella. Llevaba unos shorts algo cortos (como los que suele usar Misato), una blusa azul de tirantes y estaba tomando un vaso de agua. — ¿Qué? Pero... ¿eso significa que vas a vivir aquí? — ¿Acaso te falta oxígeno en el cerebro? - me dijo tras dar un sorbo a su vaso, aunque yo seguía de incrédulo. - Eso significa que estás despedido. — ¿Des... pedido? — Creo que no entiendes. Tu capitana Misato ha querido que viva aquí con ella. Después de todo, supo reconocer mis habilidades. - dijo con aires de grandeza, tras lo cual se me acercó. - Y díme, ¿por qué las habitaciones japonesas son tan pequeñas? Apenas pude meter la mitad de mis cosas... Miro a un lado y veo que la mayoría de mis cosas están acomodadas (y no en buena manera) en una caja aparte. Ah, y quiero remarcar algo. Después de que me vine a vivir a Japón, se me enviaron todas mis cosas, como mis consolas de sobremesa, más ropa, laptop y demás. — Además, ¿qué pasa con estas puertas? - dijo, abriéndola y cerrándola. - Con esto no puede haber privacidad. - vuelve a hacerlo. - Simplemente no se puede vivir así. - hizo lo mismo por tercera vez. Como estábamos concentrados en eso, no vimos que Misato apareció de la nada, como si fuese un fantasma. — En eso te equivocas. Los japoneses sabemos respetar la intimidad de los demás. - dijo de repente, asustándonos a ambos. — ¡Misato! - dijimos ella y yo al mismo tiempo. Vaya, qué casualidad. — Al parecer veo ya se conocieron. — ¡Eso no es cierto! ¡No sé quién es ella! - le dije, apuntándole a la chica recién llegada. — Tú a mí no me conoces, pero yo a ti sí. - me comenta, un poco enojada. — ¿Qué? ¿Cómo? — Helio Cabrales, Tercer Elegido, designado a pilotear el Evangelion unidad 01. Ah, sí, y paciente terapéutico de la doctora Yui Ikari. - dedujo con total precisión, sorprendiéndome. — ¿Qué? Guau... ¿Cómo sabes todo eso? - dije, sorprendido, pasando a voltear a mi superior. - Misato, ¿quién es ella? — Permíteme presentarme. Me llamo Asuka Langley Sohryu. Soy la Segunda Elegida, piloto del Evangelion unidad 02 y capitana de la Fuerza Aérea Europea. Encantada... No, de hecho no. Ahora conocía su nombre y otras cosas que me sorprendieron (sobre todo eso último. ¿Cómo puede ser capitana de la fuerza aérea de Europa teniendo la misma edad que yo?). Pero lo que quería saber es... ¿por qué está aquí? — Misato, ¿puedes decirme por qué ella está aquí? - le pregunto a mi tutora. — Ah, sí, iba a hablarles sobre eso. - dijo Misato, tras lo cual dio una explicación. - Verás, como ella va a trabajar contigo, he decidido que ambos vivan juntos aquí. Así desarrollarán una mejor comunicación y aprenderán a tolerarse el uno al otro. Aunque su argumento sea convincente, no termina por agradarme, lo mismo que pasa con ella. — ¡¿Qué cosa?! - dijimos al unísono. Misato sólo se limitó a sonreír. — Es una orden. - dijo, sin quitar su sonrisita. Como la recién llegada desacomodó todo lo mío, tuve que volver a ponerlo TODO en su lugar. Consolas, laptop, ropa y otras cosas privadas (con esto último parecerá que estoy guardando algo malo, pero no es así). — Oye, ¿qué es esto? - dijo, mirando entre mis cosas. — ¡Hey! ¡Suelta eso! — ¿Un oso de peluche? - exclamó, encontrando el objeto por el que me refería a "cosas privadas". — ... ¿Qué? ¿El oso de mi hermano? ¿Qué hace aquí? - traté de disimular. — ¡Ja! A mí no me engañas. - dijo, como si lo supiera todo. - Eres un bebé. — No soy un bebé. — Entonces eres un niñito de mamá. — Mira, mejor deja de insultarme y ayúdame a reacomodarlo todo, ¿sí? - le dije de mala gana. Lo peor de eso sería al día siguiente, o sea, el jueves 2 de julio de 2015. Me desperté a las 8:00 a.m., una hora perfecta. Además, Misato ya me esperaba para irnos al GeoFrente. En cuanto a Sohryu, me dijo que estaba dormida, que era mejor dejarla así. Pff, por mí está bien. De ahí en adelante, la rutina es la misma (hago un paréntesis para mencionar que ya conocí al hombre de ayer, de nombre Ryoji Kaji), aunque creo que Ayanami aún no conoce a la nueva (¿o ya lo hizo?). Espero que no lo haga, porque a mí ya me cae mal. Odio a la gente que se cree superior (y ya viste cómo me comporto, sintiéndome inferior a los demás. Debería cambiar ese comportamiento). Evitando desvíos, al terminar con las pruebas de sincronización con Rei y habiéndonos entregado nuestras nuevas tarjetas (con las que podríamos tomar el metro al GeoFrente), Misato me hace varios comentarios al respecto, en conjunto con la doctora Akagi. — Felicidades, Helio. La prueba indica que la profundidad de la cápsula alcanzada en tu caso es excelente. - me felicitó la doctora, aunque a mí no me interesan esos detalles técnicos. — Eh... Sí, gracias. - digo. — ¡Bien hecho, Helio! ¡Lo hiciste muy bien! Ah, y tú también, Rei. - nos dijo Misato a ambos, aunque se enfocó más en mí. — Caray, Misato. Lo dices como si hubieras tomado cerveza. Dime, ¿te tomaste alguna antes de que viniéramos? - le cuestioné. — No, en esta ocasión no, pero me alegro que cada día mejores. En serio te mereces mis felicitaciones. — Bueno, pues... gracias. - agradecí de nuevo. — Helio, recuerda la cita diaria con mamá. Ve, yo te estaré esperando para irnos juntos a la escuela. - me recordó Rei. Y así lo hice, poniéndome en camino derechito hacia la oficina de la doctora Ikari, pero no sin antes pasarme por los vestidores para cambiarme. Ya cambiado y con la ropa escolar puesta (y la mochila cargada), entro en el consultorio. — Hola, Helio. Me alegra que seas tan puntual como siempre. - me saludó. — Bueno, pues es que no me gusta romper la regla de la puntualidad, je, je. - dije. — Anda, toma asiento, por favor. En verdad me agrada que la doctora Ikari sea así de gentil (aunque no se puede decir tanto de lo mismo sobre su esposo..., y eso que tiene unos toques). — Sabes, me comentaron que tienes a una nueva compañera de cuarto. - empezó. — ¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo...?! - me exalté de inmediato, provocando que se riera un poco. — Calma, no te preocupes. Misato me lo dijo, y veo que has empezado con el pie izquierdo. — Pues... tengo que admitirlo: esa tal Asuka Langley Sohryu es bastante presumida, engreída y egocéntrica. ¡No soporto a ese tipo de personas, junto a los "fresas"! — Helio, tienes que entender que no todos somos iguales. Recuerda que cada persona es un universo propio y tiene su propia personalidad. — Sí, ya sé. Y así continuó el resto de mi cita con la doctora, hablando del tema de Asuka y de que tengo que aprender a tolerarla (suena tan fácil). Al final, llega la hora de irme, pero antes, ella me dice: — Una cosa más, Helio: recuerda que, no importa la situación, siempre habrá luz al final del túnel. ¿Acaso suena como la frase que dirían en medio de una pandemia o qué? Bueno, no importa, tiene razón, debo tolerar a mi nueva compañera. Como sea, me despido de mi psicóloga, me reúno con Ayanami y, juntos, nos vamos, estrenando las tarjetas que nos dio la doctora Akagi. Cuando llego a la escuela (que, debo aclarar, las clases no son de cinco o seis horas, como en México, ¡sino de diez!) me alegro de estar bastante alejado de esa engreída. En eso, me dispuse a conversar con mis amigos. — Oigan, ¿qué opinan de la chica de ayer? - dije, dando inicio a la charla. — ¿La que encontramos en la cafetería? Reconozco que se veía linda, pero su personalidad era insoportable. - comentó Toji al respecto. — Sí. Como dije ayer, sólo espero que no la veamos de nuevo. - dijo Kensuke. Por otra parte, la puerta del salón se abrió de repente. Obviamente todos miramos hacia allá, pero en cuanto lo hicimos... — << ¡Ay no! ¡¿Aquí también...?! >> - pensé. — ¡No...! - suspiró Toji, horrorizado, después de caerse al piso. — Tenía que hablar... - comentó Kensuke, bajando la cabeza, arrepentido por lo que acababa de decir. Sí, era Asuka nuevamente. Y encima con el uniforme. Eso significaba que iba a estar con Ayanami y conmigo, y lo que es peor, en esta misma aula... ¿A quién se le ocurrió esto? Ah, claro. A Misato (maldita sea...). Bueno, pues luego de un rato, y después de que llegara el profesor, la nueva alumna del salón se situó enfrente de todos, anotó su nombre en el pizarrón (reconozco que escribe bastante bien en cursiva), y nosotros tres, con cara de "Ay... no...", junto con el resto del aula (que tenían otra), tuvimos que ver la presentación. — Me llamo Asuka Langley Sohryu. Encantada. - se presentó con la misma frase que dijo al verme, sólo que sin las partes "importantes" y muy formal. Me saltaré hasta el almuerzo, ya que en todas las clases no dejaban de haber susurros de parte de los demás muchachos. Pues bien, en la hora del almuerzo, todos los chicos del salón (sin contar a Toji, Kensuke, creo que Shinji, y por último yo) decían cosas como "Es una belleza." o "Qué linda es.". Si tan solo supieran cómo es su personalidad, entonces no dirían tales cosas. Además, me fijé que Hikari se acercó a ella. Creo que quiere ser su amiga. Mierda..., lo que faltaba: que la chica que creo que ya amo (pero aún no me animo a decirle) se vaya a juntar con esa... bruja. Pero eóo solo fue el principio. Más tarde, Toji y Kensuke comenzaron con un "negocio", que consistía en tomarle fotos a la nueva y venderlas por veinte yenes. Yo no quise participar porque sería un poco... excesivo (aunque noté que ya ganaron una buena cantidad. Quizá me una a ellos). Además, Rei me dijo que, cuando la Segunda Elegida abrió su nuevo casillero, salieron bastantes cartas. No tengo idea de cómo hicieron eso (después de todo, se supone que sólo el propietario del casillero sabe la contraseña. En serio, no sé cómo lo habrán hecho), pero las pisoteó todas y dijo que algunas decían cosas como "Para mi diosa". Esto ya es llegar a niveles exagerados de obsesión... ¿Qué es esto? ¿La regla 34 acaso? Durante el resto del día no hubo nada especial, así que pasaré a la hora de salir (ah, y dije que tenía que ir al baño para saltarme la parte de asear el salón. Ji, ji, ji...). En la salida, no miento cuando digo que ella es como un imán de personas. Muchos (sí, hombres en mayoría) van detrás de ella. Algo aún peor...: tendría que irme junto a ella. Y en la salida... Bueno, no hice eso. Decidí irme con Toji y Kensuke para caminar más rápido y dejarla atrás. Je, je... Además, ella se fue con Hikari esta vez, comenzaron a platicar y caminaron despacio. Ya me preocuparé de eso después, por ahora estoy concentrado en llegar al apartamento. Luego de estar un ratito de viaje y de despedirme de mis amigos, finalmente logro llegar. Afortunadamente Asuka no ha llegado (pues como dije, caminaba despacio), así que puedo sentirme libre hasta que llegue. En todo ese rato, saqué mi 3DS, coloqué el Super Smash Bros. y me puse a luchar contra mi ciber-amigo Javier. Yo soy Samus y él es Mario. Al final gané. Después de un rato, ya cuando estaba en el comedor usando mi laptop jugando Another Metroid 2 Remake (lo malo es que es una demo, pero muy avanzada. De hecho, es la versión 1.41), escuché el sonido de la puerta automática abriéndose y una voz conocida: era Sohryu. Ya había llegado. Pero lo que me asombró, o mejor dicho asustó, es que no venía sola. Venía con... ¿Hikari? ¿Venían ambas (pensé que se separarían después de llegar a cierta parte de la ciudad)? Si de por sí ya me estoy obsesionando un poquito con ella, tenerla en el apartamento sería aún más incómodo que cuando estuve en su casa (pero al menos me llevé bien con sus hermanas). — ¿Entonces ya estuviste aquí? - preguntó Asuka. — Sí, hace como una semana. Helio estaba decaído, así que dejé que se quedara en mi casa. - le contestó Hikari. — ¿QUÉ? ¿EN TU CASA? — S-sí... ¿Por qué? — ¡Helio es un inútil! ¡Necesita que le den instrucciones para conversar! — ¿En serio? Pensaba "Ahora resulta que le está diciendo cosas malas de mí..." mientras apretaba mi puño. Y por cierto, ¿qué fue lo que hice? Lo que cualquiera hubiera hecho en esa situación: esconderme. Sí, así de inmaduro soy. Dejé la laptop en la mesa y me fui al baño. Desde allí, observé cómo las dos ingresaban a mi recámara... ¿o se dice "nuestra" recámara? Después de todo, la comparto con Asuka (pero no creas que las camas están juntas o que pusieron una litera, sino que hay una de esas cortinillas corredizas que separa las dos estancias pequeñas). — ¿Y esto? - dijo Hikari, curiosa, mientras tomaba mi peluche y lo miraba de cerca. — Es el peluche de Helio. Me sigue sorprendiendo que esté tan crecido como para tener uno. En ese momento, inexplicablemente sentía que podían venir hacia acá, así que salí de allí rápidamente y busqué un nuevo escondite, ya que escuché que se acercaban. Al final, el único sitio que encontré fue debajo de su cama (me sorprende que sea lo suficientemente alta para que pudiese entrar sin problemas). — << Por favor, que no se sienten. Por favor, que no se sienten. >> - pensaba. Ahora que yo mismo me metí en este problema, no puedo salir de él. Desde mi perspectiva (es decir, desde donde estoy ahora), observo cómo las dos se sientan en la cama (maldigo las ironías). Lo único que tengo al alcance ahora son las piernas de ambas (un detalle es que Hikari no tenía zapatos, venía con las medias que suele usar en la escuela. Después de todo, cuando vas a casa de alguien más, te quitas los zapatos antes de entrar. Vaya detallazo, ¿no?). Lo único que pensaba era "Parezco un acosador sexual". — Entonces, ¿cómo fue que Helio estuvo en tu casa? - dijo Asuka, queriendo seguir con el tema de charla. — Es una larga historia. Pero la parte final no me gustó. — ¿Cómo? — Vine aquí mismo a hablar con tu tutora, mandó a unos hombres trajeados a mi casa y se llevaron a Helio, no sin antes que este me dijera "traidora". — Qué inmaduro... Yo sólo me quedé quieto, escuchando toda la conversación y respirando cuidadosamente para que no me notaran (en serio iba a parecer un acosador sexual si miraba debajo de sus faldas). Y de nuevo pensé en algo: "Qué extraño que no haya mencionado la parte en la que me consolaba". — De verdad, esa parte me dolió. — Cálmate, amiga, sólo hiciste lo correcto. Ya sabes cómo es él. — Sabes, no sé por qué, pero creo que Helio se parece a Toji. — ¿Qué? ¿Qué parecidos les encuentras a esos dos? — << Sí, ¿cuáles? >> - pensé. También estaba interesado en saber esa respuesta. — Que... aunque aparentan ser serios, por dentro son sensibles y, en el caso de Helio, muy frágil. Creo que Helio es alguien especial. Como eso último me resultó incómodo (realmente odio que me llamen "especial" o "niño especial" o cosas así), decidí que era momento de zafarme de esto, así que con mucho cuidado, me escabullí por debajo de la cama y seguí así hasta que salí del cuarto (sabes, es curioso que ella me haya llamado así, porque yo nunca le dije de mi condición). Tuve suerte de que no me vieran y de que la cama de Asuka estuviera pegada a la puerta. Una vez lejos de su visión, me levanté, tomé mi mochila y fingí haber llegado recién. Claro, regresé hasta la puerta, topándome al pingüino en el proceso. — Tú, guarda silencio. - le dije en voz baja a Pen Pen, quien sólo se me quedó mirando y regresó a su "cuarto". Estando preparado, oprimí el botón de la puerta para que esta se abriera, dando la impresión de que había llegado. Luego de esto, fui a mi cuarto a dejar la mochila, y cuando las vuelvo a ver, hago como si me sorprendiera verlas (sobre todo a Hikari). También hago como que no escuché nada de lo que hablaron. — ¿Hikari? ¿Qué haces aquí? - dije con falso tono de sorpresa. — Yo... Yo sólo acompañaba a Asuka. Eso es todo. Luego de eso, dejé (ahora sí) la mochila donde va y continué con lo que hacía antes de que llegaran ellas. Un rato después, Hikari se va, no sin antes conocer mejor el lugar donde vivo. Luego de darse unas vueltas y traer cargado a Pen Pen (creo que le gusta ese pingüino), viendo que estaba sentado en mi cama, se sienta a un lado mío para conversar. — Entonces... ¿ese es tuyo? - me preguntó, refiriéndose al oso de peluche. — ¿Qué? ¿El peluche? ... Está bien, sí. Es mío. Me lo regaló mi abuela y nunca lo he soltado. ¿Qué tiene eso de malo? - dije. — Nada. Asuka cree que todos tienen derecho a tener sus propias cosas. — ¿Qué? - dije. - << Pero si me dijo niñote...>> - pensaba. Noté que quería decirme algo, lo sé porque lo pensó, pero al final no me dijo nada. ¿Qué me habrá querido decir? Esa duda la tuve en la mente por unos segundos, ya que casi enseguida volvió a dirigirme la palabra. — ¿Puedo decirte algo? - me dijo con cierta timidez. — Claro, por supuesto. — ¿Recuerdas cuando estuviste en mi casa? — Sí... ¿Por? — Verás, es que cuando preparo de comer para mis hermanas, siempre nos sobra algo después de terminar de comer. Creo que ya iba comprendiendo a dónde iba, así que le respondo. — Qué desperdicio. — ¿Eh? — Creo que ya sé a dónde quieres llegar. — ¿Qué? - dijo ella, sorprendida. — Como ves que yo nunca llevo almuerzo, quieres darme la comida que les sobre. — Pues... sí. Qué bueno eres para adivinar. — Con respecto a eso, déjame decirte que será un placer ayudarte a terminar el resto. Ella sólo sonrió y me respondió asintiendo. — Gracias. Qué amable. Luego de un rato, la invitada se fue. Más tarde, cuando ya cayó la noche (pero en serio), me sorprendió que Misato no haya llegado, así que le pregunto sobre esto a Asuka (quien ya se había quitado la ropa colegial, lógicamente). — Oye, ¿dónde está Misato? — Hoy trabajará hasta tarde. Volverá en la mañana. — ¿En serio? Qué raro que no me llamó... - dije, pero entonces recordé que siempre traigo mi celular (o mejor dicho, mis celulares) en modo avión. — ¡Eso significa que esta noche estamos solos! ¿Sales o qué? - me dijo, haciendo una señal de "V" con los dedos de su mano y guiñándome el ojo. Esa actitud feliz y social que tuvo durante unos segundos fue algo extraña para mí de ver en ella. Tras esto, se dirige a su cama a dormir, lógico, ya que eran casi las 11 p.m. — Helio, esta puerta es el impenetrable muro de Jericó, ¿comprendes? — Sí... — Si te atreves a cruzarla, te mato. Y ahora, vete a dormir. Afortunadamente para mí, como ya dije antes, ella tiene una cama en una sección aparte del cuarto, al lado de una puerta deslizante, porque de lo contrario tendría que dormir con ella en la misma cama... como con Hikari (creo que estoy haciendo demasiadas comparaciones, sobre todo con ella). En fin, después de volver a jugar en el 3DS, pero esta vez a The Legend of Zelda: A Link Between Worlds (ya acostado, por supuesto. Acabo de llegar al castillo de Lorule, en la etapa final del juego), a eso de las 11:30, sentí ganas de ir al baño. Dicho y hecho, me levanté y fui al baño a... algo rápido. Luego, cuando ya me disponía a regresar a mi cama a dormir, sentí la necesidad de mirar a Asuka a ver qué hacía. Vi que traía puesta una blusa pijama, noté que tenía una marioneta de guante a un lado de su cama (¿quién tiene objetos de niños ahora?) y también aprecié que lleva bragas de rayas (sí, soy muy observador. ¿Acaso son las mismas de ayer?). Cuando vi que todo estaba normal, decido regresar a mi cama a dormir de una vez, cuando escucho que Asuka comienza a hablar dormida. — Ma... Ma... Mamá... - decía, y pude apreciar que le brotaron algunas lágrimas. Vaya, eso no me lo esperaba. Pero aun así, ¿quién es la bebé ahora? ¿Eh? |
Capítulo 8
|
---|
El valor de un milagro |
Día lunes 6 de julio de 2015. Han pasado unos días desde que Asuka Langley Sohryu llegó a Japón, y sólo tengo una palabra para describir eso: insoportable. Asuka es tan desagradable (tanto para mí como para Toji, Kensuke y hasta Shinji) que nunca la acompaño en la salida. Realmente no la soporto, pero tengo que hacerlo, después de todo es la Segunda Elegida. ¿Qué es lo único más molesto que Asuka? Esos malditos bichitos que siempre se escuchan de fondo. ¡No los soporto! ¡Me vuelven loco! Aunque, ahora que lo pienso, también se escuchan en una de las zonas que atravieso al jugar Pikmin 2 (para ser más concreto, en la tercera zona, conocida como el "Arroyo Desconcertante")... Mejor sigo, que me distraigo. La rutina fue la misma, aunque en este caso diré que la charla diaria que tengo con la doctora Ikari fue algo más... interesante. — En serio, doctora. ¡No soporto a la "caeme bien" de Asuka! ¿Qué es lo que tiene que la haga así? ¡Ni yo ni mis compañeros de clase la soportamos! Bueno... sólo algunos. Creo que hasta su hijo me apoya en esto que digo. Y si no me cree, puede preguntarle. - le digo. — Veo que estás muy interesado en saber más sobre ella, así que te lo diré. Verás, lo que posee Asuka es algo denominado "complejo de superioridad". Esto significa que ella cree que puede hacer cualquier cosa, que es capaz de realizar lo que sea. En otras palabras, se siente superior a los demás. — << Entonces, por consiguiente, yo poseo el de inferioridad, ¿no? Digo, viendo cómo me comporto... >> - pensé. - Así que yo vendría siendo el polo opuesto. - dije. — Sé que mi respuesta puede hacerte sentir mal, pero la verdad es que... sí. — La verdad es que ya lo suponía. — ¿En serio? — Sí. Es sólo que quería comprobarlo. - comenté. - << Lo único que espero es que eso de "los polos opuestos se atraen" no aplique en este caso. >> Antes de proseguir, tengo que hacer énfasis en las pruebas de sincronización que realicé antes de la cita, donde Rei y yo sacamos resultados regulares, yo rozando el 70% y ella un poco debajo de mí, como por el 63%, mientras que Sohryu sacó los más altos, haciendo que nos lo presuma en la cara (esto de la profundidad de la cápsula le servirá como un medio de competencia, mientras que a mí me da igual). Por cierto, no he mencionado cómo es su traje de conexión, ¿verdad? Es de color predominantemente rojo, con una banda verde en el pecho, la parte baja de los brazos de color negro y las mismas bandas oscuras en los muslos. Y ahora, pasemos a la escuela. Aunque no debería de agradarme (porque, obviamente, es la escuela), tengo razones para eso, y es que recordé algo: Hikari comenzaría a traerme el almuerzo. Algo bueno, ya que siempre tenía que ir hasta la cafetería y aguantar las filas para comprar algo aunque, ahora que lo veo, eso me recordaba a la preparatoria. Qué mal... Se supone que todos comen en el salón durante el almuerzo, pero en este caso quisimos (o más bien quise) romper esa regla y comer en la azotea. Después de todo, el acceso está abierto siempre y nadie vigila (cliché del anime). Además, voy a aprovechar el momento para decirle que... bueno... eso. Ya perdí una oportunidad una vez con otra y no voy a hacerlo de nuevo. Mmm... De hecho, acabo de pensar en algo... ¿Acaso sólo quiero andar con Hikari para presumirlo ante mis amigos en Facebook y que no se burlen de m (aunque ellos no lo hacían. Qué irónico)í? ¿Acaso sólo pienso utilizarla? ¿Realmente siento algo por ella? ¿Ella sentirá lo mismo por mí? Fuera de mis pensamientos, llegamos a la azotea, con ella trayendo consigo un par de esas cajitas que los japoneses usan para comer cubiertas por envolturas parecidos a... servilletas, supongo. Creo que Misato me dijo que se llaman "bentos" o algo así. — ¿Por qué venimos aquí? ¿Sabes que se come en el salón durante el almuerzo? - me dijo ella, aclarándome algo que ya sabía. — Es que prefiero más la privacidad, sin que nadie nos moleste, sobre todo Asuka. - le contesté, dando mis motivos. — Ah, vale. Pero sigo sin estar muy convencida de esto. — Tú relajate, que al fin y al cabo nadie nos va a descubrir. Así que nos sentamos. Yo "me dejo caer", como dicen los de mi familia, mientras que ella se sentó de rodillas. A pesar de la hora del día, la 1:20 p.m. más o menos, no siento ningún calor externo, ni siquiera porque Japón esté sumido en un verano eterno desde el Segundo Impacto. Serán cosas mías. Antes de que comenzáramos, decidí decirle lo que quería decirle. — Oye,... ¿puedo... decirte algo? - comienzo, decidido. En este momento siento que el corazón comienza a latirme más rápido. — Sí, claro. - me respondió, dándome mi respectivo bento envuelto en una envoltura azul que, por cierto, emanaba un olor delicioso. — Verás, es que nos conocemos desde no hace mucho tiempo, pero creo que hemos pasado tanto tiempo... bueno, no, algo de tiempo juntos, que creo que... Bueno, quería decirte que si... - relataba, cuando algo me interrumpió. Lo que cortó mi discurso era la sirena de alarma de la ciudad. Había aparecido otro Ángel. — ¡Ay, no puede ser! ¡Me lleva la...! - dije, levantándome en el acto. - ¿Sabes qué? Hacemos esto mañana. Adiós. - me despedí súbitamente, devolviéndole el bento y corriendo hacia el salón. Después de esa despedida tan abrupta, tuve que regresar al aula a por Ayanami y Sohryu para irnos juntos, mientras los demás se iban a los refugios. Por cierto, creo que he olvidado mencionar algo: al igual que en la Ciudad de México, donde se hacen (o hacían) simulacros para los terremotos, acá se hacen en caso de que un Ángel aparezca. Asuka no deja de decirme que son inútiles. Tras salir del instituto, nos dirigimos rápidamente al GeoFrente, tomando el metro en la estación más cercana. Cuando llegamos al cuartel general, tras notar la actividad de los empleados, fuimos a la sala de mando a ver qué tenían de "novedades". — ¿Ahora qué es lo que nos espera? - dije, cruzando los brazos. Quería saber qué me había interrumpido en algo tan importante. — Desplegando imágenes satelitales. - comentó Hyuga, revelando una imagen satelital en vivo de una esfera negra gigante con decenas de ojos blancos giratorios. — Entonces... ¿hay que enfrentarnos a eso? ¡Pero si no está a nuestro alcance! - se quejaba Sohryu. Vimos cómo el Ángel, el Sexto, era rodeado por muchas explosiones pequeñas, las cuales no le afectaban en nada. — Las minas N2 aéreas resultan inútiles. - comentó Maya al respecto. — << ¿Tienen más de esas minas? ¿Y no nos dijeron? >> - pensé. — ¡Esperen! El enemigo ha cogido impulso. - dijo ahora Shigeru. — ¿Y eso qué significa? - preguntó la doctora Akagi, en busca de una respuesta. Yo ya estaba comenzando a pensar en lo que iba a suceder, y Misato pensó lo mismo. — Planea estrellarse sobre Tokio-3. - dijo, como si me leyera la mente. - ¿Y el comandante Ikari? - preguntó, ya que se encontraba de viaje. — No podemos contactar con él. El Ángel está creando interferencia. Nuestros análisis indican que también puede reflejar la luz. - habló de nuevo Hyuga. — ¿Y Yui? — Aquí me encuentro. No me iré a un refugio aunque Gendo me lo dijera. - respondió mi psicóloga, encontrándose en la zona donde deberían ir los dos al mando de la organización. — Bien. ¡Llamen al ejército! ¡Díganles que evacúen 150 kilómetros a la redonda! No me fijé si fue la doctora Ikari o alguien más, pero el gobierno japonés fue notificado y, por consiguiente, todos los refugios cercanos a la ciudad fueron evacuados hacia otros más lejanos por órdenes de las Fuerzas de Autodefensa Estratégica de Japón (o sea, lo que vendría siendo el nuevo ejército japonés. Otra más añadida a las cosas que no explico). Lo que siguió después fue un tráfico bastante parecido al que se da en China o la Ciudad de México: todas las avenidas estaban saturadas de automóviles que sólo querían irse de la ciudad, eso y que muchos prefirieron correr y dejar su vehículo ahí (esto me recordó a un capítulo de Las chicas superpoderosas). También había letreros electrónicos en las avenidas, que decían "WARNING! ANGEL APPEARED! (claro que en japonés y en inglés)". Mientras, a Sohryu, Ayanami y mí nos mandaban a ponernos los trajes de conexión. Era más que evidente que íbamos a hacer algo importante. NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Mientras Helio se cambiaba solo en la zona de casilleros de los hombres, en la zona de las mujeres, Asuka intentaba "sacar algún tema de conversación" con Rei (en verdad, la estaba molestando). — ¿Por qué eres la consentida de la familia Ikari? - preguntaba Asuka. — Yo no soy una consentida... - le respondió Rei, algo molesta por esa pregunta. — Oye, ¿por qué tienes ojos rojos? Sonaré como Helio con sus referencias universales, pero en eso te pareces a un personaje de una historia que leí. Es una lástima que quedara inconclusa... — No lo sé. No recuerdo si alguno de mis padres se veía así. — ¿Cómo es tu relación con los Ikari? — ¿Con los Ikari? Pues... — Sobre todo con el tonto de Shinji. — ¿Con Shinji? - dijo Ayanami, tornándose sonrojada tras decir dicho nombre. — ¿Acaso te gusta? Sé que te atrae, se te nota en la cara. ¡Y eso que son como familia! — Asuka, mejor cámbiate y vámonos, que Helio debe estar esperando por nosotras. — Está bien. Como quieras..., consentida. Como Rei ya se había cambiado de vestuario antes que Asuka, esta tuvo que quedarse sola en la sala. Se quitó el uniforme escolar, lo guardó en su casillero designado y se puso su traje de conexión. Además, también pensaba en algo. — << Tú puedes, Asuka. Sabes que puedes. >> - se automotivaba mentalmente. Mientras tanto, en otra parte del cuartel, Misato y Ritsuko estaba conversando sobre la operación actual. — ¡¿Qué?! ¡¿Usarlos a los tres?! - exclamó Akagi, sorprendida. — Es la mejor opción que tengo. - comentaba la teniente. — ¡Las MAGI dicen que la probabilidad de éxito es muy baja! ¡Casi de cero! — Las posibilidades se encuentran por encima de cero. Para mí es más que suficiente. — ¡Teniente Katsuragi! ¡Lo único que tenemos que esperar es un milagro! — No. Hay que crearlo. No me detendré hasta acabar con los Ángeles. — ¿En serio? ¿No será que quiere acabar con ellos para saciar su venganza por haber matado a su padre? — Haré lo que tenga que hacer. - dijo Misato, limitándose a ver a su compañía de lado. Misato se fue con rumbo a la sala de mando, dejando sola a la doctora Akagi. — Esperar un milagro... ¡Ja! - se dijo a sí misma en voz alta. NOTA: A partir de aquí, la historia vuelve a ser contada por Helio. Me quedé esperando afuera del vestidor de mujeres a que Ayanami y Sohryu salieran. Rei salió primero, así que tuvimos que esperar a Asuka (aunque yo hubiera preferido adelantarme y dejarla atrás, pero sería peor, conociendo cómo se comporta). Al estar en la zona donde los EVAs están almacenados (porque no se quedan en las jaulas, sino que son almacenados en una especie de bóveda subterránea de la que hay que sacarlos con plataformas enormes que funcionaban como grúas), Misato nos contó los detalles de la operación. Nos dijo que sería necesario usar a los tres EVAs. Antes de continuar, voy a describir el EVA-02, el primer Evangelion para combate real, según Asuka (y que llegó junto con ella y Kaji): este EVA tiene una armadura de color rojo y naranja con algunos detalles blancos y negros, con una pequeña cornamenta la parte superior de la cabeza, cuatro ojos en su rostro y un casco dividido en dos secciones. Y otro detalle: el EVA-00 tuvo unas modificaciones en su armadura tras la Operación Yashima, viéndose ahora más parecido a mi EVA, con esas hombreras. No sé por qué, pero eso de que antes no tenía hombreras y ahora sí me recordó al traje de Samus Aran (yo y mis referencias a Metroid...). Ahora sí, prosigo con la historia. — ¡¿Qué?! ¡¿Con nuestras manos?! - exclamó Sohryu con sorpresa, haciendo la acción de agarrar algo en el aire con su mano derecha. — Las simulaciones indican que los EVAs tienen que estar distribuidos para cubrir un mayor terreno. - dijo Misato, mientras nos mostraban una representación holográfica de la zona y el radio que cubren los EVAs. — ¿Y cuáles son las posibilidades? - preguntó Rei. — Sólo Dios las sabe. — Otra razón más para querer dejar a estos dos solos y no hacer nada. — << Y luego yo soy el pesimista... >> - pensé, mirándola. — Bueno, vayan a los EVAs. — Sí. - respondimos todos, yendo a abordar nuestras respectivas unidades. En este punto, las tres unidades fueron desplegadas en toda la zona para cubrir más terreno. No sé dónde habrán quedado las otras dos, pero yo estoy en una cantera (se supone que nos colocaron en forma triangular). Ni siquiera estaba prestando atención al discurso de Misato o a los preparativos, sólo me concentré y me relajé con el "silencio" que había en la cabina. Entonces, cuando ya íbamos a correr, los tres nos pusimos en la misma posición que los corredores de carreras olímpicas cuando esperan el inicio del evento. Luego de otro pequeño discurso por parte de Misato, los cables umbilicales se soltaron. — ¡Lanzamiento! - ordenó. Y a correr se ha dicho. Los tres salimos como si fuésemos competidores profesionales, de paso destrozando los lugares donde nos encontrábamos anteriormente. Nos dirigíamos hacia donde veíamos que el enemigo se movía. En medio de esto, el Ángel se "abrió", convirtiéndose en una esfera de varios colores en rayas, y luego pasando a tener un cuerpo alargado de varios colores en rayas, con enormes "alas" con estas características y una sección central. Estas tres partes tenían un ojo (uno oscuro en las "alas" y otro en medio). Todo esto desprendiendo un "gas rosa" y un halo rojo. Sinceramente, sentí miedo. — ¡El objetivo está cambiando de dirección! ¡Está acelerando! - informó Shigeru. — ¡Está descendiendo más rápido de lo que pensábamos! ¡No podré llegar a tiempo! - dijo Asuka, viendo al cielo y al enemigo. — Lo lograré de alguna manera. - dije, decidido. - ¡Misato! — ¡Pronto! ¡Activa de la 102 a la 157! - dijo Misato a Makoto. — Entendido. - dijo Hyuga, activando unas plataformas metálicas gigantes que estaban apoyadas en una base. Usé esas plataformas para dar una vuelta (porque estaban colocadas en círculo y en forma de rampa) e intentar llegar más rápidamente adonde el Ángel. — Ahora de la 1070 a 1074, listas. - ahora se desplegaron plataformas verticales (muy altas, por cierto) en las que me pude apoyar para dar un supersalto y ganar velocidad y, después, ponerme en una pose que me permitiese correr mucho más rápido, cogiendo un enorme impulso. — << Toma esto, Samus Aran... Y tú también, Sonic. >> - pensé, viendo lo rápido que iba. Con el impulso obtenido por esa vuelta, y por la rapidez que tenía (coloquialmente se puede decir que estaba "corriendo como Naruto"), fui el primero en llegar, así que me puse en pose de atrapar algo. Extendí los brazos del EVA hacia el cielo. — ¡Escudo AT al máximo! - dije, desplegando mi escudo y atrapando al Ángel, produciendo algo así como una onda de choque por la "recepción". Parecía que podía aguantar hasta que esas dos llegaran. Entonces, una especie de "entidad" con máscara de hueso salió del Ángel y bajó hasta donde me encontraba. Sin importarle cómo me encontraba, forcejeó las manos del EVA para dejar caer lo que traía encima, y de paso, atravesarlas sin problema alguno al convertir las suyas en lanzas. Y sí, gritaba de manera similar a cuando fui atacado por el Quinto Ángel, con el LCL de la cabina burbujeando. — ¡¿Pueden apresurarse?! - grité, en una mezcla de ira y dolor. — ¡EVA-02! ¡Rápido! - dijo Rei, aún en camino. — Ya lo sé, ya lo sé. - comentó Asuka, sacando su cuchillo progresivo. Sorhyu fue la segunda en llegar, empuñando el cuchillo en su mano derecha y cortando el campo AT del Ángel como una bolsa de plástico con facilidad, debido a que yo ya lo había anulado al momento de la captura. ¿Cuál fue el problema? Que el núcleo, que estaba en el ojo central, comenzó a moverse erráticamente de acá para allá. — Pero... ¿qué? - dijo, viendo lo rápido que se movía el núcleo. No podía propinar un golpe certero, debido a que este se movía demasiado rápido. Esto hasta que recibió una ayudita: el EVA-00 había llegado, agarrando el núcleo para facilitárselo. — ¡¿La consentida?! - exclamó de nuevo. — Asuka... - dije, con dolor. — ... ¡Rápido! - dijo Rei, terminando la frase. Y por cierto, la estaba pasando igual que yo, ya que las manos le estaban ardiendo, creo. — ¡Ya voy! ¡Dejen de darme órdenes! - respondió Asuka mientras lanzaba un cuchillazo contra el núcleo. Sorhyu clavó su cuchillo en el núcleo del Ángel, sin embargo, para asegurar la victoria, sacó el otro y también lo clavó. — Uno más. - terminó Sohryu, dando un fuerte rodillazo para introducir más el primer cuchillo que clavó dentro del núcleo del Ángel. Ese rodillazo fue el golpe de gracia. El núcleo del Ángel se quebró. Por otra parte, todas las "plumas" de la parte superior de las "alas" se retrajeron, el cuerpo del monstruo se tornó de una coloración negra y... ¡PÚM! La ciudad entera termina inundada de sangre del mismo, todo acompañado por una explosión en forma de cruz. Esta sangre era como el agua, pero rosa (así que seguro adivinarás qué es lo que se hace con la sangre de los Ángeles). Menos mal que no se parecía a la sangre humana, porque de lo contrario Maya Ibuki estaría vomitando. Lo digo porque descubrí que es algo sensible y la sangre le provoca asco (y, en cierta medida, a mí también, aunque en menor parte). En la base, el nivel de daños de los EVAs mostrado en la pantalla era el siguiente: "EVA-00: daños moderados", "EVA-01: daños extremos" y "EVA-02: daños leves". Claro, todo en inglés. — Acabaron con él... - comentó la doctora Akagi. — Esto sí que es un milagro. - dijo ahora la doctora Ikari, feliz, sin quitar su típica sonrisa. — Finalmente hemos recuperado la comunicación con el comandante Ikari. - comentó Hyuga, abriendo una ventana de comunicación que decía "No avaiable image. (Audio only)". — Me disculpo por lo que ha sucedido, señor. El daño que han sufrido los EVAs es mi responsabilidad. - se disculpó Misato, en espera de algún posible castigo. — No tiene por qué disculparse, teniente Katsuragi. - comentó el comandante. — Esta es otra prueba del porqué ahora pasará a ser la coronel de NERV, junto con la Operación Yashima. - dijo ahora el profe, o sea, Fuyutsuki. — Gracias... a ambos. — Por cierto, ¿los chicos se encuentran ahí? — S-sí. - respondió mi mentora, algo extrañada por eso. Mientras tanto yo, en mi cabina ya a oscuras, pues ya se había agotado la batería, vi cómo se activaba una ventana igual. — Muchachos, he escuchado todo. — ¿Ah, sí? - dije, con algo de incertidumbre y, por supuesto, dolor en las manos. No sabía qué me quería decir hasta que... — Los felicito. Hicieron un gran trabajo, en especial tú, Helio. Creo que Yui opinará lo mismo. — Sí, digo lo mismo. Felicidades, Helio. Como mi paciente, puedo decirte que has logrado un gran avance. - se escuchó a la doctora Ikari en la misma ventana, felicitándome. Tras esto, la ventanilla se cerró para que los adultos hablaran entre sí. Aunque haya sido una simple felicitación, me sentí como... no sé... como alegre, a pesar del intenso dolor. Puede que no lo haya dicho antes, pero me gusta que me feliciten por lo que hago, y más actualmente. Siento que hago cosas grandiosas cada que me felicitan. Esto es algo que no le digo a nadie, ni siquiera a la doctora Ikari, aunque sea mi psicóloga (debo decírselo cuanto antes). Después de un rato, salimos de los EVAs. Por mi parte, tuvieron que ayudarme a salir, debido a que tenía las manos "atravesadas". No literalmente, pero sí conservaba esa sensación nerviosa, así que tuvieron que cubrírmelas con vendajes, sólo por si acaso. Tras un rato más, recibimos la felicitación en persona de Misato, de la doctora Akagi y de la doctora Ikari (de nuevo para mí). Aunque aparenté sentirme incómodo, en realidad me encontraba feliz. Finalmente alguien reconoce mis esfuerzos. Sí, sé que dije que mis compañeros de clase eran unos interesados cuando supieron que yo era un piloto de Evangelion, pero ahora que lo pienso, me aprecian porque sólo yo puedo hacer algo que la mayoría no estarían dispuestos a hacer. No sé por qué, pero pienso que ahora puedo ser la persona más famosa de Monterrey, superando a otros de allá, como Yanet García o Ernesto Chavana. Dejando estupideces incomprensibles aparte (referencia a un video de los 3 Gordos Bastardos), después de otro rato, Misato nos llevó al apartamento. Lo bueno es que siempre nos vamos en el coche, que es rápido. Durante el trayecto, dijo algo (a los tres, ya que también llevaba a Rei) que nos llamó la atención: iba a organizar una pequeña fiesta en el apartamento. ¿La razón? Aparte de la llegada de Asuka, era para celebrar la reciente eliminación del Ángel (por cierto, toda esa sangre fue drenada rápidamente por NERV. A ver dónde llevarán todo eso...) y el reciente ascenso de la ahora coronel. Eso sí, la fiesta sólo sería con nuestros amigos, así que no habría mucha gente. Unos minutos después de llegar al apartamento (hasta Rei vino con nosotros a nuestro lugar de residencia), cada quien llamó a sus conocidos: yo a Toji y Kensuke, Asuka a Hikari y Ayanami a Shinji. Hasta Misato llamó a un par de NERV: la doctora Akagi y Kaji. Dicho y hecho, Ikari llegó casi de inmediato, la jefa de clase tardó unos diez minutos en llegar y los otros "dos chiflados" llegaron con el doble de tiempo que Hikari, con una excusa bastante creíble: Shinji venía con ellos. — Perdón, Helio, pero estábamos en un refugio muy lejano. - se lamentaba Kensuke de venir con uno de más. — Nah, descuida. No pasa nada. - dije, comentando el porqué no me molesté. Sólo faltaban la doctora y "el otro". Mientras, todos comimos comida precalentada. Qué bueno que Misato no metió su mano esta vez, porque ella siempre cocina los lunes y sólo diré una cosa: ¡sólo ella hace que la comida precalentada sepa tan mal! Lo digo porque ya me ha pasado, a mí y a Pen Pen (quien se ha llegado a desmayar)... Como sea, al cabo de un rato, después de que la doctora y el "señor de la cama" llegaran y comieran, Asuka comenzó a discutir con Toji, llevándose al resto de invitados jóvenes a la "conversación". Para calmar las aguas, decidí entrometerme. — Calma, calma... ¿Qué tal si mejor todos vamos a mi cuarto y jugamos al Super Smash Bros. de Wii U? - dije, recomendando una actividad que TODOS (lo digo porque éramos siete, y el Smash que tengo se puede jugar hasta de ocho) pudiéramos entreternos. — Ja. ¿"Tu" cuarto? Querrás decir "nuestro" cuarto... - dijo Sohryu, sonando como la propietaria de la mitad de un terreno. — Sí, lo que sea. Entonces dejamos que los adultos conversaran entre sí. Luego de un rato de juego y varias peleas (en el Smash y en la realidad), todos los invitados se fueron. Bueno, casi todos. Antes de irse, Hikari me llamó para decirle algo. — Oye, ¿qué querías decirme a la hora del almuerzo? - me preguntó. — ¿Lo del almuerzo...? - dije, cuando comencé a recordar lo que tenía previsto decirle. - ¡Ah...! ¡Eso! Nah, descuida. No era importante. — Bien, si tú lo dices... Antes de que cruzara la puerta, sentí que debía decirle algo más. Debía... disculparme. — ¡Espera! — ¿Sí? — En verdad lamento no haber probado tu comida. Ella sólo sonrió y dijo... — Tranquilo. Siempre hay un mañana. - me respondió y se fue. No sé por qué, pero esa frase me recordó a la doctora Ikari. Actuaba de manera similar: cálida, agradable, preocupada por mí... ¿Será que está así desde que estuve en su casa, como si fuera uno más de su familia? Creo que ese hecho ha sido una de las cosas más... no sé... impresionantes de mi vida. Un rato después, se fueron los adultos. No sé qué le habrá dicho Misato a Kaji, pero la vi algo tensa, y él trataba de calmarla. Y se suponía que este festejo era para desestresarse un poco... No quería molestarla, así que no le pregunté. Ahora pasaré a la noche, cuando ya me voy a dormir. ... Por cierto, ¿no he mencionado cómo duermo? Es fácil, me pongo mi pijama, que consiste solamente en un pantalón verde, con varias manchas oscuras de varios tonos del mismo color, bastante similar a un uniforme militar. De resto, me duermo con la playera que lleve en ese momento. Ahora sí, regreso al relato. Tras ponerme mi pijama y tumbarme en la cama, me preparaba para dormirme cuando, de pronto, siento que alguien se acuesta del lado mío (ya que mi cama está pegada a la esquina del cuarto y yo estaba recostado sobre mi hombro izquierdo). Me giro para ver quién era, se trataba de Asuka. Obviamente no evito mostrarme sorprendido. — ¡Sohryu! ¿Qué haces aquí? ¿Acaso vienes a burlarte de mi peluche? ¡Ya sé que tienes una muñeca! - dije, tratando de defenderme de cualquier posible "ataque". — No, no es eso. - dijo, sonando como algo desanimada, bastante diferente de como suele ser. — ¿Entonces? — Sentí... que debíamos conocernos mejor. No entendí. ¿Conocernos mejor? ¿Qué trató de decirme? — ¿Cómo que conocernos mejor? ¿No se supone que sabes todo sobre mí? — Te conozco por lo que dicen de ti en NERV, pero no en persona. En eso me vino a la mente una curiosidad: no había visto ninguna foto de ella con su familia, ni un recuerdo, salvo la muñeca. ¿Acaso será que vivió una infancia diferente a la mía? ¿O es que no he visto bien? Sea como sea, quería averiguar más sobre ella. — Oye, ¿por qué no tienes recuerdos de tu familia aquí? No he visto nada, ni una foto. — Sólo tengo la muñeca. Es un regalo de mi madre. — ¿De tu madre? ¿Acaso está muerta? - dije, pero ella no me respondió. Creo que la hecho sentirse mal. Se formó un silencio incómodo. Sentí la necesidad de disculparme. Comenzaba a creer que había "metido el dedo en la llaga". — Sohryu... — Dime "Asuka". Hoy me llamaste por mi nombre, así que puedes usarlo. - me respondió Sohryu, digo, Asuka. — Bueno..., Asuka. — Y yo, a cambio, te diré "tonto Helio". — Vale... Entonces, Asuka... ¿Por qué piloteas el EVA? - ya le hice esa pregunta a Rei, ahora le tocaba a ella. — Lo hago porque soy una piloto. Es mi destino. ¿Qué hay de ti? - me respondió. — Yo lo hago para tener un lugar en la sociedad, para que la gente me reconozca y me aprecie. Para tener un lugar en el mundo. Sólo para eso. - dije con decisión, apretando mi mano derecha, que ya no sentía tanto dolor. — ... Realmente eres un tonto. ¿Lo sabías? Tal parece que lo que me dijo Misato una vez podría ser cierto. Tal vez Asuka tiene un lado del que desconozco y, quién sabe, a lo mejor me vuelvo su amigo. Sólo el tiempo lo dirá... NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Antes de que el Sexto Ángel atacara, el comandante Ikari y el vicecomandante Fuyutsuki se encontraban en la Base Tabgha, en la Luna. Se hallaban sobrevolando la base, ya que no les dieron la autorización de atracar ahí. Ambos se dan cuenta de que el proceso de construcción de SEELE (quien se encuentra a cargo de la base) es diferente al de ellos. En eso, ven al joven misterioso, sentado en uno de los dedos del EVA, ya con algunas partes. — ¿Será humano? - preguntó Fuyutsuki. Gendo se quedó viendo al muchacho. Este pareció darse cuenta de esto y lo saludó, y dijo: — Hola, papá. |
Capítulo 9
|
---|
Disonancia |
Miércoles 8 de julio de 2015. Ha pasado una semana desde que llegué a Japón. Han pasado cosas buenas y cosas malas. En las buenas está Hikari (ya que no pensé que se convertiría en mi amiga, pero pasó), en las malas... todo y todos los demás. Podría relatar cuántas cosas me molestan, pero eso me tomaría todo el día. Y sé que no quieres que diga muchos detalles. ¿Qué se le va a hacer? A estas horas son las 8:30 a.m (por si te lo preguntas, no, no me desperté a esta hora, y ya almorzamos desde hace más de media hora. ¿Acaso pensaste que me levantaba a las más tarde? Eso sólo ocurrió el primer día). ¿Por qué hay que ir forzosamente al cuartel general todos los días? Encima la consentida y yo nos la pasamos perdiendo el tiempo hasta las 9:00, ya que el "niñito de mamá" de Helio tiene que ver a la doctora Ikari. ¿Para qué? Me da lo mismo (aunque lo bueno de esto es que únicamente son treinta minutos, ya que tardamos quince en llegar a la escuela). Antes de eso, van las pruebas de sincronización donde, como de costumbre, obtengo los resultados más altos. Después de todo, allí es donde puedo demostrar mis habilidades como piloto de Evangelion (y de paso presumir eso a los otros dos, y eso que él ya me ha dicho que le molesta). Ahora pasaré a la escuela. No debería de hablar de esto, pero si no lo hago, esto se verá más vacío. Si no sabes cómo llegamos, pues salimos de la base y tomamos el metro para, posteriormente, caminar un tramo. Y sobre la escuela, pues... ¿qué puedo decir? Es una secundaria, seguro ya lo sabes (quisiera volver a la universidad. Sí, estuve en la universidad. No te diré en cuál para no decirle nada a un loco como tú, lector). Las clases comienza a las 10:00 a.m. y terminan a las 6:00 p.m. Cuando el profesor sale del aula (que suele ser a la hora del almuerzo, a la una de la tarde), cada quien hace lo que sea. Los tres chiflados conversan de tonterías, la consentida se la pasa todo el tiempo con Shinji, la casi imperceptible de Mara se acerca a varios grupitos intentando encajar (aunque actúa de manera algo sospechosa, como si ocultase algo) y yo, por mi parte, sólo converso con mi amiga Hikari (¿sabes qué fue lo peor cuando entré a este colegio? ¡Que todos me trataran como una diosa o, como me dijo Helio una vez, como una tal Nami! Incluso me mostró una imagen de la misma, ¡y déjame decirte que yo no soy una pirata con pechos exageradamente grandes!). Más tarde, después del almuerzo, a eso de las 16:10 p.m. (el profesor había salido. Qué sorpresa...), vi que los tres chiflados estaban conversando sobre algo. Como estaba sentada cerca de ellos, giré mi cabeza disimuladamente y escuché lo que decían. — ¿Entonces han experimentado lo que es ver a una chica desnuda enfrente de ustedes? - decía el principal, o sea, Helio. Lo decía algo emocionado. — ¿Por qué lo dices? - preguntó Toji, "el pobre". — Porque ya me pasó. — ¿En serio? - dice ahora Kensuke, "el cerebrito". — Sí. ¡Y FUE LO MEJOR DE LO MEJOR! - dijo Helio de nuevo, elevando su tono de voz con esta frase, casi gritando de alegría, haciendo que Hikari llegara y le jalara la oreja cual niño al que le llaman la atención. - ¡Ay! ¿Y ahora qué hice? — ¡Estabas hablando en un tono fuerte! Y a todo esto, ¿de qué hablaban ustedes tres? — Helio nos contó que él vio a una chica desnuda frente a él. - le comentó Kensuke. — ¿Y por qué lo...? - decía mi amiga, cuando pude ver que se sonrojó al escuchar lo que dijo el nerd. También puso una cara que mostraba vergüenza. ¿Qué habrá recordado? - ¿Saben qué? Olvídenlo. Mi amiga querida sólo se limitó a alejarse de ellos, a lo que Helio dijo... — Me sentí como Brock en Pokémon... - comentó el "regañado" con respecto a la reciente situación, apuntando con el pulgar a Hikari (ay... Este muchacho y sus comentarios para todo... Como no sabía qué ocurrió, decidí averiguarlo. Como ella se sentaba delante mío, no habría ningún problema sobre falta de privacidad. — ¿Qué te pasó, Hikari? ¿Por qué te detuviste en seco? - le pregunté. — Es que... es algo vergonzoso... - me comentó con la mirada baja, apenada, notándose esto porque volvió a sonrojarse. — ¿Por qué? ¿Acaso tiene que ver con él? Ella prefirió susurrarme para que nadie se enterara de nada. Tenía sospechas de que Helio estaba involucrado, y cuando me contó su historia, mis sospechas se confirmaron: cuando mi compañero de habitación estuvo como "huésped" en su casa, este loco la miraba desapercibidamente mientras ella se cambiaba. El sólo imaginarlo me da cosa... y no pude evitar expresarlo. — ¡¿Qué?! - grité, llena de una combinación de sorpresa y desagrado. Mi reacción llamó la atención de todo el grupo (incluido el profesor, que milagrosamente iba regresando al salón), que volvieron su mirada hacia mí. Como todos me miraban, les dije... — ¿Qué me ven? ¿Qué? ¿Acaso pensaste que me apenaría? ¡Ja! Siento decírtelo, querido lector, ¡pero eres tan tanto como Helio! Pero sigo sin creerme que Hikari no me haya querido decir eso. Es mi amiga, ¿por qué le apenaría tanto decírmelo? Oh, bueno, ahora me pasaré a la salida. Después de esa aburrida jornada en la escuela (lo único rescatable es el almuerzo y la clase de gimnasia de las 2:30 p.m., lo demás... es un meh), y después de limpiar el salón (el maldito de Helio siempre logra escapar. ¡Odio que sea tan irresponsable! Y Hikari me respalda en esto), por fin pudimos regresar al apartamento. Tuvimos que regresar por el "camino largo". Es una lástima que Misato no pueda recogernos, nos ahorraríamos ... En fin, que luego de más de media hora de viaje, finalmente llegamos. Como me sentía algo pesada, decidí darme un baño. — Helio, voy a tomar un baño. ¡Si te atreves a entrar, te mato! - le advertí, asomándome desde la puerta, ya completamente desnuda. — Sí, sí, lo que sea. - me respondió a secas, sin mirarme, mientras este jugaba un juego que recién descargó en su consolita. Creo que se llamaba "Hyrule Warriors" o algo así. Permanecí allí dentro durante un buen rato (tomar una ducha te ayuda a pensar). Mientras me bañaba, estaba pensando en lo que me dijo Hikari. ¿Cómo permitió que el chiflado de Helio la mirara? Pero lo más importante: ¿por qué se procupa por él? ¿Acaso será que...? No... Espero que no sea eso... Ya después de unos minutos, salgo del baño luego de arreglarlo (si Helio no te lo dijo, nos distribuimos las tareas por días. A mí toca arreglar el baño hoy), envuelta en una toalla. Cuando fui al comedor, observé que Helio utilizaba su laptop (no es la misma que usa en el instituto cuando es necesario). Estaba en su Facebook. Bueno, no era realmente el de él, más bien era el de otra persona. Me acerqué cuidadosamente y pude ver a alguien que no conocía. Era una chica de cabello oscuro, ojos cafés y una cara más o menos similar a la de una niña, pero sin llegar a serlo. Deduje que era una de sus amigas mexicanas, así que me acerqué más a él y hablé. — Te atraen las de cabello oscuro, ¿no? - le dije, haciendo que reaccionara alarmado. — ¡Asuka! - exclamó al escucharme, haciendo que cerrara la pestaña. — ¿Quién era ella? - pregunté. — ¿Quién? Yo no vi a nadie... - trataba de disimular, pero es muy malo haciéndolo. — A mí no me engañas. ¡Dime quién era ella! Luego de pensarlo durante unos segundos, finalmente soltó la verdad. Suspiró. — Está bien. Ella era la primera chica que me gustaba. - confesó por fin. — ¿En serio? — Sí. Ella me gustó desde la secundaria. — ¿Y... qué pasó? — Empecé a sentir atracción hacia ella desde el año pasado. Sentía la necesidad de estar con ella. Creía haber encontrado a mi media naranja, pero... era demasiado tímido. Esto me impidió decirle que... que... que la amaba. Y esto tuvo sus consecuencias, pues como nunca le dije nada, ella consiguió un novio. Y es por eso que sigo solo. Aunque la historia me fascinó, surgió una pregunta en mí: si esa de la que me habló era la primera, ¿quién es la actual? Aunque comienzo a tener ligerísimas sospechas, quiero averiguar más. — Entonces... ¿quién es la te gusta actualmente? - le dije, yendo directo al grano. — Es confidencial. - me dijo, a secas. — Dímelo. - seguí insistiendo, y funcionó. — Vale, ya. Te lo diré. Es una que estaba conmigo en la preparatoria, antes de venir aquí. — Mhm hmm. Pues qué lástima por ti, porque estás a miles de kilómetros de tu casa y no podrás decirle nada de nada tampoco, je, je, je. - terminé riéndome de él y alejándome. Nunca comprenderé a los hombres, en especial a este que tengo como compañero. A veces está histérico, a veces es depresivo, ¡argh! En ocasiones llega a molestar más que la consentida. Bueno, ahora pasaré a la noche. Antes de dormir, me puse la muñeca en mi dedo y "hablé" con ella (antes de eso, revisé que el tonto de Helio no se asomara). — Y bien, Asuka, ¿qué pasó hoy? - "dijo" la muñeca. — Nah, lo mismo de siempre. - le "respondí". — Pero recuerda que yo siempre estaré aquí para ti. — Sí, lo sé. Gracias. — También recuerda esto: tú eres la persona más fuerte (no de fuerza física) que conozco. — Hmm, gracias de nuevo. Luego de "conversar" con la muñeca, terminé por caer dormida. Aunque no suelo tener pesadillas, en esta ocasión me sucedió, y no es la primera vez que me sucede. Era yo, pero volvía a ser una niña. Me encontraba en medio de la nada. Todo estaba cubierto de niebla. A lo lejos, veo a alguien conocido: era mi madre. Empecé a correr hacia ella para alcanzarla. Yo estaba lagrimeando. — ¡Mamá! ¡No me dejes! Por más que le llamaba, no me hacía caso. En cierto momento del camino, ella se detiene, se da la vuelta y me mira. Se nota que está triste. Me da la muñeca con la que "hablé" antes de dormir. — Discúlpame, Asuka querida, pero ya no puedo soportarlo más. Sólo quiero que recuerdes que, aunque no me veas más, yo siempre estaré contigo. Recuérdalo. — Mamá... — Adiós, Asuka. - se despidió mi madre de mí y, a continuación, se aleja. Ya en la lejanía, se escucha el sonido de... un disparo. — ¡¡MAMÁ!! Mi madre se fue. Yo me quedé ahí sola, llorando. Me despierto bruscamente, aunque bueno, ya era de día, las 7:23 a.m (del jueves 9 de julio de 2015, sólo para añadir fecha como de costumbre), por el celular que me dieron en NERV (sí, a todos los pilotos nos dan uno así, y es de los mejores). Helio seguía dormido, aunque se despertó antes de las 8. De ahí en adelante, todo se repite, así que saltaré justamente hasta la escuela. Lo bueno es que dos de los tres chiflados no se encontraban presentes (eso me alegra, ya que no me agrada tener que soportarlos siempre, en especial a Helio, que es el que aguanto todos los días). Lo extraño fue lo que pasó debido a esto: Helio no habló en toda la tarde. Estaba mudo o, más bien, parecía estar muerto. Al final, me ganó la curiosidad, así que me vi obligada a preguntarle (en serio que tengo muchas ganas de conocerlo más que lo que sé de parte de los de NERV). — Helio, ¿por qué no hablas? Parece que no estás aquí. - le digo. — Toji y Kensuke no están. ¿Qué chiste tiene hablar si no tienes a nadie con quién hacerlo? - me contestó, enfocado. ¿Acaso no hablaba también con Shinji? — ... ¿Acaso no hablas si tus amigos no vienen? — Sí, así es. Son las únicas personas con las que puedo hablar a gusto. Así que Helio es de los que si no vienen tales personas, no hablará jamás. Bah (y a todo esto, ¿por qué me interesa saber cosas sobre él? ¡Es un tonto!), no sé por qué me molesto en ello... El resto del día de clases no fue nada especial, sólo digo que almorcé con Hikari esta vez. Y después de la salida y de limpiar el salón (lo extraño aquí es que Helio sí se quedó a limpiar esta vez. No escapó como suele hacer), decidimos irnos juntas, como solemos hacerlo a veces. No quería acompañar a Helio porque parecería que voy con un cadáver, ya que nunca obtendría una respuesta de él; y con Rei Ayanami... creo que ya se sabe eso. Cuando pasamos cerca de un mirador que se encontraba frente a un parque que estaba vacío, con los edificios de la ciudad de fondo, se nos ocurrió parar a descansar. También aprovechamos para conversar. — ¿No notaste algo diferente en Helio, Asuka? - me dijo. No quería hablar de eso, pero ella sacó el tema. — Sí..., no puedo negarlo. Parecía deprimido. Bueno, más de lo habitual. - dije, ya que lo conozco mejor que ella. — ¿Crees que el hecho de que Toji y Kensuke no hayan asistido tiene alguna relación? — No lo niego, hay posibilidades. - le contesté, ocultando la razón que Helio me contó (no sé por qué no se lo dije, si es mi amiga. Quizá tenga que ver con lo que me dijo ayer). — Sólo espero que no esté así mañana. ¿Y eso que se preocupa por él? ¿Qué significa esto? ¡Quiero saberlo (aunque todavía conservo mis sospechas)! Decidida a saber eso de una vez por todas, me atrevo y le digo con firmeza: — ¿Puedo preguntarte algo? — Sí, claro. - me respondió, algo extrañada por la forma en que le hablé. — ¿Por qué ahora pareces preocuparte demasiado por Helio? Inexplicablemente para mí, Hikari se sonrojó al mencionarlo, y también comenzó a sonreír. — Por su inocencia. - me respondió, dándose la vuelta y dejándome con cara de tonta. ¿Qué...? ¿Inocencia? ¡No lo entendía para nada! ¿De dónde saca que Helio es inocente? ¡Ese tonto es un depresivo pesimista! — ¿Cómo que... inocente...? - dije, aún en estado de "shock". — Es que, no sé, yo lo veo así. - me volvió a decir, ahora jugando con sus manos, claro indicio de que está nerviosa. — Tiene que ver con el hecho de que se quedó en tu casa, ¿no es así? — No, para nada. Al contrario, pienso que el pobre necesita algo de compañía. — ¿Compañía? — Sí, compañía. Pienso que debe de sentirse solo todo el tiempo, por eso siempre anda acompañado de Toji y Kensuke, y a veces de Shinji y Rei. Si fuese posible, me sentiría complacida de poder acompañarlo para que no sintiera así, ya que en una ocasión me dijo eso, que se siente solo. Muy bien..., esto ya me tenía confundida. Si tanta soledad siente Helio, ¿por qué no le dice a los demás que si puede juntarse con ellos? ¿Tan difícil es para él comunicarse con los demás del salón? Esto me recuerda a algo que la doctora Akagi mencionó una vez, llamado el "dilema del erizo". Escuché de qué trataba, y pienso que el querido Tercer Elegido está envuelto con eso. Continuamos conversando durante un buen rato más hasta que decidimos continuar nuestro camino. Al llegar a determinada parte de la ciudad, nos separamos, pues ella debe tomar otro tren. Así es como llego sola al apartamento. Helio y Misato ya se encontraban ahí. — Oh. Hola, Asuka. - me saludó mi capitana, sonando muy contenta. — ... - soltó Helio, es decir, nada. Viendo que este par me saludó "a medias", me voy a poner otra ropa, topándome con el pingüino en el camino (al menos este sí sabe dónde no debe meterse). Después de eso, me alisté para cenar. Como siempre, todo estaba precalentado (sólo sabe mal si Misato mete su mano en la preparación). El resto de la tarde no pasó nada interesante, por lo que me pasaré a la hora de dormir. Bueno, casi. Estaba acostada, pensando, cuando escucho algo. Era Helio, y estaba... llorando. Ahora sí que esto se está poniendo serio. ¿Por qué simplemente no les llama con su celular? ¿Tanto le cuesta? ¿Es que se ha deprimido tanto que ni siquiera quiere hacer el más mínimo esfuerzo en contactar con ellos? ¿O será que aún no le pasan sus números? En serio no entiendo a este chico... Tan sólo espero que Misato no se entere de esto, porque va a creer que yo fui la responsable y querrá hablar conmigo. Eso sí, como ese maldito se me acurruque en las piernas, como con Hikari, se las verá negras. Intenté ignorar sus lamentos, pero no se detenía. Ya harta, me levanté de mi cama y me dispuse a verlo cara a cara. — ¿¡Quieres cerrar la boca!? - le dije, yendo directo al grano. - ¿Acaso no te agrada que tus otros dos amigos vagos no hayan ido al colegio? ¿Acaso te desagrada? ¡Bien! ¡Pero no hagas ruido! - le dije, pero noté que no me miraba. ¡Y quiero que me mires a los ojos! - le remarqué ese problema que suele tener al momento de hablar con las personas, hasta con la doctora Ikari. Sí, seguí con mi regaño, por si te lo preguntas. — ¿Acaso no lo entiendes? ¡Eres un hombre! ¡Se supone que debes actuar como tal! - continuaba, ahora extendiendo mi brazo y señalándolo con mi dedo índice. - ¿O acaso crees que recibirás algún trato especial de la gente sólo por estar así? ¡No me hagas reír! Aunque no quería hacer tanto ruido (y sí que lo hice), esto llamó la atención de nuestra tutora. — ¿Qué sucede aquí? - se acercó Misato, lo que me temía. - Asuka, ¿qué le hiciste a Helio? - preguntó, viendo el estado del regañado. — ¡Yo no fui! ¡Ya estaba así desde que estábamos en la escuela! — Creo que ayudarías en esto si vuelves a tu cama. Misato Katsuragi, algún día tendrás que comprender que este chico no es normal. En fin, dejé que ella lo consolara y mejor no me metí más en ese problema. ¿Acaso no entiende que lo está tratando como si fuera su hijo? Bah... Ese muchacho debe aprender a madurar. La vida no es nada fácil, y es cruel, muy cruel. Pasemos al día siguiente, viernes 10 de julio de 2015. La rutina matutina se repite, así que no diré nada de eso, salvo que esta vez me tocó cocinar (si lo olvidaste o te distraíste, nos distribuimos las tareas, y a mí me toca cocinar los martes y viernes. El maldito de Helio tiene suerte de que solamente le tocara hacer eso los miércoles...). Al llegar al cuartel general, cuando nos separamos de Misato, vamos a la zona donde se hacen las pruebas diarias de sincronización, una piscina llena de LCL donde se introducen las tres cápsulas y que son monitorizadas en una cabina aledaña. Aquí remarcaré algo extraño: el índice de sincronización de Helio suele estar entre el 60-70%, como el de la consentida, pero esta vez bajó de 60%. Incluso la doctora Akagi lo notó y se lo dijo luego de la prueba. — ¿Qué te sucedió, Helio? Tu nivel de sincronización ha bajado... ¿Ocurre algo? — No, nada. Es que no me concentré. - dijo, disimulando que no le pasaba nada. Claramente lo noté, no estoy ciega. Después de eso, y luego de haberme puesto el uniforme escolar en la zona de casilleros, en vez de quedarme esperando junto con la consentida, decidí seguir discretamente a Helio, para ver qué hace con la doctora Ikari. Claro, la "hija" de esta no podría haber faltado con su intervención. — Asuka, ¿adónde vas? - me pregunta. ¿Acaso debe entrometerse? — Voy a seguir a Helio. No pienso perder el tiempo sin hacer nada, como tú. — Sabes que no puedes interrumpir a Helio cuando está con mamá. — ¿Y...? ¿A ti qué te importa, niña modelo? - le respondí feamente. Sé que fui un poco grosera con esa respuesta, pero es que su actitud callada me molestaba. No sé, es sólo que siempre se la pasa con Shinji, y eso me desagrada. ¿Por qué siempre se la pasan juntos? Es cierto que ambos son como de la misma familia, pero literalmente parece que están pegados. Bueno, bueno, después de seguir a Helio en silencio durante algunos minutos (que todavía faltaban para irnos al colegio), logramos llegar a la oficina de la doctora Ikari. Claro, él entró, mientras que yo permanecía afuera, escuchando. — Hola, Helio. — Hola. — ¿Y bien? ¿Cómo te fue el día de ayer? — No sentí que fuera un día normal. — ¿Por qué lo dices? — Mis amigos no fueron al instituto ayer. — ¿Y qué sentiste? — Todo menos felicidad. — ¿Por qué? — ... No sé si decirlo. Siento que alguien podría escucharnos. Eso me asustó y me sorprendió a la vez. ¿Acaso me habrá notado (¡¿pero cómo, si procuré esconderme bastante bien?!)? Tuve suerte de que ese niñito de mamá sólo lo dijera como un presentimiento y no haya querido mirar alrededor. Aliviada de que nada haya salido mal, seguí escuchando. — Cálmate, Helio. Recuerda: puedes contarme lo que quieras y nunca le diré nada a nadie. — ... Bien. Ayer me sentí triste. — ¿Triste? ¿Por qué? - preguntó la doctora (sí, ¿por qué?). — ... Cuando mis amigos no van, siento que no quiero estar allí. Mis amigos son las únicas personas por las que quiero ir a la escuela. Sin ellos, no tengo motivación alguna para asistir al colegio. — ¿Tus amigos son lo más importante para ti? — Sí, más que mis videojuegos. Mis amigos son lo más importante para mí, junto con mi familia y mi mascota. Sin ellos, me siento vacío. Sin ellos, siento como si estuviera muerto. Y no lo digo exagerando, doctora. No me gusta estar solo, y siento que mis amigos son la única compañía que puedo tener fuera de mi casa. Pensaba que Helio era depresivo, pero esto ya es demasiado. Fuera de eso, me aburrí del resto de la conversación, por lo que me fui de ahí. Decidí hacerle una visita a Kaji para pasar el tiempo. Se encontraba en su oficina, escribiendo algo en su ordenador (o traspasando unos datos, no lo sé). — ¿Kaji...? - le dije, a modo de saludo. — ¿Asuka? Oh, lo siento. Ahora estoy ocupado. ¿Vienes después? - me contestó, sin mirarme siquiera, mientras seguía escribiendo en su ordenador. — Hmm. Para Misato sí hay tiempo... - le dije, conociendo su hábito de coquetear a Misato "en discreto". Quise acercarme más a él para ver lo que hacía, así que me lancé contra él y terminé por abrazarlo. — ¿Qué tienes? ¡Contrólate! ¡Por favor, Asuka! — ¿Esos son nuestros informes? - dije, cuando pude observar más detenidamente que era un informe de Helio. - ¿Qué? Espera un momento... En ese momento descubrí algo más sobre Helio. Dejando de lado todo lo demás, lo que más me llamó la atención fue el apartado de "Enfermedades/Trastornos". Aparte de cosas como "síntomas de depresión" o cosas así, vi algo que no esperaba de él, algo llamado "Síndrome de Asperger". ¿Asperger? ¿Qué era eso? — No puede ser... - susurré. Sé que debería sorprenderme por esto (y lo hice), pero también descubrí que Rei toma unas pastillas. ¿Para qué? Creo que para combatir la ansiedad, no sé. Mientras me encontraba sumida en mis pensamientos, Kaji finalmente logró apartarme de su ordenador. — Asuka, ¿acaso no tienes que ir a la escuela? - me dijo, serio. — Emm, sí. — Pues ve para allá ahora. Y por favor, no me molestes de nuevo mientras estoy trabajando. Te lo pido de favor y como tu antiguo tutor. Le hice caso a quien fuese mi tutor en la rama europea de NERV. Me fui de ahí, pensativa. ¿Ese trastorno estará relacionado con su comportamiento? ¿O tendrá que ver su signo zodiacal, que es Cáncer (¿esto qué tiene que ver? ¡Maldito Helio! ¡Me está pegando sus hábitos!)? Tras alejarme mucho de la oficina de Kaji, me reuní con los otros dos Elegidos y nos fuimos al colegio. Mientras íbamos de camino, no pude dejar de quitarle la mirada de encima a Helio. No es que me atrayese ni nada (¿atraerme? ¿Él? ¡Ja!), sino que era el hecho de que no se me iba de la cabeza eso que vi en su expediente. Tal como me lo suponía: los pilotos tenemos muchas cosas en común, más allá de la edad... Antes de que pudiésemos siquiera abandonar el cuartel, Misato nos alcanzó en la sección de salida, cuando nos disponíamos a tomar el metro. — ¿Misato? ¿Qué haces aquí? - le pregunté. — Chicas, infórmenle a su profesor que Helio no va a asistir a la escuela el día de hoy. — Sí. - se limitó a decir Rei, como si le hubieran dicho otra cosa no relacionada. — ¡¿Qué?! ¿Pero por qué no va a ir? - exclamé, sorprendida. — Por lo que veo, si va al instituto así, no tendrá un buen desempeño. La doctora Ikari me recomendó subirle el ánimo. Ustedes vayan a clase, yo me encargaré de lo demás. Y eso pasó: Helio se quedó con Misato mientras Rei y yo partíamos rumbo a la escuela. ¿El trayecto? Pues como siempre, aburrido. Al llegar allí, no ocurrió nada fuera de normal. Todo siguió como si nada. Bueno, todo fue normal salvo que los otros dos miembros del trío enloquecido ahora sí fueron (para mi desagrado), además de que mi querida amiga Hikari miraba hacia el pupitre vacío de Helio (ella me preguntó dónde estaba, y le respondí que estaba indispuesto. En verdad se le veía preocupada). Quería saber por qué no asistieron esos dos lunáticos, por lo que me levanto de mi asiento para preguntarles directamente. — ¿Adónde fueron ustedes dos el día de ayer? - terminé por decirles. — Fuimos a ver a mi hermana en el hospital. Afortunadamente ya la dieron de alta. - dijo el vago de Toji, sonando relajado, contrario a como suele responderme a mí y a mi amiga. — Si no nos crees, aquí tenemos la imagen. - me comentó ahora Kensuke, mostrándole una foto en un celular donde Toji abraza a su hermana menor saliendo del hospital, alegre. — ¿Y por qué no le dijeron a su amiguito Helio? — Pues resulta que Toji estaba tan concentrado con su hermana, que dijo que quería estar todo el día con ella, sin molestar a nadie. — Déjenme decirles que su amiguito se deprimió como nunca antes porque ustedes dos, par de descerebrados, no le avisaron de nada. — ¿Qué? - dijeron ambos a la vez. — Sí, así es, y por eso no vino, para su desgracia, así que siéntanse orgullosos. Habría seguido, pero entró el profesor por la puerta y comenzó la clase con mi amiga diciendo "Todos de pie", para después decir "Saludar" y terminar diciendo "Sentados". Ni siquiera en la universidad hacía esto, pero bueno, es Hikari. El resto del día fue como la mayoría, aburrido. El hecho de que Helio no haya asistido le da algo más de... tranquilidad. Podría seguir narrando, pero nah, lo dejaré hasta aquí y que Helio siga con el resto. Asuka fuera. |
Capítulo 10
|
---|
Confianza |
Día 11 de julio de 2015, sábado. Aunque ayer inicié el día con el pie izquierdo, terminé por pasármelo de maravilla. "¿Por qué?", te preguntarás. Bueno, eso te lo diré más adelante. Por el momento, seguiré con el relato. Primero que nada, a pesar de que es sábado (y como ya dije antes. ... ¿O fue Asuka?), tengo que ir al GeoFrente y al instituto (genial...). Sin embargo, mi amigo de España, Javi, me informó de algo triste (no dentro del ámbito que tú conoces): Satoru Iwata había muerto. Aunque bueno, tengo la suerte de haberlo visto ayer... Sí, lo vi ayer, y te preguntarás "¿Cómo fue que lo viste?" Pues bien, antes de seguir con la historia, voy a contar lo que me pasó ayer. Después de que Rei y Asuka se fueron al colegio, Misato me llevó de vuelta con la doctora Ikari para que ambas (o bueno, todos) pudieran hablar sobre mí y lo que me pasaba. Bueno, ellas hablaron (como dije), yo me quedé afuera, oyendo. Luego de un rato, mi tutora salió de la oficina en compañía de mi psicóloga y me dijo lo siguiente: — Escucha, Helio: sé que no te sientes bien y, si quieres que haga algo para que estés mejor, puedes pedirme lo que sea. - comentó. En ese momento estaba pensando en muchas cosas (menos en lo que tú piensas, cochino), pero la que pensé que podría ser la mejor fue la siguiente: pedirle que me llevara a las oficinas de Nintendo en Kioto, ya que las mismas no se vieron afectadas tanto por las guerrillas del pasado ni por el nivel del mar, como pasó con Tokio. ¿Cómo? Pues la verdad es que no lo recuerdo. Como sea, mientras mis compañeras pilotos iban a otro día aburrido a clases, ¡yo me fui de viaje con Misato y la doctora Ikari! ¿Qué hice allá, en donde muchos Nintenderos quisieran estar (siendo también uno de mis sueños, ¡y hecho realidad!)? Sólo diré que le dije a Kensuke Tanabe (je, je, otro Kensuke) y a Yoshio Sakamoto lo que pensaba sobre el nuevo juego de Metroid (y si te lo preguntas, no, no me enojé como la mayoría de la gente. Yo no soy como toda esa bola), y pude probar dicho título (no recuerdo si ya había pasado el Nintendo Treehouse. Creo que sí, ya pasó). Incluso me enteré de varias sorpresitas, pero ya no diré nada más (no les dije nada de Another Metroid 2 Remake para que no lo cancelaran). Bueno, ahora sí, vuelvo con la historia. A esta hora, las 7:39 p.m, yo me encuentro jugando en mi Wii U, más específicamente The Legend of Zelda: The Wind Waker HD (ya voy a obtener la Espada Maestra); Asuka está viendo su televisión y Misato está tirada en medio del piso de la sala, sin nada que hacer, con el pingüino a su lado. Se ve que lo que resta de este día va a estar de lo más tranquilo. Y por cierto, Toji y Kensuke ya me dijeron el porqué de su ausencia en el instituto. Ya cuándo me lo dicen... Y aunque no lo he narrado durante todo este tiempo, estoy esperando el día 22 de este mes. Creo que ya te estarás preguntando "¿por qué?". ¡Pues porque es mi cumpleaños! Todavía recuerdo el del año pasado, cuando un tío mío fue a mi casa y tocó la canción de "Las mañanitas" con su guitarra. Vaya, eso sí que lo recuerdo muy bien. Como suelo hacer, digo lo que pienso en voz alta. Y esta vez lo hago intencionalmente. — ¡Ah, maldita sea! ¡Ya quiero que llegue el día 22! - suspiré (no sin antes pausar el juego). Esto llamó la atención de Asuka. — ¿Y por qué esperas tanto ese día? ¿Acaso celebras algo? - me dijo, asomándose desde la puerta deslizante (si tiene otro nombre, lo olvidé). — ¿Es que no lo sabes? Es mi cumpleaños. Y por cierto, ya ha pasado el de mi madre. - dije, comentando algo más que tenía en mente. — ¿El de tu madre? ¿Cuándo fue? — ¿Hikari no te contó cuando varios agentes de NERV fueron a su casa porque ella vino aquí y le dijo a Misato dónde me encontraba? — Sí... — Pues fue ese día. Pero menos mal que recuperé mi buen humor esa tarde y la felicité. Vaya día, ¿no crees? Je, je. - volví a hablar, recordando los viejos tiempos. La única razón por la que quiero que llegue mi cumpleaños es para que la gente me felicite (sobre todo por Facebook), para que se acuerden de mí... para... evitar sentirme ignorado. Si me conoces muy bien, ya sabrás que soy depresivo, aunque no lo aparente (y sí que lo has visto, y mucho, sobre todo recientemente, que Toji y Kensuke no fueron a la escuela). La única manera en la que puedo sentirme feliz es con mis amigos, con mis objetos preferidos o... bueno, supongo que ya sabrás a quién voy a citar. Sí, a Hikari. Bueno, dejando el tema de lado (y también la charla con Asuka, porque aparentemente ella se aburrió. Sí que es complicada de entender esta chica, justo como yo), creo que debo elevar mi nivel de confianza, ya que la doctora Ikari me dijo que necesito confiar en alguien, ya que no confío ni en mí mismo (y sí que tiene toda la razón). Ahora paso con el día siguiente, el domingo 12 de julio de 2015 (¡a sólo unos diez días de mi cumpleaños! ¡Qué emoción!). Son las 7:39 a.m., y parecía que el día iba a ser muy tranquilo, como ya había dicho con el día anterior, ¿verdad? ¡Pues te equivocas! Lo único predecible de la vida es que es impredecible (referencia a una película de Pixar. Adivina a cuál). Mientras estaba dormido, se escuchó de repente la alarma que indicaba la llegada de un nuevo Ángel. — ¡¿Oh, qué?! ¡Debe ser una broma! - dije, levantándome. Misato se levantó casi de inmediato de su zona de descanso y Asuka hizo algo similar, y noté que ambas estaban despeinadas (sobre todo Misato). Parece que soy el más despierto de los que viven en este apartamento. ¡Ah, sí! Otra cosa que quiero comentar: como ya dije, las clases y el horario de trabajo es de lunes a domingo, ¡toda la semana!, por lo que el comandante Ikari se encarga de supervisar NERV en todo ese tiempo, siendo sustituido por Fuyutsuki cuando este tiene que ausentarse, aunque suelen estar juntos en la sala de mando (¿qué esperabas? Aunque es un hombre de familia, no puede pasar tiempo con su esposa, hijo e hija adoptiva... Además, creo que todo esto no sirve para evitar la muerte por estrés). Y a todo esto, ¿cómo era el nuevo Ángel? Bueno... Más tarde lo describiré, porque aún no lo he visto. Por ahora, sólo diré que Misato (quien se cambió con algo de prisa) nos llevó a mí, a Asuka y a Rei (que nos estaba esperando afuera cuando la alarma sonó, y con su traje de conexión puesto. ¿De dónde lo sacó?) a toda máquina hacia el GeoFrente, sin siquiera darnos tiempo de hacer nada más. Afortunadamente, y en casos de emergencia, tenemos un traje de conexión en el apartamento (diría "Hombre precavido vale por dos", pero la idea no fue mía). Eso significa que tuvimos que ponérnoslo lo más pronto posible. Ya de camino hacia el GeoFrente, y con la ciudad en pleno proceso de evacuación (¿y cómo no, si el Ángel apareció de repente?), con enormes filas de coches (y muchos otros dejados ahí) y los eficios escondiéndose bajo tierra, la manera más rápida de llegar al cuartel fue utilizar las vías del subterráneo. ¿Recuerdas el día que llegué a Japón? Pues Misato usó una estación similar a esa, pero dentro de la ciudad. Durante el descenso hacia la base, los tres pilotos no hablamos en todo el camino, no porque Misato estuviese alterada o de mal humor, sino porque nadie tenía algo que decir (ni siquiera yo, que suelo tener comentarios para todo). — ¿Ocurre algo, chicos? - nos dijo Misato, rompiendo el ambiente silencioso que había. Nuestra tutora había dicho algo, así que me dispuse a hablar, pero alguien se me adelantó. — Papá y mamá ya están informados de la situación. Ya se encuentran en el GeoFrente, y han mandado a Shinji a refugiarse. - dijo Rei. — ¿Todavía sigues creyendo que los Ikari son tus padres? - le dijo Asuka, mirándola desde su asiento (que era el de copiloto, Rei estaba sentada detrás de Misato y yo detrás de Sohryu). — Aquí vamos... - suspiré. — Je, je. Qué bueno que los conocí, chicos. - soltó nuestra mentora, dejando ver su sonrisa. Por lo visto, no se aburría con nosotros a su lado. Después de unos minutos, llegamos al cuartel, no sin antes ver la misma escena que vi en mi primer día en Japón, con todos los edificios replegados en el techo del GeoFrente. Luego, al llegar, tuvimos que caminar hasta la zona de mando (claro, viendo a todo el personal en estado de alerta). Menos mal que Misato ya no se pierde... En fin, al llegar a dicha sala, nuestra tutora solicitó que le informasen de todo. — Llega tarde, coronel. - le reprimió la doctora Akagi. — Perdón, me tomó desprevenida. Además, aún es temprano. - dijo como excusa Misato, hecho que sabíamos los pilotos que era cierto. - ¿Qué tenemos hasta ahora? — Patrón azul. Es un Ángel. - dijo Hyuga, mostrando los datos en la pantalla. — Desplegando imagen del enemigo. - comentó Shigeru, mostrando la imagen del Ángel. Así fue como supimos cómo se veía nuestro nuevo enemigo, el Séptimo Ángel: piel blanquecina, una gran cabeza que también le servía como cuerpo; una enorme boca llena de dientes y el núcleo en su frente (dentro de lo que yo podría llamar "proyección", en la que vi un par de ojos negros), un par de alas, un par de garras, otro par que le sirven como guadañas y una larga cola. Al instante de verlo, solté unas palabras. — ¡Me encargaré de él yo solo! - dije, confiado, causando confusión entre los presentes y que todos me miraran extrañados. — ¿Tú solo? - dijo Rei. — ¡Ja! ¡Como si pudieras hacer algo por ti mismo! - dijo Asuka. — Pero... Helio... - dijo Misato, dudosa. — Confía en mí, Misato. ¿Acaso no crees en mí? - le dije. — Helio..., yo... — Aunque no confíe ni en mí mismo, si alguien más no confía en mí, no se llegará a nada, Misato. - le dije nuevamente, esta vez indicando que iba en serio. Si te preguntas por qué quiero hacer algo como esto, es porque quiero llevarme bien de una buena vez con Asuka, que esa noche que se acostó a un lado mío se me hizo algo corto. Por otro lado, parecía que había metido a Misato en un debate mental. No sabía la respuesta que podía darme (algo extraño, por cierto). Viendo que se encontraba tan indecisa como yo lo suelo estar, le pide una respuesta al jefe. — ¿Señor? - preguntó Misato al comandante. — Creo que esta es la oportunidad perfecta para que Helio demuestre lo que es capaz de hacer por su cuenta. Creo que Yui está de acuerdo conmigo. - dijo el señor Ikari. Con el comandante (y de paso el vicecomandante y mi psicóloga) de mi lado, Misato no podía hacer nada más. — ... Bien. Preparen el EVA-01 para el lanzamiento. - terminó por acceder tras pensárselo bastante. De verdad que se preocupa. — Entendido. - respondió Hyuga. Como ya traía el traje de conexión puesto, todo el proceso fue mucho más rápido, ya que solo tuve que entrar en la cápsula de inserción y sincronizarme. Aunque, antes de abordarla, miré a Misato desde lejos, se veía preocupada, como una madre que se preocupa por su hijo (¿será que está compensando el hecho de que no tiene uno propio? ... ¿Pero qué cosas estoy diciendo?). Posteriormente, colocaron el EVA en una de las catapultas y esperé el momento en que mi tutora diera la orden. — Helio..., no sé si hacer esto... - me comentó mi tutora, aún insegura de lo que podría pasarme en la misión. — Créeme, Misato. Puedo con esto yo solo. - respondo, intentando hacer que se tranquilice. Mmm... Ahora veo cómo se sienten las personas al verme angustiado. Misato se quedó pensando otra vez durante unos segundos... hasta que llegó su decisión final. — ... Bien. Pero ten cuidado. - terminó por acceder finalmente. — Sí, claro. Lo tendré. - respondí. — ¡Lanzamiento! - ordenó. Y así, salí disparado para enfrentar al Ángel. ¡Por fin podría obtener algo de confianza propia! ¡Les mostraré de lo que soy capaz! Al salir a la superficie y ser liberado de los anclajes de la catapulta, quedé frente a frente con él. Me encontraba decidido, determinado, concentrado en acabar con él (aunque todavía con un poco de sueño). ¿Por qué? Supongo que porque hoy amanecí de buenas. Los anclajes final del EVA se retiraron, permitiendo que pudiese moverme. — ¡Éntrale, maldito! - le dije, desafiándolo (aunque bueno, como es un Ángel, dudo que me entienda). Como si me hubiese escuchado (vaya, ¿qué tal?), este Ángel se lanzó contra mí con sus guadañas, aunque pude ser rápido y esquivar su ataque a tiempo. — ¡Rápido, Helio! ¡Toma un rifle de asalto! - me comunicó Misato. Uno de los edificios falsos se abrió, revelando el arma. Sin embargo, cuando me acerqué para tomarla, el Ángel utilizó su larga cola para despedazar ambos, arma y "paquete", bastante parecido a lo hecho por el Cuarto Ángel. De repente, observé cómo me apuntaba con dos cañones que tenía en sus garras (uno en cada una) y me disparaba un par de rayos amarillos, cosa que apenas pude esquivar, provocando tremendas explosiones en su trayectoria (pero en serio, inmensas). — Guau. - solté, mirando el rastro. — ¿De qué están compuestos esos rayos? - preguntó Misato. — Nuestros análisis indican que están compuestos de deutrones. Comparándolos con el rifle de positrones utilizado contra el Quinto Ángel, sus cañones son más poderosos. - comentó la doctora Akagi, viendo la información en el ordenador de Shigeru. — Helio, trata de acercarte a él, teniendo cuidado con todo su arsenal. - me ordenó el comandante, algo raro que hable él puesto que suele observar todo en silencio. — Entendido. - le respondí. Avancé cuidadosamente por las calles de la ciudad, evitando alguna llamada de atención o ataque y, en un descuido, me atravesó el vientre con una de sus guadañas. Y bueno, claramente las sensaciones nerviosas no hicieron más que hacerme sentir como si realmente me hubiesen atravesado el abdomen. Me quedé literalmente sin palabras, mudo, de piedra, sin aliento. — ¡¡Helio°! - gritó Misato, horrorizada. - ¡Rei, Asuka! ¡Rápido, vayan a los EVAs! — N--n-no... - dije a duras penas, a pesar del dolor. — ¿Qué? — Me ...encargaré... de él... yo solo... — Ja. Y se la pasa diciendo que yo soy la confiada. - comentó Asuka al escucharme. Lo observé detenidamente, alcanzando a ver sus dos ojos en su "proyección" directamente (su "punto de encanto", por así decirlo), algo que me dejó inexplicablemente congelado. No podía moverme, no encontraba la razón. Intenté liberarme de ese "hechizo" moviendo desenfrenadamente las palancas de la cápsula, pero antes de que pudiese reaccionar (de hecho, sólo pude mirar desde la cabina), me golpeó con su cola por detrás, logrando derribarme. — Ja. Ya sabía que no lograría hacer nada. - comentó Asuka. Ahora sí ya estaba perdiendo la paciencia. El buen humor que tenía hace rato desaparecía poco a poco para ser sustituido por enojo. Y esto lo notaban en la base porque se escuchaba que mi respiración y mi pulso estaban aumentando, a pesar del dolor y la sensación de que te hayan atravesado el estómago con algo filoso. — Aumento del ritmo cardiaco y respiración. - comentó Maya sobre mi estado. — Helio... - susurró Misato, preocupada por lo que pudiese pasarme. En verdad quería enviar a mis compañeras, pero no iba a permitirlo. Realmente iba a aprovechar esta oportunidad para demostrar que puedo valerme por mí mismo. El hecho de que estuviese perdiendo, que el EVA-01 haya sufrido daños en su armadura, y esa frasesita de Asuka diciendo "Ja. Ya sabía que no lograría hacer nada.", sumado a todas las veces en las que me ha llamado "inútil", hicieron conjuntamente que, al igual que con el Cuarto Ángel, perdiese los estribos. — ¡Ya me cansé! - solté, gritando y elevando mi pulso y mis sentidos (no literalmente). Perdí la paciencia por completo. Ahora ya no quería obedecer las órdenes de nadie, y Misato ya lo sabía desde aquel día con el ya citado Ángel, por lo que no dijo nada. Bueno, sí dijo algo. — Helio... - me dijo, temerosa. — ¿QUÉ? - respondí, casi gritando. — Destrúyelo. En ese momento pensé "Hasta que al fin sabe cómo tratarme cuando es necesario.", aunque seguro lo dijo para evitar que lo mismo que pasó con el Cuarto Ángel se repitiese. Entonces saqué mi cuchillo progresivo, decidido a clavárselo en la frentezota y acabar con su vida. Claro, no me lo dejaría tan fácil. El Ángel intentó atacarme con sus guadañas, pero fui más rápido y le corté los "mangos" de estas, haciendo que cayera sangre suya sobre la ciudad y que soltara un rugido de dolor. Sin embargo, no me importó. Yo sólo miraba cómo sufría, cosa que fue momentánea. En venganza, el Ángel me apuntó con sus dos cañones. Ambos disparos no me alcanzaron, pero uno de ellos cortó el cable umbilical, cosa que no quería que pasara. Tenía cinco minutos para acabar con él (y eso que me han dicho que puedo encontrar más cables de esos en otros edificios). — ¡Toma ESTO! - le dije al Ángel, agarrándolo y cortándole las dos alas. El Ángel volvió a rugir de dolor. Mientras, yo, aún en mi "modo sanguinario" (o, para que suene japonés, en "modo Yandere"), lo agarraba del "cuerpo" y lo arrojé a una colina cercana a la ciudad. Para evitar que hiciera algo más, corrí hacia él para después dar un salto y caer sobre su cuerpo. Me apoyé sobre su sección "peligrosa" para evitar algún mordisco o algo. — ¡¡Muere!! - grité, clavándole el cuchillo profundamente en su núcleo. No conforme con clavarlo una vez, le clavé el cuchillo desenfrenadamente varias veces, casi pareciendo un psicópata. Todos observaban esto en el cuartel atentamente, sin absolutamente nada que decir. Sólo miraban. Seguí clavando el cuchillo hasta que el Ángel intentó deshacerse de mí, hecho que logró parcialmente, debido a que usó su cola para tratar de quitarme de encima suyo, cosa que sólo se limitó a cortar el brazo izquierdo. Ya te imaginarás el grito de dolor que solté al sentir eso. — ¡No! ¡Helio! - gritó Misato, otra vez llena de miedo. — Brazo izquierdo cortado. - dijo Maya Ibuki, indicando mi ahora deplorable estado. Si antes ya estaba de mal humor, ahora hizo que enloqueciera todavía más. A falta de un arma, decidí que la mejor manera de... torturar al Ángel sería saltando encima suyo. Y eso hice, salté sobre él varias veces con mucha fuerza, provocando ciertos temblores en la ciudad y en el interior del GeoFrente. Descargué toda mi ira contra el núcleo del enemigo hasta que este se "rompió" tras darle una fuerte patada, indicando que iba a morir. Al poco, el Ángel enteró comenzó a brillar, indicando que estaba por explotar. Entonces me aparté de ahí, caminando como si nada malo fuese a pasar (para que te hagas una idea, es bastante similar a cuando Samus Aran derrota al jefe de un Leviatán en Metroid Prime 3: Corruption). Y finalmente... desapareció. Acabé con él. Aprecié desde lejos la manera en que ese malnacido desaparecía en esa explosión en forma de cruz. Mientras apreciaba dicha escena, intentaba calmarme respirando cada vez más despacio, ya sabes, para aliviar un poco el estrés. Y además, noté que lo había eliminado en tan sólo tres minutos, quedándome 1:49 en la batería. Tras contemplar la escena, regresé al GeoFrente. Allí, la doctora Akagi me hizo un rápido examen médico, y verificó que me encontraba bien, pero que tendrían que vendarme el brazo izquierdo y el abdomen como medida de prevención (claro, como ella no sintió lo que yo sentí durante la pelea... Y eso que ya he vivido cosas similares). — ¡Ay, Helio! ¡Qué bueno que estás bien! - me dijo Misato mientras me abrazaba, demostrando cierta actitid... maternal. ¿Otra vez? Me sumergí bastante en el momento. Este calor que estoy sintiendo ahora mismo..., calor humano..., ya lo había sentido antes..., pero muy pocas veces. Siempre suelo evitar los abrazos. ¿Por qué? No lo recuerdo. Pero... me vienen a la mente todos esos abrazos que me han dado, y yo siempre los rechazaba, o no los completaba (o sea, yo no rodeaba a la otra persona con mis brazos. ¿Es este un buen momento para decirlo?). De hecho, creo que desde que llegué a Japón, la única persona que me ha abrazado, aparte de Misato, ha sido Hikari (sí, siempre tengo que mencionarla). Mientras sigo sumergiéndome en el momento, recuerdo ese día que eliminé al Cuarto Ángel, justo antes de que la batería interna del EVA se agotara. Ya con la batería agotada, comencé a llorar, tanto por lo que había pasado por el dolor de la batalla. Toji y Kensuke no se acercaron (el primero por orgullo, y luego lo hizo porque, en sus palabras, su hermana lo regañó por golpearme; y en el caso del segundo, pues... no sé), después de todo aún no éramos amigos (ah, qué tiempos). Sin embargo, Hikari..., ella se acercó a mí y, viendo mi estado, me abrazó. Y aunque ya sabes que yo odio los abrazos, esta vez decidí responder. De allí me vino el recuerdo del calor..., ese calor que sientes al abrazar a alguien. Sentir que alguien realmente se preocupaba por mí (hecho que respaldaría más tarde ese mismo día). Además, creo recordar que también podía sentir los latidos de su corazón, los relajantes y cálidos latidos de su corazón (¿o habrán sido los del mío? Usualmente los siento cuando duermo girando hacia la izquierda y recostando mi cabeza en mi brazo). No obstante, mientras me encontraba inmerso en mi mar de pensamientos y recuerdos, Asuka me interrumpe bruscamente. — Oye, ya parece que te embobaste. Si Misato te soltó hace un rato... — ¿Y tenías que interrumpirme mientras pienso? - le contesté tras sacarme de mi "trance" y ver que Misato se encontraba a unos metros de mí. - ¡Pero qué molesta eres! — ¿Y en qué pensabas? ¿En las razones por las que no tienes novia? — ¡Grr! Agradecía de nuevo tener a Rei de intermediaria, porque entonces me habría enojado más... otra vez. — ¡Calma, muchachos! Recuerden que pelearse no llevará a nada... - comentó, separándonos a ambos con sus brazos. — Je, je. Es cierto. No tienen razones para pelearse todo el tiempo. - dijo Misato tras soltar una pequeña risa. — Ay... - suspiro. - Está bien. Tras otro rato en el GeoFrente, Misato, las otras y yo regresamos al apartamento (aunque más que nada porque me la pasaba diciendo "¿Ya nos vamos?", a pesar de que luego habría que retomar la rutina). Al llegar, lo primero que hice (además de ver al pingüino) fue irme directamene a mi cama a descansar. La batalla había estado intensa (sobre todo para mí, que decidí no ir acompañado), y comenzaba a cuestionarme el porqué de mi decisión de ir solo. Empecé a creer que había sido una idea estúpida, a pesar de la felicitación que me dieron. Aunque, viendo por otro lado, decidí hacerlo sólo para obtener autoconfianza, y viendo lo que pude lograr, parece que la he conseguido. Después de todo, logré lo que quería: revelar lo que puedo lograr por mi propia cuenta sin que tenga que depender de la ayuda de alguien más (y ahora no he dicho nada de mi condición). Sí..., lo logré. ¡Ahora tengo confianza en mí mismo! ¡Y eso significa que ya puedo confiar en los demás sin temer que me traicionen! Aunque... ¿tenía que esperar para esto? Mientras me encontraba pensando, Misato vuelve a hacer acto de presencia en la puerta de mi habitación, asomándose tímidamente (como lo hacía yo en el primer semestre de la prepa. Je, je... qué recuerdos). — Emm, Helio... - me dice, soltándolo con algo de timidez. En cierta manera me recordó a Ayanami. — ¿Sí? - respondí. — ¿Puedo decirte algo? — S-seguro. Pasa. Mi tutora entró en la recámara y se sentó al lado de mí. Ya que yo estaba acostado, tuve que sentarme para hablar con ella. Sin que me lo esperara, y de manera rápida, esta me da un abrazo que no pude... esquivar. Ella, por su parte, comienza a llorar al abrazarme. Se ve que se lo había guardado muy bien en la base. — Me alegra que estés bien. Creí que morirías. - me decía entre lágrimas. - Por momentos pensé que ya no volvería a verte... — Misato... - me limité a decir. Yo, por muy raro que pueda sonar, comencé a lagrimear también, pero no porque me sintiera triste, sino por el dolor que siento en el cuerpo, sobre todo en mi brazo y abdomen. Además, nunca había visto a mi tutora comportarse de esta manera, ni siquiera cuando me atacó el Quinto Ángel (bueno, ahí sí se puso un poquito sensible, no lo voy a negar). Eso significa que soy alguien realmente importante para ella, más de lo que yo creía. Entonces pienso "Entonces realmente le importo a alguien...". Además, como respuesta al abrazo de Misato, hice algo que muy raras veces suelo hacer, que es completar el abrazo. Incluso, ya que me había ganado el sentimiento también, solté unas palabras. — Misato..., gracias por preocuparte por mí. - le dije, dándole las gracias. Ahora comienzo a creer que este día ha sido productivo, además de agotador (o bueno, debería referirme solamente a esta mañana). De todas formas, agradecía que Asuka no se asomara para comentar, porque habría dicho que esto es una cursilería (y yo no estoy de acuerdo con ella en ese aspecto. Yo opino que esto es tan sólo una muestra de cariño y aprecio. No veo por qué tenerle algo de repelús). Después de unos minutos, el abrazo terminó. Ella se puso de pie y yo me quedé sentado. — Gracias de nuevo, Misato. - le dije. — No es nada. - me dijo, secándose las lágrimas que tenía en el rostro. Posteriormente se retiró. En cuanto Misato se retira, Asuka se queda mirando hacia donde ella se fue, sin tener ni idea de lo que había sucedido. — ¿Qué ocurrió? - me pregunta, señalando hacia la dirección en que se fue nuestra tutora con su dedo. — Oh, nada. Sólo estábamos platicando. - le respondí, sonriendo. |
Capítulo 11
|
---|
Acuario |
Domingo 12 de julio de 2015. Hace únicamente unas horas destruí al Séptimo Ángel y todo se ha calmado (yo diría que demasiado). Además, ya me quitaron las vendas (aunque sigo creyendo que era algo innecesario el habérmelas puesto). Como sea, ahora mismo son las 12:42 p.m., y me encuentro en Tokio-2. Sé que te estarás preguntando qué hago, si debería ir en clases, y déjame decirte el porqué: me traen de mula de carga. ¿Y por qué lo digo? Pues porque a Asuka se le ocurrió venir de compras con su amiga y traernos a mí y mis amigos como mayordomos más que como compañía (lo de su amiga no me molesta, pero sí que nos traiga como asistentes). Bueno, pasando a describir apariencias, Sohryu traía puesta un vestido amarillo de tirantes y Hikari una blusa de rayas (y eso que a mí me gusta ponerme camisas de rayas, cosa que no te he contado) y creo que un pantalón de mezclilla (para que te hagas una idea, la escena era algo así). Abriré este paréntesis para mencionar algo, y es simple: Tokio-2 es la capital de Japón desde 2003 tras la destrucción de la ciudad original en el año 2000, por si no lo he mencionado, y es una ciudad mucho más "normal" que Tokio-3, con cines, comercios, etc. Como seguro ya sabes, Tokio-3 es una ciudad-fortaleza y, por ende, un poco más "seria", contando solamente con escuelas, oficinas, tiendas de abastos y el sistema de defensa contra los Ángeles, que consta de metralletas y lanzamisiles, aunque honestamente no sirve de nada por los escudos AT de estos mencionados. Listo, ya terminé. Ahora volvamos al relato principal. Ahora te preguntarás "¿Por qué andas de mula de carga?". Pues Misato nos dijo que debíamos salir para mejorar las relaciones entre los pilotos (Rei no aceptó porque fue con Shinji Ikari a otro sitio), excusa aprovechada por mi compañera al máximo. En serio. Y así regreso al presente, conmigo y mis amigos trayendo varias cajas de compras en nuestras manos. — Asuka, esta es demasiada ropa. ¿No crees que podríamos devolver algo? - le dije, con varias de las bolsas y cajas sobre mis manos. — Recuerda lo que dijo Misato. "Helio, si Asuka te pide algo, tienes que hacerlo.". - me responde, recordando lo que nuestra tutora me dijo antes de salir. — Bueno, sí, pero tampoco hay que abusar, ¿sabes? No te miento cuando te digo que estas son muchas cajas. — Deja de quejarte y carga con todo eso. - me mandó. Luego de eso, seguimos caminando. Posteriormente nos obligaron a entrar a otra tienda de ropa, pero esta tenía algo especial a comparación de las otras (además del trenecito que pasaba por la zona de comedor): era una tienda de trajes de baño. Sé que los océanos del planeta ahora son aguas muertas, pero actualmente los gobiernos mundiales se encuentran en proceso de "tratado de aguas" para devolverles la apariencia que tenían antes del Segundo Impacto (¿es buen momento para decirlo?). Bueno, que me desvío. Asuka se metió en una fila llena de las ya mencionadas prendas. Estuvo dando vueltas por ahí, viendo cuál debería llevarse y, finalmente, escogió el que ella quería (o que más le llamaba la atención): uno de dos piezas, siendo la superior de rayas rojas y blancas con una cremallera en medio (no soy un pervertido, no soy un pervertido...) y la inferior con una raya roja encima y el resto de blanco (no me fijé si traía incluidos unos goggles). Salió de esa parte con la prenda en mano. — Asuka, ¿no crees que eres un poco joven para usar una prenda como esa? - le dije, un poco sobresaltado. — ¿Cómo crees? Si esto es lo que está de moda. - me dijo, enseñándolo. Lo puso frente a ella para hacerme tener una visualización. Como ya sabía cuál traje de baño iba a comprar, se dispuso a entrar al probador. — Bueno, voy a ponérmelo, así que ustedes tres se quedarán aquí. ¿Entendido? - nos dijo a nosotros (no a Hikari, sólo a nosotros, los hombres). — Sí... - respondimos los tres al unísono, un poco desganados. — Hikari, te pido que cuides a este trío. — Claro. - respondió ella, sonriéndole. Dicho y hecho, entró a un probador para ponerse el traje de baño. Mmm... ¿qué habría dicho Kaji sobre esto (después de todo, él fue el tutor de Asuka en la rama europea de NERV)? En fin, que mientras sale, tuvimos que quedarnos forzosamente ahí hasta que Sohryu saliera. Ahora veo lo que sienten los que acompañan a sus novias o esposas al ir de compras... Aunque bueno, como tengo a Hikari cerca, no tengo motivos para aburrirme. Sentía ganas de poner a un lado las cajas (que de hecho hice tal cosa) y hablarle, pero mis amigos estaban cerca y seguro pondrían cara de "¿Qué estás haciendo, amigo?", así que decidí no hacerlo, sino únicamente mirarla. En fin, que después de más o menos tres minutos, Asuka por fin salió del vestidor y... — ¿Y bien? ¿Cómo me veo? - preguntó, haciendo que nosotros volteáramos hacia su dirección. Con sólo verla con ese bikini puesto, bueno..., ¿qué puedo decir? Toji, Kensuke y yo nos sonrojamos al verla (imagínate las caras de asombro que pusimos) y, además, nos quedamos con la boca abierta, sobre todo con las poses que ponía y la sonrisa que esbozaba (escenas de fan-service, amigo. Disfrútalas). Y yo, por mi parte, comenzaba a imaginarme cómo se vería Hikari con eso puesto (¡yo y mi maldita imaginación...!). Claro que no me sangró la nariz como por ejemplo al maestro Roshi, pero sí preferí dirigir mi mirada hacia otro lugar para evitar apenarme al verla. — ¿Qué? ¿Acaso nunca has visto una mujer así en tu vida? - soltó Asuka al ver que no la miraba. Intentaba no verla con ese traje de baño puesto (que por cierto me recordó a uno que usa Samus Aran en Metroid Fusion, con la diferencia de los colores) porque me considero... inocente (no lo vayas a malinterpretar, ¿eh?). Bien, no negaré el hecho de que ese atuendo la hacía verse... linda..., pero tú ya me conoces. Y lo que hacía, claro, provocó que se acercara (ahora quiero que te imagines las caras de Toji y Kensuke y a Hikari mirándolos). — ¡Quiero que me mires a los ojos! - me dijo, y obligándome a verla a la cara con su mano. Esto lo hizo poniendo poniendo su otra mano en su cintura e inclinando su cuerpo, por lo que no pude evitar mirarla (literalmente). Ahora sí no podía evitar dirigir mi mirada hacia otra parte que no fuera ella. Pudo apreciar claramente cómo me sonrojaba, aunque era más por la prenda que tría puesta (¿has visto a Samus Aran en Metroid: Other M con energía baja? Pues así me estoy visualizando, aunque el rojo de las luces de la armadura es por sonrojo, no por niveles de energía bajos). — ¿Acaso te apena ver a una chica en traje de baño? - volvió a decirme, tras lo cual me soltó. - ¿Qué clase de hombre eres? - me suelta y se aleja. Después de eso, finalmente abandonamos la dichosa tienda (no sin antes haber ido a la caja a pagar). Había pasado un momento muy..., eh..., no sé si describir como incómodo o gratificante (...), pero no lo volveré a tocar. Así, seguimos caminando por la ciudad y terminamos llegando a una parada de autobús y regresamos a Tokio-3. Aquí, al bajarse del bús (en donde Asuka y Hikari se fueron juntas en unos asientos y Toji, Kensuke y yo hasta atrás), ocurrió algo que nadie se esperaba. — Bueno, ahora habrá que dividirnos. Helio, tú ve con Hikari. Toji y Kensuke, ustedes vendrán conmigo. - dijo Asuka con autoridad. — ¡¿Qué?! - exclamamos los tres al mismo tiempo, mirándola también al unísono. — Yo lo ordeno. — ¡Pero Asuka, vivimos en el mismo apartamento! ¿No sería más fácil que yo fuera contigo y ellos con ella? - le dije. Sonó algo raro eso que dije, ¿verdad? — ¿Quieres que le diga a Misato que no quisiste obedecerme? Bien, entonces le diré que... - decía, cuando vio hacia donde yo estaba y notó que ya me estaba yendo. Podría decirse que "la dejé en visto". — Sí, sí, sí. Adiós. Dile que llegaré más tarde. - le contesté, despidiéndome de espaldas a ella. Y así tuvimos que hacerle. Mis amigos con ella, yo con... bueno, ya sabes (con la chica que menciono a cada rato por una razón que ya conoces). Esta vez, tuve una guía y llegamos a su casa en cuestión de unos veinte minutos, más o menos. Al entrar, claro, tuve que hacer algo. — No olvides quitarte los zapatos. - me recordó ella. — Sí, sí. Ya sé. - respondí, quitándome los tenis. Es a lo que me refería. La verdad es que regresar a esta casa me llena de recuerdos. Han pasado casi tres semanas y no lo he olvidado. Recuerdo cuando Hikari me consoló y terminé por acomodarme en sus piernas (ese momento no se me irá de la cabeza fácilmente. Me hizo sentir mejor por lo menos), cuando pasé tiempo con sus hermanas (que es cuando ella no estaba, y era después de las seis de la tarde) y, por último, cuando le llamé soplona. La verdad, sigo sintiéndome mal por haberla llamado de esa manera tras que me cuidara por unos días, pero ya sabes, me ganó el sentimiento. — Espera unos minutos. Voy a cambiarme. - volvió a hablarme, sacándome de mis recuerdos. — Seguro. - dije. Ella fue a su recámara a cambiarse, ya que esa ropa, según me dijo, la usa para salir (además, dejé las cajas y bolsas de compra en la mesa de la cocina). Al cabo de unos minutos, bajó con un atuendo que yo ya había visto (y que claramente no recuerdo haber mencionado antes): una blusa interior a rayas blancas y negras, unos shorts típicos de Asuka o Misato (creo), un delantal amarillo y unas zapatillas (que creo que eran amarillas). Más o menos a lo doña Florinda, pero sin el cabello acomodado en unos rollos. — Je, je... - no pude evitar una risa. — ¿Qué pasa? — No, nada. Es sólo que... - dije, aguantándome la risa. - ... otra vez pareces una madre de familia. - iba a decirle "ama de casa" o "doña Florinda", pero preferí no hacerlo. En respuesta, ella sólo se sonrojó. Al final, opté por dejar esa broma de lado y decirle que me retiraba al apartamento (me pregunto cómo le habrá ido a Toji y Kensuke). Sin embargo, ella se me adelantó. — Helio... - me dijo. — ¿Hmm? - respondí. — ¿Puedo... decirte algo? — Sí, claro. No hay problema. - dije. Aprecié que comenzó a jugar con sus manos. ¿Será que está nerviosa? — Verás... lo que pasa es que... - me decía, cuando la interrumpí con lo primero que se me vino a la mente. — Si es sobre algún festival escolar, no cuentes conmigo. Yo no suelo asistir a eventos sociales. — No, no es sobre eso. — ¿Ah, no? ¿Entonces? — Mira... hablé con el director para ver si podíamos tener un viaje escolar. — ¿Un viaje escolar? ¿Y por qué no sabía de eso? — Tal vez porque solicitaste ir al baño justo cuando me levanté a dar el anuncio. — Ah, sí... Me acuerdo. - dije, recordando lo que pasó el viernes mientras me rascaba la cabeza. Aquí comenzó a formarse un silencio, donde aprecié claramente que estaba más nerviosa que antes. — ¿Pero a dónde vamos a ir? - exigí una respuesta. — Ya he hablado con los demás jefes de grupo y profesores, y el destino por mayoría de votos es Okinawa. Iremos a bucear. — ¿A bucear? ¿Acaso hay una playa allí? — Pues... más o menos. Hizo una pequeña pausa, hasta que... — Pero lo que quería saber si... si querrías ir conmigo en el avión. Me sorprendió eso último, y bastante. En vez de que yo se lo hubiese dicho (o que me animase a decirlo), ella fue la que lo hizo. No sé que decir, en serio. Me he quedado blanco. — Oh..., emm... - no se me occure nada que decir. — ¿Ocurre algo? - me pregunta, viendo mi indecisión — ¡Pero quedaría un asiento de sobra! ¡Y no quiero que Asuka vaya con nosotros! - digo lo primero que se me viene a la mente... otra vez. — Ya hablaré con el director para ver cómo quedan repartidos los asientos. — Ah..., vale. En estos momentos comenzaba a creer que me encontraba dormido y todo era un vil sueño. Pero no, era completamente real. Incluso me pellizqué a mí mismo, tratando de probarme que todo era cierto. Ella obviamente lo notó. — ¿Te sucede algo malo? — No, nada. Es que sentía comezón. - dije para escudarme. — ¿Y bien? — S-seguro. Sí, claro. Por mí no hay ningún problema. - dije, algo atontado todavía. Antes de irme, le pregunté algo que me tenía bastante extrañado desde que llegamos. — Oye, ¿dónde están tus hermanas? — Como se suspendieron las clases por el ataque del Ángel, Kodama llevó a Nozomi al cine. - me dice. Y si no entiendes muy bien esto, repetiré que los cines están en Tokio-2. — Tan sólo espero que no haya películas del Segundo Impacto y parejitas que se la pasen besándose, porque entonces... - susurraba. — ¿Qué? — Nada. - dije tajantemente. Ya tenía esa duda resuelta, así que me despedí de ella y regresé a mi apartamento, ya que ahora sí sabía cómo llegar (y mira que lo he aprendido por experiencia). Ya de vuelta, le hablé a Misato sobre todo, pero claro, uno no puede ser feliz por mucho tiempo, ¿no crees? Digo esto porque mi tutora, como me lo veía venir desde que salí de la casa de Hikari, no me permitió ir cuando le dije sobre el viaje. — ¿Por qué no? - dije, sin creerme nada. — No podemos correr el riesgo de que un Ángel aparezca mientras ustedes no están. Por ello los tres deben quedarse. - me responde. — Pero... Pero... — Sé que quieres ir de viaje con tus amigos, Helio, pero entiende que no hago esto porque no quiera que vayas; lo hago porque es necesario. Tienes que entenderlo. Ya resignado, tan sólo me limité a decir... — Bueno..., no iré. - dije, soltando un suspiro. En ese momento vi que Sohryu pasaba por un lado, así que le pedí que me ayudara. — Asuka, ¿no vas a decirle nada? — Créeme, ya lo intenté. No va a cambiar de opinión. - me dice, indicando que ya lo había hecho ella también, igualmente en vano. Esto me empezaba a recordar a algo igual que me ocurrió el año pasado, con la chica anterior, en una situación similar (por si acaso, te recuerdo que la "chica anterior" es la que solía atraerme). Toda la secundaria (en la que estaba en México el año pasado, no en la actual) regresaba de un viaje escolar a un parque de atracciones en Monterrey, y claro, cada grupo regresaba en su respectivo camión. Sin embargo, no pude sentarme con ella porque otro de mi grupo se sentó a su lado. Intenté negociar con él, pero fue en vano. Maldito... En fin, que el resto del día no ocurrió nada interesante (claro que tuve que marcarle a Hikari para decirle que no iría, desilusionándome, y creo que a ella también), sólo que en la noche leía algunas notas de noticias mexicanas en mi laptop, donde volví a leer la nota de la fuga del "Chapo" Guzmán el sábado en la madrugada (a la hora que pasó eso, estaba jugando Metroid: Zero Mission en un emulador). Ahora pasaré al día siguiente, lunes 13 de julio de 2015. Hasta el momento, creo que te he dejado confundido con todo eso de los horarios. Entonces, para no confundirte, déjame resumirte una parte de mi rutina de lunes a domingo (que no me gusta, pero ya me acostumbré):
Durante el tiempo de descanso, estaba en la zona de comedor (que por cierto, cuenta con varios pisos, pantallas, máquinas expendedoras y de refrescos, Wi-Fi, las infaltables mesas, escaleras eléctricas y música de ambiente, que es bastante relajante, de hecho) viendo qué refresco podía comprar de una máquina. Al final, me decidí por una Coca-Cola. Mientras me tomaba el refresco en una de las mesas, sentí que alguien se me acercaba, y así fue: era Kaji. — Hola, Helio. - me saluda. — ¡Kaji! ¿Qué haces por aquí? - lo saludó y le pregunto. — Me tomo mi descanso del día. Administrar datos no es nada fácil, créeme. ¿Y tú? — Pues lo mismo. O sea, descansando. Además de que necesito alejarme de Asuka por un rato. — Oye, Helio, escuché que ibas a ir a un viaje escolar. - me comentó. ¿Cómo se habrá enterado? Creo que Misato le dijo. — Sí, así es. Iba. Pero Misato no me lo permitió. Todo con una excusa algo absurda. — Pues qué lástima. - dijo, mirando hacia los lados, como checando que alguien no estuviera cerca. - Oye, aunque Misato no te haya permitido ir con tus amigos, puedo llevarte a otro lugar. — ¿En serio? — Sí. Sólo espera hasta que te vayas a ir a tu escuela y dile a Asuka y Rei. Yo los esperaré. Sabíamos que no podríamos ir, así que le dije que sí. Los demás, Toji, Kensuke, Hikari..., se fueron a Okinawa, e iban a bucear. Los envidio... Pero no importa, porque iré a un lugar donde la temática es... similar, supongo. En fin. Después de la parte matutina de la rutina diaria, y de decirle a mis compañeras pilotos de lo que me dijo Kaji, le dijimos a Misato que ya íbamos a la escuela, cosa que se tragó por completo. Al final, Kaji le dijo a esta que debía salir a Europa, cosa que también se creyó. Así, nos llevó en uno de los jets de NERV a un acuario que, desde arriba, parecía una planta de tratamiento de aguas (más o menos). Lástima que no tengo una imagen de él... — Bien, niños, aquí estamos. - nos dijo al llegar. — Hala... - solté al ver el lugar. — Qué inmaduro... - comentó Asuka al ver mi reacción. — Creo que será mejor que entremos. - dijo Rei, cosa que hicimos. Primero, nos hicieron quitarnos la ropa y someternos a un baño de agua SÚPER fría. Luego, a todos nos tomaron una foto, no sé por qué. Seguido, otro baño, pero esta vez de agua SÚPER caliente y, por último, nos sumergimos en agua morada, tampoco conozco la razón. Pero bueno, al parecer todo lo anterior era el proceso de "limpieza" (no vi los nombres de las salas antes de entrar), ya que este es uno de los pocos lugares del planeta donde aún existe la vida marina. Al final, nos pusimos unas batas parecidas a las que usan los pacientes en los hospitales (o sea, como la que usé una vez después de mi batalla contra el Tercer Ángel). Así, por fin pudimos apreciar cada animal en el lugar, entre los que había tortugas, peces y hasta pingüinos de los de antes. Claro, yo miraba todo como un niño pequeño (no pude ocultar mi impresión), mientras que las otras dos y Kaji venían detrás. Tras un rato de andar mirando animales marinos, por fin nos decidimos a, bueno, comer. ¿O acaso pensabas que no lo haríamos? Esto lo hicimos en un comedor rodeado por peceras (eso daba una muy buena vista de los alrededores). Quien nos llevó de comer fue Rei. Sorprendido, ¿verdad? ¡Igual que yo! — Vaya, Ayanami, ¿así que sabes cocinar? - le dijo Kaji a Rei. — Si no fuera por mí, todo lo que comerían sería comida para microondas de Misato. - respondió ella. — << Pues tú tienes suerte de saber cocinar, porque hay otros... >> - pensé, refiriéndome a mí y a Sohryu. Ayanami nos ofreció a todos un bendo diferente. En mi caso, sólo diré que llevaba camarones (¿de dónde los sacarán, si los océanos están muertos?). En cuanto a los demás, creo que Asuka recibió de esos bocadillitos con forma de pulpo (o calamar, no sé a qué saben) y Kaji un termo lleno de caldo de pescado. En cambio, ella... sólo llevaba una ensalada. Esto me llamó la atención. — ¿Una ensalada, Ayanami? - le digo, mirando su cajita. — Oh, perdón. Es que soy vegetariana. - me dijo. — ¿Vegetariana? Eso no lo sabía de ti, Rei. - dije. Y pensar que nos sentamos cerca en la escuela... — ¡Ja! ¡Los japoneses siempre disculpándose por todo! - exclama Asuka. Hasta se puso de pie. — << Y aquí vamos... >> - pensé al ver su reacción. — ¡No desperdicies esa preciada vida que se te ha dado! — Asuka... - comentó Kaji intentando hacer que se calme. — << Yo no me quejo de nada. >> - pensé de nuevo mientras degustaba mi comida. Luego de terminar de comer (y de agradecer a Rei por la comida. No quería parecer desagradecido), opté por dejar a mis dos compañeras solas. Preferí salir a la azotea, aunque no lo hice solo. Kaji me acompañó. — Y bien, Helio, ¿qué te pareció? - me preguntó sobre la visita que tuvimos. — Bueno, no lo voy a negar. Me gustó venir aquí. - hablé. — ¿Ves que es divertido salir y conocer nuevos lugares? — Sí, de hecho sí. Eso ya lo he experimentado antes, pero nunca me atreví a decirlo. Y sabes, me siento en confianza contigo. A continuación, dirige su mirada hacia las aguas azules que se encuentran delante de nosotros. — De este lado, la vida puede seguir viviendo sin problemas, pero del otro... las aguas están completamente muertas. Y no conozco el porqué, pero ahora... ya no hay nada, ni siquiera huracanes. Tal vez sea por los patrones climáticos actuales, pero no estoy tan seguro. - me dice. Quería preguntarle sobre algo que tenía en mi cabeza desde hace un rato, y no aguanté más las ganas de decirle. — Oye, Kaji, tengo una pregunta. — Pues dila. — ¿Por qué no quisiste decirle a Misato que estaríamos aquí? — No quise decirle nada porque el océano le trae malos recuerdos. — ¿Malos recuerdos? ¿De qué? - pregunté, ya que no sabía de lo que hablaba con eso. — Verás, Helio: no sé si ya te enteraste en NERV, pero lo que pasó en la Antártida en el año 2000 no fue el impacto de un meteorito. — Mmm... Creo que me suena. - lo digo intentando recordar que, cierto día, anduve leyendo varios informes en la computadora de la doctora Ikari mientras ella salió durante unos minutos. — Si no lo sabes, en realidad déjame decirte que lo que realmente sucedió es que el primer Ángel, Adán, fue despertado. — ¿Pero para qué? — Eso no lo sé, pero lo que sí sé es que Misato y su padre estuvieron presentes en el continente helado ese día. Él dio su vida por salvar a su hija y ponerla a salvo. Y aunque ella lo odiaba porque él prestaba más atención a su trabajo, su sacrificio le hizo cambiar su perspectiva. Incluso su collar de cruz es lo único que conserva de él. - me explica. La verdad es que no conocía muy bien sobre el pasado de Misato, a pesar de llevar más de un mes en este país. Tengo muchas cosas que aprender todavía. — Créeme, Helio. Eso que tú tienes y que según tú es un defecto, no es así. Nadie es perfecto. Simplemente eres igual a todos, no necesitas que te traten diferente. Sólo quieres ser tratado como una persona normal, ¿no es así? — Ehh, sí. Claro... - contesté, extrañado. ¿Y eso a qué viene? ¿Quién se lo dijo? - ¿Y eso como por qué o qué? — Quería comentártelo en persona. Seguro que Yui ya te lo ha dicho. No entiendo por qué quiere hacer el trabajo de la doctora Ikari, pero no importa. Además, no sé cómo es que sabe lo que he pensado sobre mi transtorno. Será mejor que no sepa todos los detalles. — Sabes, ya que estamos en confianza, te contaré un secreto. - continúa con su relato. - No eres el único que padece de algo. Rei Ayanami cuenta con trastorno de ansiedad, por eso tiene que tomar unas pastillas que le da la doctora Akagi. En cambio Asuka... supongo que ya sabes lo que tiene, que es complejo de superioridad. Pero además, creo que no sabías algo más sobre ella. - me contaba. Lo de Rei no me lo sabía, pero quería saber eso de Asuka. — ¿Qué cosa? — Que ella, a diferencia de ti o de Rei, no nació como ustedes. — ¿Ah, no? - esto ya se pone interesante. — No. Ella nació por inseminación artificial. Sus padres no pudieron tener un bebé por más que lo intentaron, así que recurrieron a esto. Se cree superior por nacer de una manera diferente. — Pero... ¿cómo sabes todo esto? — Recuerda que soy el ex-tutor de Asuka. Sé mucho sobre ella. - me dice ese factor que no se me pasaba por la cabeza. Ahora que tenía toda esta información, comenzaba a ver a la Segunda Elegida de otra manera. Ya sabía que guardaba algo detrás de esa apariencia ruda y egocéntrica que se carga, una parte de ella de la que desconozco. Sé que Asuka es alguien que puede llegar a sentir lo mismo que suelo sentir yo en ocasiones, que puede llegar a ser igual de frágil que yo (lo digo por las veces en que la escucho y veo llamando a su madre cuando está dormida)..., o que simplemente parece ser uno de esos personajes "tsundere" de los animes. — Y dime, Helio. ¿Te llevas bien con tus amigos? - me dijo Kaji para sacarme de mis pensamientos. — Oh, s-sí... - le contesté. — Sabes, he visto que te acercas demasiado a una chica de cabello café. La de las trenzas, ¿no es cierto? Lo noté cuando fui a la celebración que hubo en casa de Misato hace casi una semana. Dime, ¿acaso te gusta? — Oh. Emm... - no sabía que decir, así que giré mi cabeza hacia un lado, apenado y sonrojado. — Mhm, está bien. No tienes que hablarme sobre tus sentimientos si no quieres. La verdad es que me siento extrañamente relajado. Sentía como si estuviese enfrente de una persona a la que pudiese contarle todos mis secretos (no le he dicho todo sobre mí a la doctora Ikari. Creo que ya te lo he dicho). Como suelo hacer, digo lo que pienso, o bueno, se lo digo. — Sabes, Kaji, creí que eras alguien más serio. Pero ahora que hemos conversado durante este rato, me he dado cuenta de que eres una persona bastante amigable y de confianza. Hasta se ve que podríamos contarnos secretos. - me animo a decirle. — Je, je. Me alegro por ti. — ¿Lo dices por lo que te dije o por otra cosa? Inesperadamente, se acerca a mí y me toma de los hombros. Me asombro. — Porque estás rodeado de personas que te quieren y aprecian. Después del Segundo Impacto, las cosas fueron muy difíciles, aunque tú tuviste la suerte de tener a tu familia completa y llevar una vida normal. Debes de aprender a valorar lo que tienes, porque muchos perdieron a sus seres queridos durante los años que han pasado. Y no importa si piensas que la gente que conoces te odia, eso no es cierto. Eso es sólo lo que tú piensas sobre ellos. Pero créeme, las cosas son mucho más positivas de lo que te imaginas. - me lanza todo un discurso motivacional, poniéndome a pensar en serio. Después de otro rato de estar ahí, finalmente nos fuimos de ese acuario (lo que se me hizo más raro es que no vi a más personas. Tampoco le pregunté a Kaji si era una visita privada, así que lo haré después). Sinceramente, creo que es una experiencia que espero no olvidar..., y lo digo por mi mala memoria. Al regresar a Tokio-3, Kaji nos dijo que no le contaría nada de nuestro viajecito a Misato; y nosotros, por nuestra parte, preferimos regresar a casa (nuestra tutora no lo sospecharía, ya que ella suele llegar entre las 7:00 y 9:00 p.m.). Allí, Asuka y yo no tuvimos ningún pleito (sorpresivamente). Además, después de las 6:00, recibí la llamada de mis amigos, donde me describían lo bien que se la pasaron en Okinawa. Yo, por mi parte, les dije que había tenido una tarde entretenida. Al final, sólo diré que llegó la hora de irse a dormir, donde dije lo siguiente... — Bueno, será mejor que me duerma. Este día ha sido interesante. |
Capítulo 12
|
---|
Cumpleaños |
Día miércoles 22 de julio de 2015. Son las 7:41 a.m. Lo primero que hago es levantarme de mi cama. Este día es especial para alguien. Claro, hablo de Helio. Todo el tiempo en los días anteriores se la ha pasado diciendo que esperaba con ansias este día. Ya veremos cómo van las cosas. Después de levantarme y recoger mi cama, voy a asomarme al comedor para ver quién se encuentra ahí, topándome con Shinji, que estaba preparando el desayuno para ambos (solemos turnarnos para esto, dependiendo de quién se despierta primero. Y no creo que sea necesario describir lo que había cocinando. Sólo diré que se veía delicioso). — Oh. Buenos días, Rei. - me contesta sonriente al verme. — Hola, Shinji. — Si buscas a mamá y papá, ya se fueron al GeoFrente. — Sí... ya lo sé. Luego de eso, desayunamos juntos. A pesar de la pequeña charla que tuve con Shinji, eso no quiere decir que el momento fue silencioso, ya que él es quien más habla; yo, por lo general, sólo suelo responder, aunque también suelo sacar algún tema. Como sea, después de un ratito terminé de comer. Recogí mi plato y lo dejé donde debe ir. — Por cierto, Rei, ¿recuerdas que hoy es el cumpleaños de Helio? - me comenta, mientras limpia la mesa. — Sí. Me lo volvió a recordar ayer. Se ve que quiere que lo feliciten hoy. - le digo. — Mándale un saludo de mi parte cuando lo veas. Ya me encargaré de felicitarlo personalmente en la escuela. — Vale. Luego de eso, entré al baño para ducharme. Me ducho (fue una ducha bastante tranquila. Shinji ya sabe que no debe entrar cuando alguien se encuentra bañando, al menos no sin su permiso). Luego de eso salgo, me seco, me pongo el uniforme escolar y hago una pequeña pausa en esto. Contemplo la fotografía que tengo al lado de mi cama, en un portarretratos. Aparecemos mamá, papá, Shinji y yo (sé que ya te habrás enterado que ellos me adoptaron cuando mis padres murieron en el Segundo Impacto, y que me criaron como si fuera una de ellos..., una Ikari). — Familia... - pensé en voz alta, recordando todos los momentos que hemos tenido hasta ahora. Dejo la fotografía donde estaba y retomo mis preparativos para irme. Así, por último, guardo todo lo necesario en mi portafolios. Antes de retirarme, paso a despedirme de Shinji. — Bueno, Shinji, me retiro. Voy a acompañar a Asuka y Helio. — Está bien. Nos vemos luego. — Nos vemos más tarde en la escuela. Y que no se te olvide llevar el almuerzo. — Ah, y Rei... - me dice por último, haciendo que gire mi cabeza para verlo. - ... en serio, saluda a Helio de mi parte. — De acuerdo. Así fue como me despedí de él (ya que se iría más tarde al colegio), y llegué al exterior del apartamento de Misato un poquito más tarde (por cierto, yo vivo en un piso superior, así que debo tomar el elevador y hacer algo de tiempo), esperando a que ella, Helio y Asuka salieran. Esperé a que salieran. Tengo suerte de que no tarden tanto cuando llego (y eso que llegué a pensar que me había despertado muy temprano). No tardaron mucho en salir. Cuando salen, noto a Helio algo decaído. No lo entiendo. ¿No se supone que estaba esperando este día con mucha emoción? — Eh... ¿Te sientes bien, Helio? - me animo a decirle. — ¿Tengo cara de que estoy bien? - me respondió, algo desanimado. Se formó una conversación en el camino. El peso recaía en el cumpleañero. — No lo entiendo. Siempre me dijiste que querías que llegara este día, y ahora parece que no quieres ni existir. ¿Qué ocurre? - le pregunta Misato a Helio. — ¿Qué chiste tiene que sea mi cumpleaños si nadie lo recuerda? ¡Ni siquiera porque salga la notificación en Facebook! ¡Si lo recordaron fue porque se los dije hace rato! ¿Acaso sabes lo espantoso que es el hecho de que nadie te felicite? - explicó él. — Pero si yo te felicité... — No, quisiste obligarnos a Asuka y a mí a tomar cerveza. Eso no cuenta. Recuerda que somos menores de edad. Todo el camino hacia el GeoFrente fue así. Helio, Asuka y Misato discutiendo, y yo sólo escuchaba. Creerás que soy una persona asocial (es decir, que no tiene relaciones con nadie), pero no es así. Es sólo que... hablar con gente que no son los Ikari me provocaba... incomodidad (ellos son las personas en las que más confianza tengo). Incluso mamá me ha dicho que debo hablar más con las personas. Pero yo... Al llegar al cuartel, la rutina siguió su curso. Primero fuimos directamente a comenzar las pruebas de sincronización. Lo que pasó después fue más de lo mismo, así que no lo mencionaré. Pasaré al tiempo de descanso que hay luego del periodo de pruebas. Los tres pilotos y Misato coincidimos en la zona del comedor, así que nos sentamos todos juntos para conversar (aunque ya sabrás cómo estuve). Noté que Helio seguía con esa expresión de desánimo en su cara, así que tomé en cuenta algo que la jefa de clase me dijo hace casi un mes y lo puse en prueba: puse mi mano sobre la cabeza de Helio y comencé a acariciarle el cabello. Al parecer logré que se apenara. — Emm... Rei, ¿puedes dejar de hacer eso, por favor? - me pide, avergonzado y sonrojado. Le hago caso y alejé mi mano de su cabello. — Guau, Rei. ¿Quién diría que sabías como "dominar a la fiera"? - me pregunta Misato en modo de broma. — ¡Misato! - exclamó Helio, algo agitado por llamarle "fiera". — Perdón, perdón. - se disculpa con él, aunque en un tono cómico. - Dime, ¿quién te dijo el secreto? — Hikari me lo comentó. — ¿Hikari? Ah, claro. La chica que parece gustarle a Helio. — ¿¡Qué!? — Nada. - contestó Misato, como él suele responder. Luego de esto, se me acerca. - Luego me cuentas todo, ¿de acuerdo? — Menos mal que no se permite tomar cerveza en el cuartel... - susurró este por último. La conversación continuó, dejando la gracia a un lado, donde se notó más la depresión de mi compañero piloto al ver que era su día especial y parecía que a nadie le importaba (según él). Realmente sonaba como si se la pasara muy mal. — Si estuvieran en mis zapatos, sabrían lo doloroso que se siente ser ignorado por casi todos. - suspira. - En serio... Incluso hay ocasiones en las que preferiría estar muerto... — ¿Cómo te atreves a decir algo así? - le digo, levantándome, casi gritando. Esta vez actué de manera "anormal" dentro de mis parámetros. - Eso no es motivo para que estés en ese estado. Además, este día es especial para ti. Este es el día en que naciste. Seguro que tus demás conocidos ya te han felicitado y tú ni te has dado cuenta. - dije, refiriéndome a sus redes sociales. - Y si ellos no lo recuerdan, eso no es motivo para permanecer cabizbajo todo el día. — ¡Rei...! ¡Has dado un discurso! - aplaudió Misato. — Emm... Sí..., creo que tienes razón. Exageré un poquito. - comentó Helio, comenzando a mostrar una tímida sonrisa. Logramos (o mejor dicho, logré) mejorar su estado de ánimo. Al fin volvió a ser el Helio que conozco. El almuerzo retomó su curso habitual, todos compraron algo de las máquinas expendedoras (que por cierto son gratis) y seguimos con la conversación. — Ya sé. Cuando regreses de la escuela te haremos una celebración. - dijo Misato, proponiendo qué hacer después del colegio. — ¿Algo así como cuando llegué? - le preguntó Helio. — Sí. ¡Será la mejor celebración de la historia! — Vale, vale. Pero no te dejes llevar por la emoción, Misato. Además, hay que ver si no llegas tarde hoy... — Bueno, ¡ya está! Después de clases hay fiesta para Helio. ¡Dicho y hecho! Tras terminar esa conversación, todos nos disponíamos a continuar con la rutina diaria. Sin embargo, todo se volvió extraño luego de que Helio quisiera hacer una prueba más antes de la cita con mamá. Al regresar con la doctora Akagi, le dijo que quería que quería hacer una prueba extra, y ella accedió. La cápsula fue colocada en la piscina.Todo iba perfectamente, sin algún problema. Aunque, de manera imprevista, se cortó el contacto con la cámara de la cápsula de Helio, mostrando pura estática. Esto acompañado de una alarma en la cabina y un mensaje que decía: "Fallo en la cápsula 01" (en inglés y japonés). — ¿Qué ocurre? ¡Maya, dime qué ocurre! - dijo la doctora Akagi en busca de una solución. — ¡No lo entiendo! ¡Nunca hemos tenido problemas aquí! - dijo esta mientras se encargaba del problema con su computadora. — ¡Tienes que arreglarlo! ¡Rápido! - le dijo ahora Misato, quien también estaba presente. — Estoy en eso. Luego de más o menos treinta segundos, la imagen regresó. Todo se veía normal, salvo que ahora Helio tenía una expresión seria y de enojo en su cara. Había regresado a su anterior estado de ánimo. Parece que la expresión de ira llegó a pesarle a la doctora Akagi, ya que decidió terminar la prueba algo temprano. — Emm, bueno..., creo que es todo por hoy, muchachos. Cuando bajó, claramente Helio actuaba diferente. Ahora pudimos comprobarlo directamente. Simplemente se bajó de la cápsula y trató de irse directamente al vestidor a cambiarse de ropa. Misato trató de hablar con él para descubrir la razón de su enojo repentino. — ¿Helio? ¿Qué ocurre? - le dijo desde la cabina. — Nada. Estoy bien. - respondió él. — ¿Seguro? — Sí. — ¿En verdad estás realmente seguro? — ¡¡Qué sí, mierda!! ¿¡Estás sorda o qué, Misato!? Helio salió de la sala con ese último grito. Igual que las demás, quería saber... ¿qué le sucedía? Todas nos quedamos hacia la puerta por la que salió. — ¿Pero qué ha pasado? - preguntó la doctora Akagi. — No lo sé. Él suele actuar así cuando algo o alguien lo pone en ese estado. - dijo Misato, a lo que todos volteamos a ver a la causa más común: Asuka. — ... ¿Qué? ¡A mí no me miren! ¡Yo no he hecho nada esta vez! - dijo esta última, afirmando que no le ha hecho nada y, en efecto, así es. Sabiendo que Helio fue a cambiarse y que iría a la cita con mamá (me gustaría saber de qué hablan...), tuvimos que esperar. O bueno, íbamos a hacerlo, ya que, de alguna manera, Asuka logró convencerme para seguirlo sin que él se enterara (de hecho, tengo que decir que nos dijeron que le siguiéramos la pista por si provocaba algún problema). Fuimos con cuidado, y llegamos hasta la oficina de mamá luego que él. Ahí, desde afuera escuchamos todo lo que decía, que eran puras cosas feas. Estaba realmente preocupada porque ocurriera algo feo, y más si le hacía algo a mamá, ¡papá lo echaría de NERV! Y no quería que eso pasara. Sé que los japoneses respetamos la privacidad, pero hacer esto era necesario. Un rato después, regresamos corriendo hasta donde solemos esperarlo. Al cabo de unos minutos, regresó y nos dijo de manera algo grosera que nos fuéramos. Ahora se iría al colegio junto con nosotras, por lo que puedo decir que nos lo encargaron. Claro, no lo dijeron así tal cual. — Pobre muchacho. Quisiera saber en qué está pensando en este momento... - comentó la doctora Akagi. — Asuka, Rei, será mejor que lo vigilen. Espero que no le dure demasiado... - nos dijo Misato. — Sí. - dijimos ambas. Ya en el vestidor, mientras nos cambiábamos de vestimenta (porque no lo hicimos al seguir a Helio), mi compañera piloto no paraba de hablar sobre lo que sucedió. Yo, por mi parte, sólo la escuchaba y contestaba algunas veces. — ¡No lo entiendo! ¡Nadie lo entiende! ¿Por qué el niñito de Helio se puso así? - me dijo, poniéndose la blusa interior del uniforme. — Asuka, recuerda que no puedes conocer del todo a alguien. - le dije, haciendo lo mismo. — ¿Ahora te crees superior a mí? ¿Sólo porque lo conoces desde antes que yo? - me vuelve a decir, ahora tras ponerse el vestido azul. — ... No me creo superior a ti. Y tampoco digo que pueda estarlo. - le comento, haciendo lo mismo. — ¿Entonces sabes por qué Helio se ha puesto como un niño haciendo berrinche? - dijo ahora, terminando de ponerse lo que queda del uniforme. — No sé nada al respecto. - le respondo, terminando de cambiarme de igual manera. — Como sea. Solo espero que se le pase tarde o temprano, porque si sigue así... también me veré afectada. Luego de cambiarnos de ropa, nos fuimos a la escuela. Durante todo el camino al colegio, Helio parecía estar enojado con nosotras. No lo entendía, no le hicimos nada, mucho menos yo. Sé que la única que puede hacerlo enojar es Asuka, pero ella ya dijo que no hizo nada. Entonces... ¿qué pasa? — ¿Quién entiende a ese niño especial? ¡Es un bipolar! ¡Cambia de ánimo en simples segundos! — ¿Especial? — Con eso me refiero a que... Nada, olvídalo. Lo termina como si fuese un tema de poca importancia, pero yo... yo sé a lo que se refiere: él nació con algo que cree que es un estorbo (lo sé porque lo leí, me enteré de ello). Y no es así. Yo necesito tomar medicamentos diariamente para evitar ataques de ansiedad, y reconozco que no suelo decirlo a diario (de hecho, nunca lo menciono). Bueno, siguiendo con el relato, llegamos al colegio. Todo el tiempo nos llevó ventaja, siempre iba adelante, caminaba más rápido (esto desde que salimos del GeoFrente. Incluso abordó el metro antes que nosotras). Llegó al aula antes que nosotras, donde ya estaban todos los demás. Cuando nos sentamos, se nos acercó y nos dijo, en tono amenazante: — Ni se les ocurra decirle a nadie que cumplo años, ¿entendido? Antes de que entráramos, Asuka se me acerca para comentarme algo. — ¿Ves a lo que me refiero? Primero nos dice que lo felicitemos, y ahora ya no. Qué raro es... - me susurra. Pasaron unos minutos desde que llegamos mientras esperábamos a que llegara el profesor. En este tiempo, Helio pasó al frente del aula, a un lado del escritorio del profesor. Toda la clase volteó a verlo. Me veo venir algo malo... — ... ¿Qué? ¿No van a decir nada? Nadie le respondió. Esto hizo que demostrara abiertamente su enojo. — ¿¡NO VAN A DECIR NADA!? - gritó. Comencé a pensar en lo que me comentó Asuka. "Primero nos dice que lo felicitemos, y ahora ya no", pero ahora a la inversa. No hablé porque temía que me gritase, o incluso peor, viendo lo violento que se vuelve. — ¿Y por qué deberíamos de decir algo? - le preguntó uno de sus amigos, en este caso Kensuke. — ¿Cómo que por qué? ¡Porque cumplo años! ¿No van a felicitarme? - exclamó, contradiciendo otra vez lo que nos dijo a Asuka y a mí. — Emm, Helio..., en Japón no celebramos cumpleaños. Sólo lo hacemos con los veinte y sesenta años. - le respondió Hikari, aclarándole sobre los cumpleaños japoneses. Helio comenzó a respirar fuerte y más rápido (ya sabes lo que eso significa). Tal parece que no le gustó mucho esa respuesta. — Pero si insistes en que te felicitemos, con gusto lo haremos. - le volvió a responder, por lo que se levantó de su pupitre. Todos se levantaron para abrazarlo (todos menos Asuka y yo), como tanto quería. Pero él..., como esperaba, no quería que lo abrazaran, se alejaba de todos. Los rechazaba. Otra vez se contradecía. En cierto modo, se parecía a mí... — ¡No! ¡Aléjense de mí! ¡No soporto sus felicitaciones y abrazos hipócritas! - gritó. Incluso se acomodó en un rincón del aula, y eso que nadie lo había arrinconado. — ¡Pero Helio! ¡Estamos haciendo lo que tú nos dijiste! ¡Sólo queremos alegrarte el día! - le dijo Shinji, tratando de hacerlo entrar en razón. — ¿¡Alegrarme el día!? ¡Ya quisieras...! ¿Y desde cuándo te preocupas por mí? ¿Eh? ¡Si no se los hubiera dicho, simplemente este día habría sido otro del montón! - le respondió, y se acercó a él. - ¿Sabes qué? ¡Quisiera verte en mi lugar, viendo cómo sufres abordo del EVA y recibiendo órdenes de tu preciado papi mientras un monstruo te atraviesa el corazón con su brazo! Todos en el salón intentaron hacer que se calmara, aunque... ¿qué sentido tiene que lo hagan si incluso la que sabe cómo hacerlo no puede? — Oye, Helio, tienes que tranquilizarte. No te hemos hecho nada. - le dijo uno de sus dos mejores amigos, siendo ahora Toji. — Y ni creas que he olvidado el golpe que me diste, ¿eh? - le recordó lo que le hizo hace casi un mes. — Trata de controlarte, Helio. Por favor. - le dijo ahora la jefa de clase, siendo el mismo resultado. — ¡Tú cierra la boca, maldita soplona! ¡Que ahora que lo pienso, en vez de que aquel Ángel los matara, debí hacerlo yo! ¡Debí aprovechar ese momento, que los tenía tan cerca...! ¡¿SABES?! - le contestó, recordando el incidente del Cuarto Ángel. La llegada del profesor fue lo único que evitó que Helio siguiera diciendo cosas así. Desde que Hikari da la orden de levantarse, saludar y sentarse hasta la hora del almuerzo, Helio siguió mostrando síntomas de enojo (siendo en particular su acelerada respiración). Incluso el profesor se lo recalcó en la clase de Historia (donde mayormente suele hablar del Segundo Impacto y cosas relacionadas con él), preguntándole lo que le pasaba. — No, nada. Estoy bien. Es que suelo tener pequeños problemas de respiración. - mintió, mostrando una falsa sonrisa. — Mhm, ya veo. - el pobre profesor se cree la farsa. Durante lo que quedó de la primera parte de las clases, la respiración de Helio volvió a su ritmo normal. Parecía que ya se había calmado. Sin embargo..., a la hora del almuerzo, cuando el profesor se retira, todo volvió a ocurrir. Por supuesto, yo no hablé casi nada. Sólo miré, y no miento cuando digo que me sentía algo ansiosa, así que unas cuantas píldoras. En esta ocasión, fue contra Mara. — ¿¡Acaso crees que eres importante aquí!? ¡Pues no, no lo eres! ¡Para nada! — Oye, te pido que te controles, porque me estás asustando. - le respondió ella, alterada (no tanto como yo), — ¡No me importa! - volvió a decirle, haciendo una pausa. - ¿Sabes qué? Ya estoy cansado de ese maldito calor humano, ¡y también de tu maldita presenca! ¡Y no permitiré que nadie se me acerque para nada de nuevo! - seguía diciéndole, cuando en eso, la representante de la clase se le acercó por detrás con un bento. — Emm, Helio, traje tu almuerzo. - le dice, ofreciéndoselo. — ¡No quiero! - este reacciona y tira la comida sin voltear a verla, y sí, lo hizo con toda la intención. Cuando la cajita con comida cayó al suelo, Helio miró al desastre que hizo (con la comida ya tirada). Toda el aula se le quedó mirando. Parece que se retractó de esto, y creía que volvería a gritar, pero no, hizo otra cosa: salió corriendo. La representante le siguió (no alcancé a distinguir si estaba triste o furiosa). Un escándalo que los demás salones no pasaron por alto, había estudiantes de las otras aulas mirando desde sus puertas. Aun así, decidí ir detrás de ellos. Asuka me acompañó. Ya en el exterior, más específicamente cerca del estacionamiento (algo alejado del resto del complejo), ella trató de acercarse a él para intentar calmarlo (lo mismo que intentamos hacer todos un rato antes), y aquí volvió a reaccionar: la agarró del hombro y la apoyó contra una pared. Me temía lo peor. No nos acercamos a él para evitar mayores problemas o, peor, que quisiera hacernos lo mismo. — ¡A ver, maldita! ¡¿Sabes cuánto maldito sufrimiento interno me has provocado?! ¡¿Eh?! Parecía que realmente iba a golpearla, pero se detuvo antes siquiera de acercar su puño. Sólo la arrinconó y ya. Noté que cambió la expresión en su cara. Ya no era de enojo, era de... culpa. Mientras que Hikari... estaba completamente asustada, incluso creo que quería llorar. Por mi parte, me llevé las manos a la cara por la sorpresa, casi a punto de gritarle que se detuviera. Creo que Asuka sí podría ser capaz de defender a su mejor amiga. — No... Otra vez no... - comentó, haciendo que pensara en eso. ¿Ya lo había hecho antes? Helio la soltó y se alejó de ella (mostrando la misma cara de antes), mirando sus manos, y esta vez se fue corriendo hacia la salida. — ¡Helio! ¡Espera! - le gritó Hikari, tratando de alcanzarlo. Pero algo se lo impidió. Era un... — ¡¿Un escudo AT?! - exclamé, completamente sorprendida. Helio utilizó esta barrera octagonal (utilizando para esto su mano derecha) para frenar a la representante y evitar que hiciera contacto con él. Y aunque ya estaba algo lejos, distinguí un cambio en él: sus ojos ya no eran cafés, eran ahora de un rojo vivo, más que el de los míos. — ¡¿Q-qué es esto?! - dijo ella, sin saber nada. — ¡¿Helio es un Ángel?! - exclamamos Asuka y yo al mismo tiempo y con la misma sensación: sorpresa. Llegamos a la misma conclusión. Así fue como Helio logró retomar su escape. Por otra parte, Hikari se acercó a nosotras para pedir más información. — Asuka, ¡¿qué está pasando?! - le preguntó. — Amiga, Helio... es un monstruo. Tienes que buscar refugio, y rápido. - respondió mi compañera piloto, sonando desganada. — ¿Qué? Helio es... es... ¿uno de esos bichos gigantes? — Hikari, busca un refugio. Nosotras... nos encargaremos de él. - le comenté, dejando su cara con una expresión de preocupación. Asuka y yo nos miramos fijamente luego de esto último. Sabíamos lo que había que hacer. Pusimos rumbo al GeoFrente (no olvidando regresar por nuestras cosas), dejando a la jefa de clase algo... confusa... y afectada por la noticia. Era cuestión de tiempo para que las alarmas sonaran. Durante nuestro camino a la base, lo que pensaba que ocurriría sucedió: Helio pasó de ser un humano a un Ángel, desatando el caos en la ciudad. Ahora era uno de aquellos monstruos que debíamos enfrentar. Y nosotros nunca supimos nada... Cuando llegamos a las instalaciones, pusimos rumbo inmediato al Dogma Central. Durante el camino, notamos que todo el personal corría hacia sus puestos. Cuando ingresamos al Dogma Central, notamos que estaba vuelto un caos. Todos estaban tratando de obtener datos del enemigo. — Todos los edificios se encuentran replegados bajo tierra. — La evacuación de la ciudad se encuentra en un 61,73%. — ¡Demonios! ¿Cómo es que no detectaron al Ángel? - exclamó Fuyutsuki desde arriba, un poco furioso. — Con los demás teníamos un reconocimiento del ejército, pero este realmente salió de la nada. - le informó Hyuga. Misato voltea hacia donde estamos nosotras. — Chicas, ¿dónde está Helio? - nos preguntó, indicando a quien faltaba. — ... - Asuka y yo nos intercambiamos miradas durante un par de segundos. No sabíamos qué decir. — ¡Respondan! ¿Dónde está? - nos volvió hablar, más impaciente. — Él... - decía, cuando fui interrumpida por mi compañera. — Él está pasando por un mal momento. Un muy mal momento. Antes de que pudiésemos decir algo más, fuimos interrumpidas. — Imágenes del objetivo recibidas. - comentó Hyuga otra vez, pasando las imágenes a la pantalla. Así fue como supimos la apariencia del enemigo, el Octavo Ángel: una enorme masa con forma esférica que parecía estar compuesta de estambre. — Ya sabemos cómo es nuestro enemigo, pero seguimos sin saber dónde está nuestro piloto faltante. - volvió a comentar Misato, volviendo a resaltar la ausencia de Helio. — No se preocupe, coronel. Ya estamos preparados. - le comentó la doctora Akagi, sonando preparada. — ¿En serio? ¿Cómo? — Desde el día que abandonó a Helio a su suerte, coronel, hemos desarrollado un localizador satelital, el cual puede encontrar a cualquier persona de manera global y con tan sólo una muestra de ADN. Si insertamos algo de Helio, mandará la señal a una red de satélites que fueron lanzados cuando el comandante Ikari fue a la Luna. Como ve, será pan comido. La doctora hizo el referido proceso (posiblemente con algún cabello). El proceso tomó más o menos un minuto. — Datos recibidos. Helio está... ¡¿ahí?! - dijo Hyuga nuevamente, dando la imagen del Ángel como el resultado final, claramente mostrando sorpresa por esto. — Hyuga... ¿no hay errores? - dijo Misato, que no se lo quería creer. — Negativo, coronel. Los resultados son correctos. - le contestó ahora Shigeru Aoba. — ¿Seguros? — Las MAGI confirman los datos. 100% verídicos. - le respondió Maya. — ¿Entonces eso significa que...? — Sí. Helio... es un Ángel. - le confirmó la doctora. — Y nunca lo supimos... — Envíen a las unidades EVA-01 y 02 de inmediato. - ordenó el comandante Ikari, sin dejar su pose característica. — ¡Pero señor...! — Hay que afrontar el presente para tener un futuro, coronel Katsuragi. Misato se vio pensativa durante unos segundos. Parecía que no quería enviarnos. — Está bien. Chicas..., vayan a cambiarse. — Sí. - contestamos a la vez. Antes de seguir a Asuka para cambiarme, eché una última mirada al comandante Ikari — Papá... - dije en voz baja, algo desilusionada por su decisión, pero no podía culparlo. Cuando iba a entrar en el vestidor, me encontré a mamá. Le conté lo que sentía. — Mamá..., no quiero hacer esto. — Rei... Sé que es difícil, pero tienes que hacerlo. — Pero mamá..., Helio... ahora es uno de nuestros enemigos. — Sé que es difícil, pero tienes que entender que es necesario. Además, Helio te habría dicho lo mismo, ¿no? — ... Está bien. Aun así, no quería afrontar la realidad: Helio, nuestro compañero de pilotaje de EVA, era un Ángel. Pero... ahora que lo pienso, hay algo que no cuadra: Hyuga dijo que suelen tener confirmación de la aparición de algún Ángel por parte del ejército, pero este no fue el caso. Este realmente apareció de la nada. Y además, el momento en que Helio actuó de manera extraña fue durante la prueba extra, cuando se cortó la señal de su cápsula. ¿Acaso será que Helio fue infectado por un Ángel de tamaño bacteriano durante ese pequeño corte de treinta segundos? Fuera de mis pensamientos, ambas ya habíamos entrado a las cápsulas e insertadas en nuestros EVAs (esta es la segunda vez que piloteo el EVA-01. La primera, si lo recuerdas, fue cuando Helio llegó a Japón). Era hora de subir. Cuando intenté sincronizar con el Evangelion, algo salió mal. Todo se volvió de un gris azulado profundo. Percibí un olor muy desagradable. Me cubrí nariz y boca con mis manos. No podía soportar eso. — ¿Qué está pasando? - preguntó Misato, alarmada. — ¡El EVA no responde a la sincronización! ¡Los vínculos neuronales se han roto! - le respondió Hyuga. Esto se reflejó en los ojos del EVA, que se apagaron. — ¡Esto no es posible! - exclamó la doctora. — ¿Señor? - le pregunta Fuyutsuki a papá. — Transfieran a Rei al EVA-00 de inmediato. - responde. Esa orden me sacó de mi sufrimiento allí adentro. El interior de la cápsula se apagó, dejándome a oscuras, aunque libre de ese olor. Olor que parecía... sangre, aunque más profundo. Pero no lo entendía. La primera vez que estuve a bordo del Evangelion 01 no tuve problemas, ¿pero por qué los tenía ahora? Era extraño... — Tanto retraso sólo por un problemilla... Qué patético. - comentó Asuka. Me transfirieron al EVA-00, donde no hubo ningún problema. Allí fuimos finalmente informadas. — Chicas..., tengan cuidado. - nos dijo Misato. — Entendido. - respondemos ambas. — Bien. ¡Lanzamiento! Los EVAs fueron disparados desde las catapultas. Ambas fuimos desplegadas a la superficie para enfrentarnos a... Helio. En cuanto estuvimos afuera, esa enorme masa amorfa tomó una forma demasiado familiar para todos: tomó la figura del cuerpo de Helio, del tamaño de los EVAs y, sin embargo, completamente desnudo, largas garras en donde suelen ir las uñas, y con los ojos rojos (como los míos). Básicamente recordaba a "una serie de anime donde enfrentan humanoides gigantes afuera de una ciudad amurallada", como él me dijo alguna vez. — Su núcleo está dentro de su cuerpo. Tendrán que atravesar su escudo AT para destruirlo. — ¡De acuerdo! - respondimos ambas. En ese momento volví a pensar en mis motivaciones: evitar que cualquier Ángel llegara hasta Lilith, ubicada en el Dogma Terminal (creo que Helio nunca habló de esto, o si lo hizo, te lo recuerdo), y no permitir que ocurra el Tercer Impacto. Pero sobre todo, proteger a los Ikari y a los demás que confían en mí. — Chicas, primero tienen que intentar debilitar su escudo AT. Les enviaremos armas. - nos ordenó Misato. — Creo que en este momento Helio diría una de sus referencias. - comentó mi compañera Sohryu. Ya no quería escuchar ese nombre... De dos edificios falsos salieron un par de armas: de uno, el que Asuka tenía más cerca, una enorme lanza, parecida a las que se usan en los saltos olímpicos, sólo que para uso ofensivo; por mi parte, yo conseguí una escopeta, obviamente amplificada a tamaño EVA. En cuanto tuvo su arma entre sus manos, Asuka dio un gran salto y trató de penetrar su escudo AT con su enorme lanza, pero Helio terminó bloqueándola con su escudo AT, igual que hiciese hace rato con Hikari. — ¡Rei, respáldala! - recibo la orden de mi superior Misato. Interferí en la escena con algunos disparos. Mis disparos obviamente resultaron inútiles. Como resultado, mi compañera da otro salto para intentar cometer su objetivo, pero esta vez, en vez de ser bloqueada, ocurrió algo más: la agarró con sus manos, la desconectó del cable umbilical, le hizo varios rasguños con sus garras (que por cierto podían generar calor) y la lanzó bastante lejos. Incluso escuchamos cómo gritaba. — ¡Asuka! - grité. Mientras ella regresaba a la escena, sólo quedaba yo, así que apunté nuevamente mi escopeta hacia Helio (no quiero hablar de él como el Octavo Ángel. No quiero...), pero él... me miró fijamente y dijo algo de manera mental (o mejor dicho, telepáticamente). Lo hizo haciendo que sus ojos brillaran intensamente, mirándome directo a mí. No podía hacer que el EVA se moviera. Intenté que el Evangelion reaccionara, pero no sucedió. Comenzaba a sentirme mareada. — ¿En verdad piensas hacerme algo así, Rei? ¿Eh? ¿Vas a hacerme algo... huérfana? - me dijo, hablando con su voz original. Además, tuve una visión de él, y su voz se escucha con cierto eco. Sé lo que intenta hace comunicándose conmigo de esa manera. Quería atacarme psicológicamente, pero no iba a permitírselo. Sabiendo que la escopeta ya no me sería de utilidad, la dejé a un lado. Saqué mi cuchillo progresivo. Ahora lo usaría contra él. Estuve a nada de atacarle con mi cuchillo, pero Helio, en un rápido movimiento, me bloqueó usando su escudo y, seguidamente, se lanzó encima de mí cual león contra su presa. — ¡Rei! - exclamó Misato. Lo tenía encima de mí. No podía moverme. Mientras seguía en esa posición, él volvió a comunicarse conmigo. — Ese es el dolor que tú experimentaste cuando nos conocimos. Y ahora... ¡vas a sufrirlo de nuevo! - volvió a hablarme, recordando el día en que llegó a Japón, cuando yo estaba herida. Sus ojos volvieron a brillar. Comencé a sentir un dolor inmenso en la cabeza (y no precisamente porque me estuviese tomando de allí). No pude evitar gritar de dolor. Incluso solté los controles de la cápsula y llevé mis manos al sitio de donde salía todo el sufrimiento. — ¡El nivel de sincronización está decreciendo rápidamente! - indica Hyuga. — ¡Asuka! ¡Tienes que ayudar a Rei rápido! - ordenó nuestra coronel, preocupada por mi situación. Helio utilizó las garras de sus manos, pero no las usó directamente contra mí: cortó el cable umbilical de mi EVA. Comenzó a correr la energía interna. — Batería interna del Evangelion activada. Límite de cinco minutos. - informó Hyuga otra vez. Por su parte, Helio seguía hablando conmigo. — Estás sola..., igual que yo... — No... no lo estoy. No estoy sola. - le respondo. En este caso, Asuka fue mi salvadora. Logró llegar por detrás y causarle un corte en la espalda, haciendo que retroceda y que caiga su sangre en la ciudad. — Siempre tengo que ser yo la que salve el día. - comenta, tras lo cual centra su atención en el objetivo. - ¡Ahora verás! En lo que ella se enfrentaba al enemigo, aproveché y me conecté a otro cable umbilical (por estar en la ciudad, hay varios de estos dentro de edificios falsos). — Está bien. No tengo otra alternativa. - comentó resignada, tras lo cual se levantó dentro de su cabina. - Invertir modo. Código secreto: ¡la bestia! Esto desencadenó una transformación en el EVA-02: la armadura de los hombros fue eliminada, los pernos de restricción incrustados en la espalda fueron liberados dolorosamente y su cabeza se parecía a la de una bestia, con enormes dientes y un cambio de proporciones corporales (aunque con la única desventaja de funcionar con la batería interna). Además, el interior de la cápsula estaba algo agitado. — ¡AHORA VERÁS, MALDITO! - gritó Asuka, de manera salvaje, justo como... Helio de mal humor. Asuka se lanzó de manera agresiva hacia el Ángel, quien la bloqueó con su escudo AT. Sin embargo, el "modo bestia" del EVA hizo que comenzara a "morder" la barrera, y terminó rompiéndola como una bolsa de plástico. Finalmente logramos "romper" su escudo AT. Ahora vendría lo siguiente: destruir su núcleo. Ya libre de su mejor protección, el Ángel intentó usar nuevamente sus garras contra su enemiga, que las esquivó sin ningún problema. También hizo brillar sus ojos para tratar de "contactarla" mediante un par de pequeños rayos de colores, igual que hiciese conmigo, pero ella era más rápida que yo (ya que me quedaba quieta siempre) y no se vio afectada. Cuando lo tuvo cerca, Asuka intentó darle una mordida, pero este saltó. — ¡VEN ACÁ, NIÑA MODELO! - me ordena. Sonaba algo agitada. Entré en acción. Alcancé a cortar parte de su piel con el cuchillo mientras estaba en el aire, haciendo que su sangre caiga sobre la ciudad nuevamente. Soltó estremecedores gritos (todo esto de manera telepática y no sé si sólo los escucho yo, en la realidad soltaba los rugidos de cualquier Ángel), como si fuera el Helio anterior y realmente me sentía como si intentara asesinarlo. No quería seguir... Asuka se lanzó sobre él, aún en "modo bestia", y se puso encima de Helio para evitar que se moviera. Al igual que un animal con su presa, el EVA-02 abrió sus fauces y comenzó a morder el pecho del Ángel (no quiero seguir mencionando el nombre), soltando tanto rugidos como sangre de este. Así, tras incluso romperle las costillas, finalmente dejó su núcleo al descubierto, situado justo donde va el corazón. Todo el proceso fue algo... grotesco. Tanto que incluso Maya Ibuki contuvo sus ganas de vomitar. — ¡AHORA, CONSENTIDA! - me indica, y creo que ya no le quedaba tanto tiempo de batería. Me acerqué, me acomodé y me dispuse a acabar con él (aunque por dentro quisiera no hacerlo), pero justo antes de clavarle el cuchillo, me detuve en seco. Muchos recuerdos que tenía sobre Helio comenzaron a inundar mi mente (cuando nos conocimos, cuando hablábamos de regreso a casa, cuando conversábamos en los tiempos de descanso en el GeoFrente...). Él aprovechó para contactarme otra vez (aunque más bien fue él quien activó todos esos recuerdos mirándome, aunque no lo miré de manera directa). Me miró fijamente a los ojos. Parecía que el tiempo se había detenido, aunque creo que solo para mí. Tuve una visión. Me encontraba yo sola, con mi traje de conexión puesto, en medio de una completa oscuridad. Helio apareció delante de mí, con los ojos brillando en rojo, un rojo más brillante que el de los míos... de nuevo. — ¡Te dejaron sola porque ellos no te querían! — ¿De quiénes hablas? — De tus padres. Ellos preferían más estar fuera que encargarse de ti. ¡Incluso habrían preferido no tener hijos! — ¡No digas eso! — Mmm... Acabo de acordarme de algo. Tu "mamá" me dijo que tus padres querían un niño al que llamarían "Shinji". ¡Pero no! ¡Tenías que salir tú! ¡Así que cambiaron nombres! — ¡No! ¡Ya no sigas! — ¡Y mírate...! Aprisionada en tu mundo, en tu zona de confort. No te atreves a hablar con otros que no son los Ikari por miedo, miedo a ser lastimada, miedo a los demás, ¡MIEDO AL MUNDO!, ¿o me equivoco? No sé por qué (aunque lo más probable es que sea porque estoy en una visión), pero mi "familia" apareció junto a él, con el vestuario característico de ellos (ya sabes cuáles). — ¡Ellos te han aguantado sólo por el simple hecho de que fuiste encargada por tus padres! ¡PERO ES MENTIRA! ¡Tus padres no te querían! ¡No eres más que un estorbo en este mundo! Esas dos últimas frases comenzaron a resonar en mí. Junto a él, los Ikari mostraban una expresión de enojo en su cara. Comenzaron a decirme cosas similares y me señalaban con el dedo índice. No podía soportar todo eso. Solté un grito de desesperación. — ¡¡YA BASTAAAA!! Esto se reflejó fuera de la visión, en las computadoras de los operadores. — ¡La piloto del EVA-00 comienza a sufrir de contaminación mental! - indica Maya Ibuki con relación a lo que me sucede. — ¡Asuka! ¡Ayuda a Rei! - ordena Misato a mi compañera. — ¡SÍ, SÍ! ¡NO ME DIGAN! - responde. Asuka aplastó la cabeza del Ángel. Esto detuvo esas visiones y me dio tiempo de volver a actuar. Antes de terminar definitivamente con todo, dije unas últimas palabras. — En verdad lamento esto, Helio, pero... ¡no tengo opción! ¡Lo lamento! Le clavé el cuchillo progresivo en su núcleo. Sobra decir que este se quebró cual bola de cristal y, por último... una explosión. Nos alejamos para evitar recibir daños. Con esa explosión, Helio..., aquel chico que me ayudó cuando estaba herida tras el ataque del Tercer Ángel, el que se preocupó por mí luego de eliminar al Quinto Ángel, la persona que no me veía como una chica callada, sino como una amiga..., desapareció. Todos en la base miraban atentos a la pantalla, contemplando la escena. Se formó un intenso silencio tras la explosión, y no solo en el cuartel. Yo, por mi parte, me aguantaba las ganas de llorar. — Helio ha... ha... Perdón. El objetivo ha sido neutralizado completamente, señor. - terminó por informar Shigeru. Solté los controles de la cápsula. Comencé a llorar. Me sentía mal conmigo misma por haber hecho lo que hice. Rodeé mis piernas con mis brazos mientras lágrimas seguían cayendo de mis ojos. En cuanto a Asuka, ella seguía pretendiendo ser fuerte. — Helio ya... ya no... ya no está... - comentó Misato, con la voz algo entrecortada. Nadie en la zona de comando decía alguna palabra. Salvo yo, que era la única que hacía algún ruido, no hubo palabra alguna, hasta que... — Limpien la zona de la batalla de inmediato. - ordenó la doctora Akagi, sonando como si lo que acababa de pasar no le importara nada. — ¡¿Cómo puede ser así de fría?! ¡¿Acaso no entiende que hemos perdido a alguien muy importante para esta organización?! - le gritó Misato, en un estado emocional similar al mío. — No crea que lo digo porque no siento nada, coronel. No es eso. Es sólo que hay que limpiar la zona para evitar problemas con los civiles, ya ve cómo son de molestos. — ... Tiene razón, doctora. Chicas, retírense. Al final Helio sí resultó ser alguien muy importante en NERV (aunque él siempre haya dicho que no es así). No sólo yo me encuentro llorando, Misato parece querer hacerlo también, aunque se aguantaba las ganas. Y mamá..., ella lo veía todos los días. pero... — ¡Esperen! ¡Detectamos un objeto en el lugar de la explosión! Asuka, los demás en la base y yo (que aún seguía derramando lágrimas) encontramos el dichoso objeto: una crisálida bastante parecida a la de las mariposas, seccionada, opaca, pero de color carmesí, y bastante grande. Esta se partió en su parte superior. Terminó por deshacerse, revelando... — ¡N-no puede ser! ¡Es... es...! — ¡Es Helio! - exclamó nuestra capitana Misato, alegre, saliendo de la zona de comando casi como si corriese. — ¡Coronel Katsuragi! - exclamó la doctora Akagi tras la ver la reacción de Misato. - Qué mujer... Así es, Helio seguía con vida. Aparentemente esa crisálida lo protegió de todo. Por su lado, mis "padres" se encontraban discutiendo sobre esto. — ¿Qué opinas, querido? - preguntó mamá. — Es un golpe de suerte. Aunque debo admitirlo, ha sido toda una sorpresa. - le respondió papá. Asuka y yo bajamos de nuestros EVAs para apreciar mejor a nuestro compañero (mientras me secaba las lágrimas. Además, Asuka parecía algo agotada). Estaba boca abajo, inconsciente, aún con el uniforme escolar puesto. Me acerqué a él e intenté que reaccionara, aunque no sucedió. — ¿Crees que te va a responder? ¡Por favor! ¡Parece un cadáver! - me comenta Asuka, todavía demostrando firmeza. — ¿Acaso no te sientes feliz de que esté con vida? - le pregunté. — Bah... Creo escuchar que lo pilotos podían ser remplazados. - me responde, haciendo que me sorprenda. Misato llegó rápidamente en su coche deportivo (se estacionó hasta derrapando. Me sorprende que haya llegado tan rápido). Asuka y yo nos apartamos para dejarla pasar. Se acercó a él y se puso de rodillas. Finalmente ya no soportó más y rompió en llanto mientras lo abrazaba. — ¡Helio! ¡Estás vivo! ¡Creí que te había perdido! - dijo, alegre mientras lloraba. Ahora sí parecía una madre preocupada por su hijo. Aún abrazándolo, comprobó varias cosas de él, como su pulso. — ¡El sujeto se encuentra demasiado débil! ¡Necesita atención médica urgente! - informó tras hacer su "revisión". — ¡Entendido, coronel! ¡Los paramédicos están en camino! - le respondió Hyuga. Los paramédicos llegaron a la escena unos minutos después (en los que nosotras estuvimos junto al inconsciente Helio, acompañándolo), curiosamente vestidos con trajes a prueba de materiales tóxicos. Le pidieron a Helio a Misato, que lo abrazaba profundamente. Ella accedió. Lo soltó y se los cedió, quienes lo subieron en una camilla y se lo llevaron a la base. — ¡Esperen! ¿A dónde van a llevarlo? - preguntó Misato, viendo los trajes que llevaban puestos. — Lo llevaremos a la base para ponerlo en cuarentena. Parece que fue infectado por el Ángel. - le respondió uno de ellos, confirmando mi hipótesis. Fuimos detrás de ellos en el coche de Misato (durante el camino, notamos que ella todavía estaba algo sentimental, por lo que preferimos no decirle nada). Allí, observamos que Helio fue contenido dentro de una estancia especial con paredes de color rojo, rodeado por varios pilares negros. Según papá, eso es un medida de seguridad para limpiar completamente su cuerpo y evitar cualquier contaminación producida por el Ángel. En otras palabras, era una "cuarentena", ya que estaría ahí varios días. Días más tarde (para ser más específica, el día lunes 27 de julio), después de finalizar la cuarentena, Helio, todavía inconsciente, fue llevado a un hospital, más precisamente el que se encuentra en el interior del GeoFrente. Yo, por mi parte (y con mi traje de conexión puesto, porque me encontraba en tiempo de descanso, e iba a ponerme el uniforme escolar), me quedé contemplándolo desde afuera de la habitación, apoyando mi mano sobre el vidrio de la puerta. Solté unas palabras. — Espero que te recuperes pronto, Helio... Y feliz cumpleaños. - dije, soltando las palabras que quería decirle días atrás. Tras esto, regresé a cambiarme. NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Rei. En otra parte, todos y cada uno de los monolitos flotantes de SEELE se encontraban en una reunión, esta vez sin la presencia del comandante y su mano derecha, Fuyutsuki. — Señores, el día prometido se acerca... - comentó el monolito 06. — Así es. Pero de acuerdo con los manuscritos del Mar Muerto, las cosas se pondrán más difíciles a partir de ahora. - indica el monolito 09. — No importa. Esos muchachos pueden con todo. - habla el monolito 03. — Caballeros, será mejor que estemos preparados. El día en que el Proyecto de Instrumentalización Humana se haga realidad está cada vez más cerca, y nuestro muchacho nos ayudará con ello. - comenta el monolito 01, que es la "representación" de Keel Lorenz, aquel hombre que Gendo y Kozo suelen ver en sus reuniones. Mientras todo esto pasaba, en la Luna, aquel muchacho que el comandante Ikari y el vicecomandante contemplaron al visitar la Base Tabgha, estaba preparándose para algo. Se encontraba abordo de un Evangelion (el mismo que estaba en construcción cuando el líder de NERV sobrevoló el satélite), además de que oprimió el botón de su muñeca izquierda para ajustarse el traje de conexión que llevaba puesto, de color negro en el cuerpo, azul apagado en la perte superior y dos conjuntos de tres "espinas". Hecho esto, posó su mirada sobre la Tierra una vez más y, sonriente, dijo las siguientes palabras: — El momento de conocer a los Lilin ha llegado. Será algo muy divertido... - dijo, mostrando una sonrisa algo placentera. |
3.0: You Can (Not) Redo[]
Capítulo 13
|
---|
Coma |
En la Base Betania de NERV, situada en el antiguo Ártico (y que además es controlada por Europa y Rusia en nombre de la tercera rama de la organización, siendo esta la razón de que sus mensajes se transmitan en inglés y ruso), se había sembrado el caos. ¿La razón? El Noveno Ángel, recientemente encontrado en el permafrost de la parte norte del planeta (y cuya forma básicamente consiste en el esqueleto del Ángel original, pues fue diseccionado por los científicos para su estudio, además de contar con su núcleo en la cabeza y una pseudo-cápsula de inserción en el cuello), cobró vida de manera repentina y escapó de su confinamiento. — Inicien secuencia de arranque. - dijo uno de los operadores desde un barco cercano a la base (y amarrado a esta) llamado "Ural II". — Iniciando ionización del LCL. - dijo otro. — Profundidad de la cápsula estable y dentro de los parámetros. - habló uno más. — Sistemas autónomos en verde. — El voltaje inicial superó el umbral. — Prerrequisitos de lanzamiento superados. — Índice de sincronización en verde. — Piloto, por favor seleccione el lenguaje para las funciones cognitivas. - dijo uno de ellos a la piloto, quien por cierto era de cabello castaño, ojos verde azulado y gafas, la cual usaba un traje de un color predominante verde oscuro, con mangas y permeras blancas, dos conectores en la cadera y muñecas, junto con un casco de visor rojo. — Uhm, es mi primera vez, así que japonés. - le contestó ella. — Entendido. El interior de la cápsula comenzó a encenderse. Mientras, la piloto, de nombre Mari Illustrious Makinami, se quejaba de su traje. — Es una pena que los nuevos trajes no hayan estado listos a tiempo. Es muy incómodo, esta cosa va a dejarme sin senos. — Lamento tener que enviarte a una batalla con una unidad provisoria. - se disculpó uno de sus superiores, mientras alrededor de la muchacha ya se veía el interior de la base. — No hay problema, me siento feliz de poder pilotearla. — Eres toda una buscapleitos. Lo dejo en tus manos. - terminó el hombre, deseándole buena suerte. La chica comenzó a mover y oprimir los controles y botones de las palancas especiales de la cápsula, emocionada. — ¡Se está moviendo, se está moviendo! ¡Es genial! ¡Mi corazón está palpitando! El modo de suministro de energía externa había completado su verificación, por lo que se activó. — ¡De acuerdo! ¡Evangelion unidad provisoria 05, activada! - dictaminó de nuevo, y su casco se iluminó, activando a la unidad EVA, que por cierto era diferente a las demás: armadura verde y naranja con torso mayormente blanco. Su cabeza tenía un casco gris con visor naranja. Como armas tenía una pinza en la mano izquierda y una lanza cónica capaz de perforar escudos AT en la derecha. Poseía antenas en las hombreras para obtener energía del techo de la base. Y por último, su diseño recordaba a un centauro, con cuatro piernas con ruedas que le permitían moverse rápido. Por otro lado, el Noveno Ángel destruyó una barrera que se cerró frente a él con un ataque que salió de sus ojos. Esto obligó a desplegar a los tanques que se hallaban allí, los cuales comenzaron a dispararle para tratar de acabarlo, pero este lograba resistir los ataques como si nada. Mientras, desde el Ural II observaban detenidamente el avance del mismo. — ¡Defiendan el área Limbo a toda costa! No podemos permitir que escape de Acheron! - exclamó uno de los líderes de la base, ordenando a sus tropas que contuvieran al Ángel. — ¿Cómo pudo ser neutralizado un sistema de contención tan seguro como Cocito? . se preguntó otro. La unidad provisoria 05 se dirigía a enfrentarse a su objetivo, mientras que quien la piloteaba iba cantando. — La felicidad no irá hacia ti, así que tú tienes que ir hacia ella. Un día, un paso, tres días, tres pasos. Tres pasos hacia adelante, dos pasos hacia atrás. ¡La vida te noquea en un dos por tres! Llegó por el camino que le haría encontrarse de frente con el enemigo. — ¡Oh, ahí viene! ¡Desplegando escudo! - se preparó. — El blanco está ingresando. Eva unidad 05 preparándose para enfrentarlo. - dijo un operador. Al final, el Ángel y el EVA se vieron cara a cara. Este último trató de clavar su lanza en el núcleo del primero, pero este movió su cuello para esquivar el movimiento y arrastró a quien trató de matarlo contra la pared. — ¡Ah, maldición! - se quejaba Mari, mientras trataba de dar la vuelta para una persecución. - ¡Esto tiene la maniobrabilidad de un ladrillo! Clavó unos taladros en el suelo, que le hicieron frenar. — ¡Supongo que tendré que usar la fuerza bruta! El Ángel destrozó otra pared y, a continuación, formó una aureola sobre él Esto hizo descender una sección del techo sobre él y subió a través de ella. — ¡La integridad de la pared exterior superior fue comprometida! - informaba uno de los operadores. — ¡El último sello va a ser destruido en cualquier momento! Este terminó por llegar hasta el techo de la base, donde destruyó lo que le ayudó a subir. — ¡El blanco atravesó el área Limbo! ¡Ahora se está dirigiendo a Acheron! — ¡Que la unidad 05 haga algo! - exigió el mayor de los jefes de la base, que era quien estaba al frente de los demás. Esta última parecía haberlo escuchado, ya que llegó hasta el agujero creado por su objetivo y activó unos propulsores ubicados debajo de las patas. — ¡No, no escaparás! - gritó Makinami, y fue tras él. Esta usó lanza de su brazo derecho para atrapar al Ángel y someterlo en un pilar, clavándosela justo en el cuello. Aunque parecía haber sido terminado, el enemigo reaccionó rápidamente y lanzó un brillo de sus ojos que formó un rayo, disparándolo a quemarropa contra el EVA. El LCL del interior de la cápsula comenzó a burbujear y la piloto sentía todo el dolor. — ¡Duele! ¡Duele muchísimo! - decía. - ¡Pero es divertido, así que al demonio! Encajó la pinza del brazo izquierdo y comenzó a triturar el núcleo del Ángel, con el tiempo encima al no contar con energía. — ¡Se está acabando el tiempo! ¡Y la unidad se está haciendo pedazos! ¡Las extremidades son un desastre, no tienen potencia! Y hablando de extremidades, la unidad EVA terminó por perder dos de sus cuatro patas por otro ataque del Ángel. — ¡No hay salida! ¡Te regalaré uno! Parecía que iba a caerse, pero no, sino que volvió a encajar su pinza en el núcleo. — ¡Muere de una vez! - dijo, moviendo la palanca hasta el fondo. El núcleo terminó por sucumbir, rompiéndose y explotando en sangre. La cápsula de la unidad provisoria 05 fue lanzada, ya que la piloto había programado la autodestrucción de su Evangelion, eliminando de esa manera al Ángel.y la base (pero no a la nave de mando amarrada a ella). La cápsula cayó en el océano y se abrió, dejando salir a su ocupante. — Ay, eso dolió... - dijo, aún con la sensación de dolor en su cuerpo. Se sentó. - Nunca me dijeron que sincronizarme con EVA podía ser tan duro... - se quitó el casco, revelando que le salía sangre de la cabeza, y se puso de pie.- Pero estoy viva y eso es lo que importa. Miró hacia atrás, apreciando la doble explosión en forma de cruz desde la lejanía. — Aunque no me gusta utilizar a los adultos como peones. - dijo. - Adiós, unidad 05, lo hiciste bien. - soltó, con una sonrisa en su rostro y despidiéndose de su EVA. NOTA: A partir de aquí, la historia pasa a ser contada por Helio. — ... ¿Eh? Ah, otra vez aquí. Ya me aburrí de estar aquí. - dije, mientras volteaba a mis alrededores para encontrarme con alguien, pero no. Estaba envuelto en una completa oscuridad. Ya he perdido la noción del tiempo, no sé cuánto tiempo llevo encerrado aquí. Sin embargo, debo reconocer algo: no me importa. Nada me importa y nunca me ha importado. Y es que... si lo piensas bien, a veces no me importa lo que me pueda pasar, y eso lo has visto contra un par de Ángeles, ¿o me equivoco? Anda, recuérdalos, que no te cuesta nada (pero sí que los tienes muy grabados en la cabeza por lo que me pasó al enfrentarlos). Cierto..., a veces no me importa nada, pero... ¿por qué? ¿Soy insensible? ¿O es que no tengo interés? Mientras pienso en eso, alguien aparece ante mí. Se trataba de Hikari. Se le veía seria, como si quisiera decirme algo. Pero... ¿por qué siempre ella? Ya sé que me atrae, ¿pero no te parece ya molesto? — Eh... ¿Qué ocurre? - pregunto. — ¿Aún sigues pensando en esa clase de cosas? - me dice. — ¿Cosas? ¿Qué cosas? — En esos pensamientos que has tenido últimamente. — ¿Cuáles? — Esos pensamientos negativos que te invaden. Sabes que eso me preocupa. — Pero debo recordarte algo: en este momento no eres la verdadera Hikari, sino más bien lo que yo he visto de ella. — ... Hikari desapareció. Sin embargo, alguien más ocupó su lugar: Misato. Por alguna razón, estaba llorando (¿por qué será que he visto a tantos llorones úlimamente? Hasta recuerdo haberla escuchado ponerse así, pero... ¿en dónde?). — ¿Cómo es que pudiste hacerme esto? - me decía, triste y con lágrimas en los ojos. — ¿Hacer qué? No entiendo nada. - le dije. — ¿Cómo que qué? ¡El haberme preocupado así! ¡Me preocupo por ti como si fuera tu madre! ¡¿Y así es como me lo pagas?! — Misato, no sé de qué estás hablando. Si ya deberías de saber que tengo una madre. — ¡Pero ahora yo ocupo su lugar mientras estás aquí, conmigo! — ¿No será que quieres compensar el hecho de que no tienes hijos o que sigues soltera? - le pregunto. No sé por qué lo hice. — ... — Misato, tú no eres así. Eres alegre, despreocupada, no te importa mantener el apartamento limpio. Bueno, también eres seria y decidida, pero no tan depresiva. — Eso lo he aprendido de ti. Me le quedé mirando. ¿Acaso le había pasado mi personalidad depresiva? ¿O tendrá que ver con su pasado, del que ya me habló (te lo contaré brevemente: estuvo en la Antártida el día del Segundo Impacto junto a su padre, quien arriesgó su vida para salvarla. No habló en unos años, pero se recuperó)? Antes de que pudiera preguntarle sobre ello, desapareció también. Sin embargo, escuché algo: era su voz, y estaba... triste. ¿Triste porque le he gritado? Si es así, me gustaría disculparme. Ahora que lo recuerdo, antes de verme envuelto por esta profunda oscuridad, la oí mientras me encontraba débil. Le sentí y la escuché, tanto a ella como a las otras dos. Después, ya no. Una vez más, una persona se materializa frente a mi presencia. Era Rei Ayanami. — ¿Rei? - digo. — ... - no me dice nada. — ¿No piensas decirme algo? — ¿Qué quieres que te diga? — No sé, después de todo siempre te la pasas con Shinji. — ¿Piensas que sólo porque es un Ikari tengo que estar con él todo el tiempo? Ya te he dicho que lo quiero como un hermano, uno que nunca tuve. — Pues... sí, porque fuiste hija única, igual que Asuka o Misato. — Tú tienes la suerte de contar con una familia real y verdadera, no como yo, que fui adoptada. Al igual que la coronel de NERV, mi familia murió en el Segundo Impacto. — Oye, oye, no te pongas pesimista. Sabemos que aquí ese soy yo. — Eso ya lo sé. Se desvaneció. Me dejó pensativo. Sin embargo, no pude profundizar demasiado, debido a la repentina aparición de Asuka. — Asuka... - le comento, entrecerrando los ojos. — No pienses que estoy alegre porque te veo, ya que no lo estoy. - me responde, con el mismo tono. — ¿Y qué es lo que quieres? — ¿Pues qué otra cosa? No quiero nada contigo. Aun así, eso no quita algo: ¡eres un niño de mami! — ¡Oye, a mí no me mientes! ¡Extrañas a tu mamá! — Pero no tanto como tú. — ... — ¡Ja, ja! ¿Lo ves? Eres un niñito de mami que sólo se enoja por cualquier cosa, haciendo berrinche a lo tonto. — ¡Oye, ¿tú quién te crees para decirlo?! ¡Siempre te la pasas de mal humor! Tienes suerte de que Hikari sea tu única amiga, ya que tu actitud es bastante repelente. ¿No lo sabías? — No hables de ello, ya que yo sé que eres diferente. — ¡Hey! No digas e... ¿Sabes qué? No tengo nada de qué preocuparme, ya que tú no eres la verdadera Asuka. Eres la versión que conozco de ella, la que existe en mi mente, por lo tanto no debo tomarte en cuenta. — ¡Ah, maldita sea! También se desvaneció, al igual que las otras mujeres. Sin embargo, la paz duró poco. De repente me vi rodeado de todas las personas que he conocido en mi estancia en Japón, entre quienes me encontraba yo mismo. Sí, yo mismo, con el traje de piloto. Y este mismo se encontraba frente mío, mientras que todos los demás se situaban rodeándome. Todos: los tres operadores, mi capitana, la doctora Akagi y mi psicóloga, junto a su esposo y familia (incluyendo a la piloto del EVA-00), mis compañeros de clase (menos Mara. Qué raro...) y Kaji. Estaban todos. — ¿Estás feliz con lo que haces? - me preguntó la doctora Akagi. — ¿Qué? - dije. — Helio, tienes que aprender que la vida no es tan linda como lo piensas. Es dura, y tienes que aprender a pelear. - me dijo Kaji. — Bueno, sí, pero... — Helio, me preocupa que te comportes de esa manera. Cada vez que te enojas, mi corazón se acelera. Además, asustas a toda la clase. - me comenta Hikari. — Es que... — ¿Al menos puedes completar una sola frase? ¿O es que ya se te secó el cerebro? - me reclama Asuka. — ¡Oye! — Helio, he notado una notable mejoría desde que nos conocemos. A lo largo de nuestros encuentros, puedo determinar que has crecido como persona. - me comenta la doctora Ikari. — ¿En serio? Vaya, porque no lo he notado. De hecho, ni siquiera pienso eso. — Helio, tienes que reaccionar. Te necesitamos para que pilotees el EVA. Eres el único que puede hacerlo. - me dice el comandante. — ¡Para usted es fácil decirlo porque nunca ha tenido que subirse a uno de esos y sufrir en carne propia el dolor que se siente! Y así todos me decían cosas que respondía. Sin embargo, llegó un punto en el que todos empezaron a hablar al mismo tiempo. Era molesto, ya que mi cabeza me empezaba a doler, pues parecía que estuviesen gritando. — ¡Ya! ¡Ya basta! ¡Paren! ¡Deténganse! - les gritaba, mientras me tapaba los oídos. Me hicieron caso. No obstante, de todos ellos, el que dio un paso hacia adelante fue mi otro yo. — Ya has escuchado esto durante todo este tiempo que has estado en este nuevo país. Después de todo, esto es lo que querías, ¿no? - me "dije". — No es porque yo quisiera. Más bien tuve que hacelo porque tuve que hacerlo. Lo hice porque la doctora Ikari me dijo que lo hiciera. — Hasta tú mismo te mientes. Recuerda que aceptaste porque creíste que era lo mejor, así que la responsabilidad de todo esto es tuya. — ¡Oye! ¡No es...! ... — ¿Y bien? — Ahora que lo dices, tienes toda la razón. Comencé a recordar el día en el que la doctora Ikari me dijo que tendría que venir a Japón, y aunque pude haber dicho que no, acepté porque creí que sería buena idea. Aunque... viendo todo lo que he visto y ha pasado... — Ya estás empezando a dudar, ¿no? — ¿Eh? — ¿Acaso me estoy equivocando? — ... Bueno, pues... — Ya sabía que estabas dudando. Dudas de tus propias decisiones. — Si piensas criticarme, no estás en poder de hacerlo. Somos la misma persona. — Lo sé, pero por si no lo sabías, soy la voz de tu conciencia. — ¿Mi... conciencia? — ¿Acaso te incomoda hablar contigo mismo? — Somos el mismo, así que sabes que odio mi reflejo, y más el que tenía antes. Comencé a recordar los tiempos en los que padecía de sobrepeso, donde recibí demasiado bullying (aquí no puedo decir si lo dije antes, ya que no lo recuerdo. En serio). Sufrí muchísimo, y aunque logré solucionar el problema, el efecto permaneció. Eso me provocó una inseguridad tremenda, lo que, sumado a mi timidez, no habla muy bien de mí. Es por eso que en donde vivía me conocían como alguien algo callado, pero yo quise dar una imagen distinta de mí, así que comencé a actuar de una manera en la que no solía hacerlo. Sí, me sentía raro, pero al menos así fui capaz de cambiar la percepción que tenían las personas hacía mí, con una personalidad que tuve que trabajar poco a poco, desde el primer año de secundaria (que me ayudó mucho en la preparatoria, por cierto), hasta que terminé por acostumbrarme. Es más, era muy tímido al conocer a la doctora Ikari, y en numerosas ocasiones, ella me ha dicho que he cambiado, lo cual considero que es cierto. Ahora que lo pienso, no sé si debería relacionar eso con mi vida actual. Después de todo, eso ya pasó. Pero antes de que pudiera decirle algo a mi otro yo, me di cuenta de algo: todos los presentes habían desaparecido, dejando solamente a una persona (que, siendo sincero, es con quien preferiría estar a solas todo el tiempo), que era, por supuesto, mi amada Hikari. — Como hablar contigo mismo te parece complicado, será mejor que converse con alguien con quien puedas sentirte bien. — Bueno, pues... — No me digas que ni siquiera con la persona que amas te sientes a gusto. — Tú ya me conoces, ¿no? Ni siquiera con la chica anterior me sentía tanto así, debido a que sentí que me ignoraba. — Pero la nueva sí te hace caso. ¿No piensas que es la oportunidad perfecta para encontrar una pareja? — Es que... no sé si realmente podamos llegar a algo. — Tú no pierdes algo con intentarlo. Créeme. — ... — Pero no estamos aquí para hablar de ello. Estamos aquí para conversar seriamente. — Muy bien. — ¿Cómo te sientes? — ¿En este momento? ¿O a qué te refieres? — Me refiero a tu vida en Japón. ¿Aún no te sientes tranquilo? — ¿Tranquilo? — Te lo repito: ¿disfrutas tu vida actual? Otra vez esa pregunta. Y es que han pasado tantas cosas, tanto buenas como malas, así que no sé qué decir. — Creo que vas a tener que refrescar tu memoria, así que te ayudaré. - me dijo ella, y chasqueó los dedos. Vi rápidamente (pero no por medio de flashes, sino más bien varios momentos) algunas cosas que he vivido a través de este tiempo, creo que ya un par de meses. Todas eran las batallas contra los Ángeles que he tenido, y la verdad es que no me hacía muy feliz verlo. Sólo recordaba el dolor que experimenté, y hasta puede decirse que me disgustaba. — No te ves alegre. — ¿Pues por qué crees? No me gusta recordar esto. — ¿Pero si te das cuenta de otra cosa? — Sí, sí, ya sé. También está la otra cara de la moneda. No tienes por qué decírmelo. — Pues vamos a verlo. Ahora se mostraron otros recuerdos que tengo, y no son precisamente de antes de que viniese a Japón. En todos se muestran cosas diferentes. No son las batallas, sino... momentos que me han hecho pensar. ¿De verdad venir a Japón fue una mala idea? Después de todo, al rememorar eso (y que debí hacer desde hace tiempo), y recordar el objetivo que tengo como piloto, que básicamente consiste en impedir el fin del mundo, me hace dudar. Sin embargo, mi mente comienza a aclararse: sí, fue una buena idea. Aunque siempre lo dude, parece que han pasado más cosas buenas que malas. Lo que pasa es que siempre me dejo llevar por mis sentimientos y pensamientos pesimistas. — Ahora te ves mejor. — Sí, no lo había pensado. — ¿Ya cambiaste de parecer? — Sí..., creo que tienes razón. He dudado demasiado — Me alegro que por fin hayas recapacitado. Ahora todos mis conocidos aparecieron frente a mí y me aplaudieron. Lo que más decían era "Felicidades". — Eh... ¿Vale? - solté extrañado. Todos se desvanecieron, menos Hikari y mi otro yo (creo que esto tiene que ver con que me visualizo junto a ella). — Felicidades, Helio. - me felicita ella, y se desvanece. — Anda, ve. Tienes que seguir con tu vida. - me dice por último mi otro yo, y desaparece también. Yo sólo me quedo mirando hacia donde se encontraban y suelto: — Por supuesto que lo haré. - respondo con una sonrisa, y miro hacia arriba, donde veo que aparece un enorme resplandor blanquecino que se hace cada vez más grande, hasta que me envuelve completamente. Abro los ojos. Misato, Asuka y Rei se encuentran en la cama, sentadas (bueno, sólo Misato). Al darse cuenta de que ya me encontraba consciente, todas voltean a verme (ya que también me la pasaba haciendo algunos ruidos). Cuando las noté, dije... — Eh... ¿Hola? Obviamente obtuve una respuesta. Mi capitana y tutora se me abalanzó encima (en el buen sentido) y me abrazó. Por su parte, las otras dos mostraron señales de alegría (bueno, sólo una). Creo que he estado dudando demasiado. — ¡Oh, Helio! ¡Qué bueno que despiertas! ¡Me tenías tan preocupada! - me dice Misato, feliz. — Qué bien que despiertas, Helio. - me felicita Rei, esbozando una sonrisa (algo que no suelo ver en ella). — De acuerdo, lo admito: qué bueno que sigues con vida. - dijo Asuka, resignada. Esa recibida tan cálida era algo que me gustaba mucho, tanto que era como si... como si estuviera soñando... — ¡Un momento...! ¡Estoy soñando! - digo. Entonces todo se esfumó en negro, y terminé por abrir los ojos, pero esta vez de verdad. Desperté nuevamente en una habitación de hospital, y juzgando por lo que vi a través de la ventana, deduje que me encontraba en el hospital de NERV situado en el GeoFrente.. — Hmm... Diría que este es otro techo desconocido, pero ya me acostumbré. - me dije en voz alta. Como vi mi ropa escolar doblada a un lado (creo que la habrán lavado luego de habérmela quitado) de mi cama, decidí cambiarme aprovechando que estaba solo en la habitación (en serio, los hospitales parecen edificios abandonados). Cuando por fin me cambié, proseguí a salir de aquel lugar y volver al apartamento, que ya quería estar en mi casa. Tenía pensado ver algunas series de anime que he visto recientemente, como Dragon Ball Super (ya que me gusta Dragon Ball Z) y Sailor Moon Crystal (esta es la que más me ha llamado la atención). Luego de haber tardado en salir de aquel edificio, tomé un tren para volver a la superficie. Ya estaba atardeciendo. Al salir del medio de transporte y de la estación, me fui caminando. Al pasar por un parque desde el que se veía el paisaje de la ciudad, me di cuenta de que, en una banca, había un muchacho mirando hacia donde se ocultaría el Sol. Se encontraba tarareando el Himno de la alegría. En cuanto a su apariencia, traía puesta ropa que se parecía a mi ropa escolar (aunque no parecía que fuese de ese tipo de atuendo. ¿O sí lo era?), cabello grisáceo y, aunque no lo veía aún, ojos rojos como Rei Ayanami. En cuanto quise pasar por alto, parecía que me había notado, así que volteó y me miró. — Hola. - me saludó. — Uh... Hola. Y... ¿tú quién eres? - le cuestioné. — Oh, disculpa, olvidé mis modales. Me llamo Kaworu, Kaworu Nagisa. - se presenta. — ¿Y se puede saber por qué hablas como si fuéramos conocidos? Ni siquiera me conoces. — Eres la primera persona con la que hablo desde que llegué a Japón. — ¿En serio? Vaya, eso sí que no lo sabía. — ¿Por qué no te sientas aquí conmigo y charlamos un poco? Veo que quieres hablar con alguien. Hablamos durante unos minutos, y me contó algunas cosas de él, siendo la más curiosa de todas el que nació el mismo día que ocurrió el Segundo Impacto, es decir, el 13 de septiembre del 2000 (por ende, era un año mayor que yo. Recuerda que ya cumplí dieciséis años). Me inspiró tanta confianza que también le revelé cosas mías, ya que sentí la necesidad de compartirle algo de mí, debido a que él lo hizo conmigo. — ¿Sabes? Me caes bien. - me dice Kaworu. — ¿En serio? — Sí, así es. — Vaya, pues no es nada. Sin embargo, luego de que miramos hacia el paisaje que se nos anteponía, sentí que puso su mano sobre la mía, lo cual me pareció raro. Quité mi mano de debajo de la suya. — Eh... ¿Se puede saber por qué hiciste eso? - le pregunté. — Porque... te amo. ¡¿Qué?! ¡¿Cómo que me amaba?! ¡Esto ya se ha salido de control muy rápidamente! Debido a esto, me aparto de él bruscamente y me levanto. — ¡¿Qué?! ¡Aléjate de mí, homosexual! - solté. — Je, je, je. No, no es eso. Es sólo que... siento que nadie te ha dicho eso nunca en tu vida. — Mmm... Pues tienes razón. ¿Pero cómo puedes estar tan seguro? — Tengo dones. — ... — Sobre lo que me dijiste, si piensas que eso que tienes es malo, te equivocas. No es nada malo. Sólo tienes que aprender a pensar diferente. De repente comenzó a sonar como Kaji o la doctora Ikari. Me pareció muy extraño, así que decidí despedirme. — ¿Sabes qué? Hasta luego. - me despedí de él, algo incómodo. — Nos vemos pronto. Ya verás que pronto nos toparemos nuevamente. - contestó él. Ya cuando me alejaba, con la vista en el suelo, me dijo algo. — Ah, otra cosa más: yo que tú tenía cuidado. — ¿Por qué? - le pregunto, volteando a verlo. — Por ella. - me dijo sin verme, apuntando al cielo. Miro hacia donde él apunta, y rápidamente fui embestido por una... señorita (porque se veía mayor que yo en edad) que caía en paracaídas. Ella no sufrió de ningún daño, dado que yo serví de colchón para amortiguarla. Sin embargo, quien se llevó la... peor parte (llamémosle así) fui yo, al terminar con la cabeza en medio de..., pues..., adivina dónde. Ella se hace a un lado, buscando sus anteojos. Sin embargo, parecía que tenía alguna lenta reacción, ya que, cuando ya estaba separada de mí, se dio cuenta de que me había tirado. — Disculpa. ¿Estás bien? - me preguntó. Se levantó como si nada y sacó un celular, con el cual empezó a hablar en inglés. Como sabía hablar en ese idioma (además del japonés, pero este del que hablo fue en la secundaria y preparatoria), pude entender que entró al país "discretamente" (aunque no le salió del todo bien).. Cuando finalizó su llamada, volvió la mirada hacia donde me situaba yo (pues aún no me levantaba), se agachó y se acercó a mí, incomodándome. — Hueles bien, como el LCL. - me dice tras aparentemente olfatearme. Entonces se levanta. - Eres interesante. Dejemos esto entre nosotros, mascotita de NERV. - me dijo, ofreciéndome su mano para levantarme. En cuanto me ayudó a ponerme de pie, se dio la vuelta y se fue corriendo hacia quién sabe dónde (con todo y paracaídas. Qué raro...). Rápidamente vino a mi mente una cosa: — << ¿Pero qué diantres acaba de pasar...? >> De inmediato pensé en el muchacho que me advirtió de lo que iba a sucederme. — Oye, ¿tú no vis...? - formulaba mi pregunta, cuando me di cuenta de que se había ido también. - Vaya... Qué tarde más curiosa... - comenté al respecto, y seguí mi camino. Continué caminando hasta el apartamento (y creo que no tenía de otra porque mi pase estaba en mi mochila, y no la tenía conmigo), pensando en lo que me había ocurrido (en serio, no me esperaba para nada encontrarme a alguien muy similar a Ayanami y que otra persona me cayera encima desde el cielo). Llegué cuando estaba por anochecer. Pensé en que, quizás, me encontraría con alguien mientras subía o llegaba, pero no fue así. Al entrar en el apartamento, no fui recibido por nadie (aunque bueno, no me lo esperaba tampoco). Avancé hasta la sala, donde se encontraba Misato tirada en el suelo mirando la televisión junto al pingüino. Como obviamente escuchó, miró hacia donde me hallaba. Antes de que dijese algo, yo me adelanté. — Sí, sí, ya estoy de vuelta. - solté. — Vaya, te has adelantado a lo que te iba a decir. - me comenta. Y si te preguntas qué ropa traía, pues una casual. ¿Acaso salió temprano del trabajo? — Me esperaba alguna recibida. — Es que no pensé que despertaras hoy. — Y hablando de hoy..., ¿qué fecha es? — Día 1 de agosto. — ¡¿Qué?! ¡¿1 de agosto?! ¡Eso quiere decir que...! — Que estuviste inconsciente por díez días. — ¡¿Diez días?! ¡¿Es que acaso estuve en coma?! — Pues sí, eso parece. — No me lo creo... - susurré, mirando hacia un lado. — Bueno, pues bienvenido de regreso. — << En serio, me esperaba algo mejor. >> - pensé. — Llegas justo a tiempo para la cena. — Oh, vaya, qué bueno. Me siento algo cansado. - comenté. Como ya sabía, mi compañerita Asuka estaba presente, pero en el cuarto, así que todos juntos nos sentamos a cenar, como siempre comida de microondas. Esta vez hubo algo de conversación, siendo mi acompañante pelirroja castaña la que menos hablaba. En general, fue entretenido todo, pero no fue la gran cosa. Aun así, esperaba algo más, como que me dijeran cosas como "Pensé que no despertarías." o "Me alegra que estés bien.". Pero no, no recibí eso. Sin embargo, creo que esto podría ser justificable, debido a que se les veía algo de cansacio, pues comían con algo de desgana (fue por esto que no les reclamé nada, ya que estaban cansadas, aunque no quise meterme más profundo y no pregunté el porqué). Después de comer (y luego de lavarme los dientes), saqué mi laptop (que ya tenía muchas ganas de usarla) y continué con algo que ya estaba haciendo antes de entrar en coma: escribir un fan fiction en donde combinaba elementos de Metroid con Halo (je. je, es que me daba ilusión hacerlo, además de que era la primer historia que escribía correctamente. Tanto mis amigos Rodríguez y Javi ya habían hecho las suyas, así que decidí unirme). Seguí usando el dispositivo hasta más tarde, demasiado tarde. Si no jugué en mi Wii o Wii U es porque ya sabes quién se va a enojar. Ah, y también me di cuenta de que mi mochila estaba en mi recámara, lo cual es raro considerando que no regresé por ella (de hecho, Sohryu me comentó que no fue ella quien la trajo, ni Misato, mucho menos Rei, sino que..., pues..., no hace falta que diga quién fue. A estas alturas está más claro que el agua. Pero... ¿por qué lo hizo?). Como aún me sentía algo agotado después de estar diez días en coma, y aunque vengo de una cama, acabé acostado en la mía, con el celular en mano. Aunque debía estar dormido, mientras revisaba mi Facebook, pensaba en algunas cosas. ¿Quién era esa chica que cayó del cielo? ¿Trabaja para NERV? ¿En verdad Kaworu Nagisa es homosexual? Sin embargo, durante el tiempo en el que me sumergí en mis dilemas, me ganó el sueño, así que opté por dormirme, con la certeza de que esta vez no sería infectado por un Ángel, justo como ocurrió en mi cumpleaños. — Ojalá que eso no se repita... - dije en voz baja, exhalando, y terminé por caer dormido. |
Capítulo 14
|
---|
Boda |
Miércoles 5 de agosto de 2015. Ya han pasado más de dos meses desde que llegué a Japón (y únicamente cuatro días luego de despertar del coma). A esta hora, que es la 1:15 de la tarde, debería estar en la escuela, pero no lo estoy, ¿y por qué? Porque en este preciso momoento me encuentro combatiendo al Décimo Ángel, que describiré a continuación: cuerpo simétrico hecho aparentemente de cristal y dos orbes rojos, que son sus núcleos, junto con una gran concentración de energía en su centro. Claramente no lo enfrento solo, ya que me acompañan Asuka y Rei (digo. no es que no tuvieran otra alternativa). Ah, y antes de salir a la batalla, se hizo lo que se haría con cualquier otro Ángel, analizarlo para obtener datos y demás. Fue así como descubrimos que usaba la energía electromagnética para concentrarla y usar sus ataques, como rayos. — Muchachos, tengan cuidado, en especial tú, Helio. - nos dijo Misato, enfocándose principalmente en mí. — ¿Por qué tanto énfasis en preocuparse por él, Misato? - le preguntó Asuka, sonando molesta como siempre. — De hecho sí, Misato. ¿Por qué tanta preocupación por mí? - me añadí, preguntando por curiosidad. — Porque... no, no importa. Sólo tengan cuidado. Con eso en mente, nos preparamos para hacer frente al enemigo. Mientras, en la base, la doctora Akagi también tenía algo de curiosidad por saber por qué de repente tanto interés en mi bienestar. — Discúlpeme, coronel Katsuragi, pero coincido con esos dos chicos. ¿Puede responder a esa pregunta? - le dice. — Es que... sólo se me salió. Es todo. - dijo mi tutora, como intentando ocultar algo. —Mmm... De acuerdo, como diga. Por su parte, la doctora Ikari pareció darse cuenta de algo, observando esta pequeña escena en la parte baja del centro de mando. Incluso le dijo de esta observación a su esposo. — Querido, creo que la coronel oculta algo. — No importa. Puede que lo diga después. Volviendo con la batalla, varios edificios falsos se abrieron, revelando que contenían armas. Los tres tomamos una y disparamos contra el Ángel, pero resulta que los disparos eran reflejados. SIn embargo, esto sólo pasaba con el cuerpo, puesto que a veces mostraba los dos núcleos, pero no contábamos con el tiempo suficiente para atacarlos, debido a que casi inmediatamente soltaba rayos por medio de estos. — ¡Ah, mierda! ¡Nada funciona! - se quejó Asuka. — ¿A alguien se le ocurre qué otra cosa deberíamos hacer? - preguntó Rei. — Tengo una idea. Voy a probarla. - dije, sacando el cuchillo progresivo. Me lancé directamente contra el Ángel (pero antes de eso puse el arma a un lado. Yo no soy de los que la avientan por ahí, no soy tonto). Traté de atacar el núcleo inferior, pero de este mismo salió un rayo que me lanzó lejos. A pesar de que asusté un poco a todos, me reincorporé rápido. Viendo que me zafé del cable umbilical debido al lanzamiento, me conecté a otro para no tener inconvenientes con la batería interna del EVA (de hecho, se está trabajando en una especie de motor que otorgue energía ilimitada para no tener que depender de los cables umbilicales, tema del que hablaré después). — Será mejor tener más cuidado con esos núcleos. - comentó la piloto de cabello azulado y ojos rojos. — No me digas... - comentó la otra con sarcasmo. La pelirroja intentó hacer lo mismo que yo, sólo que no fue golpeada por un ataque, así que no le pasó nada (suertuda). Debido a esto, disparó a quemarropa, teniendo los núcleos más cerca que Ayanami o yo (que me seguía acercando). Aunque disparó rápidamente, el Ángel movió su cuerpo de tal forma que no sufrió daño de ninguna forma. Como respuesta, este empezó a brillar en su centro, señal de que iba a ocurrir algo malo. — Oh, no... - dijo Sohryu. Una onda expansiva salió del Ángel, empujándola a la distancia. En este momento yo ya había regresado a las cercanías del campo de batalla. Luego de la onda, comenzaron a salir rayos de los dos núcleos, que los tres tuvimos que esquivar (porque créeme, que un rayo te toque no se siente para nada a gusto). La que actuó a continuación fue Rei, que, a diferencia de nosotros dos, que nos lanzamos como desquiciados, se acercó poco a poco y disparó, aunque los proyectiles de energía terminaban rebotando. Pero, como si la suerte nos sonriera, uno de los núcleos salió de su protección para lanzar un rayo, momento aprovechado por ella para atacar y dañar al objetivo. Esto fue efectivo, pues el mismo resultó con algo de daño. — ¡Bien hecho, Rei! - la felicité. — Oye, genio, sólo lo dañó, mas no lo destruyó. ¡Fíjate bien! - me dice Asuka, señalando al Ángel. — Sí, sí, ya sé. Pero quería felicitarla. ¿Hasta por eso te enojas? — Chicos, no se peleen ahora. No es el mejor momento. Lo harán después, cuando acaben con él. - se metió Misato en la pelea. — Yo la apoyo. Tenemos que centrarnos. - nos dijo Rei, apoyando a la capitana. — << Creo que tiene razón. Esto es ridículo. >> - pensé. - Bien, bien, pero que conste que ella empezó. Apareció otra oportunidad para atacar, así que corrí rápidamente hacia el núcleo expuesto (que resultó ser el inferior otra vez. El superior a veces no sale) y, antes de que lanzase nada, le encajé mi arma afilada, destruyéndolo. — ¡Así se hace, Helio! - me devuelve Rei la felicitación. — ¡Muy bien, Helio! Ya destruiste uno, ahora queda otro. - comemtó Misato. A falta de uno de sus núcleos, el Ángel comenzó a concentrar energía (en serio, ¿de dónde saca la electromagnética? ¿Del campo magnético terrestre?) y sacó una serie de disparos teledirigidos, los cuales algunos me dieron, por lo que casi termino perdiendo el brazo... por tercera vez (en serio, tengo muy mala suerte. Recuerda que lo perdí contra el Tercer Ángel y contra el Séptimo, el que salió antes de que... yo fuera considerado el Octavo). A continuación, disparó un potente rayo láser que acabó con gran parte del lugar, ya que este iba dirigido hacia nosotros. — << Bueno, pues la gente ya tiene una buena excusa para quejarse con NERV. >> - pensé, viendo el desastre que ocasionó. — ¡Ahora verás, maldito! - gritó Asuka, lanzándose con todo nuevamente. — ¡Asuka! . exclamó Ayanami. — Y aquí vamos de nuevo... - comenté, viendo lo que iba a hacer. Contrario a lo que pensé, que saldría disparada por otra onda expansiva, esto no pasó pues el EVA-02 logró aferrarse al cuerpo cristalino del Ángel (no me preguntes cómo) y escaló con ayuda de su cuchillo progresivo, haciendo como si escalara una montaña, pero en este caso una montaña dura y cristalina. A medida que subía (encajando su cuchillo bien profundo en el cristal, ¡y haciendo un ruido horrible al hacerlo!), el cuerpo que escalaba se electrificó. Por ende, la "escaladora" sufrió una descarga. — ¡Aaaaaaaaah! - gritó. — ¡Asuka! - soltó Misato. — ¡Oh, no! - dijo Rei. — << No se me ocurre qué decir en este momento. >> - pensé. Ahora sí, fue cuando se soltó. Si piensas que azotó en el suelo, pues déjame decirte que sí, azotó. Como consecuencia, la piloto del EVA-00 fue a socorrerla mientras yo me quedaba quieto, contemplando la escena y pensando en lo que debía hacer a continuación. Después de unos cuantos segundos, llegué a algo. — Chicas, esperen aquí. Me encargaré de esto. - les dije. — ¿Qué piensas hacer, Helio? - me pregunta Ayanami. — Ahora lo verás. Te has estado preguntando la función de los alerones de las unidades Evangelion, ¿no? Bueno, pues déjame decirte que cuentan como unos propulsores. En fin, los usé para elevarme en el aire y quedar enfrente del Ángel. Una vez allí, agarré mi cuchillo progresivo y traté de atacar el núcleo restante. Ya sabrás que recibí varias descargas, logré acercarme bastante, lo suficiente como para acertarle una tajada. Y como habrás adivinado, me contraatacó con una descarga. Cuando caí, el enemigo lanzó electricidad al suelo para tratar de dañarnos, pero todos pudimos esquivar esta ofensiva simplemente saltando (me pregunto si los electrodomésticos de los edificios terminaron dañados). — Muy bien, ya me cansé. ¡Terminaré con esto! - volví a hablar, lanzándome de nueva cuenta contra el Ángel. En esta ocasión salté bastante alto y aterricé encima del mismo, quien comenzó a girar para quitarme de encima suyo, pero me aferré bastante fuerte Bajé hasta encontrarme el núcleo restante y le di con el cuchillo, que todavía lo tenía en la mano. El ataque fue efectivo, pues fui capaz de destruirlo. — ¿Ven? Se los dije, podía con esto. - presumí. De repente, el Ángel comenzó a brillar y a desestabilizarse. Ya sabía lo que iba a pasar. — Oh, oh. - solté. — ¡Cúbranse! - gritó Misato. Rápidamente me bajé (amortiguando la caída con los propulsores que ya te mencioné) y corrí para evitar ser alcanzado por la inminente explosión, junto con mis dos compañeras. Al final, el enemigo explotó con el típico estallido en forma de cruz, llevándose consigo una parte de la ciudad (van a venir muchísimos reclamos por esto. Ya lo vi). — Bien hecho, muchachos. Sabía que lo lograrían. - nos felicitó. — << Creo que debió haberme dado más reconocimiento, ya que yo hice más cosas. >> - pensé. — Regresen a la base. — Sí. - dijimos los tres al mismo tiempo. Ya de vuelta en el cuartel general, recibimos más felicitaciones de nuestra capitana, sobre todo para mí, haciendo que Asuka se enojara (¿por qué razones no se enoja esta chica?). Posteriormente, y como las clases no se iban a reotmar sino hasta el día siguiente debido al ataque, regresamos al apartamento (sólo nosotros tres, ya que Misato tendría que quedarse a trabajar hasta más tarde). Por mi parte, aunque no me sentía cansado ni adolorido, no me sentía con ganas de hacer nada, ni siquiera estudiar, que lo que más odio son las matemáticas en japonés (siempre he sido muy malo para eso). Ya al llegar, fui directo a mi cama a recostarme, pues sentía algo de flojera. Por su parte, mi compañera de cabello castaño anaranjado se dirigió al refrigerador y sacó unas botanas (¿recuerdas que cuando llegué a Japón un compartimento del refri contenía puros Doritos? Bueno, pues sacó una bolsa de esos), se sentó enfrente de la televisión de la sala y la encendió. Un rato después, prendo mi ordenador de escritorio (¿dije que tenía dos? Uno es una laptop y el otro es más tradicional) y me pongo a jugar Mega Man X5 (no sé qué parte del juego considerar como la mejor, pero definitivamente la peor es el nivel de Squid Adler). — ¿Podrías bajarle? Pienso acostarme un rato. — Enseguida lo hago. Tan sólo espérame. - le contesto, pero me concentré demasiado en el juego y no lo hice. Ella se recostó en su recámara y yo seguí jugando. Continué hasta llegar al penúltimo nivel del juego, donde había que enfrentarse al otro personaje, siendo en este caso Zero. En fin, que deja decir que nunca le bajé al volumen, lo que provocó que la otra se levantara. Sin embargo, estaba tan embobado que ni me percaté de esto, y ya para cuando estaba a punto de vencer al otro protagonista, repentinamente la computadora se apagó. — ¡¿Qué está...?! - solté. Aunque al principio pensé que se fue la luz, rápidamente descubrí que Sohryu la había desconectado. — ¡Oye! - le reclamé. — Te dije que le bajaras al volumen, y no me hiciste caso. Así que decidí deshacerme del problema. - se justificó. — ¡Pero si ya iba a bajarle! — A mí no me parece que fueras a hacerlo, ya que estabas demasiado metido en eso. — Bueno..., sí, lo reconozco. Lo lamento. — Lo dices un poco tarde. — Sí, ya lo sé. — En fin, si quieres hacerlo de nuevo, adelante. Como vi que se relajó un poco, volví a conectar mi ordenador y me terminé el juego de una sentada (aunque bueno, no me faltaba mucho al final de cuentas). Eso sí, le bajé al volumen para no tener más problemas. — ¿Qué te cuesta hacer lo que te digo? - me dice de nuevo, desde su cama. La tarde transcurrió lentamente. Durante todas esas horas, hice varias cosas para no aburrirme, como llamarle a mis amigos. Al cabo de más o menos las 7 de la tarde, llega nuestra tutora, y lo más curioso de todo esto es que se le veía extrañamente feliz. ¿Acaso tendrá que ver con Kaji? — ¿Qué ocurre, Misato? ¿Por qué vienes tan emocionada como una niña pequeña? - le cuestiona Asuka. — Misato, ¿por qué vienes tan feliz? - le dije. — ¡No me lo van a creer! Estaba de camino hacia acá cuando me encontré a una amiga en medio de la autopista. — << ¿En medio de la autopista? ¿Cómo es que no la atropelló? >> - pensé. — Era una vieja amiga que no había visto en mucho tiempo. - continuaba. — ¿Podrías ir directo al grano? - le dijo mi compañera de cuarto. — Bien. Prepárense, ¡porque vamos a ir a una boda! — ¿Una... boda? - pregunté, repitiendo esas dos últimas palabras. — Sí, una boda. — ¿Y piensas que voy a ir a la boda de una señora que ni siquiera conozco? - comenté al respecto. — Oh, vamos, Helio. Será divertido. — Lo malo de dichos eventos es que hay que ir vestidos de manera formal, y eso no va conmigo. — ¿Eso te incomoda? Por favor, yo he asistido hasta a graduaciones y no me ha molestado para nada ir vestida de gala. ¿Cómo es que a ti sí? — Es que... me da algo de pena. — Vamos, Helio, debes dejar esa pena a un lado. ¿Acaso Yui no te lo ha dicho? — Sí, la doctora Ikari me ha comentado eso en reiteradas veces. — ¿Pues entonces por qué no le haces caso? ¡Sé positivo y piensa en el futuro! — ¿...? — Soné algo exagerada, pero es la verdad. Helio, tienes que dejar de pensar de manera negativa. ¿Cuántas veces tenemos que repetírtelo? — Supongo que hasta que aprenda... — Asuka... — Pues en cierta manera tiene razón, Misato. Tengo que aprender a la fuerza. — Bueno, pero quiero que decidas si vas a ir o no, ya que es mañana en la noche. — ¡¿Mañana en la noche?! - dijimos ambos a la vez. — Sí, mañana en la noche. — ¿No podría haber sido mejor que fuera más aparte? Es que... — ¿Qué ocurre? — No, nada. Sólo estoy poniendo excusas. Pero te lo diré después. — Vale, pero no te tardes. Pasó el tiempo. Mientras transcurrían los minutos, pensaba lo que podría pasar. Quizás podrían agarrarme para bailar, quizás Asuka podría terminar agarrando el ramo de flores (esto no me afecta, pero quería comentarlo), o quizás... No, no creo que pase eso (ah, y me quedé sin ideas en esto último que iba a decir). — ¿Entonces vas a ir o no? — Bueno, bueno, sí. Pero única y exclusivamente lo haré porque no aguanto estar encerrado todo el día aquí. — Excelente. ¿Ves que no pasaba nada malo si te decidías en ir? — Pues... no, pero todavía tengo mis dudas. — Ya verás que todo eso desaparecerá mañana en la noche. ¡Será un rato divertido! — Eso espero, porque si no es así, me regresaré yo solo en medio del evento. — No inventes, Helio. No me creo que seas capaz de hacer tal cosa. — ... De acuerdo, no lo haría. Solamente estaría afuera del salón. — Je, je, a veces dices cosas chistosas. — Tan sólo espero que no me hagan bailar con nadie... - susurré, mirando a otra parte. — ¿Qué dijiste? — Nada. Así termina esta breve informativa sobre algo que sucedería el día siguiente. Como ya no había nada más que decir, cada quién se fue a su respectivo lugar para hacer otras cosas. En mi caso, me fui a mi habitación para jugar con mi Nintendo 3DS, más concretamente a Star Fox 64 3D. Jugué y jugué (y no sólo ese juego, sino que otros también) hasta que entró mas la noche. Fue entonces cuando, ya en ropas más sueltas, mi capitana y tutora se asoma por la puerta de la habitación para decirme algo. — Ah, Helio, una última cosa antes de que te duermas: podrás llevar a un invitado a la boda. - me informa. — ¿En serio? ¿A poco se puede? - le pregunto. — Por supuesto. Tú invita a quien quieras. — Muy bien. Gracias por el detalle. — Ahora duerme, perezoso. - me dice las buenas noches, por así decirlo. Cuando se fue, pensé en quién podría llevar. Tal vez mis amigos, tal vez Shinji (aunque, conociendo a Rei, lo más probable es que ella lo lleve), o... tal vez... a Hikari. Pasé de tener varias opciones hasta llegar a ella, y como ya me conoces bien, sabes que me enfoqué en ella solamente. Ya había llegado a una conclusión: invitiaría a Hikari para que me acompañara a la boda. — Je, je, je... ¡Je, je, je...! ¡Ya sé a quién voy a invitar! - grité con alegría, llamando la atención de Asuka, que también se encontraba en su lado de la habitación. — ¿Podrías guardar silencio? Trato de dormir. - me dice, asomándose. — Perdón, perdón. Es que me emocioné. — Yo diría que bastante. — Sí, yo también lo creo. — Y... ¿se podría saber a quién vas a invitar? — Pues... no quiero decirlo, ya que aún no me decido del todo. — ¿No que ya tenías a alguien? — Es que... sí, pero... estoy comenzando a dudar de nuevo. — Ay, como siempre tú dudando. — Sí..., creo que tienes razón. Me la paso dudando de casi todo. — Sólo quiero que sepas a quién vas a invitar, porque yo ya lo hice. — ¿Ya tienes a la persona designada? — Claro, pero no quiero decírtelo tampoco. Así ambos nos quedaremos con el suspenso. — ¡Hey! — Ahora te pido de favor que guardes silencio, ya que estoy algo cansada y necesito un sueño reparador. — Uh... Claro. — Si vas a seguir jugando con tus cositas electrónicas, bájale al volumen o conéctale tus audífonos. — ... Pero si eso es lo que iba a hacer. — Bien, pues ya sabes qué es lo que debes hacer. Mi compañera de cuarto se durmió, mientras que yo continué con mi entretenimiento hasta casi la madrigada, momento en el que fui a lavarme los dientes y, seguidamente, a dormirme. Ahora pasemos al día siguiente, el jueves 6 de agosto de 2015. En esta ocasión, en lugar de despertarme por mi propia cuenta, fue Misato quien me despertó. — ¡Arriba, dormilón, que hay que trabajar! - me grita, asustándome. Reviso la hora en mi celular, llevándome una tremenda sorpresa. — ¡¿Qué?! ¡Misato, justo ahora son las 7 de la mañana! - le reclamo. — Lo sé, ¡pero hay que empezar este día con mucha energía! Todo el alboroto que provocaba la mujer sólo hizo que la otra chica se despertara también. — Oigan, ¿por qué hacen tanto ruido? - nos dice. — Dile eso a la señorita energética. - le contesto, señalando a Misato con el dedo. — Misato, ¿estás bien? — ¡Claro! ¿Acaso no recuerdan que hoy es el gran día? — Sí, pero no hacía falta despertarnos a esta hora. - comento. — Eres tan perezoso... Además, cabe recordar que en un rato tenemos que ir al GeoFrente. — Pero me iba a despertar dentro de este rato... — Pues ya te desperté, ¡así que levántate! ¡Y tú también, Asuka! Ambos nos despegamos de las camas como si fuera por mera obligacíón. Después, nos preparamos para irnos a hacer la rutina de todos los días. Al estar ya listos, pues pusimos rumbo para allá. En el trayecto hacia el destino, la capitana se veía demasiado feliz por la boda a la que iríamos (yo diría que demasiado). Lo que pasó en el GeoFrente no es diferente a lo que suele ocurrir a diario, así que lo saltaré. Me iré directo a cuando llegamos a la escuela. Tanto Rei como Asuka y yo nos sentamos en nuestras respectivos pupitres y esperamos a que llegaran los que faltaban y a que empezara la clase. Mientras esto pasaba, me di cuenta de que la Segunda Elegida se puso a hablar con su gran amiga sobre alguna cosa de la que no oí nada (me pregunto de qué habrán conversado). Como ella hacía tal cosa, yo hice lo mismo con mis dos amigos para pasar el tiempo, pero lo que no hice fue decirles nada de la boda. Extraño, ¿verdad? Y eso que son mis amigos... Tuve que esperar hasta la hora del almuerzo para poder realizar lo que quería. Una vez que llegó dicho tiempo libre, me di ánimos mentalmente, ya que me habían entrado los nervios. Ya dispuesto a decirle, me levanto y me acerqué a ella lentamente. — O-oye, Hikari, ¿te puedo decir algo? - le digo, algo nervioso. — ¿Sí? ¿Qué se te ofrece? - me dice de manera amable. — Verás, es que... es que... - comienzo a trabarme. — ¿Qué ocurre? — Mejor te lo digo al oído. - le dije, y me acerqué todavía más a ella. - Mira, lo que pasa es que voy a asistir a una boda. — ¿Una boda? ¡Qué bien! - gritó, llamando la atención de los demás, incluyendo la de Asuka. — Sí, sí, pero por favor, no lo digas en voz alta. - le susurro. — Perdón. — A lo que quiero llegar es que mi tutora, que ya conoces, me dijo que podía llevar a una persona. — Oh, ya veo. — Y quería saber si... si... si querías ir conmigo. Se me quedó mirando por algunos segundos, posteriormente miró a Asuka y luego me miró una vez más. — Verás, es que... Asuka ya me había invitado a ir con ella. — ¡¿Qué?! - solté, llegando a la conclusión de que era eso de lo que hablaron más temprano. — Me ofreció la posibilidad de acompañarla, y no pude rechazarla. — Es que... Es que... — Sé cómo te sientes, pero ya acepté la invitación de mi amiga. — Pero si... quería ir contigo... — No te estreses por ello. Puedo acompañarlos a ambos. — ¿Pero estás segura de que podrás soportarlo? Recuerda que Asuka y yo tenemos personalidades opuestas. — Claro. Ya he pasado suficiente tiempo con cada uno de ustedes, así que ya sé qué es lo que debo hacer para aprender a lidiar con la situación. — Vale. Y por mi parte, procuraré no entrar en bajón por alguna tontería. — Me alegro por eso. Sólo quiero que no te entristezcas. — Como dije, procuraré no hacerlo. — Bien, pues entonces pasaré a tu apartamento después de clases — De acuerdo. Te espero. — Mejor dicho, me esperan. — Je, je, sí. Te esperamos. Aunque no salió de la manera en que esperaba, por lo menos se podría decir que "aceptó". Sí, no me lo dijo de manera explícita, pero lo tomaré como un "sí". Satisfecho en cierta medida porque tendré más tiempo con ella (a pesar de que Asuka estará inmiscuida en esto también, pero me aseguraré por todos los medios de apartarla de nosotros dos). Cuando me senté de nueva cuenta, mis dos amigos no dudaron en preguntarme sobre el porqué me veía tan feliz de manera algo repentina. — Oye, amigo, ¿de qué estabas hablando con ella? - me preguntó Kensuke. — Oh, nada. No es nada importante. - le respondo, pasando a voltear a ver a Hikari, que me saludó y me puso una sonrisa tímida, sonrojándose un poco. — Viejo, ¿estás seguro de que no tienes nada importante que compartirnos? - pregunta ahora Toji. — De veras, muchachos, no es nada de lo que deban preocuparse. Es simplemente que... no recordaba bien cómo realizar unos problemas de matemáticas, así que tuve que pedirle de favor que me lo explicara. - me inventé una excusa para no contarles la verdad. — ¿Seguro? Porque nosotros estábamos escuchando otra cosa... — Bueno..., lo que pasa es que... - me habían puesto en aprietos, pero pasó algo que no me esperaba: la jefa de clase me respaldó. — Les está diciendo la verdad. Me comentó que aún tiene problemas con las matemáticas, así que le di una explicación referente a esa materia. - mintió. Las palabras que dijimos ella y yo hicieron efecto, pues ambos se creyeron lo que supuestamente pasó. — ... Muy bien, si eso dicen... - soltó Kensuke, no muy convencido. — A mí tampoco me gustan las matemáticas, pero yo le habría comentado a alguien más, ¿sabes? - comentó Toji, haciendo que la representante se molestara. — ¡¿Qué fue lo que dijiste?! — Lo que oíste. ¿Hay algún problema? — Grr... Como pensaba que podría haber un pleito entre ellos, me acerqué y los separé. — Oigan, oigan, no se molesten. Y se quejan de mí. - intervengo. — Mira, Helio, será mejor que no te entrometas en esto, ya que podría terminar en algo feo. - me contesta Suzuhara, sin mirarme directamente, — << ¿Algo feo? >> - pensé. Le hice caso y me senté, ya que las cosas comenzaron a subir de tono, y hasta me asusté. Toji es uno de mis mejores amigos, pero me atrevo a decir que sería capaz de golpearlo si piensa en hacerle daño a mi querida Hikari. Afortunadamente, la aparición del profesor fue lo único que logró enfriar las cosas. Me alivié por eso, debido a que pensaba que irían a peor. Pero no fui el único que se alteró o tenía esa clase de pensamientos, ya que Shinji y Rei dialogaban entre sí, y también agregaré a Mara, porque puso cara de asustada por la misma situación (mmm... Debería de acercarme a ella y hacerme amigo suyo. ya que no le he visto juntarse con alguien, o yo no lo recuerdo). Lo que ha sobrado de las horas de clase no es nada relevante, por lo que procederé a saltarme todo eso hasta la salida. Luego de limpiar el aula (menos yo, que como siempre, me salgo con la mía, en esta ocasión dije la mentira de que iba al baño, pero nunca regresé. Y sí, me llevé mi mochila), todos nos fuimos. Cada uno se fue con sus conocidos, es decir, Rei con Shinji, Asuka con Hikari y yo con Toji y Kensuke. Al llegar a determinado punto, me separé de mis amigos, pero vi que los "hermanos Ikari" no se despegaron nunca (creo que esto tiene sentido, ya que viven en el mismo apartamento). Además, debo añadir que las "comadres" no se separaron sino hasta mucho después de lo que lo hice yo con mis camaradas. Debido a que todos íbamos casi juntos, aproveché para irme con las dos que me seguían por detrás. Claro, mi compañera piloto no se lo tomó a bien. — ¿Se puede saber por qué te nos acercas? - dijo. — Porque Toji y Kensuke ya se fueron, así que pensé que, quizá, podría sacar algún tema con ustedes. - justifiqué. — ¿Crees que somos tus respaldos? ¡Estás bien loco! — ¡Oye! — No importa, Asuka. Al cabo que ya debo tomar otro camino para llegar a mi casa. - comentó Hikari. — ¿Hablas en serio, amiga? — Sí, tengo que hacer cosas importantes. Aun así, no olvido lo que acordamos. — Está bien. ¡Te veo después, amiga! — ¡Hasta pronto! Las dos se despidieron, y aquí me acerqué a la representante. — Oye, ¿no se te olvida lo que te dije en la mañana? - le pregunto. — No, no se me olvida. Llegaré a mi casa para bañarme, arreglarme y estar lista. — Muy bien. Entonces... ¡nos vemos al rato! — ¡Pasaré a tu casa! ¡Espérame! - se despidió ella. En cuanto nos despedimos, caminé a paso veloz hasta el apartamento. Allí, Misato ya nos esperaba, ansiosa. Como la boda comenzaría en un rato, tuvimos que meternos a bañar de inmediato. Lastimosamente para mí, las dos mujeres que viven conmigo acapararon el baño primero, obligándome a esperar. Me puse un smoking (sólo que sin corbata o moño, ya que no me gusta ponerme de esos). — << Mmm... Me parezco a Tuxedo Mask... >> - pensaba mientras me veía vestido, ya que me recordaba a dicho personaje de Sailor Moon Crystal, aunque sin antifaz. — ¿Ya estás listo para la fiesta? - me pregunta mi capitana. — Misato, créeme, el año pasado fui a muchas de quince años y a todos tuve que ir de esta forma. No me gusta. - me quejé claramente. — Ay, pero si te ves lindo. — En serio, Misato, no me gusta verme formal. Hasta siento que estoy en un velorio, y que YO soy el que velan. — Ay, pero qué exagerado. - comentó Asuka, presente en otra parte del apartamento, pero escuchando lo que decíamos. Alguien tocó a la puerta. — Yo abro. - dije. Debido a que me encontraba más cerca de la puerta, lo tuve que hacer. Llegué a pensar que se trataba de Kaji, creyendo que Misato le había invitado, pero resultó que no era así. Se trataba de, pues... Hikari (hasta parece que ya te estás molestando con tan sólo escuchar su nombre, ¿no? Después de todo, lo oyes cada dos por tres). Y, bueno... ¿qué puedo decir? Tenía puesto un vestido que la hacía verse di-vi-na. También se veía limpia, perfumada y toda la cosa. En resumen, estaba preciosa. — Hola. - me saludó. Por otro lado, yo estaba... atontado. — ... - me quedé anonadado. — ... ¿Qué pasa? — ¿Eh? No, nada, no pasa nada. - reaccioné. Misato se acercó para ver quién era. — Ah, eres tú, la amiguita de Asuka. - le dice. — Hola de nuevo, señora Katsuragi. - ella saluda de buena manera. Y hablando de Asuka, como si Misato la invocara, esta, que ya estaba arreglada y cambiada también, hizo acto de presencia. — Oh, amiga, qué bueno que llegas. — Te dije que no me olvidaría de lo que acordamos. — Anda, pasa. - le ofreció mi tutora, cosa a la que aceptó. Como ya todos estábamos listos, sólo quedaba una cosa por hacer. — Helio, ¿a quién estás esperando? - me pregunta. — ¿Yo? Pues... - decía, pasando a mirar a la que recién había ingresado. — ¡No! ¡No me digas que...! - se exaltó mi compañera piloto, deduciendo quién era mi persona invitada. — Asuka, no tienes por qué enfadarte. Puedo hacer de doble compañía. - respondió ella por mí. — ¡Pero amiga...! — Bueno, pues ya estamos todos. No esperemos más tiempo, ¡y vayamos! - dijo Misato, y así todos nos fuimos. Durante el camino hacia el coche, pregunté cómo se irían Shinji y Rei, y recibí la respuesta de que se irían de otra forma. No terminé muy convencido, pero la acepté. Cuando abordamos el vehículo, Misato y yo fuimos delante, mientras que las amigas atrás. De camino hacia allá, hubo una pequeña conversación, pero no quise meterme en ella. Después de todo, era sobre cosas de mujeres, y por mala suerte, yo era el único espécimen masculino presente en la escena (pobre de mí). Unos minutos después, llegamos al lugar donde ocurriría el evento. La descripción es lo de menos, ya que nos metimos de inmediato, sin que pudiera alcanzar a apreciar los detalles. Adentro, se encontraban muchas personas que obviamente no conocía, ni yo ni mis acompañantes. Aun así, había dos que sí conocía, y eran los "hermanos Ikari", que no sé cómo llegaron. Claro que los saludamos y todo eso, y encima habian reservado el lugar en que estaríamos (menudo detalle). Al cabo de un rato, la boda comenzó. Apreciamos cómo los novios pasaban caminando, como se supone que tiene que pasar. Por otro lado, está la ceremonia que no pensé que fuera a aburrirme. Y por fin, después de todo lo ceremonial y emotivo, vino la parte más interesante: la fiesta. Como ha pasado en otros eventos a los que asistí en México (menos a los masivos. Esos nunca me han llamado la atención), una buena cantidad de parejas se levantaron a bailar, entre ellas nuestros dos acompañantes "medio hermanos". Ah, y otra cosa, también sirvieron comida y hasta bebidas, y aquí debo remarcar que es en donde, por desgracia para nosotros, Misato tomó demasiada cerveza, y había sacado su lado más fiestero (espero que el efecto del alcohol no dure mucho, ya que ¿quién nos llevará al apartamento después de que esto termine?). — ¡Vamos, chicos, es hora de bailar! ¡Arriba! - nos dijo con toda la actitud, casi gritándonos. — Eh..., no gracias. - rechacé su mano. — Estamos bien, señora. - le comentó Hikari, declinándose por lo mismo. — No pienso hacerlo. - se añadió Asuka a nuestra postura. — ¡Hmph! Como quieran. - se alejó, y se puso a bailar ella sola en la pista, haciendo el ridículo. — Ay, no... - me apené, mirando a otro lado. — Ya me lo veía venir. — ¿Así se pone? — Sí, y no te apenas porque no la conoces. Varias personas se quedaron mirando a mi tutora, que no hacía más que bailar como loca (aunque al menos no llegó a hacer perreo, de lo contrario me habría muerto de la vergüenza). — Pues mientras esa mujer monta un espectáculo, iré al baño. - dijo Langley, dejándonos solos. Como estábamos solamente ella y yo, pensé en varias cosas, pero al final me decidí por una. Ahora que nos encontrábamos solos, tenía que hacer algo muy importante. — Oye, Hikari.-- — ¿Sí? — ¿Quieres salir al exterior? — Creo... que sí. Necesito un poco de aire fresco. Esa fue la excusa perfecta para fugarnos (aunque no del todo). Afuera, miré al cielo, contemplando las estrellas. A ella la invité a hacer lo mismo. Empezamos a hablar de lo alocada que se veía Misato, e hice el chiste de que no sabía cómo regresariamos con ella borracha. Reímos un poco y bajamos la mirada. Es en este momento en el que tengo la determinación para llevar a cabo lo que he tenido en mente desde hace mucho tiempo. — Eh..., Hikari... — ¿Qué ocurre? — Quería decirte... algo. — Adelante. Cuéntame. Me puse nervioso. — B-bueno..., ya ves que nos conocemos desde hace un tiempo, ¿no? — Sí... ¿Y qué tiene de malo? — Y-y... quería saber si... — ¿Si...? — Perdón, es que me cuesta decir esto, ya que nunca lo he dicho. — Si tienes algo importante que decirme, puedes sentirte con toda la libertad de hacerlo. Dirigí mi cabeza hacia el suelo. Durante esos segundos, la miré de reojo, apreciendo que se puso nerviosa, tanto o más que yo. ¿Acaso ya habrá sospechado lo que quiero decirle? Sea como sea, ya estaba dispuesto a soltarlo, a sacarlo de mi ser, por lo que vuelvo a elevar la mirada y le hablo directamente. — Quería saber si... si... ¡si quieres ser mi novia! - lo suelto por fin. Justo inmediatamente después de decirlo, me protejo con mis brazos por si acaso (aunque eso más bien fue una respuesta exagerada). Incluso llegué al punto de sonrojarme y ponerme ansioso (de hecho, antes, cuando me ponía así, tenía que tomarme unas pastillas con sabor a alcohol. ¡Y no, no me emborrachaba!). — ¿Quieres... que sea tu novia? - repitió ella. — S-sí, quise decir eso. Verás, lo que ocurre aqui es que, desde que te conocí, pensé que eras una chica... hermosa. — ¿Crees... que soy hermosa? — Por supuesto, claro que lo pienso. Ya te lo dije cuando estuve en tu casa. Es lo único en lo que suelo pensar cada vez que te veo. Y no estoy diciendo bromas ni nada por el estilo, como puedes estar pensando en estos momentos. Te estoy siendo completamente sincero, y te digo toda la verdad. — ... Pensé que me compararía con Toji, su pareja anterior (y que, por cierto, él nunca me ha comentado nada al respecto de la relación que tuvieron. ¿Por qué será?), pensé que se enojaría, que se reiría de mí o simplemente se iría, pero no. Mis pensamientos se equivocaron nuevamente. Contrario a lo que pensé, comenzó a sonreír, llevándome a pensar esta vez en cosas buenas. — ¿Y bien? ¿Qué dices? - le pregunté. — ¡Sí! ¡Sí quiero! - aceptó, muy para mi sorpresa (pensé que me iría igual que con las demás). Me alegré. — ¿E-en serio? — ¡Claro que sí! ¡Acepto ser tu novia! Con esa respuesta tan positiva y enérgica, esbocé una sonrisa. Por fin tendría algo que siempre quise tener: una novia. Sin embargo, como es japonesa, tendré que aprender sobre cómo son ese tipo de relaciones (total, puede que sea como las tradicionales). — Me... Me alegro que aceptaras. - dije. — Tú no eres como Toji, así que puedo estar tranquila. - me comenta, haciendo esa comparación, pero como sólo es una, la dejaré pasar. Ya entrado en confianza, voy más allá. ¿A qué me refiero? Lo que hice a continuación fue irme un poco al extremo (no sé cómo decirlo exactamente): la tomé de los hombros y la miré directamente de nueva cuenta. — ¿Q-qué vas a hacer? - me pregunta. — Voy a hacer algo que siempre quise realizar desde el momento en que te vi. - le respondo. Me acerqué a ella poco a poco hasta que, estando a unos centímetros suyos, cerré mis ojos. ¿Qué fue lo que hice a continuación? Algo que nunca he hecho antes (y que no sé si contar que un par de compañeras de la secu en que estuve lo hicieron conmigo. ... No, creo que no lo contaré): la besé, ¡y en los labios! Me atreví a hacer esta acción porque siempre quise experimentarlo por mi propia cuenta, y ya lo he hecho, lo acabo de hacer. Pero regresando al relato, en cuanto hice contacto labios con labios, pensé que ella me apartaría bruscamente, y no fue así afortunadamente. En vez de eso, Hikari me correspondió, cerrando los ojos también y apegándose al momento, por así decirlo. Ah, y como detalle extra (posiblemente porque no nos vio en ningún lugar), Asuka llegó buscándonos y, en cuanto nos vio realizando el gesto, literalmente se quedó muda. Posteriormente, tras unos segundos de observar horrorizada a su mejor amiga besándose con... migo, se fue corriendo al interior, aunque nosotros ni nos dimos cuenta. Unos minutos luego de que empezáramos a besarnos, nos separamos, y muy emocionado y metido en el momento, le dije... — Este es el mejor día de mi vida hasta ahora. — El mío también. - me contesta ella, apoyándome. Al final de cuentas, las cosas salieron mejor de lo que pensaba. Ahora tenía una novia, algo que siempre soñé, pero... ¿sería capaz de mantener una relación estable? No quería regarla, así que tenía que tener cuidado. Pero bueno, mientras tanto, voy a disfrutarlo. |
Capítulo 15
|
---|
T•RIDEN•T - Parte 1 |
En las instalaciones de la Fuerza de auto-defensa estratégica de Japón (o JSSDF), se encontraban dos muchachos en particular: Sus acciones habían provocado que saltaran las alarmas en los cuarteles de la JSSDF, debido a que estaban huyendo de dichas instalaciones. Ambos estaban siendo perseguidos por los soldados del ejército japonés, pues los descubrieron. — ¡Rápido, tenemos que huir de aquí! - le dijo uno de ellos a su compañero. Su nombre era Musashi Lee Stasberg, y poseía cabello azul (más que el de Rei Ayanami, en este caso de un color más oscuro) junto con ojos verdes. — ¿Qué hacemos? - contesta el otro: Keita Asari, cuya apariencia recordaba ligeramente a Toji Suzuhara. — ¡Primero lo primero: salir de cualquier forma posible! Pero primero, ¡debemos perseguir a estos que nos vienen pisando los talones! Fueron capaces de burlar a sus perseguidores al perderlos en una esquina en la que dieron vuelta. Aunque se sentían seguros, sabían que era cuestión de tiempo para que los volvieran a encontrar. Con esto en mente, fueron rápidamente a ponerse un traje especial, similares a los trajes de conexión que utilizan Rei, Asuka y Helio para sincronizarse con sus EVAs. — Ahora, debemos llegar hasta los robots. Será mejor que vayamos con cuidado. - dijo Musashi, ya cambiado de ropa, al igual que su compañero de pilotaje. Con suma cautela, ambos tuvieron éxito en lo que se refiere a evitar ser descubiertos por alguien. Teniendo todavía mucho cuidado, llegaron hasta la ubicación de dos robots del tamaño de un EVA, con aspecto de dinosaurio bípedo con un cuello largo, patas traseras gruesas y dos brazos pequeños con garras en sus extremos. Los colores de la armadura eran predominantemente fríos. Sobre sus patas traseras hay estructuras muy similares a las hombreras de los EVAs. Y por último, seis motores a reacción en su parte superior. Estos son llamados "T•RIDEN•T", o "Land Cruiser". — ¡Rápido, sube a tu mecha! ¡Yo haré lo mismo con el mío! - comentó el mismo muchacho de antes. Los dos abordaron sus unidades de batalla, sin ninguna diferencia en cuanto a apariencia, en comparación con los Evangelion. La unidad de Musashi se llamaba "Shinden", mientras que la de Keita tenía por nombre "Raiden". Su cautela y sigilo se vieron interrumpidos al momento de abordar cada uno su respectiva unidad, pues estas mandaron una señal que provocó que las alarmas saltaran nuevamente. Debido a esto, el dúo se apresuró en colocarse los accesorios necesarios para la activación y manejo de los robots, siendo un casco, armadura pectoral amarilla y guantes. En cuanto ambos activaron los T•RIDEN•T, vieron esto con alarmismo en otra zona del complejo. — ¡Los T•RIDEN•T "Shinden" y "Raiden" se han activado! - se informó. — ¡Mierda! ¡Sabía que debíamos buscar mejor! ¡No dejen que se escapen! - dijo uno de los mandos del ejército japonés. A pesar de que mandaron la orden de detener cualquier intento de escape, todo esto resultó ser en vano, ya que ambos pilotos, por medio de sus unidades mecánicas, lograron no sólo salir ilesos de cualquier ataque que el propio ejército les brindaba, sino también huir de los cuarteles. Lo extraño es que, cuando los robots salieron corriendo hacia alguna parte desconocida, ningún soldado los persiguió. — ¿Hacia dónde se dirigen? - dijo el mismo señor de antes, notándose claramente en su tono de voz una combinación de preocupación y enojo. — Van en rumbo a la región de Hakone. - le informaron. — Maldición... No quería que la organización NERV se viera involucrada en esto, pero esos dos nos las pondrán negras. ¡Tenemos que encontrarlos cuanto antes! ¡Y también tenemos que hacer algo con respecto a la tercera! Mientras tanto, Musashi y Keita estaban algo más relajados, debido a que habían escapado de sus perseguidores. Aprovecharon estos momentos de ligera calma para comunicarse entre sí. — Ya estamos a salvo. - suspiró Keita, aliviado. — Por ahora... Esos desgraciados nos buscarán. - le comentó Musashi. — ¿Y qué es lo que tenemos que hacer ahora? Vendrán detrás de nosotros, así que... — Tenemos que encontrar a la tercera: Mana Kirishima. NOTA: A partir de aquí, la historia pasa a ser contada por Helio. Martes 10 de agosto del 2015. Ya va para una semana desde que ocurrió la boda de la amiga de Misato (que, por cierto, nunca nos dijo cómo se llamaba, y lo más raro es que no vi a Kaji o la doctora Akagi, que se supone que son sus amigos desde la universidad) y de que, como ya sabrás (y me emociona decir esto. Hice un gran avance con respecto a la anterior), ¡Hikari se convirtió en mi novia! ¡Sí, señor, lo logré! ¡Ahora sí me siento feliz! Con ella he hecho cosas que siempre quise hacer con una chica, como tomar su mano, comer juntos (esto sobre todo en la escuela, durante la hora del almuerzo, en la que nos fugamos a la terraza y comemos ahí sin que nadie nos moleste) y tener citas que nunca pensé experimentar hasta cumplir por lo menos los veinte años. Eso sí, debo recalcar la felicidad que siento al tener a una mujer a un lado (y no creas que he olvidado el hecho de que vivo con dos mujeres más, también hermosas, debo admitirlo, un pingüino). Continuando con el relato normal de la historia, son pasadas de las 7 de la mañana. Me levanto extrañamente lleno de energía (aunque bien puede deberse a que el día anterior me dormí algo más temprano de lo habitual). Al momento de hacerlo, me doy cuenta que mi compañera de cuarto, Asuka, aún sigue dormida (aun así, siento que se despertará en unos minutos, ya que siempre nos despertamos después de las 7). Cuando salgo de la habitación, veo en la mesa sentada a mi capitana Misato, y a su lado está el pingüino, comiendo junto a ella cual perro (y no estoy exagerando. Pen Pen tiene un plato de comida muy similar al que se les suele comprar a los perros, y que yo no le compré al mío). Se da cuenta de que ya he despertado y me habla, aún somnolienta. Parece que se ha despertado hace poco (pero por lo menos no está tomando cerveza)..Ah, y claro, no podía faltar su imperdible cerveza (ay, esta mujer...). — Oh. Hola, Helio. - me saluda, y el pingüino, pues... sólo voltea por unos segundos para continuar comiendo. — Buenos días, Misato. — ¿Y eso que te despiertas tú solo? — Pues... no sé. Creo que tiene que está relacionado con el que me haya dormido más temprano. — Mmm... Tiene sentido. En eso, Asuka se asoma por detrás de ti, viéndose tan despeinada y holgada como nuestra tutora..Veo que nuestra pequeñita conversación la ha despertado. — Buenos días, Asuka. - le dice nuestra capitana. — Sí..., buenos días. — Parece que hemos madrugado un poco, je, je. - comenté, soltando unas pequeñas risas. — Oigan, ¿no piensan sentarse a desayunar? - nos invitaron a comer. Ya habrás adivinado lo que hicimos: pues... desayunamos. Ignorando eso de que a cada uno de nosotros le toca ciertos días,.porque no es importante (y creo que Asuka relató los días en los que se nos asignaron a cada uno de nosotros), el resto de ese rato no fue nada interesante o relevante. Todo fue un poco más de lo mismo. Posteriormente, tras haberme lavado los dientes, cambiarnos y toda la cosa que solemos hacer, nos fuimos todos al GeoFrente a continuar la rutina habitual de todos los días. Por lo menos Rei se va temprano, con los Ikari, así no habrá ninguna pelea entre ella y Asuka sólo porque esta última le cuestiona el porqué sigue ciegamente las órdenes del comandante. Oh, bueno..., lo que uno tiene que aguantar a diario. Al llegar, realizamos lo típico: prepararnos y hacer las pruebas de sincronización. Creo que no hace ninguna falta decir qué fue lo que hicimos en ese rato, ya que es muy obvio. Eso sí, traté de estar un poco más concentrado para tener mejores resultados, y no lo hice para tratar un resultado más alto que mi compañera pelirroja castaña, porque yo no así (o tal vez sí...). Simplemente lo hago para intentar ser mejor y tener una sincronización más destacable. En fin, que después de un larguísimo rato, en donde (como siempre) fuimos supervisados por Misato y su amiga, la doctora Akagi (junto a Maya, quien estaba al tanto de los datos en la computadora), todo terminó. Al momento de salir de las cápsulas, recibimos algunas palabras. — Muy bien, hecho, chicos. Veo que todos han mejorado. - nos felicitó la doctora Akagi. — ¿En serio? ¿Podemos revisar nuestros resultados? - pregunté, ya que tenía ganas de ver si lo que nos dijo era cierto. — Claro, pueden hacerlo. ¿Maya? — A la orden. - respondió Maya, tan obediente como siempre. Los tres subimos a la cabina para revisar lo que nos dijeron. Al momento de checar, pude apreciar algo, y es que obtuve un índice de más del 80%, lo cual me sorprendió debido a que suelo estar entre el 60% y 70%, mientras que Ayanami está por debajo de mí y, para rematar, Asuka es la que posee la sincronización más alta, lo cual la lleva a auto-vanagloriarse. — Vaya..., sí que hay diferencias... - comenté, impresionado. — Yo sigo casi igual. - dijo Rei, sonando para nada sorprendida. — ¡Je, je! Sí, Helio, puede que hayas mejorado, ¡pero yo sigo siendo la mejor! - presumió Asuka, como siempre. — Asuka, no creo que sea necesario presumir. Pienso que deberíamos de felicitar a Helio, que ha mejorado bastante con el tiempo, sobre todo en estos últimos días. - le comentó Misato. — << Mmm... Es cierto, he mejorado bastante con la sincronización. ¿Tendrá que ver con que ahora tengo una pareja? >> - pensé, tratando de darle una explicación a mi repentina mejora. — Cierto, Helio, veo que subiste mucho. Te felicito. - me dijo Misato, cambiando su cara de aburrimiento a una de felicidad. — Créeme que hasta yo me sorprendí. — Bueno, ya puedes ir a ver a Yui, que ya te va llegando la hora de tu consulta. — Cierto, lo haré. — Chicas, ustedes pueden ir a cambiarse y esperar a que su compañero salga. — Sí. — Como sea, al cabo que siempre se tarda. Me fui al consultorio de la doctora Ikari, como siempre. Al igual que todos los días, voy con mi traje de conexión puesto (algo un poco impráctico, si me lo preguntas. Preferiría ir con la ropa escolar, ya que todavía me siento incómodo con dicho traje puesto). — Buenos días, Helio. Tan puntual como siempre. — Creo que ya se lo he dicho, doctora, pero me gusta ser puntual. — Anda, pasa. Llegó la hora de que hablemos. Le hice caso y me senté frente a su escritorio. Inmediatamente comenzó ella. — Me acabo de enterar de los resultados de las pruebas de sincronización que tuviste hace rato. — ¿Qué? ¿Pero cómo...? — Recuerda que tengo acceso a ello debido a mi posición. — Oh, cierto, cierto. Lo había olvidado, je, je. — Quiero felicitarte por mi cuenta, ya que siento que tu capitana ya lo ha hecho. — No sólo fue ella, sino también la doctora Akagi. Supongo que he recibido un poquito más de reconocimiento. — Por otra parte... — ¿Eh? — Puede que esto que te revelaré a continuación quizá no te vaya a gustar, pero... — Pero... — Tengo la sensación de que tu mejoría está relacionada con cierto suceso del que Asuka me comentó. — ¿C-cierto evento? - pregunté. - << Maldita sea... ¿Así que nos vio la muy desgraciada? >> - pensé. — Sí, cierto evento. Verás, me ha comentado que fueron con su capitana a una boda, ¿no? — ... ¿Y qu-qué tiene de malo? — Que ella... te vio besándote con su mejor amiga. — ¡¿Qué?! - exclamé, ya asustado. - << ¡Mierda! ¡Entonces sí nos vio! >> — ¿Por qué no me comentaste? Soy tu psicóloga, y te he dicho que puedes confiar en mí y que no le diré nada a nadie. — Es que... Es que... - traté de articular una frase coherente, entonces tomé algo de aire y hablé. - Es que pensé que me diría algo malo. — ¿Decirte algo malo? ¿Por qué creíste eso? — Aún no puedo dejar de lado mis pensamientos negativos, incluso si se trata de usted. — Ya hemos trabajado en eso, recuérdalo. — Sí, sí, lo sé, y lo lamento, en serio. Pensé que lo de mi relación con Hikari pasaría de manera inadvertida con todo el mundo, ya que hemos tratado de mantenerla escondida no sólo para que mis amigos (en especial Toji, quien fuera su antigua pareja) no me vean feo, sino que, con ella, los demás representantes del colegio piensen que es irresponsable, sobre todo por la imagen que ha dado en el lugar. Pero veo que no lo he logrado, para nada. Sabía que debía decirle a los demás en la boda que iba al baño, y ella a tomar alguna bebida, pero no se me ocurrió nada. Me dejé llevar por lo que sentía, y eso me ha jugado en contra. Ahora corro el riesgo de que mi compañera dee cabello castaño anaranjado divulgue eso a toda la escuela. ¡Dios mío! ¡Sería horrible! Como me concentré en esto, dejé de hablarle a la doctora Ikari por algunos momentos. Ella se dio cuenta de mi reciente nerviosismo (¿y cómo no, si hasta puede decirse que me puse a sudar? Bueno, no. Exagero), y me sacó de esa especie de trance. — ¿Helio? — ¿Uh? — ¿Te sientes bien? Te has puesto algo tenso de repente. — Eh... Eh... - no oculté mi estado actual, así que lo expresé. - No, no me siento bien. — ¿Podrías explicármelo? — Por supuesto. Verá, a pesar de que ya nos hemos visto desde hace años, aún no me siento con la confianza suficiente para comentarle a mis conocidos sobre mis sentimientos, pensamientos o alguna que otra cosa importante para mí. Incluso eso aplica con usted, doctora. Todavía no entro en confianza con usted, no aún. Cuando pausé un momento para empezar a pensar en lo que diría a continuación, miré a mi psicóloga y vi que se me quedó viendo raro, y no lo digo en buena manera. Se me hace que la hice sentir mal, y con justa razón. Se supone que ella debería ser la persona en quien más confianza debería tener, ya que ni siquiera con mi familia hacía eso, mucho menos con mi mamá. Pero como decía, viendo que aparentemente hice sentir mal a la doctora, me sentí algo mal y traté de disculparme. — P-perdón si la hice sentir mal, doctora. Es que... — No, no pasa nada. No tienes por qué preocuparte. — Es que la vi un poco cabizbaja, y creí que llegué hacerla cuestionar su trabajo. Ahora yo soy el que se siente mal. — Reláhate, eso pasará. — De acuerdo. — Eso sí, tendremos que trabajar aún más para que confíes en los demás. — Sí..., estoy de acuerdo con eso. — Y una cosa más para continuar: ¿su nombre es Hikari, verdad? — Sí... - respondí, un poco apenado y hasta sonrojado. Y no creas que después de eso me fui, porque aún faltaba un rato. Dejamos ese tema a un lado (sobre todo yo, por mi propio bien emocional) y le hablé de otras cosas que no tenían que ver con ese.mismo. En lo general, puede decirse que hablamos de cosas que hasta tú, si has ido con algún psicólogo por X o Y razón, has discutido. Debido a esto, no hace falta decir o comentar qué es lo que siguió después. Por esto mismo, me iré directamente al final, cuando la sesión finalizó. — Muy bien, Helio, hemos terminado por hoy. Ya puedes irte. — Claro. Nos vemos mañana. Salí de su oficina. Regresé al lugar en donde se encontraban Rei, Asuka y Misato. Estaba por ir a cambiarme para acompañar a las otras dos a la escuela, pero algo cambió esto. Y esto mismo llegó con una llamada que recibió Misato en su móvil, lo cual llamó mi atención. Claro que no me acerqué para escuchar la conversación (además de que me vería más, siendo una de mis caracterísicas el ser un metiche, cosa que creo que saqué de mi mamá), pero por la cara que ella puso al final de la conversación, intuí que se trataba de algo malo, muy malo. Después de colgar, nos llamó la atención a los tres (aunque yo ya estaba mirándola). — Misato, ¿ocurre algo? - le pregunté, tratando de disimular el que estuve muy cerca suyo. — Muchachos, van a tener que avisarle a sus compañeros que no podrán asistir a clases el día de hoy. - nos dijo, seria. — ¿En serio? — Sí. Les pido de favor que lo hagan en este momento. Y eso hicimos, cada uno de nosotros tres tomó su celular (después de que la propia Misato nos los diera, ya que siempre los guarda durante las pruebas de sincronización para que "no estemos distraídos") y llamó a sus conocidos: Rei a Shinji, Asuka a Hikari y yo a Toji y Kensuke. Es una lástima que no vaya a ir a la escuela (bastante raro que diga eso, ¿verdad?), ya que no podré ver a mis amigos y, más que nada, a mi nueva novia (que, por desgracia, ya no es un secreto, debido a que mi amiguita Sohryu metió su cuchara donde no debía). — Bien, ahora..., Rei, Asuka, vuelvan a ponerse sus trajes de conexión. — Sí. - accedió Rei, y se fue a cambiar sin dudarlo un solo instante. En serio, ¿por qué esta chica sigue las órdenes al pie de la letra? Coincido con Asuka en esto: ella parece más un robot que una persona, sobre todo por este comportamiento. — Oh, genial, lo que faltaba, tener que volver a ponernos esos trajes tan apretados... - se quejó Asuka. — Oye, no te enojes por eso. Al fin y al cabo, te ves muy bien así. - bromeé. — ¡Tú...! — Vamos, Asuka, ve a cambiarte. - le ordenó Misato otra vez. — ¡Hmph! Está bien... Ahora se invirtieron los papeles, ya que, si bien ellas suelen ser las que me esperen mientras estoy con la doctora Ikari, me ha tocado a mí esperarlas (creo que así sabré qué tanto se desesperan ellas, viendo cómo se llevan entre sí). Mientras espero, me acerco un poco a mi tutora y le pregunto algo. — Oye, Misato, ¿podrías decirme quién te habló? — Se trataba de alguien de la JSSDF. Hay una amenaza doble por ahí afuera. — ¿Una amenaza doble? ¿Cómo que una...? ¡No...! ¡¿Dos Ángeles?! — No, por fortuna no es así. — ¿Entonces qué es? — Pues... se trata de... En ese mismo momento, las otras dos pilotos llegaron, ya cambiadas, interrumpiendo nuestra conversación. — Bien, ya están todos listos. Chicos, vayan a los EVAs. — Sí. - dijeron las otras dos, y se fueron. — Misato, estabas por decirme qué era esa supuesta amenaza doble. - le reclamé. — No te preocupes, ya lo verás por ti mismo. Anda, ve. — Mmm... Bueno... - digo, y me voy de ahí, quedándome con la duda. Alcancé a las otras dos y llegamos a las jaulas. Los tres fuimos enviados a investigar. Después del lanzamiento y todas esas cosas, nos dividimos y revisamos diversas áreas. Rei y yo no encontramos nada, pero con la otra... fue diferente. Luego de unos minutos de andar caminando por ahí como si estuviéramos perdidos (al menos así me veía yo), Sohryu llegó a las cercanías de unas cascadas y se encontró con los restos de un mecha gigante, similares a los que estábamos piloteando. — Aquí Asuka. He encontrado lo que parece ser un robot gigante. Compartió las imágenes que estaba viendo en vivo y a todo color. Por mi parte, no pude evitar mostrar mi asombro. — Oooh... Otro mecha... — Es extraño... Según con el análisis que se le acaba de realizar, tiene exactamente la misma funcionalidad que un Evangelion. - comentó Misato desde la sala de comando, en el Dogma Central del cuartel. — ¿La misma funcionalidad? - preguntó Rei. — ¿Significa que también fue diseñado para luchar contra los Ángeles? - preguntó ahora Asuka, la descubridora. — Eso parece. Pero por lo pronto, regresen todos a la base. — Sí. Así que otro robot que aparentemente también fue construido y diseñado para encarar a los Ángeles... Vaya, qué impresionante. Me imagino quién será el piloto de esta unidad mecanizada. A pesar de que dicho robot no sea otra unidad EVA (de hecho, hablando de estas unidades en particular, te comentaré algo que acabo de recordar y que ocurrió hace un tiempo ya: supuestamente, el Evangelion unidad 04 desapareció junto con la segunda rama de NERV, ubicada en los Estados Unidos. Por lo que escuché, le habían colocado una especie de motor experimental o algo así. Curioso, ¿no? Eso sí, nunca sabré cómo se veía), me siento algo feliz por saber que hay más gente que quiere ayudarnos, que creo que ha intentado ponerse en nuestros zapatos y ver todo el estrés que nosotros tres, un trío de muchachitos de quince a dieciséis años (esto último en mi caso), hemos soportado. Por otro lado, siento algo de incertidumbre, ya que nunca se nos informó de esto. ¿Por qué? ¿Acaso querían que se tratara de una sorpresa? Sea como sea, dado que no se ve como un EVA, no parece que fuera fabricado por NERV. Entonces... ¿de quién será? Aun así, sigo con la duda de qué era esa supuesta amenaza doble. ¿Será este robot y otro más que anda escondido por ahí? ¿O acaso... sí se trata de un Ángel doble, pero Misato no quiso decírmelo para que no me alterara? De todas formas, me terminaré quedando con la duda, debido a que Misato no quiso decirme de manera directa esa amenaza doble. Y hablando todavía de mi capitana, en cuanto los tres pilotos bajamos de los EVAs, la vi algo inquieta. Se le veía caminando de un lado a otro (algo así como mi hermano), con un brazo apoyado sobre el otro y con la mano del mismo apoyada en su barbilla. — Así que esto era a lo que se refería el ejército japonés... - comentó, sonando un poco preocupada. — Misato, ¿ya nos puedes decir qué es esa supuesta amenaza doble de la que me estabas hablando hace rato? - le pregunté, ya con hanas de saber todos los detalles. — ... Sí, Helio. Te lo diré, a ti y a tus compañeras. Pero antes, acompáñenme a la sala de comando central. — << Mmm... ¿Por qué no nos lo dice aquí? >> - pensé. Todos nos fuimos a la zona de comando. Todavía apreciaba que se le veía nerviosa. No lo entiendo bien. De cualquier modo, llegamos al citado lugar, donde por fin nos los detalles. — Miren, muchachos: los he traído hasta aquí para que el comandante Ikari se entere de lo que quiero decirles. - nos dijo, y pasó a mirar al líder de la organización. - Comandante, ¿está oyendo esto? — Por supuesto, coronel Katsuragi. Por favor, diga lo que tenga que decir. - dijo él, sin abandonar su pose tan característica (que, por cierto, he imitado varias veces, ¡y es que es épica!). — Bien, aquí voy. - comenzó. - Las Fuerzas de auto-defensa estratégica de Japón me hablaron hace un rato para comentarme de una nueva amenaza que se cierne sobre nosotros. Y contrario a lo que piensan, chicos, en especial tú, Helio, no se trata de un tipo desconocido de Ángel. No, no se trata de eso. Lo que me han comentado es que es una "amenaza doble", aunque no me dijeron con precisión de qué se trata. SIn embargo, por el robot gigante que Asuka ha encontrado, estoy comenzando a pensar en si eso que me comentaron es una especie de robot autómata que ha sido desarrollado en secreto por otra organización. — ¿Otra organización? - pregunté. — Por lo que tengo entendido, existen otras agencias que tienen que ver con robots gigantes diseñados para combatir a los Ángeles. No somos los únicos, ya que hay gente que los construye, los diseña, entre otras cosas. En eso, se me vino a la mente la muchacha que me cayó encima a inicios de mes, cuando desperté del coma. No sé su nombre, procedencia (aunque supongo que es estadounidense) u organización a la que trabaja. ¿Sería ella la piloto de ese robot que Asuka encontró? ¿Y dónde se encontrará en estos momentos? — De la forma que sea, estoy algo preocupada por la aparición de algo de lo que no sabíamos, y que encima no es un enemigo aparente. La JSSDF no me dio más detalles al respecto, y eso me inquieta más. La presencia de ese robot me altera un poco, y todavía no sabemos nada sobre él. — ¿Qué es lo que debemos hacer? - preguntó Rei. — Estoy pensando en eso, Rei. Debo pensarlo bien. - terminó, aparentemente. - ¿Qué opina de todo esto, comandante? - se dirigió al superior nuevamente. — Debemos resguardarlo. Puede ser una potencial amenaza no sólo para nuestras actividades, sino también para la gente de la ciudad. - comentó él, sin inmutarse ni moverse. Ah, y si te lo preguntas, el señor Fuyutsuki también estaba presente, pero no dijo nada. — No se preocupe, coronel. Después de todo, podemos estudiar el comportamiento de ese robot y reclutar a alguien para que lo comande junto a los EVAs. - opinó la doctora Akagi, que llegó de repente y parecía haber escuchado todo. — ¡Doctora! — Podemos aprovechar esta oportunidad para hacernos de más poder y emplearlo contra los Ángeles. Eso sí, desearía que fuera autónomo, ya que no me gusta tener que usar a jóvenes. — Doctora... — Espero que el sistema de simulación en el que estoy trabajando nos permita tener que evitar sacrificar la integridad de más niños. — Vaya, ¿quién diría que la doctora Akagi sería menos fría de lo que pensé? - les comenté a mis dos compañeras pilotos en voz baja. — Aún no la conoces a fondo. - respondió Rei. Luego de una conversación que se formó, se nos asignó una cosa más: ir por ese robot encontrado por Sohryu y traerlo a la base, para almacenarlo en una bóveda (que, debo remarcar, fue hecha para EVAs) y reclutar a un nuevo piloto. Coincido con la doctora Akagi: usar a muchachos de quince a dieciséis años es algo cruel... y antiético. Parece que la doctora Ikari conversó con ella al respecto. Pero en fin, tuvimos que ir a las jaulas otra vez para subir y cumplir con nuestra labor. Al subir, recibimos una notificación de uno de los operadores, siendo en este caso Maya (hasta parece que los otros dos no existen, ya que ella es la que más habla). — Nos acaban de llegar algunos informes. El robot desconocido ha desaparecido. — ¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo?! - exclamó mi tutora, alterada nuevamente, pero sonando más de lo que estaba antes. — No sólo eso. También nos informan que un objeto no identificado salió del lago Ashi. — << Un objeto no identificado... ¿Será un OVNI? >> - pensé, siendo que eso no tenía nada que ver. — ¡Vamos, que quiero salir ya! - se quejó Asuka. — Ahí van, Asuka. Relájate. - le contestó la capitana. - ¡Lanzamiento! Fuimos catapultados hacia arriba. Al salir a la superficie, Misato nos dio un pequeño informe. — ¡Chicos, dos objetos colosales se dirigen hacia ustedes! ¡Tengan cuidado! Vi en el cielo un par de cosas, no, mechas que se acercaban volando hacia nosotros. — Un momento... Eso es... - dije. Así, los dos robots gigantes aterrizaron delante de nosotros, siendo uno de ellos el mismo que Asuka había encontrado antes. Yo ya estaba confundido. Y encima uno de ellos quedó frente a mí. — Así que eran dos robots idénticos... - comentó Misato. — ¿Alguien me puede explicar qué son estos robots enemigos? - pregunté. Recibí un mensaje, pero no era ni del centro de comando ni de las otras. Era... ¡de uno de los robots! — Te lo diré. Estos robots son unidades T•RIDEN•T. - se comunicó uno de los pilotos de los mechas enemigos conmigo, sólo para responderme precisamente a esa pregunta. — << ¿Y quién se cree este "Trunks" para hablarme así? >> - pensaba, viendo su apariencia. - ¿"T•RIDEN•T"? — Son robots diseñados para ser la competencia directa de ustedes, los pilotos de Evangelion. - dijo ahora el piloto del otro robot. — << Bueno, al menos ya nos están explicando todo. >> - pensé. — ¿Cómo que competencia de los Evangelion? ¿A qué se estará refiriendo? - volvió a hablar la coronel. Y por si eso no fuera suficiente (porque no parece que sea así), ahora Shigeru (hasta que al fin habló el desgraciado) dice algo más. — ¡Coronel, detectamos una intrusión en las instalaciones de NERV! — ¡No manches! ¡Cuántas cosas malas que han pasado el día de hoy! ¿No lo creen? - opiné. Entre la tensión que se había formado en nosotros al ver a estos dos nuevos robots, llamados "T•RIDEN•T", y las alarmas que comenzaron a sonar en la base, ya me estaba empezando a poner un poco nervioso. Y para echarle más sal a la herida, el infiltrado se abrió paso a través de las instalaciones del cuartel, y llegó hasta la zona de comando. Allí descubrimos que no se trataba de un infiltrado, ¡sino de una infiltrada! Todos los presentes en el lugar vieron su apariencia: traía el uniforme femenino de la escuela a la que asisto y, fisicamente, poseía cabello anaranjado-castaño (como el de Asuka) y ojos azules. — ¿Quién eres? - le exigió Misato una respuesta. — ¡Hey! ¿Qué está pasando allá? ¿Puedo ver? - pregunté. Uno de los operadores desplegó una imagen en vivo de la escena. Cuando observé de quién se trataba la infiltrada, no supe en qué pensar. — ¿M-Mana? ¿Mana Kirishima? - le dije. — Ya lo creo, Helio. - me contestó ella. — Helio, ¿la conoces? — Sí, Misato. Es... nuestra compañera de clases. — ¿Mana? - exclamó Rei, también sorprendida. — ¿Cómo es posible? - dijo ahora Asuka. Sinceramente ya no entiendo nada de esto. Primero aparecen dos personas que no conozco para nada montados ambos en un par de robots que supuestamente son la competencia de los EVAs, y ahora resulta que una de mis compañeras, de quien nunca sospeché nada, era una especie de espía. ¿Qué está pasando aquí? En serio, ¿qué está pasando aquí? Tengo muchas dudas, ¡y quiero que me las resuelvan! ¡Ahora! |
Capítulo 16
|
---|
T•RIDEN•T - Parte 2 |
Continuamos a lunes 10 de agosto del 2015. Las cosas se han tornado un tanto extrañas en ese último rato. Primero, dos tipos que no conozco aparecen montados en mechas gigantes con apariencia de dinosaurio y, ahora, resulta que Mana Kirishima, una de mis compañeras de clase (y de quien nunca sospeché de nada), parecía estar trabajando con ellos. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? — M-Mana, ¿estás con ellos? - le pregunté. — Así es, Helio. Soy una piloto de unidad T•RIDEN•T, también conocida como "Land Cruiser". - me comentó ella. — Eso es cierto. - comentó el "Trunks". — Así es. - dijo el otro. Entonces eran tres pilotos, como nosotros (eso sí, no es como en nuestro caso, donde somos dos chicas y un chico. No. Con ellos son dos chicos y una chica). Aun así, tenía demasiadas dudas, y quería respuestas. —A ver..., si eres una de ellos, ¿entonces por qué no estás piloteando uno de estos robots? - pregunté de nueva cuenta. Y empezó la batalla entre las dos facciones. La primera en atacar fue Asuka, quien sacó su cuchillo progresivo y lo encajó directamente en una de las piernas de uno de los robots enemigos. Contrario a lo que pensábamos (y en base a nuestra propia experiencia), el chico no soltó ningún grito de dolor. Simplemente, siguió como si nada. — ¡¿Qué cosa?! - soltó ella. — Tendremos conexión con nuestros robots, ¡pero no es una neuronal como la que tienen ustedes! - dijo él, sonando como si se estuviese burlando. A continuación, este mismo tomó al EVA-02. — Ahora es mi turno. El T•RIDEN•T activó sus propulsores, se elevó con la temperamental aferrada a él y luego se dejó caer en picada, golpeando la cabeza del Evangelion contra el suelo. — ¡Asuka! - comentó Misato, preocupada una vez más. — << Auch. >> - dije mentalmente. Mientras el EVA-00 estaba distraído viendo la escena, el otro mecha con apariencia de dinosaurio hizo alo parecido con Rei, sólo que, en lugar de azotarla contra el piso, la tomó por los pies, giró con ella y la arrojó contra varios de los edificios falsos que estaban ahí, de adorno. — ¡Rei! — Bueno, no pienso quedarme aquí mirando como tarado. ¡Es mi momento de actuar! - solté por fin, entrando en acción. Al igual que la Segunda Elegida, tomé mi cuchillo progresivo y me lancé contra uno de ellos. Una vez lo tiré, me puse encima suyo y comencé a acuchillarlo salvajemente. Pese a todos los cortes, el tipo no parecía inmutarse. Y no conforme con esto, su camarada se me acercó por detrás (¿acaso nadie sabe que atacar por la espalda es de cobardes?) y me sujetó, provocando que soltara el cuchillo. En cuanto eso pasó, supe que algo malo iba a sucederme, y así fue. Conmigo inmovilizado por uno, el otro (en este caso "Trunks") tomó mi arma afilada y, como le hice a él, ahora me regresó el ataque, usando el cuchillo en mi contra. Claro, los cortes fueron en el abdomen (por suerte no fueron en el pecho o en la cabeza), pero eso no quita que experimenté un dolor horrible, casi tan horrible como cuando nos enfrentamos al Ángel cristalino de dos núcleos y teníamos que escalar su cuerpo. Obviamente no pudieron faltar mis gritos, sumados a que escupía sangre de vez en cuando. — ¡Oh, no! ¡Helio! - gritó, ya sabes, Misato (otra vez. Pero qué activa), esta vez no sonando asustada, sino aterrada. — ¡El piloto del EVA-01 sufre de múltiples hemorragias internas! - informó Makoto Hyuga (hasta que al fin habló también). — ¡Oh, Dios! ¡Esto es horrible! - se quejó Maya, y si no ocultó sus ojos con sus manos o vomitó es que evitaba mirar la pantalla principal, donde me estaban masacrando en vivo y en directo (pero aun así oía todo con lujo de detalle). — ¡Mana, ahora! - dijo uno de los dos que estaban conmigo, en este caso el que me sujetaba. Repentinamente, Mana, que estuvo callada todo este tiempo, había desaparecido de la vista de los presentes en la sala de mando. Sin que nadie lo supiera, se había acercado a las computadoras MAGI. No sé qué hizo, pero ya no recibí ningún mensaje del GeoFrente. — ¡¿Qué ra...?! - dije. — ¡Las comunicaciones se han cortado! - informó Shigeru en la base. A nosotros tres no nos llegó nada de nada. Aquí es cuando la doctora Akagi se da cuenta de que el trío de ordenadores había sufrido modificaciones. Descubrió quién era la responsable y, muy enojada, ordenó que fueran tras ella. — ¡Atrapen a esa desgraciada! ¡No permitan que vuelva a tocar lo único que me queda de mi madre! - gritó, señalándola y apuntándole con el brazo estirado. Mana fue rodeada por miembros del personal de NERV. Cambio repentino de escena (suspenso, mua, ja, ja, ja). Volvamos conmigo. Ahora ya habían dejado de acuchillarme como si se tratara de un asalto, sino que ahora se habían concentrado en golpearme entre los dos. Como estaba conectado de manera neuronal con el Evangelion, sentía todos los golpes como si realmente me los estuvieran dando a mí. Claro, como se cortaron todo tipo de comunicaciones (hasta de video. Suertuda de Maya), nadie podía ver ni escuchar todo lo que me pasaba. Parecía que acabarían conmigo como si fuese un asesinato, pero no fue así, para mi fortuna, ya que alguien llegó a ayuarme. Se trataba de Asuka. — Gracias, Asuka. - le dije. — No es nada. Al fin y al cabo, para eso son los amigos. - me comentó, levantándome el pulgar. Espera... ¿Acaso me consideraba su amigo? ¿Y todos los pleitos que hemos tenido por pequeñeces? — G-gracias... - respondí, algo confuso. — Asuka... - dijo Rei, desde la lejanía. — Estoy comenzando a cambiar de opinión, así que aprovechen. Y hablando de Ayanami, ella también se unió a mi rescate. Entre las dos, lograron quitarme a mis agresores y los alejaron a los dos con un golpe, que aunque no pudieran sentirlo ellos directamente, al menos me sirvió para dejar de sufrir.. — ¿Estás bien? - me preguntó la de cabello azulado. — Sí, estoy bien. - le respondí, aunque por dentro estaba sufriendo (literalmente). — No nos mientas. Estás sangrando. Podemos verlo las dos. - me respondió Sohryu. — Mmm... Podemos comunicarnos entre nosotros, pero no con el cuartel. ¿Qué creen que haya pasado? - les pregunté a ambas, fijándome en ese detalle. Ellas no supieron responderme. Se me vino una idea a la cabeza. Iba a tratar de averiguar qué fue lo que pasó en la base. — Chicas, entreténganlos. Yo volveré. - les dije a mis compañeras. — ¿A dónde vas? - preguntó Asuk.a — Voy a descubrir qué es lo que ocurre en el cuartel. Puede ser que Mana esté relacionada con esto. — Ten cuidado. - me dijo Rei. Tomé un ascensor de los secretos (para la población civil) y regresé hasta el interior de las instalaciones de NERV. En cuanto estuve de regreso allí, observé al instante que las alarmas estaban activas, como hace rato, cuando Mana se infiltró. - Mmm... Veo que las cosas se han puesto feas. - pensé en voz alta, viendo el ambiente de tensión que se sentía, cuando sentí un dolor interno, haciendo que me llevara la mano al vientre (pues me acuchillaron ahí) y me quejara. - Ay... Será mejor que encuentre rápido a Mana. No pensé que fuera a ser una de ellos... Adolorido, y soportando mis dolores internos, comencé a caminar por el recorrido que suelo hacer A medida que avanzaba, veía la movilización de las personas que trabajaban ahí. Al llegar a la zona de comando, observé que la doctora Akagi se veía histérica, al lado de las computadoras principales junto a Maya (que la ayudaba a, al parecer, repararlas, y también intentaba calmarla. La verdad es que nunca había visto a la doctora enojada), Shigeru y Makoto configurando diversas cosas, Misato con ellos, y en la parte de arriba, los Ikari y Fuyutsuki observando como si nada. Claramente, mi presencia no iba a pasar desapercibida. Mi capitana, la doctora Akagi, Maya e incluso mi psicóloga se acercaron a revisarme. — ¡Helio! ¡¿Estás bien?! - me preguntó Misato (lo dice porque, al igual que los demás, dejó de ver la batalla luego de cierto tiempo, por lo que creo que no vieron todo lo que me hicieron). — ¡Santo cielo! ¡Estás muy mal! - comentó la doctora rubia, cambiando súbitamente de ánimo, pasando de la rabia a la preocupación. Es comprensible, ya que he escuchado que se preocupa por los muchachos como yo. — ¡E-estás escupiendo sangre! - se añadió Ibuki, cubriéndose la boca con las manos. — H-Helio... Dios mío... No pensé que alguien fuera a intentar matarte. - se integra mi psicóloga a la conversación. — N-no hace falta decir qué es lo que tengo, ya que aquel de allá dijo qué es lo que sufrí. - dije, señalando a Hyuga. Me moví un poco para darme la vuelta, estaba por irme a buscar a Mana Kirishima y sacarle todo el relleno (con esto me refiero a sacarle toda la información que pueda). Pero en repetidas ocasiones sufría dolores internos por los tajadas que recibí, y esta no fue la excepción. — ¡Auch! - me quejé algo fuerte. Hasta escupí un poco de sangre. — ¡Helio, no hagas movimientos bruscos! - me ordenó ahora la doctora que anteriormente estaba histérica. Entre las cuatro, me movieron cuidadosamente hasta una silla, la de Maya, para que reposara Pero yo no quería quedarme quieto. Sí, podía morir debido a mi sangrado (sobre todo interno), pero también quería atrapar a Mana. Y eso estaba dispuesto a hacer. Fue por esta decisión que tomé que me levanté rápidamente de la silla, para nuevamente sufrir un dolor. — ¿Qué te crees que haces, Helio? Necesitas descansar. Nosotros nos encargaremos de esa compañera tuya. - me dijo mi capitana con tal de que me quedara quieto, pero esta vez no iba a hacerle caso. — No... Yo me encargaré. - solté entre respiraciones agitadas. — ¡Pero Helio, estás malherido! - comenta ahora su amiga. — No me importa... Ella es... mi compañera..., así que me haré cargo yo mismo. — Helio, como tu psicóloga, déjame decirte que enojarte con una persona no es saludable. Sentir ira hacia alguien más es perjudicial para tu salud, tanto física como mental.- aboga la doctora Ikari, con la misma intención. — ¡Ya dije... que no me importa! ¡Haré lo que tengo que hacer! — ¿Comandante? - se dirige mi superior al líder, ya que a diferencia de otras ocasiones en donde ella comandaba las misiones (como durante la batalla contra el Ángel que caía desde el espacio), él estaba presente. — Deje que lo haga, coronel. Sí, Helio se ve muy mal, pero siento que esa chica que anda rondando por ahí puede representar un peligro mayor. - respondió él. Con el dirigente de NERV mostrando una postura diferente a la suya (aunque vi que el vicecomandante me veía, también con algo de preocupación. Veo que todos se preocupan mucho por mí, más de lo que pensaba), Misato no tuvo otro remedio que dejarme ir. — ... Bien. Ve, Helio. Pero trata de no esforzarte demasiado. — Lo haré. Así, fui a buscar a quien resultó ser una espía. Busqué y busqué, di vueltas por varias salas y pasillos, pero simplemente no la encontraba en ningún sitio. La fortuna pareció sonreírme cuando, al cruzar una habitación larga y estrecha, mientras pasaba por un pasillo que conectaba directamente con otro, escuché el sonido de muchos pasos. No parecía que caminaran, sino que corrieran. Esto me llamó la atención, por lo que rápidamente regresé hasta dicha intersección (aún con dolores) y me asomé para esperar, ya que se oía que los pasos se acercaban rápidamente. Unos segundos después, vi claramente cómo Mana era perseguida por varios miembros del personal. — ¡Ajá! - exclamé, y traté de unirme a la persecución. Ignoré mi dolor interno por un minuto (me sorprende que a estas alturas no esté muerto) y seguí a la muchedumbre que perseguía a la intrusa. Sé que no podía correr para seguirlos mejor, pero podía tomar varios atajos. Eso fue precisamente lo que hice, yendo lo más rápido que podía (claro, sin hacer esfuerzos bruscos) y tratando de acorralar a Kirishima por detrás. Proseguí hasta llegar a las cercanías de la oficina de Kaji. En determinada habitación, observé que la invitada no deseada estaba acorralada tanto por el personal como por el mismo Kaji. Este último estaba apuntándole a Mana con una pistola (¿de dónde la habrá sacado?). Verlo apuntando a una chica con un arma me sacó un poco de mi estado de dolor para pasar a uno de miedo. — ¡Kaji, ¿qué estás haciendo?! - le grité, estirando mi brazo hacia él. — Helio, puedes considerarme un asesino, pero no dejaré que esta muchacha se salga con la suya. - me dijo, mirándome de reojo, pero sin quitarle la mira del arma a mi compañera de clase. — ¡Debe de haber otra manera! — Lo siento, pero no hay otra. En ese pequeño momento de tensión, iba a poner en marcha mi idea. Sin que Kaji o los que acorralaban a Mana se dieran cuenta, di un rodeo y llegué hasta detrás de todos ellos. Una vez hecho esto, me acerqué muy sigilosamente y, de manera muy sutil, agarré a Mana (como si fuera a secuestrarla) y empecé a caminar con ella hacia otra parte. — ¿Qué haces, Helio? - me preguntó el dueño de la oficina cercana, bajando un poco su pistola. — ¡Si el ejército japonés quiere a uno de los que trabajan con ellos, yo mismo se los daré! - respondi. — ¡¿Vas a entregarme?! - me dijo ella, alarmada. — ¡Tú... vienes conmigo! - le contesté, sintiendo otro pequeño dolor y llevándomela a otro sitio. Todos me veían estupefactos. Se sorprendían por cómo yo, a pesar de mi sufrimiento interno (otra vez, literal), podía ser capaz de someter a una chica. Sí, hasta yo me sorprendí. Pero volviendo con lo que decía, avanzaba aparentemente sin rumbo (al menos para la perspectiva de los demás), pero no era así. Tenía por seguro que alguien podría enojarse, ya fuera Misato, la doctora Akagi o el propio comandante, pero iba a encerrarme junto a mi "rehén" dentro del EVA. Todavía no sabía si las comunicaciones ya se habían restaurado (o si sólo ocurrió con las que hay entre los pilotos y la base, o también con las cámaras del interior de esta última), pero ya tenía mi objetivo claro. Me metí con ella a la cabina del Evangelion. En esta ocasión no lo activé, ya que no iba a entregarla, sino a interrogarla. Como pienso que ya dije, trataré de sacarle todo el jugo posible. — ¡¿Helio, qué estás haciendo?! ¡Suéltame! - me exigía ella. — No lo haré. He sellado la cápsula para que no trates de escapar. - le dije. — ¡¿Qué quieres de mí?! — Quiero que me des todos los detalles. ¿Por qué trabajas para el ejército japonés? ¿Quiénes son esos dos que están allá arriba? Se puso a pensar sobre si debía soltar todo o quedarse callada. Parecía que tenía información importante que ocultar, se le veía claramente. Se le veía algo nerviosa. Traté de razonar con ella — Piénsalo bien. Puedo tratar de convencer a mi capitana para que te saque de esta ciudad y que consigas una nueva vida, lejos de todo este zafarrancho que se ha creado. Sólo te pido que lo consideres bien. ... Y hazlo rápido, porque siento un dolor punzante dentro de mi cuerpo que muy apenas puedo aguantar. Por lo que había visto, mis palabras parecieron surtir efecto. Pero antes de eso, narraré lo que pasaba en el exterior. Nadie sabía dónde me encontraba, por lo que buscaron en todas partes. Afortunadamente, los tres operadores principales (cuyos nombres me da pereza escribir), junto con la doctora Akagi, recuperaron las comunicaciones entre los tres pilotos y la zona de comando. — ¡Bien hecho, doctora! - la felicitó Misato. — Ahora podremos ver lo que le pasa a los pilotos. - dijo esta. En la pantalla principal, se veían dos perspectivas, la del EVA-00 y el EVA-02, ya que yo desactivé el mío. — ¿Qué pasa con la vista del EVA-01? — Está dentro de la base, coronel. No hace falta usarla. Pero lo que sí tenemos es el audio. La doctora activó el audio de mi cabina. Por ende, estaban por escuchar todo lo que Mana estaba por decirme. — ¿Ya vas a decirme? - le pregunté. Unos segundos más de pensamientos (porque en serio se tomó su tiempo), finalmente se decidió a soltar todo (ya era hora, hombre). — Sí, te lo diré todo. Mira, las unidades T•RIDEN•T fueron creadas en secreto por las Fuerzas de auto-defensa estratégica de Japón con el mismo objetivo de los robots que ustedes pilotean, llamados Evangelion: combatir a las entidades monstruosas de origen desconocido conocidas como Ángeles. Con el fin de manejar dichas unidades robóticas, tres pilotos fuimos seleccionados para tal labor: Musashi Lee Strasberg, piloto de la unidad Shinden; Keita Asari, piloto de la unidad Raiden; y por último yo. Sin embargo, no se pudo construir una unidad para mí. — ¿Musashi y Keita? ¿Entonces así se llaman esos dos que están arriba? — Sí, son los que te topaste antes de la batalla y que están luchando con tus compañeras allá arriba. — ¿Y por qué te infiltraste en NERV? - a este punto, era totalmente ignorante de que sufría el riesgo de morir. Simplemente estaba concentrado en hacerla hablar. — Debido a que yo soy la única en no contar con su propio robot, la JSSDF me encomendó la misión de hackear las computadoras principales de NERV. — ¿Qué? ¿Por qué? — Porque... el ejército no confía en ustedes. Piensan que, si se les deja hacer lo que se les plazca, podrían llegar a provocar el Tercer Impacto. Además, por lo que me dijeron, ustedes traicionarían al ejército, al país y a la humanidad entera sólo por sus intereses. Ahora tenía todo claro. El ejército no confiaba en nosotros... Y viendo que pensaban que, según ellos, podríamos traicionarlos en cualquier momento, decidieron crear sus propios robots para encargarse ellos de los Ángeles. Pero... ¿quién les habrá dicho eso? ¿Será acaso alguien que quiere ver a la organización arder? — Y... ¿quién dijo eso? — Sólo sé que no pertenece al ejército japonés, sino que vino directamente... de la ONU. — ¡¿L-la ONU?! - exclamé. ¿Cómo era eso de que la propia Organización de las Naciones Unidas, aquella que instauró el orden en el mundo luego del Segundo Impacto, fuera la misma que desconfiara de nosotros? Era algo absurdo, viéndolo bien. Pienso que no fue el propio comité quien dijo eso, pero no estoy completamente seguro. Y por cierto, cuando Mana me dijo eso, el comandante Ikari y su mano derecha se vieron a la cara, serios. — ¿Está pensando lo mismo que yo, señor? - habló primero Fuyutsuki. — Así es. Tiene que ser Keel Lorenz. Nunca confié en ese anciano ni en sus cercanos. - contestó el mismo, pero sin dejar su pose tan usual. Y además, la doctora Ikari no estaba a su lado. Regresando conmigo y con mis preguntas, ya sabía varias cosas. Sin embargo, quería saber todavía más, por lo que proseguí. — A-así que dices que fue la ONU quien le dijo al ejército japonés que no se confiara de nosotros... — Así es. No sé por qué lo dijeron. Nunca he visto a ninguno de los suyos causar destrozos fuera de sus batallas. — ¿Y por qué nunca nos dijiste que estabas destinada a ser una piloto de un robot gigante como este? — Porque...mi objetivo era obtener información. — ¿Cómo? — Si deseas saber la razón por la que perdiste contacto con tus superiores, es porque saqué información importante de esas computadoras, al mismo tiempo que saboteé el sistema de comunicaciones para que no pudieran verse ni oírse. — ¿Sacaste información de las MAGI? ¿Y dónde está? — La tengo en esta USB. - me dijo, mostrándome una pequeña memoria. - Mi misión era recolectar información valiosa de NERV y llevársela a mis superiores para que averiguaran qué era lo que ustedes estaban haciendo. Ya me había hecho a la idea de que el gobierno no confiaba para nada en nosotros, pero esto... esto ya es otro nivel. ¡Mira que hackear el mayor logro tecnológico de la madre de la doctora Akagi (digo esto porque ella misma me comentó sobre los ordenadores con los nombres de los Reyes Magos y de su progenitora, Naoko Akagi)! ¿Qué sería lo siguiente que harían? ¿Secuestrar a personas cercanas a mí, muchachitos de mi edad y hasta de mi propia clase, para convertirlos a la fuerza en pilotos de posibles unidades EVA que estén escondidas y clasificadas para NERV? De hecho, comienzo a creer que la supuesta desaparición de la unidad 04 y la rama americana de la organización son una mera falacia. Para mí que dijeron eso como excusa para encubrir algo más. — Como te he dicho, los datos que conseguí durante el hackeo están en esta memoria. Sólo tengo que entregarla al ejército y ellos se encargarán del resto. - continuó. Ahora quien se imaginó algo no fui yo, sino mi capitana, Misato. Con eso último que me dijo Mana (te recuerdo que aún no soy consciente de que nos están escuchando), empezó a imaginarse un posible futuro ataque a las instalaciones por parte del mismo ejército japonés. Habría intercambio de disparos, asesinatos, masacres, mucho derramamiento de sangre. En resumen, un caos total. Fue por esta clase de visiones que agarró su collar en forma de cruz y lo apretó con algo de fuerza. Y no la culpo, la verdad. — Una última cosa: ¿por qué nunca me dijiste nada de nada? — Junto a mis compañeros, recibí un arduo entrenamiento desde que era muy joven, todo con el fin de pilotear una unidad T•RIDEN•T, además de evitar revelar cualquier tipo de indicio que pudiese delatar nuestras prácticas. Y la razón por la que nunca te dije nada, aparte de que echaría perder todo, es que nunca te acercaste a mí, nunca interactuaste conmigo, simplemente actuabas como si yo no existiera. Y eso se reforzó más en los recientes días, donde has estado mucho tiempo cerca de la jefa de clase. — ¡E-eso no significa nada! - dije, tratando de que no sospechara de mi relación con Hikari. — Además..., recibí la instrucción de actuar ahora, ya que mis compañeros se fugaron del complejo perteneciente a la JSSDF. Es más, ellos mismos fueron quienes me comentaron que ya era la hora de llevar a cabo nuestro plan. Fue por eso mismo que me escapé de la escuela a la hora del almuerzo. — ¿Te escapaste de la escuela? Ahora sí que había soltado todo. Había respondido a todas mis preguntas, y ya tenía todas mis dudas resueltas. Y por otra parte, los de NERV ya tenían todo claro también, por lo que se entrometieron. — Eso es todo lo que queríamos escuchar. - habló Misato, llamando nuestra atención. — ¡Misato! ... ¡Hey! ¡¿Estuvieron de metiches?! - solté de inmediato. — Lamento informarte que sí, Helio. Escuchamos cada palabra, cada oración. Lo sabemos todo. - se sumó Ritsuko Akagi. — Por favor, sácame de esto. Ahora que te he dicho todo, es seguro que tratarán de matarme. - me dijo Mana, pasando a estar asustada. Hasta me abrazó, y claro, sufrí un poco por dentro debido a esta acción. — No te preocupes, Mana. Cumpliré con lo que te dije, te lo prometo. - dije, soportando mis hemorragias (en serio, ¿cómo es que sigo vivo?). — Gracias. - dice ella, esbozándome una sonrisa. — No es nada. Y ahora, es momento de regresar. - me dirigí a mi capitana y tutora. - ¡Misato! — ¡Lanzamiento otra vez! - ordenó. Con Mana acompañándome de manera no voluntaria (o bueno, parece que ahora sí, después de todo ya cambió de opinión), volví a ser catapultado a la superficie para ayudar a Ayanami y Sohryu en contra de "Trunks" y el otro. Por cierto, durante todo el interrogatorio que tuve hacia Kirishima, me desconecté por completo de la pelea (y tú también, ya que no se narró nada de lo que aconteció durante la misma mientras me encontraba ausente), así que no estaba al corriente. Al regresar a repartir golpes, vi que mis dos compañeras habían sufrido lesiones que, aunque no eran tan graves como las mías, sí eran de consideración. Por ejemplo, el EVA-02 había perdido el brazo derecho, mientras que el EVA-00 contaba con un agujero en la pierna izquierda (sí, claro... No tanto de consideración... Olvida eso que dije). — ¡Helio! ¡Hasta que al fin llegas! - me dijo Rei primero, notándose algo de dolor en su tono de voz. — ¡Ya era hora de que llegaras! - habló Asuka, y me parece que ella se estaba aguantando las ganas de gritar por haber perdido su brazo (si es que no lo ha hecho ya y yo no me he enterado). — ¡Escúchenme ustedes dos, raritos! - me referí ahora a los dos pilotos de T•RIDEN•T. - ¡Tengo a una de los suyos conmigo, así que terminemos esto por las buenas y ríndanse! — ¿Acaso piensas que te haremos caso? - comentó el compañero del "Trunks". — ¡Musashi, Keita, no pude completar con mi misión! ¡Ustedes no podrán tampoco, ellos son mucho más capaces que nosotros! A pesar de nuestro entrenamiento..., siguen siendo mejores. - reconoció Mana, tratando de convencer a sus colegas que desistieran. — Mana... Así que te has unido a ellos. No podía esperarme tantas cosas de ti. - dijo uno de ellos, el "Trunks", malinterpretando toda la situación. — ¿Eh? — Entonces ya has cambiado de opinión. — No, Musashi, yo no... — << Mmm... Musashi... Entonces así se llama el "Trunks"... >> - pensé. — ¡Puedes hacer lo que quieras! ¡Si no quieres ayudarnos, entonces nos encargaremos nosotros dos! ¡Vamos, Musashi! - dijo el otro, y viendo que ya me sé el nombre del compañero, supongo que este es Keita. Y que se formó otro alboroto sólo porque este par de lunáticos malinterpretaron las palabras de Mana. Como dijo Asuka, hay gente que es más desesperante que yo. En fin, que comenzamos a pelear, teniendo yo mismo a una compañera que vería con sus propios ojos cómo me encargaba de sus colegas. Y bien, al igual que antes, saqué mi cuchillo progresivo y lo usé en contra de mis oponentes. Las otras dos se me unieron e hicieron lo mismo (de hecho, ya lo tenían desde antes que yo lo sacara). Algo que quiero decir es que, antes de esto, pensé que los dos rivales tenían alguna arma escondida, como nosotros tenemos los cuchillos (o, como lo que pasó cuando tuve mi primer combate en un EVA. ¿Recuerdas la batalla contra el Tercer Ángel?), pero no fue el caso. Sólo podían dar golpes físicos, propulsarse y ya. Qué decepción. En fin, que continué la batalla. Sin importar que los tres pilotos de Evangelion contábamos con armas filosas, Musashi y Keita sabían defenderse muy bien. Se les veía bastante el entrenamiento que recibieron, y me imagino que quien estaba junto a mí en la cabina segurito actuaría de manera idéntica. Pues bueno, siguiendo con esto, la pelea estaba bastante pareja. Sin embargo, de vez en cuando soltaba el cuchillo debido a mis continuos dolores internos provocados por el intento de asesinato que sufrí un rato atrás. Fue gracias a esto, luego de un dolor que experimenté, que recibí una transmisión desde la base. Pero... ahora no se trataba de Misato. — ¡Helio! ¿Estás bien? - escuché. Y como dije, no era mi tutora, sino... — ¿Doctora Ikari? - dije. Sí, era mi psicóloga. — Sí, soy yo. Sólo quería decirte que... tuvieras cuidado. — Lo haré. — ¡No se meta, señora! ¡Estamos en medio de una batalla! ¡¿Acaso no le enseñaron sus modales?! - respondió el "Trunks", entrometiéndose, haciendo que me enojara instantáneamente (y creo que hasta el comandante Ikari se habría cabreado). ¡No iba a dejar que alguien que me soporta todos los días lidie con alguien peor a mí! — ¡Óyeme, loco! ¡Nadie le habla a mi psicóloga de esa manera! - le contesté a Musashi, agarrándolo de un brazo y cortándole un trozo del pecho con el cuchillo progresivo. — ¡Nadie le habla a mamá así! - se me unió Rei, derribando a Strasberg y realizándole lo mismo que me hicieron a mí. — Bueno, creo que ya mejor no me quejo de esto. - comentó Asuka, integrándose al ataque otra vez. Con los dos pilotos de T•RIDEN•T siendo golpeados, ambos por mis compañeras (ya que yo me encontraba reposando un poco debido a las razones que ya sabes), miré al cielo, y vi algo acercándose. No era un robot gigante como pensé, era, o mejor dicho, eran... aeronaves. — ¿Aeronaves? - pensé en voz alta, haciendo que Asuka, Rei y Mana volteen hacia allá. — Son pertenecientes al ejército japonés. Esto no significa nada bueno. - comentó mi pasajera de a bordo, angustiada tras ver lo que se venía, y más porque usé el zoom. Mientras veía esto, Misato recibió un mensaje de parte de dichos transportes aéreos que se aproximaban. Lo que nos diría después de eso no sería nada bonito. — ¡Rei, Asuka, Helio: el ejército japonés va a intervenir en esta pelea lanzando una mina N2! — ¡¿Una mina N2?! - dijimos los tres al mismo tiempo. Y sí, Mana escuchó esto y se aterró. Una cosa de la que no me percaté es que las naves federales se acercaban volando muy rápido. Tanto así, que no nos dieron tiempo de decir nada más. En cuestión de segundos, ya estaban encima nuestro. Soltaron el explosivo. — ¡Muchachos, cúbranse! - nos dijo Misato, y los tres nos protegimos muy bien. De hecho, arrojamos a los dos rivales (para que les cayera encima) y corrimos como gallinas. Al final, la mina N2 impactó en los dos robots, acabando con ellos y, por consecuencia, con los dos muchachos que los piloteaban, así como una parte del campo de batalla. Imagina cómo me puse. Sí, he ayudado a matar monstruos gigantes, pero no a dos personas, algo que nunca en mi vida pensé llegar a hacer. — No... No puedo creerlo... - solté, sintiendo una pesadez en mi cuerpo y algo de culpa. Hasta me empezó a doler la cabeza. — Musashi... Keita... No... - dijo Mana, cubriéndose la boca con las manos, como si tratase de Maya. — Los objetivos... han sido eliminados completamente. - informó Shigeru, hablando como si el enemigo hubiese sido un Ángel. Realmente nunca llegué a imaginar que acabaría con dos personas. Creía que solamente tendría que matar Ángeles, ¡¿pero dos personas?! En este punto coincido con Maya Ibuki: no me atrevía a matar a alguien, pero lo he hecho, no de manera directa, sino indirectamente. En cuanto al estado de ánimo de los involucrados, ya te he remarcado que yo me sentía fatal (tanto física como mentalmente), Mana parecía querer romper en llanto, Rei desvió su mirada hacia abajo, Asuka no dijo nada (a lo mejor trataba de ocultar sus sentimientos de nuevo) y Misato... también permaneció en silencio. En general, todo el mundo dentro del cuartel se quedó callado, excepto los dos líderes (ya sabes, el comandante y su compinche), que se miraron mutuamente de nueva cuenta. — ¿Puede creerlo, señor? Deciden deshacerse de sus propios errores. — Actúan como cobardes. De eso puedo estar seguro. Y conmigo, quien estaba acompañándome todavía estaba afligida. Tal y como dije más arriba, parecía que quería llorar. Y no la culpo. En serio, no puedo hacerlo. Esos dos locos malinterpretaron todo demasiado rápido, no se calmaron ni trataron de comprender. No, nada. Y hablando de ellos, como fueron asesinados por el ejército a sangre fría, la chica que estaba a mi lado ya no pudo soportar más y, pues, adivina. Sí, se puso a llorar. Yo, en lugar de sentir incomodidad o ganas de querer salir corriendo de allí (cosas que siempre suelo hacer), o hasta de expulsarla a la fuerza de la cápsula, decidí hacer algo mejor, que fue consolarla. — Ya, Mana, ya. Recuerda lo que te dije, que te sacaría de esto, y lo voy a hacer. - le dije, y ella sólo continuaba con lo suyo. — Chicos..., regresen a la base. - nos ordenó Misato, y todos regresamos. El resto del día fue tratar de consolar a quien fuera la intrusa en las instalaciones. Además, me entregó la USB con los datos importantes que había sustraído. Permanecimos a salvo de quien sea que haya querido saber sobre nosotros (escuché de parte del comandante y de su mano derecha que no creían que fuera el mismo ejército japonés el responsable. Para serte sincero, los apoyo). Otra cosa: como nos agarramos a golpes con los otros dos que ya estan muertos, se tuvo que evacuar la ciudad bajo la falsa alarma de la presencia de un Ángel. Claro, esto ocurrió después del mediodía, durante las horas de clase (en donde debería haber estado). Y otra cosa que deseo añadir: cuando volví a revisar mi celular, me fije que tenía una llamada perdida de, ya sabes, mi novia (je, je... Aún me siento apenado, pero en buen sentido, al decir eso). Le llamé para saber qué era lo que quería. — ¿Hola? ¡Ah, Helio! ¿Qué tal? - me saludó, y omití ciertas palabras para que no te resulte tan cursi. — ¡Hola, hola! Mira, me fijé que me llamaste hace rato. ¿Qué pasó? — Quería decirte que Mana Kirishima actuó de manera sospechosa durante el tiempo de receso. Recibió una llamada de alguien, a pesar de que he dicho que usar electrónicos está prohibido, y me empujó y se fue diciendo "¡Déjame en paz!". — ¿Te dijo todo eso? — Sí, y no sé dónde puede estar. — Está aquí, conmigo. Está algo triste, acaba de perder a sus amigos. — Oh, vaya... Lo lamento. — Traté de que no pasara, pero fue imposible. ... — Por cierto, nos hicieron evacuar la ciudad. ¿Sabes si fue uno de los llamados Ángeles? — Pues... te lo digo luego. — ¿Y qué fue esa explosión? — ... Sólo puedo decirte que dos personas murieron el día de hoy. — ¡¿Qué?! — Mira, Hikari, no me siento con muchos ánimos de hablar de eso, ya que... lo vi con mis propios ojos. — Oh, Dios mío... — Te hablaré de esto mañana, ¿sí? — Está bien. Cuídate mucho. Te quiero. — Igual yo. Adiós. - me despedí, y colgué. Debido a esto, y a que no pasó nada interesante por el resto del día, decidí hacer algo más. Como nunca pasé tiempo con Mana (ya que, pues, nunca le hice caso), quise remendar un poco eso y divertirme con ella antes de que se fuera. Así lo hice. La llevé a Tokio-2 (ya que, si no lo he dicho, te diré que la mayoría de los habitantes de Tokio-3 son trabajadores de NERV o están relacionados con la organización) e hicimos varias cosas, como ir a un cine, comer, entre otras. No quería que estuviera triste, siendo esa la razón del porqué decidí llevarla a pasear (además, así me quito también la culpabilidad). Ahora pasaré al día siguiente, martes 11 de agosto del 2015. No importa la hora, pero te puedo decir que es en la mañana. Mis dos compañeras pilotos y yo fuimos a despedirnos de Mana, a quien se iban a llevar a otro sitio. Esto lo harían unos cuantos agentes de la agencia de inteligencia de NERV (los mismos que fueron a recogerme a la casa de Hikari. ¿Aún recuerdas ese momento?). — Bueno, Mana, hasta aquí llega nuestra comunicación. En verdad lamento no haber hablado mucho contigo, de veras. Aunque me alegro de que hayas aceptado mi propuesta de ayer. - dije mis palabras de despedida. — Para serte sincera, Helio... - me dijo, llamando mi atención. — ¿Eh? — Me divertí mucho contigo. - me contesta, sonriendo. — Oh. Pues qué bien. — Mana, a pesar de que resultaste ser una espía enviada por alguien más, siento que eres una persona diferente y capaz. Además, tenemos cierto parecido físico. - le dijo Rei. Ya he hablado con ella para que se exprese más abiertamente. — ¿Y qué tengo que decir yo al respecto? No conozco nada de ti, salvo que tienes un color de cabello similar al mío. - se suma Asuka a la despedida. - Pero..., por lo que vi de ti ayer, creo que estos dos tienen razón. Eres diferente a lo que pensaba, has demostrado ser una persona sensible. — Gracias a los tres por estar aquí. Realmente quisiera quedarme, pero no estoy segura si el gobierno japonés me buscará. — Por eso no te preocupes. Nuestra tutora ya se ha encargado de mentirle a la JSDDF de que tú también estás muerta. Así ya no te darán lata. — Oh, será un alivio para mí. Nos miramos durante algunos segundos. Ahora sí que se veía feliz, no como ayer, que después de la muerte de sus dos compañeros, Musashi y Keita (conocidos por mí como "el Trunks" y "el otro"), anduvo de bajón horrible, casi comparada conmigo. Menos mal que pude remediar eso rápidamente. — Señorita, es hora de irnos. - dijo uno de los trajeados. Ya había llegado el momento. — Enseguida voy. - le contestó, y nos miró una última vez. - Bien, creo que ya me voy. Fue un gusto... haber estado con ustedes, aunque sea por un día. — Que tengas una mejor vida de ahora en adelante, Mana. Ah, y por lo de ayer, puedo decir que... te extrañaré. No sé si habrá sido por esto, pero ella se dio la vuelta por última ocasión, se acercó a mí y me dio un último abrazo. — Yo también te extrañaré. - dijo, sonando con una mezcla entre alegría y tristeza, y... me dio un beso en la mejilla. — ... - me quedó mudo por esta acción. Asuka y Rei también estaban impactadas. Se separó de mí y procedió a abordar el coche que la sacaría de la ciudad. Antes de que arrancara, bajó la ventana y se despidió de manera definitiva. — ¡Adiós a los tres! ¡Y en especial a ti, Helio! — Sí... Adiós. - me despedí de nuevo, alzando la mano derecha, ya que usaba la izquierda para tocarme la mejilla en donde me besó. El automóvil comenzó a moverse y se alejó. Mana Kirishima se había ido. Sí, sólo pasé un día con ella (o dos, considerando el día anterior), pero eso no quita lo divertido que estuvo ese rato que estuvimos por ahí, en la capital. — Vaya, Helio... Se nota que tienes un pegue con las chicas, je, je, je. - comentó Misato, quien estuvo detrás de nosotros todo este tiempo, observando todo. — Yo no lo creo... - comentó Sohryu. Por mi parte... — << Adiós, Mana. Espero que disfrutes de la vida. >> - dije mentalmente, mientras miraba hacia donde se fue el coche. — Bien, chicos, es hora de que los lleve al cuartel. Todos regresamos con nuestra tutora para irnos, pero miré nuevamente y por última vez a la misma dirección. — << Adiós..., Mana. >> - pensé, y regresé al deportivo de Misato. NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. El comité principal de SEELE, consistente en los más de diez monolitos, estaba en medio de una reunión. Se habían enterado que los pilotos de los T•RIDEN•T habían sido eliminados. Incluso recibieron la falsa noticia de que Mana Kirishima fue borrada del mapa junto a los otros dos. — Es una desgracia que esos chicos ya no existan. Esos datos nos habrían servido de utilidad. - se oyó la voz del monolito 06. — A pesar de que siguieron nuestras órdenes, es una pena que no hayan vivido para contarlo. - dijo ahora el monolito 10. — Y los desdichados de NERV tenían que entrometerse en esto... Qué decepción. - comentó el monolito 04. — ¡No debemos permitir que NERV y Gendo Ikari nos ganen con el Proyecto de instrumentalización humana! - concluyó el monolito 01, perteneciente a Keel Lorenz, el líder del comité y de SEELE. - Sin embargo, aún es muy pronto para pensar en eso. Por lo pronto, dejaremos que sigan con su trabajo, ya que todavía quedan algunos Ángeles. Y no olviden al enviado. Actuará cuando llegue el momento indicado. Permitiremos, por lo pronto, que escojan a su Cuarto Elegido, pero esto no se quedará así. ¡La individualidad humana desaparecerá y todos seremos uno solo! — ¡Así será! - hablaron todos los demás monolitos al mismo tiempo. Todos desaparecieron, dejando únicamente a Lorenz conectado. — Todavía no llega el día prometido, pero ya llegará. Ya llegará... |
Capítulo 17
|
---|
Cuarto Elegido |
Han pasado unos días luego de lo acontecido con Mana Kirishima y los otros dos chicos (y una semana exactamente desde el cumpleaños de Misato, por cierto). En estos momentos el Evangelion unidad 03, creado en Norteamérica por la primera rama de NERV (al igual que la supuestamente desaparecida unidad 04, que fue hecha por la segunda aparentemente), estaba siendo trasladado hacia Japón. Para esto, se le llevaba colgado en una cruz. Por otra parte, en el cuartel general de NERV, en el GeoFrente,.las amigas Misato Katsuragi y Ritsuko Akagi se encuentran en una computadora (Akagi era la que escribía en el teclado del ordenador. Katsuragi sólo estaba detrás suyo, apoyándose en la pared). Ambas se encontraban discutiendo sobre cosas de los chicos que la coronel tenía bajo su tutela y, principalmente, sobre el nuevo Cuarto Elegido. — Espero que ese nuevo muchacho, sea quien sea, se lleve bien con los míos. Aunque Asuka es algo temperamental, ya ha aprendido a controlar eso. Rei es demasiado pasiva, pero la he visto abrirse más. Y Helio... sigue siendo el mismo. — Tengo la certeza de que será así, principalmente con Helio. — Por cierto, doctora, ya me enteré de los avances que ha hecho con respecto al nuevo sistema de simulación. — Así es, coronel. He avanzado mucho con respecto a ese programa, en conjunto con Maya. Sin embargo, todavía no lo he perfeccionado del todo. Aún no he programado el comando para desactivarlo cuando sea. Al parecer, esos tontos de la Base Gólgota olvidaron ese detalle. — ¿O sea? — ... Que el programa sólo se detendrá hasta que el objetivo sea completamente eliminado. — Tan sólo espero que el próximo objetivo no sea un humano, como esos chicos que fueron aniquilados por el ejército. — No me lo recuerde, coronel. Debido a que se habían desviado del otro tema, Misato quiso volver a hablar del mismo, pues tenía curiosidad por saber quién era el nuevo chico o chica elegido para combatir al enemigo. — ¿Y bien? ¿Quién es el nuevo o nueva? La doctora tecleó algunas cosas en su computadora, y mostró una imagen del nuevo Elegido, siendo en este caso un hombre. — Es él. - dijo, haciendo que su amiga mirara al monitor. — ¡¿Qué?! ¡Tiene que ser una broma! ¡¿Él?! - soltó la capitana, sorprendida. Estaba que no se lo creía. — De todos los resultados, él fue quien obtuvo el porcentaje más alto. Fue más alto que la otra chica que estaba nominada. — Con Rei y Asuka no hay ningún problema, pero Helio... es quien me preocupa. No sé cómo vaya a reaccionar a esto. — Tiene que enterarse, coronel. A mí tampoco me agrada esto, pero recuerde que debemos hacerlo. Necesitamos a los chicos para sobrevivir. — Sí, ya lo sé. Desearía cambiar las cosas... — También yo, coronel. También yo. — Creo... que iré ahora a informarle ahora mismo. — No se tome las molestias, coronel. De eso me encargaré yo. — ¿Usted, doctora? — Sí, yo misma me encargaré de darle el mensaje en persona. — Se lo agradezco mucho, doctora. Así todos los muchachos de esa escuela no se me quedarán mirando cada vez que me ven llegar — ¿Acaso le molesta que unos jovencitos la halaguen por su cuerpo, coronel? — No, no es eso. Es sólo que... he visto a Helio asomarse, y lo veo apenado. — Ya lo conoce. Después de todo, vive con él. Debería de saber cómo se comporta. Misato miró el monitor de la computadora una última vez. — << Espero que Helio se tome a bien esto. >> - pensó, preocupada, observando al Cuarto Elegido: Toji Suzuhara. Jueves 20 de agosto del 2015. Ya me encuentro en la escuela. Como ya sabrás, ya transcurrió más de una semana desde lo acontecido con Mana kirishima, Musashi Lee Strasberg y Keita Asari (y, como dato extra, el cumpleaños de Misato fue el día 12. Vaya detalle, ¿no). Quisiera decir que ella desapareció por completo, pero no es así, ya que le pedí su número de celular. ¿Por qué? Pues porque no quise perderle la pista por completo, ya que le cogí algo de cariño durante nuestros ratos de diversión. Por cierto, un dato que quiero añadir es que el día 12 de agosto, un día después del incidente con Mana y los otros dos, fue el cumpleaños de Misato. Y vaya manera de celebrarlo... Como seguro ya te habrás enterado, en Japón sólo se festejan los veinte años (donde se entra a la adultez en este país) y y los sesenta (al llegar a la tercera edad). Por esto, para tratar de adaptar los cumpleaños en otros países, fui yo mismo el que organizó una fiesta para mi capitana, y claro, para ella no faltó el imprescindible alcohol (en serio, que esta mujer no entiende). Pero bueno, estábamos con eso de que ya estaba presente en el instituto, ¿no? Pues así es. ¿Qué puedo decir sobre las clases? En esta ocasión tuvimos educación física (donde por lo menos no se basa únicamente en jugar fútbol, como pasó en la secundaria en la que estuve en México), inglés (donde me sigue yendo muy bien. Y no es por presumir) y... no me acuerdo si cocina (¡porque soy malísimo en eso! Menos mal que me junto con Ayanami, que sí sabe preparar la comida). Luego de todo esto, ya habia llegado la hora del almuerzo. Me había juntado con mis amigos para no volver a despertar alguna sospecha sobre mi nueva relación, al igual que ella con su inseparable amiga, Asuka (que por suerte comprendió, después de que hablara en secreto con ella, que no quería que nos descubrieran). Toji ya estaba deseoso por comer, aunque siempre compra en la cafetería (y yo tengo suerte de que me la traigan, pero me la da discretamente), cuando escuchamos por megafonía que citaron al ya mencionado en la dirección. — ¿Ahora qué hiciste? - le preguntó Kensuke. — Nada. No hice nada. - le respondió, confundido, ya que, como dije, no ha hecho nada malo (más allá de pelearse a cada rato con Hikari). — Pues yo que tú iría. Nunca me han llamado a la dirección, al menos aquí, y no quiero saber qué pasa allá. - le dije. Me hizo caso y se fue, pero no pude quitarle la cara de encima. No lo entiendo. ¿Qué habrá hecho Toji esta vez? Desde que nos hicimos amigos, ya le ha bajado a todas sus broncas, o bueno, a casi todas. ¿Qué es lo que habrá sucedido en esta ocasión? ¿Será algo de lo que no me enteré? ¿Acaso se habrá peleado con alguien y Kensuke y yo no nos hemos dado cuenta? Eso sí, no fui el único que se le quedó mirando con curiosidad, ya que hasta el ya citado Kensuke e includo la misma Hikari lo observaron. Comprendo lo de Kensuke, después de todo él, Toji y yo somos amigos. ¿Pero ella? No la vi por lo que estaba haciendo, pero me percaté luego de que Sohryu le llamara la atención. Claro, me sacó un poco de onda, pero lo dejé pasar porque pensé que sólo lo hacía por curiosidad, al igual que yo. Después de degustar todo como siempre, me retiré por unos minutos a la terraza. Me aferré a la reja perimetral y vislumbré el paisaje, pensando en otras cosas para no ponerme a indagar mucho en eso. Estuve por algún tiempo en solitario, en paz, pero esto se vio interrumpido cuando se abrió la puerta. Claro, miré para ver de quién se trataba. Pensé que sería Hikari para decirme algo, o Kensuke para buscarme, pero no. Era Toji. — ¿Toji? ¿Cómo te fue en la dirección? - le dije inmediatamente. — ¿Puedo... decirte algo? — Claro. Somos amigos, puedes decirme lo que quieras. Se acercó a mí. Se le veía con una expresión baja en el rostro, parecía pensativo. ¿Qué le habrán dicho en la dirección? — ¿Te ocurre algo? - le pregunté, viendo su aparente y evidente estado de ánimo. — Me acaba de pasar algo, pero... no sé cómo reaccionar. - me dijo. — ¿Pues qué fue lo que te dijeron? Miró hacia la derecha, como si hubiese visto a alguien, pero no. Sólo revisó que estuviéramos únicamente nosotros dos presentes en el lugar. Con esto como afirmativo, procedió a responder a mi pregunta. — Una mujer... vino a visitarme. — ¿Una mujer? ... No. No me digas que tu hermana vino a verte. No me lo creo. Sakura es algo pequeña para saber dónde estudias. - dije, comentando la primera opción que se me vino a la mente. — No, amigo. No fue mi hermana. — ¿No? — No, se trataba de... una mujer rubia, y que portaba una bata de laboratorio. — << ... ¿Qué? ¿La doctora Akagi? ¿Pero qué estaría haciendo aquí? >> - pensé al oír esa descripción. — Me habló al respecto de lo que suelen hacer... en donde ella trabaja. — ¿Y... qué te dijo esa... señora rubia? — Me dijo directamente que... yo era un Elegido. — ¿U-un Elegido? ¿Q-qué quieres decir? — Que... soy el Cuarto Elegido. Seré tu compañero de EVA. ¿Qué cosa acaba de decir? En serio, ¿lo he oído bien? No me lo creía para nada, pero nada. Ahora Toji Suzuhara, uno de mis mejores amigos en Japón, iba a ser un piloto de Evangelion, justo como yo (y las otras, pero no quiero mencionarlas, aunque... ya lo hice). Al principio yo tampoco sabía cómo reaccionar, estaba justo como él, pero con el paso de los segundos (y muy pocos, de hecho), esa incertidumbre se fue transformando en (inexplicablemente) alegría. — Guau... Eso... es... ¡increíble! - solté, demostrando mi extraña felicidad. — ¿Ah, sí? — Sí. Ya no seré el único piloto masculino de EVA. Además, así ya no nos veremos solamente aquí, en la escuela, sino todos los días. ¿No es grandioso? Bueno, lo único malo será aguantar el ego de Asuka, aunque de eso ya me encargué yo. — ... Sí, es grandioso, pero... — ¿Eh? — No sé si quiera relacionarme al 100% con NERV. Tú ya sabes que mi papá y mi abuelo están muy ocupados trabajando ahí, por eso es que tengo alguna relación algo vaga con ello. Sin embargo, si acepto, o mejor dicho, cuando me toque pilotear, estaré completamente inmiscuido. — Y... ¿qué tiene de malo? — Que... tengo miedo. — ¿Miedo? ¿Por qué? — Miedo de que, si subo a uno de esos robots y muero, mi hermana se quedará sola. Ella lo es todo para mí en este mundo, y yo lo soy todo para ella. Ya te lo he dicho, pero mi hermanita Sakura resultó afectada por el primer Ángel que apareció. — Ah, sí. Eso. Lo recuerdo bien. Fue por eso que me odiaste con toda tu alma. — Iba a aceptar sólo con la condición de que nada le pasara a mi hermana. En serio, no quiero que nada le pase. Realmente se preocupa por su hermana menor, más de lo que yo lo hago con el mío. Pero... ¿miedo? ¿Acaso no sabe que yo siempre siento ganas de zurrarme en los pantalones cada vez que me toca salir a pelear? Claro, él no lo sabe, pero los demás sí, y hablo de Misato, (inclusive) la doctora Akagi, mi psicóloga y hasta mi novia, a quien ya le he revelado muchas cosas de mí, como que ambos somos los hermanos de en medio (ah, claro, olvidé decirlo. Creo que ya sabes que tengo un hermano, ¿no? Es menor que yo y, sin embargo, no es el único que tengo. En realidad, al igual que mi novia, soy el medio de tres hermanos, pero mi hermano mayor... no está con vida. Él falleció antes de que yo naciera. Eso es lo que me han contado mis papás), evitar hacer comparaciones con la chica anterior y, sobre todo, el mismo sentimiento que comparto con mi amigo aquí presente, que siempre suelo ocultar para no quedar mal con nadie, sobre todo con Asuka, que ya sabes cómo es ella de creída. Viendo que se había formado un pequeño silencio luego de que él me dijera eso, quise contestarle con algo de sinceridad. Me puse a su nivel (no para golpearlo, obviamanete) y dialogué. — ¿Piensas que sólo tú tienes miedo de subirte a un Evangelion? — ¿Por qué lo dices? Creí que tú ya habías superado ese temor a morir y que, por eso, te enfrentabas a esas cosas sin nada de qué preocuparte. — Déjame decirte que te equivocas, amigo mío. Yo también estoy aterrado, al igual que tú. Ese sentimiento regresa a mí cada vez que tengo que subirme al EVA-01. Siempre llego a pensar que podría morir, dejando a mi familia en México, a Misato, a ti y a Kensuke, que son mis amigos, y a... muchos más. - le dije, casi relatándole de mi noviazgo. — ¿Lo dices en serio? — Lo digo completamente en serio. No te miento cuando te digo aquí mismo que cada vez que me subo una vez más, me dan ganas de gritar como toda una nena. Bueno, exagero. Sólo me pongo nervioso y ya. — Y yo que llegaba a pensar que ya superaste eso. — No, no es así. Me aterra, pero tengo que cumplir con mi deber, después de todo. Como dijiste, tu papá y tu abuelo trabajan en NERV, y de seguro escuchaste de ellos que, si alguno de esos monstruos llega hasta cierta presencia que está en la parte más profunda del GeoFremte, será el fin del mundo. Esa es mi deber, impedir que ocurra. O mejor dicho, nuestro deber, ya que tú ya formas parte del grupo. Volteó hacia un lado, tomando algo de aire. — ¿Tú piensas que hice bien al aceptar ser un piloto de EVA? — Créeme, no te arrepentirás. Sólo debes tener cuidado con el daño que te hagan, porque en serio, es muy real. - le comenté, poniendo mi mano en su hombro. Fui capaz de hacer que sonriera levemente luego de que me mirara de nuevo. Veo que soy un buen amigo, más que lo que fui con mis ex-compañeros en México (parece que la doctora Ikari tiene razón, después de todo). — Gracias, Helio. — No es nada. No me gusta ver a nadie en ese estado, y más si es por algo que tenga que ver conmigo. — Eres un gran amigo. — Ji, ji, gracias. - agradecí, algo halagado. — Mejor volvamos al salón, que a ya sabes quién no le gusta que estemos fuera todo el tiempo. — Si, ya sé. Ya la conozco muy bien. Antes de que abandonáramos aquel lugar, mi amigo hizo una última observación. — Pero ¿sabes?, últimamente se ha vuelto más flexible. — ¿Flexible...? - pregunté, obviamente con falsa sorpresa. — Sí, flexible. Con esto me refiero a que ya no es tan estricta con la clase, sobre todo con nosotros, en especial contigo. ¿Por qué será? Aquí sí que traté de ocultar mi nerviosismo muy bien, por lo que le dije algo con un miedo disfrazado. — No sé, tal vez sea porque alguien ya la hizo entrar en razón. Tal vez se trate de Asuka, que ya ves que entre brujas se entienden. - dije, sintiéndome mal por llamarla "bruja". Hasta hice una cara de "¿Qué acabo de decir?" mirando hacia otro lado. — Mmm... Puede que tengas razón, amigo. Pero por lo pronto, será mejor que ya nos vayamos. — Sí, ya me aburrí de estar aquí. Ah, y una cosa más: trata de no pelearte tanto con Hikari. En serio, sus peleitas ya me han colmado la paciencia. - le aconsejé, aunque más bien disfracé otra cosa, que era que... no me gustaba verlos pelear, y menos verla enojada. Me recuerda a mí, sólo que con un nivel de violencia mucho más moderado que el mío. — Sí, viejo. Trataré de no discutir demasiado con ella. — Eso espero. - finalicé, entrecerrando los ojos y dándole una palmada en la espalda. Ahora sí que sí, nos fuimos de ahí. Más tarde, me enteré de que Kensuke también sabía lo del EVA-03. Al principio me sorprendí, pero luego recordé lo que me dijo hace tiempo, que su papá (al igual que los parientes de Toji) también trabaja en NERV (en serio, ¿toda persona que conozco en esta ciudad debe tener algo que ver con la organización? ¿Eh? De hecho, algo que recuerdo es que la hermana mayor de Hikari, Kodama, actuó de manera extraña cuando fueron por mí. ¿Por qué será? ... ¿Y por qué siento que ya dije esto antes?), más específicamente en la unidad de inteligencia, que fueron los que, junto con otras secciones, se descontrolaron y se vieron sumidas en el caos por la supuesta desaparición del Evangelion 04 en conjunto a una rama entera de NERV. Sigo pensando en que esa susodicha desaparición no fue real, sino que que están ocultando alguna otra cosa, y ¿qué puede ser eso? No lo sé. Bueno, no importa. Lo que sigue puede llegar a ser algo confuso, ya que si bien logré que Toji recuperara un poco su confianza en sí mismo, cierta personita no le quitaba la mirada de encima. Y no, no hablo de Kensuke, de Asuka o de mí. Se trataba de mi novia, ¡mi novia! Sé que he procurado no ser celoso o una persona tóxica, pero es que eso me da curiosidad. ¿Por qué lo vería a él? Aunque tengo que entender que es comprensible, y más porque yo mismo le conté lo que le pasó a mi amigo. Vi con mis propios ojos cómo ella se preocupó por él, y aquí tengo que decir que la apoyo, pues yo también me puse así al momento en que me dijo todo. Aun así..., no puedo sentirme raro, como si sospechara de algo más. ¿Será que... acaso...? ... No, no lo creo. No debo dejarme llevar por esa clase de pensamientos. Es la primera relación que tengo en mi vida y no pienso echar todo a perder por culpa de unos miserables celos. No lo haré. Terminaron las clases, y con ello, todos nos retiramos (al menos en esta ocasión no nos tocó quedarnos a todos a limpiar, o que uno de nosotros lo hiciera por sí mismo, ya que me ha llegado a tocar, y aunque siento que me veo obligado a hacer por las costumbres japonesas, la única razón por la que lo hago es que estoy siendo vigilado por ya tú sabes quién). Mientras mis amigos y yo íbamos caminando de regreso por nuestro sendero habitual, conversábamos a detalle sobre lo que pasó en la tarde. — ¡Ay, Toji, cómo te envidio! ¡Como quisiera estar en tu lugar! - se quejaba Kensuke, ya que él quería ser un piloto. Si tan sólo supiera lo que se sufre con ese trabajo... — No, Kensuke, no te emociones. Ustedes ya me han visto sufrir a bordo del EVA, así que pueden tener por seguro que ser un piloto no es chido, para nada. - le comenté. — Sí, lo recuerdo, pero ¿sabes?, no pienso que me vaya a ocurrir eso. - habló ahora Toji, el nuevo Elegido. — ¿Ah, no? — No, Kensuke. Tengo una buena corazonada. — << Pues tú, pero a mí me dio un mal presentimiento. >> - pensé. — De cualquier modo, Toji, tendré todos los detalles de lo que te pase mañana con la activación del EVA-03, que tengo entendido acaba de llegar hace unas horas. — Yo no podré ir a ver eso, tendré que asistir a clases. Qué flojera... Pero eso no quita que Misato va a estar supervisando todo. — ¡¿Misato?! - exclamaron los dos, sacándome un pequeño susto. — S-sí... ¿Por qué? — ¿Por qué no me dijiste que esa belleza iba a estar presente en mi prueba de activación? ¡Tendré que ir bien preparado! — ... Vale... Algo que no me gusta de Misato (puede sonar muy raro, lo sé) es que llama demasiado la atención con su figura. Sí, reconozco que es despampanante, pero..., cuando tiene que asistir a la escuela a por calificaciones, se vuelve un calvario para mí. ¿Por qué? Porque siempre llega derrapando, llamando la atención del todo el mundo. Y cuando se baja de su deportivo..., aquí es donde empieza el bochorno para mi persona. ¡Todos los demás chicos de la escuela comienzan a llenarla de piropos y halagos por su apariencia! ¡Hasta Toji y Kensuke se asoman embobados hacia la ventana para apreciarla, y es mucho peor cuando lleva algún atuendo que haga que revele mucha piel! ¡Lo peor de todo es que Kensuke agarra su cámara y se pone a filmarla! Esto me apena bastante, ya que si bien es mi tutora, le he dicho mil y una veces que no use ropajes tan reveladores cuando visita mi instituto, ¡pero nunca me ha hecho caso! ¿Acaso le gusta llevarme la contraria? Y yo no soy el único que se altera al verla llegar, pues hasta Asuka e incluso Hikari se incomodan. Asuka porque sabe, al igual que yo, lo atrevida que puede llegar a ser nuestra tutora, mientras que Hikari... lo hace por la actitud tan infantil que ponen mis amigos (y hasta Shinji, que les sigue la corriente) mientras la ven. Es más, esto me recuerda a la última vez que hubo entrega de calificaciones en la escuela (no diré mis resultados para que no te burles, pero sólo te comentaré que mis puntuaciones más altas fueron en inglés y, sorprendentemente, educación física). Ya le había notificado de la misma, por lo que se presentó. En cuanto llegó (de la manera que he descrito anteriormente), pasó lo que ya dije, y mis dos amigos se acercaron estupefactos por la belleza de mi capitana (¿y cómo podría culparlos? Hasta me han dicho que soy un afortunado), mientras que yo me cubría el rostro con las manos por la vergüenza, Sohryu observaba todo incrédula, Ayanami estaba en la que yo llamo "pose Gendo" y mi novia se enojó por el comportamiento que habían obtenido mis camaradas hace unos instantes, llamándolos "inmaduros" (algo que he notado es que ya no nos llama tanto "tres chiflados"). No hablé ni me acerqué a la ventana en esos momentos. Estaba tan enfocado recordando aquel día que mis acompañantes me hablaron varias veces para que reaccionara. — ¿Helio? Helio, estamos aquí. - me dijo Toji, moviendo su brazo delante de mí. — ... ¿Eh? ¿Qué? - solté, recobrando el sentido y saliendo del mundo de los recuerdos. — Te perdimos por unos momentos. ¿En qué estabas pensando? - me pregunta el de lentes y cámara. — Oh, en... nada, no pensaba en nada. - mentí. Ambos se miraron mutuamente y luego se enfocaron en mí por unos segundos, poniéndome nervioso. — ¿Por qué pienso que estabas acordándote de Misato? — ¡¿Qué?! — Sí, viejo. A nosotros no nos engañas. Estabas pensando en ella, ¿o no? — B-bueno, pues... sí. - dije la verdad. — ¡Lo sabíamos! ¡Sabíamos que no podías dejar de quitarle ni los pensamientos de encima a tu mentora! — ¡Es cierto! Como se me acercaron un poco, di un par de pasos hacia atrás. Me estaban asustando. — ¡No puedes dejar de pensar en Misato porque vives con ella° ¿O nos equivocamos? - llegaron incluso a sincronizarse y hablar al mismo tiempo, ¡sin siquiera ponerse de acuerdo! ¿Qué estaba pasando aquí? — N-no, amigos. No me malinterpreten. Sí, estaba pensando en Misato, pero no de la manera en que ustedes piensan. - traté de escudarme. Se me quedaron mirando de manera un tanto graciosa viéndolo desde otra perspectiva, pero desde la mía, parecía que me estaban acosando, o mejor dicho, me fulminaban con la mirada, justo como hacía mi papá al momento de enojarse (no sé si yo saqué esa cualidad). — ¿Cómo podemos estar seguros de lo que dices? — Sí, ¿cómo? — ... ... - ya me estaba sintiendo muy incómodo, por lo que decidí ponerle un punto final a este momento tan extraño. - Miren, mejor dejemos de hablar de mi capitana y concentrémonos en otras cosas. ¿Les parece? Se observaron mutuamente una vez más y asintieron, por lo que me dejaron en paz, poniéndole fin a este momento... cómico (para ti, claro). Seguimos caminando y terminamos hablando de otras cosas, sobre todo de la elección de Toji. Sí, todavía estaba nervioso, pero me las arreglé para subirle el autoestima una vez más. De ahí en adelante, llegó un punto en el que los tres nos despedimos y regresé caminando yo solo hasta mi casa. Mientras caminaba hacia allá, varias cosas que habían transcurrido antes vinieron a mi mente, como la señorita que cayó del cielo o ese chico que me recordó a Rei Ayanami. ¿Qué habrá sido de ellos? Llegué a mi apartamento y fui recibido por mi capitana, que me dio la predecible noticia (porque ya me había enterado) de que mi compañero y amigo Toji sería el Cuarto Elegido. Ella lo dijo de manera que se veía preocupada por mi reacción, pero por mi parte..., reaccioné indiferentemente. Obviamente se preguntó el porqué, y le dije que el mismo ya me lo había dicho todo. El resto del día fue de lo más normal, pero eso sí, lo que más rondaba por mi cabeza era la futura compañía de Toji en el pilotaje de EVAs. Con esta idea en mente fue que me dormí. ¿Qué pasará mañana? NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Al día siguiente de que ocurrieran todos estos acontecimientos (el viernes 21 de agosto del 2015), como la revelación de la doctora Ritsuko Akagi hacia Toji Suzuhara de que él era el Cuarto Elegido designado a pilotear el Evangelion unidad 03, ocurrieron varias cosas. Una de ellas ocurrió en la mañana, antes de que los tres pilotos fueran a tomar sus clases. Asuka Langley Sohryu fue testigo de cómo su unidad EVA era almacenada para darle espacio a la nueva unidad entrante. — ¡Oigan! ¿Por qué tienen que congelar mi unidad EVA? - se quejaba, reclamándole a la misma doctora porque era quien estaba a cargo del proceso. — ¿Acaso no conoces el tratado del Vaticano? Sólo nos permite tener tres EVAs por país. - le explicó. — ¡Eso no tiene ningún sentido! Y en ese caso, ¿por qué no congelan la unidad 00? Pienso que esa es la unidad menos importante, no sólo por ser de la niña modelo, sino también porque es un mero prototipo. — Lo siento, pero son órdenes del comandante Ikari. Viéndose resignada por enterarse de que la orden venía directamente del alto directivo de NERV, la chica sólo pudo ver (con cara de desdén y algo de ira) cómo su mecha era almacenado en una bóveda gigantesca.. — Saben mejor que nadie que no hay nadie más capaz. Pero sólo yo puedo pilotearlo. Después de esto, Sohryu procedió a tomar un elevador para ir por lo que le faltaba con tal de irse al colegio, sólo para toparse en el mismo ascensor con alguien que todavía no apreciaba mucho: Rei Ayanami, la "hija" del comandante. Segundos después, la Primera Elegida oprimió un botón, por lo que el elevador comenzó a moverse. Se formó un silencio mientras las dos se dirigían a recoger sus maletines. Rei estaba pegada a la puerta, mientras que Asuka se encontraba más atrás, cruzando los brazos y apoyando un pie en la pared que tenía a sus espaldas, con una expresión de seriedad en su cara, algo que es característico de ella. Pasaron varios segundos y ninguna se dirigía la palabra, y no porque se llevaran tan mal (de hecho, gracias a Helio es que ambas han aprendido a soportarse y llevarse mejor), sino porque estaban pensativas. ¿Por qué? Porque su capitana les informó, al igual que con el Tercer Elegido, la nueva noticia, provocando una reacción "neutral" en la Primera y enojo en la Segunda, ya que tenía en su cabeza la idea de que tendría que soportar a dos de los "tres chiflados". Finalmente la que rompió el hielo fue Ayanami, que se pensó por unos segundos lo que iba a decir. — ¿Qué piensas sobre lo que nos informaron? — ¿Que qué pienso? ¡Pienso que es una tontería! ¿Cómo se les ocurre escoger a un tonto como Toji? ¡Sólo falta que Kensuke sea el Quinto Elegido! Si eso pasa, ¡tendremos que soportar a los tres chiflados aquí mismo todos los días! Me hierve la sangre con tan sólo pensarlo. — Yo creo... que fue una buena elección. — ¿A qué te refieres? — Opino que Toji Suzuhara podría ser un buen compañero, no solamente de escuela, sino también de combate. — ¡¿Acaso tú también planeas ponerte del lado de Misato y Helio?! ¡¿Soy la única que puede ver con claridad lo que nadie más ve?! — Asuka, Helio te ha dicho que tienes que controlarte y ya no ser tan explosiva. — ¡Sí, puede que me lo haya dicho, pero no pienso seguir las órdenes de un muchachito que todavía sufre de problemas de depresión y baja autoestima, y que encima recibe un trato especial de parte de Misato! Se formó un pequeñísimo silencio, pero fue interrumpido nuevamente por Asuka. — ¡En cierto punto, Helio me recuerda a ti, ya que ambos sólo siguen las órdenes sin dudarlo un solo instante! Debido a que no tenia a la mano las pastillas que suele tomar, Ayanami comenzó a sufrir de un pequeño ataque de ansiedad. — ¡Oh, lo que faltaba! Aún con todo y su problema, la chica de cabello azulado y ojos rojos se dio la vuelta, con una mano ejerciendo fuerza sobre su pecho, para encarar a su compañera piloto. — ¿Qué? ¿No ibas a quejarte, acaso? — No... No voy a quejarme... — ¿Mmm? Creí que comenzarías a agitarte y a respirar más rápido... — Intento... mantenerme bajo control... — ¡Oh, cierto! ¡Tomas medicamentos! Es una lástima que no los lleves contigo todo el tiempo. ¡Ja, ja, ja, ja! La joven que no padecía de ninguna enfermedad alzó la mano para intentar darle una cachetada a la otra sólo para "hacerla entrar en razón", pero esta misma, que todavía sufría de ansiedad, usó su otra mano para detener el golpe. Langley se sorprendió porque, aún con su ataque de hiperventilación (similar a los que tiene Helio mientras se enfada) y una mano ocupada, su acción fue impedida. Primero observó hacia su mano sujetada y luego hacia quien sería su víctima, quien la miraba con una expresión de enojo, similar al que tenía momentos antes, y una mirada que hasta podría decirse que es penetrante, y no precisamente por el color rojizo de sus ojos. — Hmm... Vaya, veo que eres más fuerte de lo que pensé, después de todo. - comentó la agresora, cerrando sus ojos por unos segundos. El elevador llegó a su destino. Ambas salieron con seriedad, pero antes de que Rei lo hiciera completamente, Asuka se puso delante de la puerta del ascensor para que no se cerrara. — Una cosa más: ¿qué es lo que piensas del tonto? — ¿Hablas de Helio? — ¡¿De quién más voy a estar hablando?! ¡Claro que sí! ¡Vamos, ya, contesta! Aún con su respiración algo agitada, pudo pensar en lo que iba a decir. — No lo sé, pero... gracias a él... me siento más cálida por dentro. Deseo que... todos se sientan así cuando estén cerca de él. — Ya entendí. - respondió su compañera, que aparentemente había malinterpretado esta oración y, como resultado, se retiró enojada, dejándola encerrada. La muchacha de cabello anaranjado se fue refunfuñando a recoger su maletín, mientras seguía con la idea que se le había quedado grabada en su cabeza. — ¡Y hablando de ser una estúpida de proporciones titánicas! ¡Eso sólo demuestra que estás enamorada de él! - se dijo a sí misma, sin saber que lo que le dijo la otra no era exactamente eso. Llegó hasta donde debía esperar a Helio para irse los tres juntos a la escuela (o cuatro próximamente, ya que Toji sería incluido). Tomó su maletín y esperó impacientemente a que el Tercer Elegido regresara de su cita diaria con la doctora Yui Ikari. En el proceso, la "hija adoptiva" de la citada mujer se hizo presente en el lugar, algo sentida por lo que había pasado hace unos minutos. Además, aún se mostraba con hiperventilación, por lo que se dispuso a tomarse su medicamento, que la hizo calmarse en cuestión de poco tiempo. Se unió a su compañera malhumorada para esperar al tercero. A medida que pasaban los minutos, las dos chicas cruzaron miradas. Asuka tenía una mirada asesina, y por su lado, Rei ya no quería tener otro conflicto que afectara la relación de compañerismo que las dos tenían. Aun así, no se dirigieron la palabra en todo el rato. Un rato después, Helio por fin hizo acto de presencia, pues ya había finalizado su terapia del día. Al encontrarse con Sohryu y Ayanami, este se percató de que estas habían tenido un pleito, por lo que las obligó a disculparse la una a la otra o amenazaría con decirle todo a Misato. A regañadientes, las dos aceptaron y se dieron un apretón de manos. Ya en la escuela, los tres notaron que alguien faltaba: Toji. La razón era muy simple, y es que no asistiría a clases porque se preparía para activar la nueva unidad que fue traída desde Estados Unidos para él, y que había llegado el día anterior. Sin embargo, Helio, Asuka y Rei no fueron los únicos en sentir algo por la ausencia de Suzuhara, sino también su otro amigo, Kensuke, y (para la sorpresa del protagonista principal de esta historia) Hikari, quien fuera su ex-novia. Junto con el Elegido mexicano, ella era la más preocupada por la falta de la presencia de quien fuera su viejo amor. Durante las clases, mientras el resto de la clase o su novio no observaban, ella contemplaba el asiento vacío y ponía una cara de preocupación y melancolía. Si Helio hubiera visto esto, se levantaría inmediatamente y pediría una explicación, pero este no fue el caso. Observando el pupitre solitario, la representante del grupo pensó en una cosa: — << Toji, sé que fuiste seleccionado para ser un compañero de pilotaje de EVAs de Helio. Asuka me lo ha confirmado. Y sé que ya no debería sentir nada por ti, pero..., desde que te vi con esa cara de melancolía, parece... que estoy haciendo lo incorrecto. Creo... que aún siento algo por ti. >> - dijo en su mente, cosa que si Helio escuchara, se habría vuelto loco. Ya más entrada la tarde, llegó el momento de la prueba de activación del EVA-03. Esto se llevaría a cabo en la Base experimental secundaria de Matsushiro, cercana a la capital actual del país (Tokio-2) y que había sufrido modificaciones en su estructura con la intención de que fuera la sede de lo que estaba por llevarse a cabo. En los días recientes se construyó una jaula para almacenar al EVA-03, que ahora estaba siendo ocupada por el mismo robot. Mientras tanto, en el centro de control, la coronel Misato Katsuragi y la doctora Ritsuko Akagi supervisaban varias cosas antes de que la verdadera acción comenzara. — Bien, llegó la hora. - comentó la tutora de los chicos, expresando abiertamente y a todo pulmón su aburrimiento. — Se nota su emoción, coronel. ¿Está consciente de que ahora tendrá cuatro EVAs bajo su responsabilidad? — Cuatro Evangelion bajo mi control... Podría destruir el mundo si me lo propusiera. - dijo la coronel de NERV a modo de broma. — ... Sólo quería confirmar una cosa antes de empezar: ¿Cómo reaccionó Helio ante la noticia? — Contrario a lo que pensé, se lo tomó muy bien. Eso me sorprendió, y mucho, ya que creía que se alteraría o incluso se enojaría, pero no. Aceptó que uno de sus amigos fuera un piloto, lo cual me alivió del estrés que tenía. Un mensaje llegó a los oídos de ambas, donde se informaba de que el Cuarto Elegido había llegado. — Bueno, vamos a verlo. - dijo la coronel. Suzuhara se presentó antes las dos mujeres, mostrando esta vez un semblante de respeto. Sabía que este no era el momento de halagar a Misato, pues tenía a la doctora Akagi como compañía no deseada. Se le proporcionó un traje de conexión de color azul oscuro y gris de la misma intensidad en su parte superior y mangas Seguidamente, se le dio la orden de dirigirse al EVA para comenzar, sin saber lo que le esperaba. Cuando el chico estuvo adentro de la cápsula de inserción, comenzaron los debidos procedimientos para poner en marcha la unidad Evangelion. Al principio, toda era miel sobre hojuelas. Sin embargo, al momento de que se establece la conexión neuronal, algo ocurre. Saltan las alarmas dentro de la cabina de control. — ¡Interrumpan el proceso! ¡Corten todos los circuitos! - ordenó la doctora Akagi. A pesar de los esfuerzos de los técnicos, el Evangelion 03 seguía moviéndose. Esto empezaba a recordar a aquella batalla que tuvo la unidad 01 contra el Tercer Ángel mientras era piloteada por primera vez por Helio, donde se había activado sola. Aquí parecía repetirse lo mismo, ya que el bio-mecha se forma errática y agresiva. — ¡¿Qué está pasando?! - exclamó Misato, buscando tener una solución rápida. Es aquí cuando el Ángel entra en escena, revelándose como una masa amorfa de color azul brillante que envuelve la cápsula de inserción. — ¡¿Un Ángel?! - volvió a decir. El EVA abre las fauces con las que contaba, soltando un poderoso rugido y, después, provocando una tremenda explosión en forma de cruz (la típica silueta que toman los estallidos cuando ocurren). ¿Qué sucedió con la base de Matsushiro, la coronel Katsuragi y la doctora Akagi? Eso se sabrá después, ya que ahora el nuevo enemigo va en camino hacia encontrarse con Lilith y provocar el Tercer Impacto. NOTA: A partir de ahora, la historia vuelve a ser contada por Helio. Ahora estamos a viernes 21 de agosto del 2015. Ya va a atardecer, y por fortuna salimos de clases justo antes de que nos informaran por medio de nuestros móviles de que algo malo había ocurrido. Por lo que parece ser, un nuevo Ángel fue detectado en Matsushiro, y venía para acá. ¿Matsushiro? Ahí es a donde fue Misato junto a la doctora Akagi para supervisar el desempeño inicial de Toji. Y hablando precisamente de él..., ¿qué le habrá pasado? — Hey, ¿dónde está Misato? - pregunté, preocupado. Más que nada, estaba desconcertado. — ¡Tu querida Misato no pudo venir el día de hoy! ¡Tendremos que actuar por nosotros mismos! ¡Y espero que no te pongas a llorar como siempre lo haces! - me dijo Asuka, furiosa, como siempre. En serio que no me agrada para nada ese mal genio que se carga. — Oye, sabes que no puedo hacer las cosas por mi propia cuenta. ¿Quién supervisará esto? — El comandante Ikari se hará cargo de esto, Helio. Él tomará las riendas de la operación. - me comentó Rei, y me sorprendió en que no se dirigiera a él como su "papá". — ¿El comandante? - repetí. — Así es, Helio. Yo me encargaré de esto. Puedes tener confianza. - recibí una respuesta de parte del mismísimo señor Ikari, poniéndome ligeramente nervioso. — M-muy bien, señor. Como usted diga. - no me creía que al fin el comandante tendría una intervención directa en algo. A lo lejos, los tres visualizamos al objetivo. Cada uno de nosotros tres lo veía, pero yo usé el zoom para ver más de cerca. Todo el mundo se llevó una gran sorpresa al descubrir que el nuevo Ángel era el propio Evangelion unidad 03. Mi mal presentimiento se había hecho realidad, para mi desafortunada suerte. ¡Toji había pasado a ser un Ángel, justo como me pasó a mí! — Como lo sospechaba... - comentó Fuyutsuki, y parece que él sabía que algo así podría pasar. — Traten de expulsar la cápsula de inserción. - ordenó el comandante, pero no hubo resultados. — Parece que rechaza la señal. - se indicó. — ¿Estado del piloto? — Respira y tiene pulso, pero... - informó Hyuga, pero ya no dijo más detalles. — ¿Pero... qué? ¡¿Pero qué, Hyuga?! - dije, algo nervioso, más que hace rato. Quería saber qué seguía después de ese "pero". — Por desgracia, debo de decir que hemos perdido al Evangelion unidad 03. Clasifíquenlo como el Décimo Ángel. El EVA-03..., digo, el Décimo Ángel seguía caminando como si nada. Los tres lo teníamos en la mira. — Rei, Asuka, Helio, el enemigo se dirige hacia ustedes. Traten de detenerlo a toda costa. - nos ordenó el comandante. — Sí. - respondimos los tres al mismo tiempo. A mí ya se me estaba subiendo el pulso de tener que imaginarme acabando con otra persona, y más por lo que había ocurrido unos días atrás donde, como ya sabes, participé indirectamente en la muerte de los dos colegas de Mana Kirishima. No quería volver a hacer algo así, pero por lo visto, no tenía otra opción. De la misma forma en que lidiaron conmigo como el Octavo Ángel (del que, como resultado de la infección que el mismo me hizo, tuvieron que ponerme en cuarentena durante algún tiempo. Últimamente no he sentido nada malo, pero... creo recordar algo), había que ponerle un alto a Toji, aún si pierdo mi amistad con Kensuke, aún si... aún si Hikari piensa que me he convertido en un asesino. ... ¿Por qué me estoy imaginando esta clase de cosas? Ayanami y Sohryu fueron las primeras en interceptar al Ángel. Primero lo primero: a Asuka la hizo papilla casi de inmediato (lo cual le va a abrir una herida en el orgullo. Ya me lo imagino), mientras que Rei dudó un poco en si atacar o no, aprovechado por el oponente para azotarla contra el piso y tratar de infectarla, y como "solución", el comandante ordenó que se separara el brazo izquierdo de la unidad 00, aún cuando su "hija" todavía estaba sincronizada. De hecho, cuando Maya Ibuki le cuestionó sobre esto último, él se limitó a decir... — Esto me dolerá más a mí que a ella. - comentó, y se dirigió a quien consideró parte de su familia. - Rei, perdóname. Ella sólo alcanzó a soltar un "¿Eh?", y acto seguido, el brazo izquierdo de su unidad se soltó por medio de explosivos, cayendo a un lado de ella. Por su parte, ella soltó un grito de dolor y, pues, ya sabes, se llevó el otro brazo a la parte de su cuerpo que más le dolía. En serio que hay veces en que odio esto de la conexión neuronal. — P-papá... - soltó ella, adolorida. — Brazo izquierdo cortado. La piloto está herida. - dijo Maya otra vez. Ahora todo dependía de mí. — No puede ser. - comenté, sorprendido por la bestialidad que presentaba nuestro objetivo. — Helio, el objetivo va hacia ti. Prepárate para confrontarlo. — M-muy bien. Al igual que pasó con Rei, me encontraba dudoso. No quería hacer esto, ya que Toji está ahí, y si ataco, puede ocurrir que lo mate, y como ya dije, no quiero que alguien más muera, y mucho menos si es un amigo mío. ¿Qué haría? ¿Atacar o no atacar? De la misma manera, el Ángel poseído tomó provehco de la situación y soltó un rugido que me asustó, y como por arte de magia, estiró uno de sus brazos hasta lo que parecía ser el doble de su tamaño original (y para muestra una imagen). Entonces hizo lo mismo con el otro y, para rematarla, hizo crecer dos brazos extra con los que empezó a hacer presión en mi cuello. Sí, quería ahorcarme hasta la muerte, y lo estaba logrando, pues perdía el aliento, y no solamente eso, sino que mi nivel de sincronización bajaba. Esto alarmó y preocupó a varios en la base. — ¡Rayos! ¡Disminuyan la sincronización al 60% de inmediato! - ordenó el vicecomandante, pero su compinche tenía otra opinión en mente. — No. - se negó, así de simple. — ¡Pero señor, el piloto podría morir! — Helio, ¿por qué no quieres combatir? - se dirige el comandante a mí. — ¡A-acabo de ver la cápsula de inserción envuelta por una masa azulada! ¡S-si consigo llegar hasta ella...! - decía, pero ya se me cortaba la respiración. — ¡Es un enemigo! ¡Debes eliminarlo! — ¡N-no es cierto! ¡Hay alguien dentro de ese EVA, y quiero salvarlo! — ¡Si no haces algo al respecto, morirás! — S-siéndole sincero, señor, e-es mejor morir que volver a matar a alguien. - le contesté, refiriéndome al incidente que ya te describí. El comandante Ikari entró en una crisis de nervios, algo no muy común visto en él, y no le pasaba únicamente al mismo, sino también a su esposa, mi psicóloga. No quería perder a su único paciente. — ¡Gendo, ayuda a Helio! - le exigió la doctora Ikari, viéndose más angustiada que su esposo. El señor se levantó de su lugar, impresionando a todos los presentes. — ¡Tenemos que salvarlo! ¡Rápido, activen el sistema de simulación! — ¡Pero señor, el sistema aún no está terminado! ¡Le hacen falta algunos ajustes y, además, necesitamos la autorización de la doctora Akagi! - le dijo Maya, haciendo que se pusiera aún más tenso. — ¡Lo sé, pero es la única manera en que podemos ayudarlo! ¡Actívalo ahora! — ... Como ordene, señor. De un momento a otro, dejé de sentir esa presión en mi cuello. pero también empecé a ver otra cosa. Un mensaje con letras verdes apareció. Ya me olía algo malo. Y esto se hizo evidente cuando una especie de torso se eleva desde donde yo estaba sentado y empuña por sí mismo los controles. Además, la cabina se iluminó de un color rojo, y me daba la sensación de estar recorriendo un túnel. Me asombré, sí, pero eso no me quitaba lo enojado y ansioso que me había puesto. — ¡Oigan, ¿qué mierda van a hacer ahora?! - recriminé. — Lo siento, Helio, pero es la única manera de salvarte. - me dijo el comandante. — ¿...? — ¡Comiencen el ataque! Los ojos de mi EVA se tornaron tojos (nada que ver con la infección del Octavo Ángel que recibí durante mi cumpleaños. Vaya manera de celebrar...). Además, el robot comenzó a actuar de manera un tanto... violenta, hasta me recordó a mí mismo cuando me enojo. Lo primero que hizo fue sostener al EVA enemigo de la misma manera en que me había hecho a mí antes. — ¿Entonces este es... el poder de la cápsula de simulación? - preguntó Maya, viendo la acción. Ignoró por completo todos los brazos que tenía encima y le realizó la misma acción de tomarle del cuello, con la única diferencia de que, pues... se lo rompió. Sí, se lo rompió (pobre de Toji). Seguidamente, lo azotó contra el suelo y... empezó a hacerlo pedazos, literalmente. El desquite dio inicio con un golpe directo a la cabeza, que básicamente la reventó y bañó las cercanías con la sangre y lo que había en ella. Ya sabrás que Maya Ibuki no quiso ver esto por ser algo sensible ante el líquido carmesí del cuerpo, así como por escenas que involucren tripas (mejor conocidas como "gore"). Le arrancaba pedazos de la armadura, incluso extremidades completas. Las calles y lugares cercanos a la sede de la batalla terminaron bañadas en líquidos corporales rojos y entrañas. Imagínate la cara de terror que pusieron todos en el cuartel general mientras presenciaban esta masacre. La única persona que puedo mencionar aquí es la doctora Ikari, y es que actuaba de manera similar a Maya, cubriéndose la boca con sus manos. Sí, sólo la boca, pero no toda la cara. Salí de mi impresión provocada por el momento y solté algunas palabras. — ¡Ya basta! ¡Señor, quiero que detenga todo esto de inmediato! Movía las palancas de la cápsula para tratar de hacer algo, pero no pasaba nada. Esto lo hacía mientras decía "Detente, detente, detente". — ¡Muy bien, ya fue suficiente! ¡Desactiven ese programa! - ordenó el líder de la organización, sonando... diferente a lo habitual, aún. — ¡A eso me refería, comandante! ¡No hay manera de detener el programa de simulación! - le contestó Maya, dando las malas noticias. — ¡No puede ser...! Mientras seguia intentando hacer que esto terminara, en vano, escuché un sonido. Me pregunté de qué se trataba, y... y se veía que el EVA agarró la cápsula con la mandíbula. Creo que ya sabía lo que iba a pasar. — ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! - gritaba, pero fue inútil. El Evangelion terminó por aplastarla con una mordida. - ¡Nooooooo! Y todos miraron esto. La mayoría sólo veía sin decir nada, Maya Ibuki, como siempre, se cubrió la vista, y el comandante hasta había visto modificado su típico comportamiento. Sí, reaccionó de forma diferente. Curioso, ¿no? Esta vez se preocupó por alguien que no estaba relacionado con Rei o con mi unidad robótica. Pasó un rato desde lo que ocurrió. De hecho, había anochecido hace un rato ya. Por mi parte, ya sabía que probablemente Kensuke ya no me dirigiría la palabra y que Hikari terminaría conmigo, ya me lo estaba viendo venir. Volví con mi pesimismo y mi depresión. Pensaba que las cosas sólo seguirían empeorando, pero entonces se abrió una línea de comunicación con alguien más. Se trataba de... Misato. — ¿Helio? ¿Estás ahí? — M-Misato... ¿Eres tú? — Helio, lamento que esto ya terminado así. - se le oia igual de triste que yo. — Misato..., Toji está... Fue el comandante. Quise detener todo, pero... me fue imposible. — Yo tampoco quería que pasara, pero... pero... Recibí una notificación de alguien más. Era uno de los operadores principales. — Confirmado: están sacando al piloto de su aplastada cápsula. - informó Maya. Como el sistema de simulación estaba desactivado desde que la cápsula fue aplastada, el EVA regresó su configuración normal, hecho que empleé para quitarme el objeto cilíndrico de la boca y colocarlo suavemente en el piso. Usé el zoom que podía usar en mi cápsula para apreciar bastante bien lo que pasaba. Miré a Toji, con su traje de conexión y una herida en la cabeza. Pero... no respondía ni se movía. — No se han detectado signos vitales en el sujeto. El piloto está... muerto. - informó Shigeru Aoba. El mundo se congeló para mí y mi pulso se detuvo en seco (ya sabes, dramatismo). ¡¿Q-qué es lo que había dicho?! ¡¿Toji está... muerto?! N-no... No... ¡Noooo! ¡¿Qué le diré a Kensuke?! ¡¿Qué pensará Hikari de mí?! ¡¿Cómo podré seguir adelante sabiendo que participé de manera más directa en esta muerte que en las dos anteriores?! ¡¿Cómo?! |
Capítulo 18
|
---|
Despertar |
Aún estamos a viernes 21 de agosto del 2015. Ha anochecido. Ya ha pasado un ratito desde que Toji Suzuhara, uno de los mejores amigos que he tenido en este país y seleccionado como el Cuarto Elegido, muriera a manos de mi unidad Evangelion controlada por algo llamado "cápsula de simulación". Estoy enojado. No, enojado no. ¡Estoy furioso! ¡Esos hijos de su malnacida progenitora me obligaron a hacer algo que no quería, y ahora me voy a desquitar! Ahora mismo estoy aún a bordo del EVA-01, dentro del GeoFrente, encima de las instalaciones del cuartel. Para que no pudieran expulsar mi cápsula, la sellé yo mismo para que así nadie pudiera interrumpirme (no me preguntes cómo me enteré de que se podia hacer eso). — Envíen un comando diferente a la unidad 01 de inmediato. - ordenó el comandante. — Rechaza la orden. - informa Makoto. — Expulsen la cápsula de inserción. — No se puede. Lo está denegando también. - dice ahora Shigeru. — Se ha encerrado... - comentó Fuyutsuki (vaya, hasta que al fin dice algo este anciano...). — Helio, debes salir de ahí ahora mismo. - se refiere el superior a mí, pero obviamente no estaba dispuesto a tener una conversación con ese señor. — ¡No pienso hacerlo, no después de lo que pasó hace rato! - suelto, demostrando abiertamente mi enfado. — Por favor, Helio, sal de ahí. Queremos hablar contigo. - me dice ahora la doctora Ikari, con quien sí fue algo más suave. — Discúlpeme, doctora, pero... no quiero salir. — ¡Helio, tienes que entender! ¡Si no fuera por el comandante Ikari, habrías muerto! - me dice Maya, hasta levantándose de su asiento. ¿Y qué fue lo que le respondí? — ¡¿Y tú en qué te metes, lesbiana?! - le grité, revelando algunos detalles de los que nadie parecía conocer. Tenía varios trapitos que podría sacar al Sol cuando quisiera, y uno de ellos es este. Piénsalo: ¿por qué Maya está tan apegada a la doctora Akagi? Yo ya me enteré, y de seguro tú ya lo habrás intuido. — ¿L-lesbiana? - respondió ella, cubriéndose la cara con sus manos por la vergüenza y llegando a sonrojarse. — Pero debes entender que fue lo único que se podía hacer. - se añadió Hyuga nuevamente, encolerándome aún más. — ¡¿Acaso están sordos o qué, carajo?! ¡¿Es que tienen problemas auditivos?! - respondí, lleno de ira. - El comandante... Ese hijo de perra asesinó a Toji... ¡con mis propias manos! - golpeé una de las palancas de la cápsula. A continuación, el EVA empezó a saltar con fuerza sobre la estructura de la pirámide. Sí, tenía intenciones de tirarla, de derribarla, de aplastar a todos. Puede decirse que estaba "haciendo un berrinche" (aquí es cuando Asuka tiene razón en algo. Y hablando de ella, ¿dónde estará?). — ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué lo hicieron?! ¡No es justo para nada! ¡A ver, comandante, súbase aquí y presencie cómo mata inconscientemente a alguien! ¡Lo reto! ¡Y sé que está ahí, así que responda! - lo reté, y sí, respondió. — Aumenten la presión del LCL al límite. - comentó este, a secas. — ¡Pero señor...! - soltó Maya, la "lesbiana" (a ver si no le creo mala fama en el cuartel). — ¡¿Querido?! - exclamó la doctora Ikari. — Es la única forma de detenerlo. El interior de la cápsula se iluminó nuevamente de un color rojo, sólo que ahora no era por el sistema antes activado. — ¡Por si no lo sabían, aún tengo el control completo de los circuitos! - señalé, cuando me sentí sofocado de la nada y comencé a perder el conocimiento. - Agh... Agh... Mal... di... ción. El EVA se desactivó debido a la aparente desconexión neuronal que hubo conmigo, por lo que cayó de la pirámide, a un lado de la misma (ah, y había iluminación, pues ya dije que era de noche). ¿Qué sucedió después? Yo no lo presencié, pero fueron a sacarme por la fuerza con un láser y, por órdenes de la doctora Ikari (quien se puede ver que es mucho menos estricta que su esposo), me trasladaron a un hospital, el del GeoFrente. En ausencia de mi tutora (de quien todavía no sabía qué fue de ella, al igual que la doctora Akagi. Espero que estén bien), ella fue a ver cómo me internaban. Como ya era de noche, tuvo que retirarse para poder dormir. Me quedé solo e inconsciente toda la noche. Al día siguiente (no sé muy bien a qué hora), despierto y veo que hay alguien haciéndome compañía: mi otro amigo, Kensuke. Con él sí me lo creo, ya que sé que su papá trabaja en la organización (ya lo ha reiterado muchas veces). — Hasta que al fin despiertas, amigo. - me dice, confusamente alegre (confusamente para mí. ¿Acaso no se dio cuenta de todo lo que pasó?). — ¿Kensuke...? - solté. — Estuviste inconsciente desde anoche. Por cierto, tuviste un día muy pesado ayer, ¿no es así? Ya estoy enterado de todo. ¡Oh, no! ¡Ya sabía que yo supuestamente había matado a Toji! ¿Qué pensaría de mí por tal acción? Ya he perdido a un par de amigos (Mana Kirishima, aunque no lo parezca, y ahora Toji), y no quiero quedarme sin amigos, que es algo que no me gusta. Sus palabras hicieron que me pusiera un poco nervioso, y aunque no se le veía molesto, triste o decepcionado, no quise comprobar cómo estaba internamente. Al contrario, fui yo el que demostró su tensión interna al actuar de manera deseperada. — ¡Por favor no me odies, Kensuke! ¡No fue mi intención matar a Toji! ¡Intenté salvarlo, pero entonces el comandante hizo algo y yo ya no pude hacer nada! - suplicaba piedad, juntando las manos y haciendo como si le rezara. Sí, estaba haciendo el ridículo con un amigo. — No, Helio, no estoy enojado contigo. - me contesta, sorprendiéndome. Y lo resalto bastante. — ¿Qué...? ¿No piensas que soy un asesino? - digo, totalmente incrédulo. — No. Me enteré gracias a mi papá que el señor Ikari, el papá de Shinji, mandó activar el sistema experimental de simulación para mantenerte a salvo, aunque eso significó que Toji acabara muerto en el proceso. Lamento que hayamos perdido a nuestro amigo. Tal parece que ya no seremos los "tres chiflados", como nos llama la jefa de clase. — ... - no respondí. - << Hikari... ¿Qué pensará ella de mí cuando se entere de esto? >< - pensé en ella. — Realmente extrañaré a Toji, y más por la promesa que me hizo hacerle, en el caso de que algo malo le pasara. — ¿Promesa? ¿Cuál promesa? — ... Me hizo prometerle que me haría cargo de su hermana menor, Sakura. Como su padre y su abuelo están todo el día trabajando en NERV, ellos no pueden ni siquiera verla. Ya sabes que la ausencia de tus figuras paternales o fraternales puede ser un punto muy malo en el desarrollo de una persona. — Eh... Sí, creo que ya sé a qué te refieres. — ¿Y tú cómo te sientes en este momento, Helio? — ¿Cómo me siento? ¿Qué quieres decir? — ¿No te sientes débil o exhausto? Noté que a veces me faltaba el aire, pero no era algo preocupante, ya que todavía estaba consciente. Respiré unas pocas veces, y no parecía que tuviese algún problema. — No..., no me siento raro. De hecho, me siento bastante normal. - comenté, hasta sentándome sin presentar algún inconveniente. — Qué bueno. Pensaba que no me pasaría nada, pero me equivoqué. De manera repentina, comencé a sentir dolor de cabeza, así que me llevé una mano a la misma, poniendo algo de fuerza. — ¿Helio? ¿Te sientes bien? Te pusiste raro de la nada. — Sí... Estoy bien... No tienes por qué... preocuparte... - soltaba, algo falto de aire, y terminé por perder el conocimiento. — ¿Helio? ¡Helio! ¡Reacciona, Helio! ¡Vamos, amigo, contesta! No desperté, sino que caí rendido en el acto. ¿A qué? No tengo idea, pero sentí una pulsación en el pecho que me noqueó al instante. Ya no escuché a Kensuke, ya no oí su voz. Parecía muerto, pero no lo estaba, sino que aún sentía. Pasó el tiempo, y ya no sentí a nadie a mi alrededor, dándome a entender que mi amigo Aida se marchó. Eso era triste, ya que hubiese preferido que se quedara conmigo, ya que es mi amigo. Oh, bueno, de seguro que le salió alguna urgencia y tenía que irse. Yo no soy nadie para meterme en la vida privada de mis conocidos. Además, que no quiero parecer que no tengo vida social y que me gusta asomarme en temas ajenos. No quiero dar una mala imagen. No tengo idea de cuánto tiempo transcurrió desde que dejé de sentir la presencia de Kensuke (mmm... Soné como si estuviera en el mundo de Dragon Ball, ya sabes, por lo de "sentir el ki"). Mi sueño profundo se vio interrumpido por la nueva introducción de una voz. Era femenina, y también familiar. No se trataba de Misato (de quien, como ya dije antes, no tenía ninguna señal de vida desde que se fue a Matsushiro), sino de otra persona más. — Helio... Helio... Despierta... - se escuchaba suavemente. Volví a abrir los ojos, lentamente (¿cuál lentamente? Lo hice apenas oí esa voz). Si lo dedujiste bien, ya sabes de quién se trata. — Hikari... - dije en voz baja, diciendo su nombre como si estuviera exhalando. Estaba sorprendido y feliz de que esté aquí. Pero... ¿cómo pudo acceder a esta localización, si es de acceso exclusivo para el personal de NERV? Era algo extraño. — ... Espera. ¿Hikari? ¿Qué haces aquí? ¿Acaso no sabes que este es el hospital privado de NERV? Estamos en el GeoFrente, en las instalaciones de donde yo trabajo. ¿Qué estás haciendo en este lugar? - dije, sorprendido, abriendo los ojos al completo y hasta sentándome. — Creo que nunca te enteraste de nada. Mi hermana mayor, Kodama, también trabaja aquí. - me revela. — Mmm... Eso explica por qué reaccionó de manera tan atípica ese día. Ya me lo venía oliendo desde entonces. - hablé de nuevo, pensativo, recordando aquel día del mes de junio (no me apetece recordarlo, y esto por pura flojera). — Sí, ya lo creo. Curioso, ¿no? Puso sus dos manos sobre la mía. También cambió su expresión a una cara de angustia y tristeza. Oh, sí, aquí vamos. — En cuanto me dijeron que te había pasado algo, me preocupé muchísimo. - me comenta, mostrando esos sentimientos que se le veían. — ¿Lo dices en serio? - dije, ya que, aunque sea mi pareja, ... sigo sin confiar en ella. ¿Qué clase de novio soy? — Claro que lo digo en serio. Eres mi novio, y no me perdonaría si te ocurre algo malo que ponga en riesgo tu vida. — Mmm hmm, veo que realmente ves por la integridad de los demás. Ahí sí que demuestras esa actitud maternal que te cargas, je, je... Ella sólo se puso un poco sonrojada y se volteó a un lado, algo apenada. — Sí..., ya sabes que yo soy así. - dijo, sonriendo ligeramente. — Ji, ji, ji. - me reí un poco. Al igual que el día anterior (que me dijo que ya pasó un día entero de que recibí mi previa visita), me sentía normal... de momento, así que aproveché para conversar con ella. Me contó que, ayer, ella y sus hermanas conocieron a un tal Hayato Hayasugi, y a lo demás no le presté mucha atención (pero qué distraído puedo llegar a ser, incluso con mi novia), y hasta me llegó a mostrar una selfie que se tomaron ellas con él. También le dije lo que sabía de su nombre (me refiero a su traducción), e hice un chiste sobre que ella era una "luz" y que podría pertenecer a la familia de un personaje ficticio (ya sabes, el protagonista de Mega Man Battle Network. ... Qué pésimo chiste me acabo de aventar), y otras cosas más, como que mis compañeras pilotos y mi tutora me visitaron antes que ella (ya me imagino que Asuka fue llevada a la fuerza), o que mi psicóloga fue a verme al poco rato de que Kensuke se fuera, pues ella sí estaba un poco preocupada por mi estado, y que además regañó al comandante Ikari (lástima que no pude ver esa escena con mis propios ojos. Habría dado hasta mi laptop por presenciarlo. ... No, de hecho no). No me salvé de tocar el tema de la muerte de Toji. Como pasara con Kensuke el día anterior, me puse nervioso, y más porque se trataba de Hikari, mi novia (y que también estuvo con el fallecido un año antes de mi llegada. Tengo más presión encima). Pensaba en la respuesta más lógica y coherente posible, sin terminar sonando como un imbécil, y tras meditarlo muy pero que muy bien, solté mis palabras super-ultra-mega pensadas. — ... ¡Por favor no me odies, Hikari! ¡Ya pasé por esto con Kensuke el día de ayer y, aunque con él terminé extrañamente bien. no quiero terminar perdiendo a alguien tan importante para mí como lo eres tú! ¡Eres la primera relación que he tenido en toda mi vida y me he esforzado al máximo para no regarla! ¡Créeme! ¡Por favor, te pido que me perdones! ¡Si quieres, hago lo que tú quieras cuando me recupere al 100%, pero por favor, no termines conmigo! ¡Por favor! - volví a suplicar misericordia. Sí, también me estaba humillando con ella. Era como un deja-vú, ya que básicamente hice lo mismo que con mi amigo que siempre lleva una cámara. Viéndome realmente desesperado (y no ando exagerando), llegó a tocarse el pecho con una mano (también inclinó un poco la cabeza hacia un lado) y puso la otra sobre la mía cuando la bajé (ya que puse la misma pose de súplica). La miré a la cara y aprecié que no puso una expresión de ira y odio como me esperaba, sino una de consuelo y comprensión. ¿Qué rayos? Yo esperé algo peor, pero me he equivocado. Creo que ya no debería dejarme llevar por mi imaginación, que de vez en cuando me juega malas pasadas. — Comparto el mismo pensamiento que tuvo Kensuke hacia ti, Helio: no fue tu culpa. No quisiste hacerlo, pero activaron algo en el EVA y este solo hizo todo el trabajo. No estoy enojada contigo porque pienses que hayas matado a Toji, ya que yo sé que no fuiste directamente tú. No debes ponerte de esa manera. En verdad, no estoy enojada contigo. - me consuela. Aquí vamos de nuevo con el "instinto maternal". — ... ... - respiraba algo agitado, y no porque me faltara aire, sino por la pequeña hiperventilación que me dio. - ¿Entonces... no vas a romper conmigo? — ¿Por qué habría de hacerlo? Ya te he dicho que sé que no fue tu intención hacer tal barbaridad, y que tú no fuiste el culpable directo. Ah, y me enteré también de que Toji resultó infectado por un Ángel. ¿Es eso cierto? — ... Sí, por desgracia sí es cierto. Toji fue infectado por el Décimo Ángel, y nos enviaron a los tres a detenerlo. Asuka y Rei quedaron fuera de combate rápidamente, y yo me opuse a luchar, razón por la que el comandante, el padre de Shinji, ordenó activar un programa experimental que literalmente despedazó al EVA-03 poseído. Menos mal que no lo viste tú misma, que te habrías traumatizado por verlo en primera fila. — Ya lo he visto en varias imágenes y videos que Kodama y Kensuke me mostraron. Fue realmente espantoso. — Y que lo digas. - dije. - << Ahora que lo pienso, se pasaron por el arco del triunfo lo del tratado del Vaticano al enviarnos a todos. >> - pensé, recordando lo del dichoso tratado. Ambos miramos hacia un lado diferente. Yo la vi nuevamente, y la pude apreciar... ansiosa. ¿Qué le estará pasado? ¿Acaso hay algo que quiere decirme? Y si eso es cierto, ¿de qué querría hablarme? ¿Qué se estará guardando? — Oye..., ¿puedo contarte una cosa? - me pregunta, con el mismo tono. — Pues... sí. Dime lo que quieras. - contesté, aunque... — Quería decirte algo al respecto sobre Toji. Yo ya me estaba sintiendo cansado nuevamente y con falta de energía, así que me tardaba un poquito en decir una respuesta completa. — ¿Sobre... Toji? Ade... lante. - dije, aún con mis problemas, pero queriendo saber lo que quería contarme. — Pues verás, cuando oí que Toji sería el denominado "Cuarto Elegido", no supe en qué pensar... - narra. Y siguió hablando. No pude escuchar todo lo que quería decirme (y de seguro habría sido interesante), ya que acabé por sentir un dolor punzante en la cabeza (no fue como si te dieran un puñetazo, sino que más bien... fue por dentro) y perder el conocimiento otra vez. A la fregada, no podré enterarme (maldición...) — ¿Helio? ¡Helio! ¡Helio, reacciona! - dijo ella, alarmada porque me desmayé de repente. Se levantó de su silla y se acercó a mí. Me zarandeó de un lado a otro para despertarme, pero todo esfuerzo resultó inútil. Nuevamente fui "noqueado" por la fatiga y cedí ante ella. Caray... Y justo cuando la cosa se ponía interesante... Ella seguía con su movida de jalonearme (pero no de manera brusca), y de paso me entredecía lo que necesitaba contarme, que parecía que tenía muchas ganas de soltarlo. — ¡Helio, por favor, reacciona! ¡Quiero hablar contigo! ¡Quiero decirte lo que pienso de ti y de Toji! ¡Siento... que aún siento algo por él, aunque ya está muerto! ¡No sé qué es ni por qué lo siento, pero... sólo quería decirte que... aún con estos sentimientos encontrados, te sigo amando a ti y sólo a ti! ¡Si me escuchas, quiero que me entiendas y me perdones! ¡Por favor, perdóname! Desearía poder escucharte, pero mi auto-noqueo me lo impide. Alguien del personal entró a la habitación (deteniéndola en seco completamente) y fue a decirle que su hora de visita ya había terminado, y que tenía que retirarse. Ella le contestó que se iría enseguida. Dicho y hecho, en cuanto la mujer se fue, ella tomó su portafolios y se acercó a la puerta para irse (pues, si no lo recuerdas, en Japón hay clases TODOS LOS DÍAS, de lunes a viernes, lo cual es molesto aún para mí, incluso aunque ya me he acostumbrado), pero antes de salir, me miró una vez más. Giró hacia el frente, y se le veía como si quisiera hacer algo más. Se decidió y regresó conmigo. A pesar de que yo no mostraba alguna seña de movimiento (más allá de la respiración), se acercó a mí y me dio un pequeño besito en la mejilla (diría que fue algo considerado de su parte, pero estoy inmóvil, inconsciente, así que no puedo decirle nada. Pero qué mal rollo). — Adiós, Helio. Espero que te recuperes pronto. Te amo. - me dice ella como despedida, y se va. ¡Hasta que al fin me lo dice! ... Pero cuando yo no puedo responder nada. ¡Uy! ¿Así qué chiste? Hikari se fue, dejándome a solas. Y yo que quería que se quedara todo el día... Pero en fin, ella tiene su propia vida y debe encargarse de sus hermanas (mmm... Se me acaba de venir a la mente eso del llamado "síndrome de Wendy", la de Peter Pan. Estoy comenzando a sospechar que ella lo tiene, y lo manifiesta con Kodama y Nozomi. ... ¿O serán cosas mías?). Mientras estaba solo, veía cosas. Estaba soñando. Veía varios eventos que habían pasado hasta ahora. Vislumbré, más que nada, la reciente batalla que tuve contra el Evangelion 03 (o, mejor dicho, el Décimo Ángel) y remató con la muerte de Toji en mis..., no, en las manos del comandante, ¡ya que lo culpo a él de esto! No quería revivir ese momento, pero este mismo se proyectó en más ocasiones enfrente de mí y se reproducía decenas de veces en mi cara. Mi subconsciente quería restregarme en la cara que yo fui el único culpable aquí. No..., no quería ver eso. ¡No quería verlo! Me pasaré al día siguiente... de nuevo. En total, ya transcurrieron tres días desde el problema de la unidad 03 y la muerte de mi amigo. Ya estamos a día lunes 24 de agosto del 2015. ¿La hora? Pues... ¿a quién le importa eso? Volví a perder la noción del tiempo. Sin embargo, volví a abrir los ojos, y ahora sin la compañía de nadie. No estaban ni Kensuke, ni Hikari, ni mi psicóloga. ¡No había nadie! ¿Es que acaso mi existencia es irrelevante para todos? Desde aquí empezamos mal. Me levanté muy rápidamente. Al igual que en una ocasión anterior, mi ropa estaba doblada a un lado. Como no había fisgoneando cerca (ni había presencia de alguna cámara), me cambié lo más rápido posible. Un minuto después, la puerta se abre. Dos personas conocidas entraron: eran mi tutora y Kaji. Sobre Misato, ella tenía el brazo derecho vendado. Entonces lo de Matsushiro sí fue serio. — Oh, Helio. Ya despertaste. - comienza ella. — ¿Misato? ¿Kaji? ¿Qué hacen aquí? - les pregunto a los dos. — Veníamos a ver si ya te habías recuperado, y veo que así es. No sabes cuánto me alegra. — Tú también me preocupaste, Misato. No supe nada de ti en tres días. Por fortuna sigues con vida. Y bueno, ¿sólo venían a verme? Los dos se miran mutuamente. Ella pone una expresión de tristeza en la cara, similar a Hikari el día anterior, y Kaji tiene una mirada seria. — Helio, necesitamos que... te des la vuelta. - me indica él. — ¿Para qué? — Sólo hazlo. Por favor. - me suplica mi superior, sonando melancólica. ¿Qué ocurre aquí? Accedí. Pensé que tenían una sorpresa para mí, y así fue..., pero de la mala. Sin que lo viera venir, Kaji me puso unas esposas. Sí, unas esposas. ¿Qué fue lo que hice como para que me consideraran un criminal? — ¡¿Pero qué chanfle...?! - suelto inmediatamente. — Lo siento mucho, Helio, pero el comandante Ikari nos ha ordenado hacer esto. - explica Misato. Ahora entiendo por qué estaba así: ¡venía a arrestarme! — ¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?! — Por tu actitud tras el incidente con el Decimo Ángel. Actuaste como un delincuenste, y quisiste destruir las instalaciones de NERV usando el Evangelion unidad 01. - explica Kaji. — ... — Helio, ¿por qué hiciste eso? ¿No pensaste en las consecuencias que podrías tener? Ahora mira lo que te ha pasado. — ¡Misato, ayúdame! ¡No permitas que me traten como un ratero! — ... Lo lamento mucho, Helio. En verdad lo lamento, pero... no puedo hacer nada. — ... ... - me sentía como esa escena de Metroid: Other M relacionada con la villana MB. La reacción tanto de la "madre" científica de la antagonista y de Misato era la misma, ¡la misma! — Vamos. - dice el otro como si no le importara nada. Me... escoltaron hasta el lugar que pretendía destruir. Mientras caminábamos por los pasillos del cuartel, tuve que soportar las miradas de todo el personal, que obviamente no me veían con buenos ojos. Y decían que yo era el rencoroso... Básicamente me sentía como en una prisión y que me llevaban a mi celda. ¿Y qué crees? ¡Me llevaron directamente a la oficina del comandante Ikari! Junto a él estaban el infaltable Fuyutsuki y su esposa. El viejo (el vicecomandante, aclaro) me miraba con indiferencia (así suele ser él. Siempre se le ve serio), mientras que ella... se apreciaba similar a mi mentora cuando fue a recogerme. Creo que la he decepcionado (otra cosa añadida a mi lista de "logros"). Y por último el comandante, que parece estar congelado en esa pose suya. Lo miré con desprecio. — Helio, ya debes saber por qué estás aquí, ¿no? - inicia. — ... - no le respondí. — Rebeldía, desobediencia a las órdenes de tus superiores, apropiación ilegal de un EVA. Son graves fallas. ¿Hay algo que quieras decirme? Kaji y Misato se apartaron de mí en cuanto llegamos, además de que me quitaron las esposas (me sentí más libre), por lo que aproveché este breve momento para... ¡alzarme corriendo contra el comandante y darle una buena patada en la quijada, que tanto se la merece! Mi agresión fue detenida por Kaji, que reaccionó cual ninja de Naruto y me sujetó con mucha fuerza para que no me zafara. Maldita sea... — ¡Suéltame, Kaji! ¡Quiero darle su merecido a este viejo! - le dije. — No puedo, Helio. No dejaré que lo hagas. - me contesta. Vi al comandante otra vez, que ni se inmutó. Me encoleré todavía más. — ¡¿Sabe qué?! ¡Renuncio a esto! ¡Renuncio a ser un piloto de EVA, a defender a la humanidad, a prevenir el Tercer Impacto, a todo! ¡TODO! ¡Consíganse a alguien que se anime a querer cometer intentos de suicidio subiéndose a esos mechas gigantes, porque yo estoy fuera! ¡Estoy fuera! Me liberé de la fuerza de Kaji y me regresé al elevador. Como aquella noche reciente, estaba furioso. Dejé solos a mi tutora, a mi psicóloga y a los otros tres tipos que sólo andaban de relleno. — Lamento mucho esto, señor. Ya hablaré muy seriamente con él. - se disculpa Misato, siguiéndome el paso. Su acompañante la acompañó. Los Ikari y... el viejillo se quedaron en la habitación. — Qué muchacho tan inmaduro... ¿Qué va a hacer, señor? ¿Piensa borrarlo de los registros de NERV? - le pregunta Fuyutsuki a su mano derecha. — No. Volverá. Estoy seguro de que volverá. ¿El comandante tenía razón con lo que decía? Eso ya lo veremos después, que ahora andamos en otra cosa. Pero antes de proseguir, la doctora Ikari se quedó mirando preocupada a la dirección en la que me fui, y soltó un muy leve... — Helio... ¿Por qué lo hiciste? ¿No estabas avanzando con todas las citas que hemos tenido? Y ahora sí continuamos conmigo. Yo me fui de ahí con toda la intención de dejarlos morir a todos (literalmente). Como salí con algo de prisa, caminé más rápido para perder y desorientar a Misato, que me buscaba desesperadamente. ¿Me importaba? En lo absoluto. En mi estado actual, no me importaba nada. Como tal, al escuchar su voz, me escondí en un cruce mientras ella y Kaji seguían avanzando, creyendo que me seguían. — Pero qué estúpidos... - comenté en voz baja, sonando bastante irrespetuoso y grosero. ¿Pero qué me pasa? Tomé otro camino para no topármelos de nuevo. No me importaba lo angustiada que estuviera Misato (ni lo adolorisa que se encontrase desde hace unos días), sólo pensaba en una cosa: renunciar. Ya no interesaba ser un héroe para la humanidad, no, ya no. Únicamente quería regresar a México y tener la vida normal que solía tener. Queria pensar más claramente, pero estoy tan cegado por la ira que no pienso en otra cosa que en largarme en un vuelo desde Atsugi hasta mi ciudad natal. Como suele decir Asuka Langley de vez en cuando, estoy actuando como un inmaduro. Lo reconozco. Por haber tomado otro rumbo muy diferente al habitual, volví a perderme, como pasaba en mis primeras semanas, y tardé demasiado tiempo en encontrar la salida. Cuando llegué a la estación del tren que me llevaría de vuelta a la superficie, mientras esperaba a que llegara el transporte. — ¡Helio! - alguien grita mi nombre. Volteo a ver, y se trata de... Misato. ¡Mierda! ¡Ya me había encontrado! — << ¡Oh, no! >> - reniego mentalmente. Ella comienza a correr hacia mí, y yo sin saber qué hacer. Para mi fortuna, el tren llegó en ese momento también, y abrió sus puertas. Sin pensarlo un milisegundo, me meto. Los accesos se cerraron antes de que ella llegara, por lo que alcanzó a ver cómo el tren se iba del lugar, pero no sin antes golpear la puerta con el único brazo que tenía sano. Cuando la veo alejarse de mí por acción del movimiento, recordé algo: recordé el día en que vine de México a Japón bajo el pretexto de recibir un mejor tratamiento. Ese día me sentí horrible por tener que dejar a todos ahí, desde mi familia, pasando por mis amigos (y quien fuera mi antiguo interés amoroso antes de conocer a Hikari) hasta llegar a mi mascota, y ahora, con lo que acabo de cometer, me siento... igual, muy similar. Empecé a sentirme nefasto por esa acción tan inmadura que hice. Ahora... quería regresar al GeoFrente para ofrecer disculpas, pero no pensaba saltar desde un tren en movimiento. Sería una payasada. — ... Perdóname, Misato. - me disculpé, pero en voz baja, y viéndome decaído. Ella actuó de manera muy parecida a la mía, o más bien, algo más... ¿exagerada? Digo esto porque, aún con su brazo vendado, cayó de rodillas al suelo (en plan dramática) y soltó las mismas palabras que la doctora Ikari dijese minutos antes, pero en un volumen más alto. — Helio... ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Acaso... no he sido una buena tutora? - dice. Y no, Misato, no has sido una buena tutora. Cuando vuelva, ¿quieres que te diga todas las razones? En medio de mi mezcla entre enojo, culpa y melancolía, llegué a la superficie. Me fui directo al apartamento (llegué después de otro rato). Cuando llego, confirmo lo que suponía: la Segunda Elegida no se encuentra ahí. Revisé la hora, y vi que era de tarde ya, así que ella, junto con Rei Ayanami, estaba en la escuela. Aun así, no me importó nada (aún no me llevo muy bien con ella del todo). Fui a tomar mi mochila y metí en ella varias cosas, como algunas prendas, mi consola portátil, mi celular (sólo era uno, puesto que el otro que tenía lo vendí hace tiempo. Sentía que era innecesario tener dos, ya que le daría más prioridad a uno) y mi cepillo de dientes. ¿El pingüino? ¿Qué más da? Se me quedó mirando con extrañeza y simplemente lo ignoré. No quería ver a nadie más. Con mi mochila llena (y soportando el dolor en mi espalda por lo mismo), fui a otra estación de trenes, la cual me llevaria directo hasta Atsugi. Esperé alrededor de tres minutos, y que de repente... se escuchan las sirenas que anunciaban la llegada de un nuevo Ángel. Los anuncios de la estación pasaron de tener símbolos verdes a rojos, diciendo que el servicio estaba detenido. — ¡Oh, ¿qué?! ¡¿Un nuevo Ángel?! ¡¿Y justo ahora?! - reclamo en voz alta. Sí, un nuevo Ángel. El Decimoprimer Ángel había aparecido. No me apetece describirlo, para eso paso las imágenes. En la base estaban impresionados, pues era el único Ángel de categoría "Destructor" que existía, lo cual alarmó a muchos. Y hablando de muchos (o debería una sola persona), Misato llegó corriendo a la sala de comando, atendiendo la llamada referente al ataque. — ¿Dónde estaba, coronel? - le pregunta la doctora Akagi. — ... Estaba... haciendo algo importante, pero no pude completarlo. - le contesta, refiriéndose a cuando me buscó y huí como el marica que soy. — ¿Se refiere a lo que sucedió con Helio, no? — ¿Cómo se enteró, doctora? — Yui me lo contó todo. No puedo creer que haya reacionado tan agresivamente. Pensé que ya estaba "dominado". — Yo también. Y sobre todo, yo ya sabía... cómo mantenerlo controlado... — ¿Mmm? ¿Cómo? — ... No, no es lo importante. Debemos centrar nuestra atención en ese Ángel. - lo oculta y lo evade. — ... Muy bien, como usted diga. En ese momento llegaron las otras dos Elegidas, Rei y Asuka. ¿Dónde estaban? ¿Qué me importa? — Llegan a buena hora, chicas. — Oigan, ¿y Helio? ¿Dónde está? ¿Ya se recuperó? - pregunta Ayanami. Ella también se preocupa por mí, y eso me alegra. — Él... no está disponible. No se encuentra en disposición de luchar. - le miente. — Lo que faltaba, que el heroico Helio no pueda presentarse justo en el peor momento posible. Ya me lo veía venir. - se queja Asuka (esta sí que nunca cambiará). — Asuka, no es momento de decir esas cosas. Recuerda nuestor objetivo. — Rei tiene razón, Asuka. Ya tendrás tiempo de quejarte otro día. Por lo pronto, quiero que las dos aborden sus EVAs y hagan frente al Ángel. — ¡Pero coronel Katsuragi, el EVA-00 todavía se encuentra en reparaciones tras la batalla contra el Ángel anterior! ¡Es muy riesgoso! - le reclama la doctora Akagi. Y le siguieron entre reclamos, dimes y diretes. Concluyeron con que, bajo la orden directa del comandante, los dos EVAs serían desplegados en el interior del GeoFrente, ya que el avance de este enemigo era imparable. Esto se vio reforzado por un ataque muy potente que realizó al hacer brillar sus ojos, creando una explosión de tal magnitud que destruyó casi todas las barreras de defensa que existían entre la superficie y la sede del cuartel (me pregunto si mencioné esto antes. Creo que no). — ¡Tenemos una emergencia! ¡El enemigo acaba de destruir 18 de las 22 placas de blindaje con un único ataque! - informa Shigeru Aoba, alarmado. Por mi parte, yo busqué refugio en uno de los edifcios diseñados para tal tarea, ubicado dentro de la cueva subterránea. Puede que no haya sido una buena idea, ya que había muchos niños llorones y señoras que no dejaban de hablar, ¡y yo tengo una mecha muy corta para eso! Pero siguiendo con lo otro, el enorme estallido que se sintió hasta dentro del edificio donde yo me refugié abrió un enorme agujero en la superficie, y para hacerlo aún más grande, el Decimoprimer Ángel volvió a hacer brillar sus ojos y creó otra explosión masiva, destruyendo las barreras restantes y teniendo el camino libre para acceder sin problemas. Claro, antes que nada, recibió una insana cantidad de disparos y misiles, los cuales (lógicamente) no le hacían nada, y esto ante las miradas de todas las personas que no pudieron alcanzar a refugiarse. Entre estas personas estaba mi querida novia Hikari (y, claro, Shinji, Kensuke y el resto de la clase, pero siempre me enfocaré en ella porque es mi novia y punto), que como todos los que la rodeaban ahí mismo, miraba con asombro (y un poco de terror) la lluvia de misiles y balas que caían sobre el objetivo, que seguía como si nada. Los impactos no le hacían ni cosquillas. Como si quisiera buscar más cizaña, el Ángel soltó otro brillo de sus ojos e hizo trizas las defensas restantes, por lo que bajó con toda tranquilidad hasta el interior del GeoFrente y creando un agujero enorme en la superficie. Al acceder al subsuelo, fue recibido por Asuka, ya montada en el EVA-02. Esta le apunto con el rifle de tamaño Evangelion que solemos usar y abrió fuego contra él. No le hizo nada, por lo que cambió de arma a un par de lanzacohetes. El enemigo generó enfrente de sí (o, para que suene más elegante, "superpone") todo su escudo AT en forma de láminas, extendiéndolas hasta el frente del EVA-02. Como vio que no le hacía nada, Sohryu recurrió al mismo método que empleó contra mí cuando me infectó el Octavo Ángel: activar el "modo bestia" de la unidad 02. Creo que el proceso ya lo habrás visto por ahí, así que prosigamos. La situación se repetía del mismo modo que hubiese sido yo: Asuka rompió el escudo AT del Ángel cual gato callejero buscando comida en una bolsa de basura, y se puso a atacarlo como una loca. Habría durado más, pero el monstruo reaccionó y se la quitó de encima. ¿Qué hizo después? Estiró uno de sus "brazos-tiras" y la lanzó lejos, muy lejos. ¿Quieres saber qué tan lejos? Tanto que cayó en el mismo refugio donde me escondí, que fue vaciado por seguridad pero yo me quedé atrás porque soy un cretino. Mi momento de reflexiones fue interrumpido bruscamente por un maltrecho EVA-02, que fue a dar ahí por la batalla anterior. — ¡¿Asuka?! - solté. Obtuve una respuesta. — He-Helio... Así que eres tú... - se oye la voz de ella. Se le notaba exhausta. — ¡¿Qué te ha pasado?! - le pregunté, ya que no vi la pelea. — El Ángel... barrió el suelo conmigo... Puedes verlo tú mismo... si quieres... Corrí hacia el exterior. Lo vi ahí, flotando a sus anchas, y con rumbo al cuartel. Se detuvo porque el otro Evangelion, el 00, apareció. Hasta aquí todo perfecto, ... o lo sería por el misil que llevaba en las manos. — ¡Ayanami! ¡¿Qué es lo que piensas hacer con ese misil?! - grité. Vi cómo el EVA-00 [1] atravesó a duras penas el escudo AT del enemigo], sólo para que este protegiera su núcleo con una especie de membranas óseas. Se formó una explosión masiva que arrasó con todo el ambiente forestal subterráneo del GeoFrente. ¿Qué pasó después? El Ángel decapitó al EVA, sacándolo de la batalla (pobre Rei... Lo que ha de estar sufriendo). — No... Rei... - solté, cayendo al suelo El otro EVA que "me hacía compañía" se movió hasta quedar cerca mío. — Helio..., sólo tú puedes detener... el Tercer Impacto. Me creeré superior, pero... sé reconocer lo evidente. — ¿Hablas en serio? Ya estás tomando mi consejo de ser menos agresiva, ¿eh? — Anda..., ve. Salva al mundo... Y no te preocupes... por Hikari. No me enojaré... con ustedes. — Gracias, Asuka. - le digo, y me alejo caminando, instante en el que la unidad se queda sin energía y se apaga. — Ya se fue... - suelta ella, aún cansada. Contemplé toda la destrucción que se formó. Recordé a Lilith, en el Dogma Terminal. ¿Iba a permitir que un monstruo llegara hasta ella sólo por actuar como un inmaduro? Por supuesto que no. Ya debo dejar esa actitud a un lado. La doctora Ikari me lo ha repetido en un sin fin de ocasiones, y yo siempre la ignoro (así parece que mis terapias no están sirviendo de nada). Ahora sí que me pondré en marcha. Ya sabía lo que tenía que hacer, pero antes, le marco a mi otro mejor amigo que sigue con vida. — Kensuke, quiero pedrite un favor muy grande: protege a Hikari por mí, ¿sí? Voy a hacer algo que nunca debí abandonar. Si ya no consigo regresar: fuiste un gran amigo, junto con Toji - es todo lo que digo, y cuelgo. Tomé mi mochila y me fui corriendo hacia el interior de la base. Me abría paso entre toda la ceniza, humo y hierba abrasada. No pensaba en otra cosa que ponerle un alto a todo esto. Ya perdí a un amigo (o dos, si se cuenta a Mana), ¡y no dejaré que muchos más mueran por una idiotez mía! Por otro lado, en el cuartel resentían los temblores provocados por los intentos de detener al Ángel y de los ataques de este. También intentaban activar la unidad 01, sin éxito. — La unidad 01 no se activa, señor. — ¡Inténtenlo de nuevo! ¡Repitan el procedimiento desde el paso 308! - ordena el comandante. Sí, hay que seguir más de 300 pasos para activar un Evangelion (aquí no sé a quién culpar). — Reiniciando desde el paso 308. — Yui, ¿sabes por qué pasa esto? - le pregunta el superior a su esposa, también presente en la sala. — No lo sé, Gendo. Soy quien participó en la construcción del EVA, pero... no tengo idea de por qué no quiere aceptar ninguna orden. - dice la doctora, quien tampoco parecía saber la causa. — ¡Yo... Yo sé por qué! - se escucha una voz intrusa. Era yo, que había llegado. Y sí, estaba matado por el cansancio. El matrimonio Ikari se fijó en mí, sorprendidos por mi repentina llegada (se notaba más con mi psicóloga, ya que el comandante no quitaba esa cara tan seria que suele llevar). — ¡Helio! - exclama la doctora, que no puede ocultar su impresión. — ¡Yo... modifiqué algo en el programa del Evangelion sin querer! ¡No sé a qué le habré movido..., pero ahora realmente soy el único que puede manejarlo! - explico, aún recuperando el aliento. — Helio... Has vuelto. ¿Por qué estás aquí? - me exige el líder de la organización una respuesta. Estaba lleno de determinación, ira y objetivismo (sobre todo ira), así que solté toda la sopa (me puse a gritar, pues). — ¡Escúchame bien, Gendo! - le dije, serio y directo, apuntándole con el índice y el brazo estirado. Hasta lo saqué de onda, a él y a su esposa. - ¡Yo soy el piloto del Evangelion unidad 01, Helio Cabrales! ¡Y voy a subirme a esta cosa, te guste o no! ¿Te quedó claro? Se me quedó mirando por algunos segundos. Intercambió miradas con su señora y luego me vieron los dos otra vez. Mientras, en otra parte, el nuevo Ángel ya se había metido al cuartel, y paseaba por las instalaciones como Pedro por su casa. Antes de acceder, brilló sus ojos para, de algún modo, desactivar el sistema de autodestrucción programado en las MAGI (y que nos sale inteligente el niño...). No había manera de impedir ni frenar su avance. Destruyó la pared de la pantalla gigante del Dogma Central, llegando a la zona de mando, donde cundió el pánico. Misato puso cara de enojo y sostuvo fuertemente su collar de cruz, pensando que le llegó la hora. A su lado estaba la doctora Akagi (que, por cierto, también presenta lesiones, aunque menores, reduciéndose a tener la cabeza vendada). Y como si se tratara de un cliché (porque lo es), apareció su salvación. Sí, yo. Aparecí en escena destrozando otra pared del lugar y le di un golpe en la cara. — ¡El EVA-01! - soltó Misato. Luego de otros segundos, supo de quién se trataba. Y sí, era yo otra vez, como dije. - ¡Helio! — ¡Ahora sí vas a ver, maldito! - solté, y estaba por gritar otras cosas. Ya me estaba desahogando, y encontré a quien sería mi saco de boxeo. Lo saqué de ahí a golpes (y haciendo temblar el lugar con mis pasos). Lo llevé a otra zona, donde quise propinarle otro golpetón, pero hizo brillar sus ojos y me separa el brazo izquierdo del cuerpo (como ya varios Ángeles anteriores). No me importó, pues ya dije que me estoy desquitando con él, y lo saco de ahí a patadas. Llegamos a la zona de las catapultas. Ahí, le pego la cara a la pared. — ¡Misato! — ¡Lanzamiento! - dice ella, tras entender lo que quise decir. Ambos fuimos lanzados al exterior de la base. En el proceso, hice que besara el muro (que se raspara, pues). Al momento de salir, lo pongo debajo de mí para que me sirva de amortiguador (algo así como cuando aquella señorita de origen aparentemente estadounidense cayó del cielo, usándome como colchón). Hicimos temblar el suelo, ya que caímos con fuerza (y con impulso añadido). Vuelvo a comportarme de un modo agresivo (pero no psicópata... aún) y le doy de tortazos hasta que me quiera cansar. Decido ir un paso más allá al querer... intentar arrancarle la cabeza (ahora sí ya soy un psicópata). Tenía una mirada que mezclaba ira con felicidad. Sí..., raro. — ¡Tú serás el que pague los platos rotos! - le digo, cuando en eso... el EVA se desactiva. Olvidé que usaba la batería interna. - ¡Oh, ¿qué?! ¡¿Me quedé sin energía?! ¡¿Y en el mejor momento posible?! — ¡El EVA-01 se ha quedado sin baterías internas! - informa Maya a Misato y la doctora Akagi tras ver los resultados en su laptop, que venían todas en un elevador junto a otros. En efecto, sólo yo soy lo suficientemente tonto como para enfrentar a un Ángel encolerado y sin conectarme a un cable umbilical. Ingenioso. — ¡No puede ser! ¡Helio! - se preocupa Misato. El Ángel ve que me quedé inmóvil y las cosas se tornan a su favor nuevamente, así que me toma y me regresa el castigo al que lo sometí. Era hora de su venganza, mientras que yo, aún dentro del robot (y ahora con cara de miedo), pienso... — << Ay, no... Ahora los papeles se invierten. ¡Qusiera que alguien me ayudara! ¡Asuka, Rei, ¿dónde están?! ¡Las necesito! >> Los de NERV salieron, justo a tiempo para presenciar el "espectáculo". El enemigo me tomó con sus brazos plegables y me azotó contra el suelo, más precisamente contra una de las colinas de ahí. Volvió a emitir un brillo de sus ojos y provocó un estallido, pero no tan magnificente como los anteriores y concetnrado en una sección específica del cuerpo de mi EVA: el pecho, donde se encontraba escondido el núcleo. Si te acuerdas bien, ya he escupido sangre por la boca en situaciones anteriores, y aquí... no me salvé, aunque... fue más exagerado. Literalmente la vomité (y con mucha fuerza). — ¡Helio! ¡No! - exclama mi mentora, aún con su estado alterado. — Ya... fue... suficiente. - solté, ya entrando en el mismo nivel de ira que suelo presentar. ... ¿O diría decir más profundo? Digo esto porque..., bueno, ahora mismo lo verás. No sé qué tan raro sonará esto que diré, pero mis ojos se iluminaron en rojo, rojo intenso, más que los de Ayanami (como si aún estuviera infectado por el Octavo Ángel. ... Un momento...). ¿Qué estaba por pasar? (Ah, y no tengo una imagen para representar lo que acabo de describir.) NOTA: A partir de aquí, la historia deja de ser contada por Helio. Muy al contrario sobre lo que todos veían, y contra todo pronóstico, la unidad 01 se reactivó sola. Se estaba moviendo por su cuenta, sin algún suministro de energía que se le abasteciera. Estaba pasando lo mismo que durante la batalla contra el Tercer Ángel. ¿Qué significaba esto? ¿Habría otra vez una escena llena de violencia? — ¡La unidad 01 se ha activado sola! - informó Maya, aunque todos ya lo estaban presenciando con sus propios ojos. — ¡I-imposible! - soltó Misato, sorprendida. — ¡¿Qué significa esto?! - dice ahora la doctora Akagi, con el mismo tono que su colega, pero mezclado con algo de miedo e incertidumbre. Las partes verdes del EVA pasaron a un rojo intenso, mientras que el resto de la armadura se volvió más brillante, y se formó una aureola sobre su cabeza. Lo que hizo después fue "restaurar" su brazo perdido, convirtiéndolo en una especie de brazo de energía. A continuación, cambió el aspecto de este y lo convierte en unos "prismas" con los que arroja lejos al Ángel que lo sometía. Con este en la lejanía, el EVA realiza el mismo ataque que suelen hacer sus objetivos, que fue lanzar un láser de sus ojos, el cual atravesó al enemigo (mas no lo mató) y recorrió todo la circunferencia de la cueva hasta arriba, generando un rastro de explosiones. Esto lo hizo con una mirada bestial. En este punto, no parecía que el Evangelion fuera piloteado por Helio, era como si hubiese cobrado vida propia, y de verdad. Mientras, el protagonista sólo se la pasaba repitiendo las típicas frases de odio que suele decir cuando está de mal humor o cuando nadie lo ve. Asimismo, Maya Ibuki nota que la cápsula de inserción sigue bajando más y más (aunque todavía no hay ningún problema). — ¡Sigue así, Helio! — ¡¿Coronel Katsuragi?! — ¡Hazlo para que esto termine! - le dijo, y este dio un paso hacia adelante, como si la estuviera escuchando. - ¡Hazlo para que lo que deseas se haga realidad! Cuando lo tuvo frente a él, la unidad lo tomó de la cabeza y se disponía a repetir el mismo procedimiento que utilizó contra el Ángel anterior. desgarrar su piel y despedazarlo poco a poco. Se puso manos a la obra, y pegó la cara del monstruo contra el suelo. Este mismo cubrió su núcleo con sus placas ódeas, pero el EVA las rompió de un solo golpe como si nada. Quiso quitárselo usando sus brazos plegables, pero también resultó inefectivo, ahora porque la mano del mecha los partió en pedazos. Se enfocó en la parte vulnerable, expuesta y desnuda, y con sus poderes por su forma "despertar" (así se le conoce) coloca su mano etérea sobre él y lo toma de esa misma parte, y aprieta con fuerza, mucha fuerza. El Ángel suelta potentes rugidos que hacen que todos los espectadores se tapen las orejas, pero no era más que el principio para su existencia. Tras aplicar la suficiente presión, el núcleo cedió y se resquebrajó, lo que significó la muerte del Decimoprimer Ángel. Le siguió la típica explosión. De todas formas, y aún con el Ángel destruido, el Evangelion unidad 01, con Helio en su interior, seguía en pie, con ese brillo rojo reemplazando al verde y esa aureola mística. Maya informó a los presentes que la acompañaban que el nivel de sincrionización de Helio era altísimo, ¡del 400%! Y que llegó a la "profundidad del más allá". ¿Qué significaba esto? En la zona de la gente que veía, pero en otro sitio de ahí, Kaji comentó algo. — Así que este es el despertar del Evangelion... Vaya, a SEELE no le va a gustar nada esto. - comentó. En una ubicación apartada de esa otra, el matrimonio Ikari y Fuyutsuki contemplaban el mismo acontecimiento. — Los ancianos se van a enfadar mucho por esta razón. - dice el viejo. — Eso no importa. No falta mucho para cumplir con lo que nos prometimos. - opina el comandante. — ... Helio... - dice la doctora Ikari, preocupada por el bienestar y lo causado por su paciente. Las dos pilotos restantes lograron abandonar sus EVAs y apreciar el paisaje desolador. — Helio... Ya has llegado muy lejos. - comenta Rei, con la mano derecha en el pecho y la otra en su cabeza. — Ya hay alguien que me rebasó. No me doblegaré. Voy a aceptarlo. - se dice Asuka a sí misma, apreciándole varias heridas en la cabeza y sangre. Dos últimas presencias (inesperadas y desconocidas para los demás) vieron todo esto. Se trataban de Mari Ilustrious Makinami y Kaworu Nagisa, ambos en posiciones distintas. Primero pasemos con la primera. Esta se acomodó los anteojos y dijo... — Mmm... Interesante. Ya sabía que ese chico era especial. En cambio, el segundo miraba con su mirada tranquila y seria, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Soltó lo siguiente: — Sí, los Lilin son interesantes. Justo como lo supuse. Creo que le pasaré el informe a los de SEELE sobre lo que veo. Ya llegará mi momento para actuar. Mientras, seguiré pendiente. ¿Cómo evolucionaría la situación a partir de aquí? ¿Helio bajaría del elevado 400% que obtuvo en esta pelea? ¿Qué será de él y de todos de ahora en adelante? ¿Cuándo actuarán SEELE y Keel Lorenz? |
3.0 + 1.0[]
Capítulo 19
|
---|
El espejo del alma |
Jueves 3 de septiembre del 2015. Las cosas no han pintado muy bien. Para empezar, Helio ha desaparecido... otra vez, pero al menos sé dónde está: en el interior del núcleo del Evangelion 01. Segundo: en todos estos días hemos recibido la inesperada visita de dos Ángeles, y no hablo de que aparecieran un día uno y otro día el otro, sino que... ¡aparecieron juntos! Las apariencias de los mismos no importan, pero dada la retirada temporal de la unidad más importante porque su piloto está dentro de su núcleo, fue necesario (y obligatorio) enviar a Rei Ayanami y Asuka Langley Sohryu. Tercero: el ataque del Decimoprimer Ángel supuso un presupusto demoledor hasta para el gobierno japonés, por lo que le pedirán dinero a la mismísima ONU para las labores de reconstrucción. Madre mía... Lo que unos monstruos pueden provocar. Como ya describí, Helio está zambullido en el interior del núcleo del EVA, que se desactivó nuevamente tras haber "despertado" y se recuperó para ser introducido en su jaula correspondiente. Ya fue reparado y reobtuvo su brazo izquierdo. Su color rojizo se apagó y volvió a su característico verde. Todo regresó a la normalidad..., excepto por la ausencia de ese muchacho. Ahora que no está... de nuevo, el ambiente dentro del apartamento es diferente, más aburrido, como si recién me mudara. El único masculino de la casa es Pen Pen, y será un pingüino más inteligente que los demás (por ser de agua cálida), pero... no habla. Ya no tengo a nadie a quien le haga bromitas, le fastidie para divertirme o de quien puedo abusar (no sexualmente) para que limpie totalmente. Y Asuka... es otro tema. Ella siempre suele verse con ese temperamento fuerte que es típico de su persona, y sin embargo... incluso ella actúa diferente. Se mudó después que Helio, pero me parece que tenían una química muy dinámica. Se la pasaban peleándose, pero al menos habia cosas interesante que contar. Ahora que digo esto, salí temprano de mi trabajo en el cuartel general de NERV. Como es mi costumbre, entro e inmediatamente voy al refrigerador por una cerveza (¡agradezco infinitamente a los dioses de la creación por esta bebida!). Es usual que tomarme una me levante el ánimo, sólo que ahora no fue así. No me sentía feliz tomando la bebida que me gusta. ¿Es que acaso Helio me ha pegado su estado depresivo? Convivo demasiado tiempo con él, pues soy su mentora. Yui y yo nos repartimos la labor de tolerarlo, siendo yo quien más trabajo se lleva por eso. Parecerá que tener a un chico con baja autoestima es extraño, y sí, lo es, pero quise que se quedara a vivir conmigo por dos razones: la primera es que él originalmente escogería un lugar diferente para vivir solo, y la segunda es que... no quería que sufriera, tanto por su estado emocional como por la razón ya mencionada antes. Sé que él no es capaz de ser autosuficiente (y eso que yo tampoco lo soy. Dependemos de Asuka en ocasiones), y como en Japón no se puede vivir en solitario si no eres mayor de edad, decidí que viviera conmigo. Mientras reflexionaba y le daba algún que otro trago a la lata que agarré, llegó Asuka de la escuela. Traté de ser amable con ella. — Hola, Asuka. ¿Cómo te fue en la escuela? - saludo. — Las cosas siguen siendo igual de aburridas. Las clases de historia casi siempre están relacionadas con el Segundo Impacto, las de gimnasia se resumen en evitar que los chicos nos vean con los atuendos de natación o voleibol, y así. Nada fuera de lo normal. - me responde, sin sonar agresiva o enojada. — ¿Y eso que no te presentas como es? - pregunto con curiosidad. — Honestamente, he pensado que actuar todo el tiempo como alguien de carácter fuerte... puede provocar una mala impresión hacia las demás personas. — ¿...? — Lo que digo es que... pretender actuar como una mujer fuerte es ridículo. Sólo te genera problemas con la gente. Ya no actuaré tanto así- - termina, yendo a cambiarse. Esto sí que se ha puesto interesante. Desde la desaparición de Helio, Asuka ha cambiado. Ya no se muestra tan seria, no. Su mirada también ha cambiado. No refleja tanto fortaleza y un gran ego, todo lo contrario. Refleja... tristeza. Bien dicen que los ojos son el espejo del alma, y creo que lo estoy comprobando por mí misma. Ya no se le ve tan fuerte como era normal, se le ve con una mirada perdida. Recuerdo que Helio solía decir que habló con ella para que ya no mostrara esa actitud de chica fuerte y egocéntrica que se cargaba, porque resultaba molesto. De vez en cuando lo apoyaba en eso. Asuka se ve que cumple con eso que él le recomendó, y no se aprecia que lo disfrute. Como su tutora, tengo acceso a sus expedientes, y ya sé que ella perdió a su madre luego de que esta se suicidara de un disparo en la cabeza. No sabía bien si estaba acordándose de eso justo cuando su compañero de piso no está, o si es por otras razones, pero lo que sí puedo decir es que ella ya no parece ser la misma Asuka Langley Sohryu que conozco. Actúa más como si fuera familiar de Helio (¿esto será normal o no?). Ella no es la única que se ha visto afectada por lo ocurrido. Aparte de mí, los Ikari muestran cambios en su comportamiento. Solamente hablaré de Rei y Yui, puesto que el comandante y Shinji actúan como si nada (en el caso de su hijo legítimo es porque le mintieron con que "Helio estaba muy enfermo"). Con Rei las cosas no difieren mucho de lo introvertida que era, hasta se puede decir que no le afectó nada. No, me equivoco. Ella también tiene una cara de melancolía, que si bien podía llegar a ser común en el pasado, en el presente lo es más. Y con Yui..., ya sabes que Helio es el paciente con el que más tiempo ha tenido contacto. Es el que más veces ha estado frente a ella (literalmente lo ve todos los días), y el no verlo repetidamente (como ocurrió hace tiempo, luego de que fuera infectado y catalogado como el Octavo Ángel) la ha puesto cabizbaja. En sus propias palabras, expresó que "Helio era alguien especial para ella, y sentía la necesidad (y hasta obligación) de hacerlo cambiar para bien, porque esos pensamientos que tenía no son saludables", y la apoyo. Un rato después de la llegada de mi otra pupila, y cuando estoy viendo televisión acostada en el piso con Pen Pen a un lado, tocan a la puerta. Como no me había quitado aún la ropa del trabajo, no me preocupé en dar una mala impresión visual (o sea, de no verme como una holgazana). Abro y veo que es la misma muchachita de cabello castaño acomodado en dos trenzas (la he visto muy cerca de Helio en estos días, y tengo sospechas al respecto. Cuando él regrese, ¡no me detendré hasta que diga la verdad!). — Oh. Tú eres Hikari, la amiga de Asuka y de Helio. — Sí. Hola. Mire, vengo a comprobar qué le ha pasado a Helio. No ha asistido a la escuela en días, y me preocupa mucho. Asuka no quiere contarme qué le pasó. ¿Usted lo sabe? ¿Le decía o no le decía? Se supone que esa es información clasificada (aparentemente), así que tal vez no deba. Sin embargo, la expresión de su rostro (compartido por las dos pilotos y la doctora Ikari) denotaba preocupación. No quería dejarla con la duda, por lo que procedo a contarle todo. — ... Sí, sí lo sé. Tal vez no te vaya a gustar lo que te voy a decir. — ... — Helio... está dentro del núcleo del EVA-01. Lleva ahí desde hace días. Hemos tratado de sacarlo, pero ningún esfuerzo ha servido. — ¿Helio está dentro del Evangelion? No puedo creerlo. — Y a todo esto, ¿viniste para preguntarme sobre él solamente? Ella se limita a sonrojarse. Sí, veo que lo que yo sospeché parecer ser verdad. — Es que... él es muy importante para mí. - me contesta, sonando apenada. — Ay, así son los jóvenes de la actualidad, teniendo relaciones ocultas. — ¡¿Q-qué?! ¡¿Él se lo dijo?! - exclama ella, sorprendida, y poniéndose más roja que antes. — Je, je. No, no me dijo nada, pero deduje eso en base a ciertos comentarios de Asuka y a cómo actuaba él teniéndote cerca. Veo que he acertado: ustedes son novios, ¿no? — Pues... sí. - acepta y reconoce. — No te pongas así, querida. Ya verás cómo él vuelve tarde o temprano. Alguien apareció repentinamente. Era Pen Pen, que se acercó por curiosidad. Ella lo ve con la misma cara, y me pide si puede cargarlo. Veo que le ha tomado cierto cariño, como yo. Resaltó que es tierno, y ya con él abrazado, lo hizo otra vez. Sí, Pen Pen es tierno (y un poco perezoso. Sacó esos hábitos de mí), y también... lo único que me queda de mi padre. Apuesto a que no sabías eso, pues aprovecharé para explicártelo. Hace meses, cuando Helio se mudó aquí conmigo, se enteró de mi trasfondo. Yo fui la hija de un hombre conocido simplemente como el "Dr. Katsuragi", que formó parte de lo que se conocería como el Segundo Impacto. Él se enfocó más en su trabajo que en mi mamá y en mí. Lo odié por eso. Sin embargo, por alguna razón que desconozco, me llevó consigo a la Antártida en la llamada "expedición Katsuragi", liderada por él mismo, donde encontraron a un "gigante colosal dormido" que fue nombrado Adán, y que se catalogó como el primer Ángel. Yo no lo vi directamente, pero Adán "despertó" (no como la unidad 01 recientemente), lo cual hasta se vio desde el espacio. Lo que apareció al momento del evento fueron cuatro figuras gigantescas de apariencia espectral. En cuanto a mí, como mi padre me llevó, presencié todo esto teniendo quince años. Él me cargó (pues me encontraba algo débil por hechos anteriores, pero relacionados con este) y me metió en una precursora de las cápsulas de inserción (por su diseño), no sin antes darme su collar en forma de cruz (que es el que yo uso). Durante esos minutos, se le vio muy diferente. Ya no se veía más enfocado en su trabajo, sino en... mí. Por fin se preocupaba por mí, lo que debió hacer desde un principio. Arriesgó su vida para salvar la mía. Ya algo lejos del epicentro (porque el continente antártico se derritió casi al instante), abrí la cápsula y vi lo que quedó en lo que una vez fue el polo sur terrestre. La Tierra quedó con una cicatriz permanente, la cual está presente incluso en la actualidad. Y yo... seguía sin creerme lo que hizo mi papá. — Papá... - me dije a mí misma, sosteniendo con firmeza su collar en mi mano. Mi forma de verlo cambió. Pasé de odiarlo profundamente a... admirarlo. Vaya giro tan drástico de los acontecimientos. Pero bueno, después de eso, no hablé durante algunos años. Sufrí de afasia. No dije nada durante dos años completos. Ya luego de eso, entré a la universidad de Kioto y conocí a Ritsuko Akagi y Ryoji Kaji, pero eso no tiene que ver con el tema que nos incumbe, ¿no te parece? El punto es que... por alguna razón,Helio me recordaba a mi padre (esa razón es muy extraña), al igual que Kaji (por eso fue que terminamos nuestra relación en la univerdad, porque me recordó bastante a él). Me veía perdida en mis pensamientos, tanto que hasta la joven Hikari se dio cuenta. Me sacó de mi estado de "trance". — Señora Katsuragi, ¿está bien? - me pregunta la muchacha, con Pen Pen abrazado a ella. — ¿Eh? Ah, sí, estoy bien. Sólo estaba pensativa. — Bueno, sólo quería pedirle que, en cuanto recuperen a Helio, me informen para verlo personalmente, ¿sí? — Claro, claro. Nosotros te decimos. O más bien, Asuka o Rei te lo dirán. — Gracias, señora Katsuragi. Me tengo que retirar. Gracias por su tiempo. - se despide y se va, y mi pingüino se separa de ella. La puerta se cierra automáticamente. Esa chica también se preocupa mucho por él. Digo, ¿cómo no lo va a estar, si los dos son novios (yo lo veía más con Asuka o Rei, pero allá él. Todos tenemos gustos distintos)? — Ay, esa niña... Compartimos la misma preocupación. ¿No te parece, Pen Pen? - le digo a mi mascota. Me alejo de la entrada y me voy a la mesa, donde me siento en una silla (él me sigue, pero se mete a su habitación). Me dispuse a terminarme la cerveza que dejé a medias, cuando alguien más me interrumpe. Ahora era una llamada telefónica. No voy a dejar que suene hasta que se aburran o me harte y le grite las 45, así que contesto. — ¿Hola? — Sí, hola. ¿Allí vive mi hijo? - me pregunta una voz femenina, y suena algo más vieja que yo (ay, sí..., ahora me siento joven otra vez...). — ¿Su... hijo? ¿A quién busca, señora? — A mi hijo Helio. Me dijo que llamara a este número. ¿Sí es el correcto? — Sí, le dieron el número indicado. ¿Entonces... usted es la madre de Helio? — Sí. No he recibido una llamada suya ni mensaje en días, y no sé qué le pasó. Me imagino que usted es su tutora, ¿cierto? — En efecto, señora. Soy Misato Katsuragi, la mentora de su hijo. La llamada se extendió por varios minutos más. La señora decía que quería volver a saber algo de Helio, y razón no le faltaba. Cuando tienes un hijo y no tienes respuesta suya por días, es normal que te preocupes. Y aunque yo no soy madre (pero sí dueña de un animal, así que debe acercarse a ese concepto), comprendo perfectamente a la mujer. Hasta yo he sentido la necesidad de cuidar de Helio como si fuera mi propio hijo. Ahora yo tomé el rol de esa señora (pero no quiero reemplazarla. No puedo reemplazar a la madre de nadie). Concluí con la conversación diciéndole que Helio estaba indispuesto (le mentí con que "estaba muy ocupado haciando varias cosas secretas"), pero que él la llamaría cuando tuviera tiempo. Me estaba sintiendo mal por mentirle a la integrante de una familia (la única completa de todos los Elegidos. Rei perdió a sus padres en el Segundo Impacto, Asuka tuvo que sufrir el divorcio de los suyos y la muerte de su mamá y Toji creció con su padre y abuelo, pero estos trabajan 24-7 en NERV, por lo que él se encargaba de su hermana. Y sí, encargaba, porque ya está muerto. Pobre niña) con algo que era falso. Pero tenía que hacerlo. Era necesario para que no se pusiera triste. La llamada terminó, pero después de colgar, dije... — ... Discúlpeme, señora. Le he mentido. - soné entristecida. Me sentía culpable. Inexplicablemente (desde la persepctiva ajena), empecé a llorar. Y ahora no era por Kaji como en la universidad (o a escondidas en el cuartel, que tenemos encuentros ocasionales y vamos a besarnos donde nadie nos vea. La llama parece seguir encendida), era por Helio. Ese muchacho... ¡En serio, ese muchacho...! ¿Por qué tenía que hacer semejante tontería? Despertó al EVA-01 y se sincronizó al 400%, y se fusionó con el núcleo. ¿Para qué lo hacía? ¿Para preocuparnos a todos? — Misato, ¿estás bien? - me pregunta Asuka, que se vio atraída por el ruido. — N-no, no lo estoy. Le mentí a la madre de Helio sobre su hijo. ¿Pero qué clase de mujer soy? — ¿Qué fue lo que le dijiste? — Me pregunto dónde estaba Helio, y le dije una gran mentira. Debí... decirle la verdad. — ... A veces las personas no deben enterarse de la verdad, puede ser demasiado abrumadora para ellas. Hiciste lo correcto, Misato. — ¿Eh? — No tienes por qué sentirte mal. Coincido con lo que le dijiste a la señora: él ya regresará. - me consuela (si Helio se encontrara presente, diría que esto es muy extraño, soltando algo como "¡¿Qué le hiciste a la Asuka que conocemos?!"). Esta Asuka es más abierta y comprensiva que la original que conocía. Esto demuestra un gran desarrollo y avance. Claro, auspiciados por alguien que en este momento no se encuentra con... nosotras (y eso que él decía que su presencia no iba a servir para nada). Se lo hice saber y ella se limitó a responder... — Las personas cambian con el tiempo, Misato. Nadie permanece igual para siempre. Mírame a mí. Nos pasaremos directo a cuando ya es hora de dormir. Olvidé esa tristeza que tenía por un rato y me levanté el ánimo viendo televisión y tomando (esto último nunca falla). Mi otra pupila se durmió unos minutos recién, así que le bajé el volumen. No me di cuenta de cuánto tiempo pasó, tal vez minutos o un par de horas, pero me vencieron las ganas de dormir y eso hice. Me fui a mi cuarto (tengo que recogerlo, que está demasiado desordenado. Dejarle esa labor a un par de chicos es algo abusivo de mi parte), me quité de una sentada el traje ajustado de siempre y me pongo ropa suelta (me fijé en que Asuka suele tomar mi ropa para ponérsela ella en ocasiones. Je, je, je). — Ya quiero volver a tenerlo viviendo aquí. Espero que el experimento de mañana sea exitoso. - digo con ánimos, y cierro los ojos. Día viernes 4 de septiembre de 2015. La alarma del despertador suena a la hora de siempre, las 7 de la mañana en punto. Me da mucha flojera levantarme, pero tengo que hacerlo. Nadie va a a destruir a los Ángeles si no soy yo. Me levanto y me voy a desayunar algo, dejando mi cama toda desordenada una vez más (Helio se molesta por eso. Me gusta provocarlo, hacerle enojar. Es divertido). Saco una de las sopas instantáneas que preparé el día anterior y me la termino. De paso, le doy algo de curry a Pen Pen (le gusta mucho. Me pregunto cómo es que ha vivido tanto tiempo comiendo esto. No es lo que un pingüino suele comer..., pero ¡hey! Él no es un pingüino común y corriente). Al cabo de unos minutos más, después de las 7:30 (estos chicos ya se acostumbraron a madrugar. Helio me comentó que antes se dormía en la madrugada. Suerte que ya cambió ese hábito, que ahora es imprescindible dormir bien), Asuka despierta. Anda igual que yo, toda despeinada. — Buenos días, dormilona. - le saludo. — Sí, sí, como digas. - responde, de amargada. ¿Y lo de ayer nunca pasó...? — ¿Ya estás lista para este día? — Nah, no lo sé. ¿Tal vez...? Por un lado es triste que el tonto Helio regrese, que ya no podremos vivir en paz por sus constantes gritos. - esto lo dice porque él tiene videojuegos, en sus consolas y ordenadores. A veces suelta una que otra palabrota cuando pierde o lo matan. A veces desespera.- Pero por el otro..., siento que su presencia le añade algo de vibra a este lugar. — Vaya, hasta que al fin entras en razón, Asuka. ¿Ves que hasta lo aprecias? — Como sea, sólo espero que ese tonto no vuelva a cometer estupideces como la de escaparse, que luego el comandante se enoja y todos la llevamos. — Sí, en eso tienes razón. - concuerdo... en parte. - Anda, ponte a desayunar, que dentro de poco nos vamos al cuartel. Tras el desayuno, nos bañamos algo rápido (la puntualidad es algo que me caracteriza. Me preocupo por ser lo más puntual posible y estar en el cuartel general dentro del tiempo establecido), cada una se pone su ropa correspondiente y ¡vámonos al cuartel! Al exterior ya nos esperaba Rei Ayanami, y nos vamos todas juntas. En el camino, veo que Rei también ha cambiado un poco: ahora es más expresiva, habla más con gente que no son los Ikari, y hasta sonríe más. Pienso que esta muchachita tiene una sonrisa angelical, pero por ser tímida, casi nunca la muestra. Helio hizo algo bueno, después de todo... En mi deportivo, yendo hacia el cuartel general, se forma una pequeña conversación. — ¿Ustedes van a presenciar el momento del "resurgimiento" de Helio? - les pregunto. — Misato, ¿debemos recordarte que estaremos en sesiones de sincronización? - me recuerda Rei. — Pero la doctora Akagi no estará con nosotras, ni Maya. Las dos ayudarán en el proceso. - dice Asuka. — Entonces eso significa... ¿que no tendremos pruebas? — Esta vez no, Primera Elegida. ¡Tendrán un día libre de sincronizaciones! . digo alegre. - Consideren esto como un premio. Ustedes se esfuerzan tanto por protegernos de los Ángeles que nos olvidamos que también son humanas. Por ende, y dados los hechos que ya conocemos, se salvaron de esta. — ... — ¡Genial, que esas pruebas siempre tratan de lo mismo! - habla la Segunda Elegida. - ¡Siempre es sentarse, concentrarse, y perder el tiempo! ¡Por Dios, qué pruebas tan más repetitivas! — Me pregunto cómo reaccionaría mamá al escuchar eso... — Tengo la suerte de conocerlas, chicas, y a Helio. Sin ustedes tres, mi vida como coronel de NERV sería más aburrida. - suelto felizmente. Luego de otro rato más donde conducí hasta el GeoFrente, llegamos. Como mencioné, ellas no harían pruebas de sincronización, así que estuvieron junto a mí en todo el rato. Me seguían a todas partes. Me acompañan hasta la parte elevada cercana a la jaula del EVA-01, donde se encuentran las doctoras Akagi e Ikari, junto a Maya. — ¿Ya está todo preparado, doctora? - digo nada más entrar. — Sí. Todo está programado para llevar a cabo este salvamento. - revela mi amiga el nombre de la operación: "salvamento" (también se le puede decir "operación de rescate", pero lo primero suena mejor, ¿no lo crees?). — Misato, llegas a buen momento. Estamos a punto de empezar. Tan sólo refinamos los últimos detalles. - me saluda la doctora Ikari (no pasa nada que me llame de "tú". Ella es muy amigable con todos). — Su llegada da el banderazo para comenzar con esto. - se añade Ibuki. Sacaríamos a Helio de su prisión sí o sí. Para esto, la doctora Akagi preparó una gran cantidad de equipos e instrumentos (entre ellos un psicógrafo), y antes de comenzar, me explicó todo el procedimiento con un montón de cosas de las que no entendí nada, pero sí pude retener los conceptos clave: líbido (energía psíquica que surge de la unidad de vida, Eros), destrudo (que surge de la pulsión de muerte, Thanatos, siendo la contraparte de la anterior. Esta y la previa son usadas en la psicología freudiana), cathexis (que se utiliza para definir un vínculo, consciente o no, de un sentimiento o significancia particular a un objeto, idea o persona) y espacio Klein (aquí sí que no le entendí nada a la doctora. Me sentí estúpida). — ¿Ha entendido todo, coronel? - me dice para finalizar el discurso científico y empezar definitivamente. — Ah, sí, sí. Entendí todo, d-doctora. - se nota a leguas que miento. Hasta la doctora me ve raro, sabe que le engaño con mi afirmación. — ... Bueno, en ese caso, vamos a comenzar con el "salvamento". Al lado de las pilotos, veo cómo las científicas y una de los operadores empiezan con este procedimiento. Estuve al tanto de que todo saliera a la perfección. No quiero perder a ese muchacho, es... demasiado importante para mí, y para todos. Y si se desvanece en la nada, dejará atrás a una familia, una mascota... y una novia (qué ´pillín me salió, ¿eh? No quería que me enterara). — Te sacaremos pronto, Helio. Tan sólo espera. - digo en voz alta, mirando al Evangelion. Los minutos transcurren, y él sigue sin salir. Para garantizar que todo salga bien, los otros dos operadores principales son convocados y se ponen a trabajar. Así, Ritsuko, Yui, Maya, Makoto y Shigeru trabajan incesantemente para asegurar un buen resultado. De vez en cuando miraba la pantalla que muestra el interior de la cabina del EVA, donde sólo se ve LCL y la cápsula vacía. No hay nadie adentro, y yo quiero ver esa cápsula ocupada. El tiempo sigue pasando, los minutos se sienten como horas. Yo ya estoy empezando a ponerme impaciente. No era la única en ese estado, Asuka también, y con ella era más evidente. Rei, por su parte, observa callada. Se ve su preocupación en su mirada. — Ya me estoy preocupando. Han pasado más de cuarenta minutos y siguen iguales. Quiero ver a Helio una vez más. - dice Rei, rompiendo el hielo, revelando que lleva el tiempo contado y sonando melancólica. — Aquí yo no tengo nada interesante que agregar. Ese estúpido sólo pone las cosas difíciles. Así es él. - comenta Asuka, cruzando los brazos. Ayanami la ve de reojo, pero no dice nada. — Tengan paciencia, chicas. Estoy segura... que esto terminará pronto. - les doy esperanzas, sin saber el resultado. Ya después de las 11 de la mañana (la Primera Elegida no abandonó su estírpe de paciencia, mientras que la Segunda estaba por perder los estribos), todo... da un giro, pero para mal. Todos los ordenadores muestran que hay problemas y errores, pero no por cuestiones técnicas, sino... del interior del núcleo de la unidad. Helio no quiere salir de ahí. — ¡Estamos teniendo problemas! - dice la doctora Akagi. — ¡Lo que vemos aquí sólo puede significar una cosa: Helio se rehúsa a volver! - se integra Hyuga, sonando alarmado. — ¡Ya no podemos hacer nada más! - añade Aoba. — ¡Abran la cápsula! - ordeno. Todo el LCL del interior se derramó en el puente circundante. El experimento fracasó. Como yo estaba inspeccionando de cerca (algo), bajo y me acerqué a donde el líquido derramado (Rei y Asuka no me acompañaron, se quedaron en la zona de supervisión) y, ya caída en la miseria, me desplomo de rodillas. No tengo a nadie a quien abrazar, así que me suelto ahí mismo. — ¡... No! ¡No puede ser! ¡Yo quería que esto saliera bien! ¡Quiero... Quiero tener a Helio de vuelta aquí! ¡Yo lo quiero! Sí, otra vez me puse a llorar por un hombre, pero ahora no se trataba de mi padre o de Kaji (quien me recordó mucho a él cuando fuimos novios. Por eso corté nuestra relación. Me... dio mucho miedo). ¡Era ese niño chiflado! ¡Si tan sólo no se hubiera escapado...! ¡Si tan solo hiciera las cosas bien...! ¡Si tan sólo... Si tan sólo...! — ¿Por qué...? ¿De qué sirve la maldita tecnología si no puedes recuperar a una persona? - me lamento. Nadie quiso acercarse, no por pena, sino porque no sabían qué decir. Todos comparten el mismo sentimiento: impotencia, frustración porque todo el esfuerzo fue en vano. Y como dije, nadie se acercó. ... O casi nadie, porque la doctora Ikari aparece y sí se acerca a mí para consolarme. — Tranquila, coronel. - me da unas palmaditas en el hombro. - Yo también me siento mal. Yo igual quería que saliera a la primera. Yo... también lo extraño. De regreso en donde estaba hace poco, Ayanami y Langley Sohryu tienen reacciones diferentes. La primera se cubre la boca con las manos, pero dejando ver sus ojos, con la misma expresión de antes. La segunda... ya no se ve seria. La "hija" de los Ikari baja hasta donde yo (si te preguntas qué ropa llevan las dos, es el atuendo escolar). — Yo... me siento igual, Misato. De la misma forma que mamá y tú, yo... lo echo de menos. - expresa. La otra piloto permanece arriba, pero ahora dice algo en voz muy baja: — Tonto Helio..., igualmente quiero que vuelvas. Las cosas son más aburridas cuando no estás presente. No sé si fue por verme desmoronada, las palabras de Yui o el estado de Rei, pero el núcleo del EVA (que estaba expuesto. Se le quitó la armadura para conectarle todos los instrumentos que se emplearon en el salvamento) empieza a brillar intermitentemente. Esto nos asusta un poco a todos. — ¡Ah! - exclama Rei, sorprendida. — ¿Eh? - suelta la doctora Ikari. — ¿Qué está...? - digo yo. Ocurrió un auténtico milagro. ¿A qué me refiero? Como si hubiera estado al pendiente de mis deseos y súplicas, y tras un brillo más intenso, Helio salió del interior del Evangelion. ... y vestido, con su traje de piloto (se lo puso antes de enfrentarse al Decimoprimer Ángel y provocar el "despertar" de la unidad 01). — ¡...! - no sé qué decir. No, sí qué decir. - ¡Helio! ¡Volviste! Me levanto y me acerco corriendo para abrazarlo. Estaba inconsciente, igual que tras la batalla contra el Octavo Ángel, pero no me importó. Volví a llorar. Ya lo tenía de nuevo cerca de mí. No fui la única en ponerse así, ya que Rei me acompañó en la melancolía. Por su parte, Ritsuko, Yui y los operadores se vieron contentos también. Y Asuka... — Hmph... - dice en voz baja, de brazos cruzados. - Tonto Helio..., bienvenido de regreso. - dice, sonando feliz. Esboza una pequeña sonrisa. No te dejaré picado, te diré lo que pasó más tarde. Antes de mediodía, cuando Rei y Asuka van a irse al colegio, vemos a Helio, acostado, en una habitación del hospital de NERV en el GeoFrente, en las cercanías de la base. Ellas ya están cambiadas y listas para irse, lo harán en cuanto él despierte; yo espero pacientemente a que abra los ojos. Ah, y Yui Ikari también nos acompaña, quiere verlo despertar. Lo que pido se hace realidad, porque el Tercer Elegido suelta algunos pequeños ruidos, típicos de las personas que recién despiertan, y se mueve un poco. — Uuuhhh... - despierta. - ¿Qué... Qué pasó? - pregunta, confuso, rascándose la cabeza con una mano. — ¡Oh, Helio! ¡Al fin despiertas! - me pongo feliz y sentimental de nuevo, abrazándolo. — ¡Bienvenido de vuelta, Helio! - le saluda Ayanami. Sigue compartiendo mi estado de ánimo. — ¡Hola otra vez! - le habla quien lo ve todos los días. — ... Está bien, lo diré: bien... venido... de regreso. - suelta Langley, sin mirarlo a los ojos, sino al lado. Él se acomoda y se sienta. No se le ve débil. — Ay... ¿Alguien... puede explicarme qué pasó? Estaba combatiendo contra el Decimoprimer Ángel y... me volví loco y... y... luego ya no recuerdo nada. - quiere saber todo. — Yo... te lo diré todo después, Helio. - responde Yui. Mira que sus compañeras están usando el uniforme escolar, y que él no, que está en su traje de piloto. Se alarma un poco. — ¡Ah, maldita sea! ¡Debo cambiarme yo también! - se quita la sábana de la cama y se pone de pie. Aquí se confirma que está con sus fuerzas completas, sin agotamientos. — ¡Helio, acabas de salir del núcleo del EVA! ¿En verdad te sientes tan normal? - pregunto. — Misato, no me siento diferente. Estoy totalmente sano, sin secuelas. En resumidas, estoy 100% bien. Confía en mí. — ... — Ahora, si me permiten, necesito ir a cambiarme. Qué bueno que dejé la ropa en los vestidores... - sale de la habitación mientras dice esta última oración. — Me alegra que esté recuperado y ya piense en lo que debe hacer sin que se lo digan. - sueno orgullosa, y eso que no es mi hijo. - Asuka, Rei, acompáñenlo a la escuela. Estoy segura que una de sus compañeras está deseosa por verlo. - les ordeno a las pilotos. — Sí. - responden las dos, y se van, dejándome con Yui. — Ahora sí puedo decir que ha progresado. Hizo lo que es necesario sin consultarlo con nadie, ni siquiera conmigo. Este muchacho me llena de orgullo. - dice ella. — A mí también, Yui. A mí también. - le respondo, estando de acuerdo. La rutina vuelve a la normalidad. Helio ha regresado y todos están felices, hasta el comandante (que no lo expresó abiertamente, pero se limitó a decirlo). La vida... vuelve a ser colorida para mí. |
Capítulo 20
|
---|
SEELE |
Jueves 10 de septiembre del 2015. Antes de proseguir con el relato, quiero decir algunas cosas que pasaron en estos días tras mi salida del núcleo del Evangelion unidad 01 (fue muy... peculiar y... pacífico estar allí dentro). Primero, cuando estaba ahí, vi y escuché todo lo que pasaba a mi alrededor. No quise salir porque... ya no quería afrontar las cosas, y se puede decir que me encerré (literalmente) en mi mundo. No obstante, fui testigo de cómo todos, absolutamente todos (incluso a los que pensé que no les agradaba, como el comandante, su mano derecha o hasta Kaji y los operadores, excluyendo a Maya Ibuki), querian verme de vuelta, en especial Misato. Ella actuaba como... como mi mamá, a quien tanto extraño (no lo comento por aquí porque puede que no te interese). Fue ella la razón principal por la que salí. Verla sufriendo por mi ausencia me hizo reflexionar y decidir en salir al exterior.
Si pensabas que sólo mi tutora me extrañó, te equivocas. Mis amigos en la escuela (excepto Toji. Ay, querido camarada...) me recibieron con gusto, desde Kensuke hasta Shinji (somos amigos, aunque no lo parezcamos). Pero con Hikari... Cuando llego, no quiere verse mal con toda la clase (ya sabes, por lo de su imagen de "jefa de clase seria", pero ya en el almuerzo, cuando me cita en la azotea (¿quieres saber algo malo? ¡Yo fui el único de toda el aula que no comió! Me enojaría con ella, pero no. Sabía que no iba, así que ¿cuál era el sentido de llevarle el almuerzo a alguien ausente?), estando nosotros dos... — Vaya, fueron muchos días ahí dentro, pero ya estoy fuera. Creo que ya empiezo a abrir los ojos. He estado bastante ciego. - reconozco, apoyado en la malla ciclónica de la azotea, hablando de que todos mis pensamientos me han llevado a creer cosas equivocadas. - ¿Y qué hay de ti? Olvidé decir que estaba dándole la espalda, mirando el paisaje. Por tal, no noté que ella se puso igual que Misato y Rei. De parte suya, escucho algunos... sollozos. Me sacó de onda, y hace que la mire. — ¿Mmm? ¿Qué sucede? - yo no entiendo nada. Aún estoy ciego... metafóricamente. Mi queridísima novia le entra al club (así digo yo cuando veo a alguien haciendo lo mismo que otras personas) de mi tutora y compañera de cabello azulado y... Lo describo, aunque es sencillo de imaginar: sus ojos están llorosos, tiene las dos manos juntas frente a su pecho y, pues, ya dije lo de los sollozos. ¿Qué dije? No era difícil intuir que ella estaba más que feliz por volver a tenerme a su lado. — Eh... ¿Estás bien? - cieguísimo que ando, ¡cieguísimo! — Te... Te... ¡Te extrañé! - corre hacia mí y me abraza. Como Misato un rato antes, rompe a llorar. Verla así me... acongojó (y me puso un poquitín incómodo. Debí pensar más en ella cuando estuve allá, en mi "prisión"). — ... - cierro los brazos (porque siempre me quedo como patidifuso) y la rodeo con ellos. No quiero verme... insensible. - Yo igual te extrañé. Los extrañé... a todos. — Creí... que ya no volvería a verte... — No sé si decir lo que me pasó adentro... - susurro. — ¿Eh? - me escucha (lo hice a propósito). — << Me decidí: se lo diré a ella. >> - pienso, y le relato. Pero primero, dejamos de abrazarnos. - Cuando me adentré en el núcleo del EVA... literalmente, me dieron ganas de quedarme ahí dentro, para siempre. Ya no quería afrontar la horrible realidad en la que vivimos. ¿Y por qué? Pues por todo lo que me ha tocado pasar, desde mis problemas en mi vieja casa hasta los actuales, que son los malditos Ángeles y esa condenada presión que cargo. — ¿Estabas... angustiado? — Sí, eso. Por eso fue que permanecí encerrado, sin querer volver al exterior. Me sentía... tan tranquilo, en paz, sin recibir la molestia de alguien. Era... algo maravilloso. Me sentía como si hubiera muerto e ido al cielo. - dije, sonando poético... y raro. — ... — Sonó extraño, lo sé, pero así me sentía en ese momento. No me apetecía tener más contacto directo con nadie, ni siquiera con mi propia familia. — Esos pensamientos son horribles. Tu familia debe ser todo para ti. - me comenta, ya más relajada. — Mi mente y mis sentimientos no estaban conectados, no se sincronizaron. - no pretendo hacer una comparación con la sincronización que hago con el EVA, pero así suena. - Sólo pensaba en mí y nada más en mí. No quería ver a nadie, ni... a ti. Me sentía... soberbio — ¡...! - se cubre la boca con las manos. — Muy radical, pero es cierto. Ni tu carita me motivó a salir de inmediato. - la miro de reojo, ya que me di la vuelta para un lado. - Sin embargo, mientras estuve allí, me puse a reflexionar. Me tomé demasiado tiempo para pensar muy bien todo. — ¿Qué quieres decir con "todo"? — A todo lo que he vivido desde que me vine para Japón: el pilotear el EVA, conocer a Rei y otros, pasarme por aquí, destruir a los Ángeles... y conocerte a ti. — ... — Lo que quisiera es regresar en el tiempo y evitar algunas cosas feas, como la muerte de Toji. Ay, lo echo mucho de menos. — Yo también lo extraño. - revela, confundiéndome. - Nos peleábamos mucho, pero fue un buen chico. — Sí, lo sé. - suspiro, mirando de nuevo hacia el frente. - << Me acabo de dar cuenta de algo: sólo resaltan las cualidades positivas de una persona cuando no se encuentra presente o ya está muerta. ¿Por qué será? ¿Acaso es por hipocresía? >> - pienso en eso que acabo de notar, entrecerrando los ojos y poniendo una mirada seria. Permanezco en silencio, con la vista enfocada adelante. Continúo recordando mi estancia en el núcleo. Hikari me hace compañía, sin hacer ni un solo ruido. Estaba muy pasiva. Aquí se demuestra el contraste de personalidades que tiene: por un lado está la "representante seria" que todos conocemos en el aula, y por el otro, una chica preocupada por sus hermanas (aunque ellas no vienen al caso aquí, pero igual cuentan) y por mí. Hey, en cierta manera me recuerda a Misato y a mi mamá. ... ¿Apenas me doy cuenta de eso? — Ya dije que no me apetecía salir de donde estuve, quería seguir ahí para siempre. Pero lo pensé bien, muy bien, y sí, hay cosas malas en esta vida, pero también buenas. Entre eso último están mis compañeras pilotos, mis demás amigos, y claro, tú también. - sigo adelante con mi relato. — ¿De veras? — Puedo decir, sin temor a equivocarme, que tú eres lo mejor que me pudo pasar en este país. - digo, y luego saco algo fuera de contexto. - ¡Y el que no esté de acuerdo, que me diga y nos damos en la...! - suelto esa frase fuera de lugar. — ¡Oye! — Perdón, me emocioné. - me río un poquito y me llevo una mano a la cabeza. Me giro para verla. Sentía que perdí demasiado tiempo explicando... ¡y también hambre! ¡Pasé días en un mundo desconocido (no sé si considerarlo un, como dice la doctora Akagi, "mar de Dirac") y encima no me traen de comer! Caray, creo que sí debí obedecer a Misato en quedarme a descansar... — Sabes, ahora que te pusiste así, me recordaste a mi mentora. - le digo, ya para terminar. — ¿También se puso así? - repite. Cuando la vi, tenía marcas debajo de los ojos (no ojeras), ya sabes, por las lágrimas. — Aunque no lo parezca, sí. Veo que sí hay gente que se preocupa por mí, después de todo. —P-por supuesto. Está la señora Katsuragi, está Rei Ayanami, tus demás amigos... y yo. - se le encoge un poco la boca al decir esto. Se siente muy apenada al mencionarse a sí misma. — Sí, ya me he dado cuenta. - digo, ya más contento. — B-bueno, volvamos, que la hora de descanso aún no termina. — Sí, pienso lo mismo. Volvamos. - finalizo con el monólogo fregón. Cuando me acerco a ella para regresar al salón (porque ganas de tomarla de la mano no me faltaron), pienso... — << Y Misato diciendo que me vería mejor con Asuka o Rei... ¡Ja! A mí me gusta ir contra la corriente. >> Ahora, regreso a la actualidad, al día 10. Abro los ojos, estoy algo confundido. Recuerdo que iba con Rei y Asuka a la escuela (al despertar, unos minutos después, cuando le tocó hacer lo mismo, la segunda me dijo "¡Feliz jueves!". ¿Qué significará todo esto? ... Me aterra) , que me quedé atrás por X idiotez y... luego... nada. Perdí el conocimiento y me desplomé ahí. Sin embargo, no me sentí mal de la nada, no estoy enfermo. Lo que sí noté es que fue un dolor repentino en la cabeza, uno repentino y muy fuerte, tanto que me tiró en el acto. — << Ay... ¿Dónde estoy? >> - digo mentalmente, llevándome una mano al sitio que me dolía hace un rato. Me levanto. Estoy en un lugar completamente negro. Yo soy lo único que puede ser considerado "iluminado". Mi mochila no está por ningún sitio (no quiero perderla, que yo no soy el que hace eso. ¡Ese es el trabajo de mi hermano!). De repente, ya no estoy solo, pues más de diez pilares, monolitos oscuros, con una palabra que dice "SEELE", un número que va desde el 01 hasta el 12 y un mensaje que dice "SOUND ONLY" me rodean. Esa manifestación tan repentina me puso los pelos de punta (pero bueno, mejor eso que alienígenas, como pasó en Metal Slug 3, ¿no?). — ¡¿Quiénes son ustedes?! - pregunto, ya asustado. — Somos SEELE, los verdaderos gobernantes del mundo. - habla uno de los monolitos, el número 07. — ¿Verdaderos gobernantes del mundo? - repito esa frase. — Nuestro agente hizo un muy buen trabajo inmovilizándote para traerte aquí. - dice el monolito 06. — << ¿Agente? >> - respondo en mi cabeza para no verme tonto. — El enviado nos ha sido de gran utilidad, ya que te ha secuestrado y te trajo hasta aquí. - revela el monolito 09 cómo llegué ahí: ¡fui secuestrado! — ¡...! — Así es, te mandamos secuestrar. - relata el 08. — ¿Para qué? - pregunté. — ¿Para qué? ¡Ahora lo verás! - responde el 03. Los monolitos desaparecen, pero en su lugar se materializan cinco señores, todos se ven algo viejos, pero el que está enfrente de mí... tiene un visor al más puro estilo de ese personaje de los X-Men (no recuerdo su nombre. Lo siento). — ¿Qui... Qui... Quiénes... son ustedes? - repito la misma pregunta, tartamudeando (parezco Porky). — Nosotros somos el comité de instrumentalización humana. Tú no nos conoces, pero nosotros a ti sí, Helio Cabrales. - me habla el que tengo frente mío. — ... - no se me ocurre qué decir. No sé dónde estoy, ni cómo puedo escapar, o por qué estoy ahí. Ahora sólo sé que me secuestraron. — Yo soy Keel Lorenz, el líder del comité de instrumentalización humana. - se presenta el señor, a él y a sus cercanos. ¿Comité de instrumentalización humana? ¿Ellos son acaso los "ancianos" de los que suelen hablar el comandante Ikari y Fuyutsuki (y lo dicen los jóvenes, que me imagino que ambos tienen más de cincuenta años...)? Lo que no entiendo es... ¿para qué me quieren a mí? ¿Les soy de utilidad para algo? — ¿Qué es lo que... quieren de mí? - pregunto instintivamente. — Tenerte aquí, como nuestro prisionero, para provocar a NERV. - dice de nuevo el señor Lorenz. — ¿Provocar a NERV? — Gendo Ikari nos ha dado muchos problemas para iniciar con el Proyecto de instrumentalización humana, ese donde la humanidad dejará a un lado su individualidad para convertirse en un único ser, en un todo. - habla uno de los presentes, el iluminado de verde. — No entiendo nada de esto. ¿Qué quieren decir? — Lo que queremos decirte es que tú eres la clave para dar rienda suelta al proyecto. Tú ERES la llave. - me idolatra, por así decirlo, el hombre de amarillo. — ... ¿Yo...? — Sí, muchacho, tú. Tú nos ayudarás a crear un nuevo mundo. - se une el hombre de rojo. A continuación, proceden a explicarme muchísimas cosas. — Ya conoces la historia del Segundo Impacto, ¿no es así? - me pregunta el viejo de azul, el único que se quedó callado hasta ahora. — Ajá, sí. Un meteorito diminuto impactó contra la Antártida a un 95% de la velocidad de la luz, provocando una explosión tan colosal que terminó por derretir todo el continente helado y causar cambios climáticos extremos en todo el mundo. - explico la versión que yo sé, y que todos los medios, desde documentales hasta la Internet, han dado. — ¡Esa versión es totalmente falsa! ¡Ningún meteorito colisionó con la Antártida en el año 2000! - niega Keel Lorenz tal afirmación. - ¡Los verdaderos responsables... fuimos nosotros! ¡Nosotros mandamos la Antártida al olvido! — ¡...! - Misato nunca me dijo eso, y dizque tiene alcance a todos los archivos confidenciales de NERV... junto con Hyuga. ¿Por qué quiso ocultármelo (junto con esa marca que tiene en el abdomen, y que le vi... sin querer)? — Si te preguntas por qué lo hicimos, es para que los Ángeles aparecieran. - explica el hombre de luces rojizas. — Queríamos deshacernos de ellos para que no intervinieran con nuestros planes. Para ello, nos vimos obligados a despertar a su progenitor, Adán. Sólo así ellos despertarían junto con él, pero muchos años pasaron hasta que su descendencia hiciera su aparición. — ¿Ustedes provocaron el Segundo Impacto, entonces? - pregunto. Estoy entre que si me la creo y si no. — En efecto, niño. El responsable de tal hazaña fue el Dr. Katsuragi, que es el padre de quien cuida de ti. — ... — Sabía que era un viaje sin retorno, y aun así aceptó. Dijo que lo haría con tal de no volver a ver a su familia, que se arrepentía de haber procreado a una niña que sólo le fastidiaba y no dejaba que realizara su trabajo en paz. — << Están metiendo cizaña contra Misato... >> - pienso. Por cierto, sólo enfocaré lo que digamos Keel Lorenz y yo (o sea, que todos hablaremos, pero sólo notaré lo que decimos el viejo ese y tu servidor). — Si piensas que esto fue todo, pues no, muchachito. Esto es sólo el comienzo. Por cierto, supongo que no estás enterado de nada. Al igual que con lo del Segundo Impacto, te lo explicaremos todo. — ¿Explicarme... todo? — Tras el despertar de Adán en la Antártida en el año 2000, nosotros, SEELE, con los manuscritos del Mar Muerto en nuestro poder, supimos que tal acontecimiento provocaría una hecatombe futura, que es lo que afrontas ahora mismo. Desde el siglo pasado, nos enteramos que los Ángeles, los "hijos" de Adán, tratarían de alcanzar a Lilith, situada en lo que hoy es Tokio-3, para eliminarla a ella junto a sus "hijos", los Lilin. Y si quieres saber quiénes son los "Lilin", somos todos los seres humanos, TODOS. También podemos ser considerados como el último de todos los Ángeles. — ¡¿Los humanos... somos un Ángel?! - exclamo. — ¿Sorprendido, verdad? Nos lo esperábamos, ya que nadie de NERV ha querido comentarte nada. Pero sí, la humanidad entera es un Ángel. ¡Somos el último Ángel! Sin embargo, a diferencia de todos los que has combatido, no provenimos de Adán, el Primero, sino que de Lilith, el Segundo. — Y siguiendo con NERV, te contaremos todo sobre la historia de la organización a la que tanto cariño le tienes. - ¿cariño? Sólo trabajo ahí porque la doctora Ikari también lo hace. - Se fundó poco después del Segundo Impacto, pero tenía otro nombre: "GEHIRN". Mientras se preparaba todo para lo que se avecinaba, que es lo de este año, los únicos miembros eran Yui Ikari, Gendo Rokubungi, Kozo Fuyutsuki y Naoko Akagi. Con sus conocimientos en bio-metafísica, trabajaron en el "laboratorio de evolución artificial". Ese nombre fue sólo una fachada empleada por la Organización de las Naciones Unidas para que el ´público no sospechara de nada. Lo que en realida se llevó a cabo en dicho laboratorio, que se situaba en Hakone, ahora Tokio-3, era el "Proyecto E", o en otras palabras, "Proyecto EVA". — Las unidades que tú conoces como "Evangelion" tuvieron su creación durante la primera década del siglo XXI, mientras Tokio-3 y tu preciado cuartel general estaban en construcción. Luego, mientras la unidad 01 era un prototipo en construcción, la mujer que tú conoces como Yui Ikari comenzó a buscar a los chicos que serían los futuros pilotos de estas bestias biomecánicas. Con la Primera Elegida no tuvo problemas, se fue de inmediato con su "hija adoptiva": Rei Ayanami; con la Segunda Elegida, Asuka Langley Sohryu, la escogieron porque su madre trabajaba en la rama europea de lo que pasaría a ser NERV; y contigo, Tercer Elegido... — ¿Y... conmigo... qué? - suelto. Quiero saber por qué me escogió a mí la doctora Ikari. ¡Quiero saberlo! Si es por mi condición, eso es ilógico. — Tú eres más especial que ellas dos. Tú sí tienes a tu familia completa, tu estabilidad emocional es mejor que la de Rei Ayanami y Asuka Langley Sohryu. — << Pues yo ya no diría eso... >> - le respondo mentalmente. ¿Estabilidad emocional? Sólo porque no me han visto enojado. Los señores esos me dan una extensísima, requete-larga lección de historia (en la que no pude dormirme o saltármela como algunas partes de ciertos videojuegos. Qué pereza...) donde, además de todo lo de arriba, me dicen lo que harán: provocar el Tercer Impacto y convertir a toda la humanidad, el último de todos los Ángeles, en un único ser, que vivirá en paz y prosperidad para toda la eternidad, sin los límites físicos que nos definen como seres individuales: el escudo AT (porque resulta que todos los seres vivos de la Tierra tenemos uno. El mío... salió a relucir cuando me convertí en el Octavo Ángel. Ay, aún recuerdo ese día. Vaya cumpleaños que tuve... Pobre Hikari). Para esto, deben deshacerse de todos los "hijos" de Adán, el Primer Ángel (el verdadero causante del Segundo Impacto que mandó el mundo al carajo), cuyas apariciones están profetizadas en los manuscritos del Mar Muerto, que ellos tienen en su poder desde finales de la Segunda Guerra Mundial (de hecho, SEELE existe desde antes de mediados del siglo XX, cuando dicho conflicto acabara). Dos últimas cosas para no sobresaturar todo este relato: la primera es que el instituto Marduk, aquel que las doctoras Ikari y Akagi mencionaron hace tiempo (y que, según ellas, me catalogó como el Tercer Elegido), no es real, siendo una cubierta empleada por estos señores que me tienen aquí para elegir a los pilotos de EVAs. Y la segunda es que utilizan la clave 707 para tal labor. ¿Sabes qué lugar tiene esa clave específica? ¡Mi escuela! ¡Mi colegio y, más en concreto, mi clase (originalmente los planes de SEELE era usar a los alumnos de la clase 2-A, pero se decantaron por los del tercer grado), es como una máquina de premios para ellos, donde seleccionan al siguiente Elegido, sin importar quién sea! Para ello, revisan sus datos y comprueban algunas cosillas, como posibles trastornos o enfermedades (¿para qué? Pues no tengo idea), y ya agarran al próximo. Por eso es que fui puesto en la clase 3-A (y yo siempre iba en las clases "B"... El cambio de letra no me favoreció en nada). Lo que me quieren dar a entender los viejos es que cualquiera de mis compañeros de clase (excepto Mana, que era una encubierta) puede convertirse en un piloto de Evangelion. Kensuke, Shinji (los demás de relleno también cuentan) y... Hikari... Todos están pre-seleccionados... Nadie se salva... ¿Cómo me siento al respecto sobre todo el bombardeo de información que mi cerebro recibe? Siento que me va a explotar la cabeza. Mi mente quiere colapsar. Es... mucho por procesar. Hasta siento una pequeña jaqueca. — Y eso es todo lo que debes saber, Tercer Elegido. - finaliza Keel Lorenz la "clase de historia". — No entiendo... ¿Por qué me cuentan todo esto a mí? - pregunto. — Porque... sabemos que quieres saber muchas cosas, cosas que tus superiores de NERV no se atreven a contarte. Lo que sí podemos decirte es que tu comandante, Gendo Ikari, planea realizar su propio Tercer Impacto. — ¡¿Su propio Tercer Impacto?! ¿Para qué? — Para gobernarlo todo junto a su esposa Yui, su hijo y la chica que adoptaron, la Primera Elegida. — ¡...! — Lo malo es que ya no podemos contarte nada. Nuestra pequeña conversación ha terminado. Pero recuerda: no puedes evitar el Tercer Impacto. Todo se interrumpe (y con esto es que todo se desvaneció, como si hubiese sido una proyección. ... Un momento...) por la llegada de una figura desconocida. ... O lo sería si no la reconociera de antes: alta, aspecto curvilíneo, cabello castaño y ojos azules cubiertos por anteojos, junto con un uniforme de alguna academia desconocida. ¡Es la chica (o señorita, que no le calculo una edad estimada) que cayó encima de mí a inicios del mes pasado! Apareció muy normal (como Pedro por su casa), abriendo una puerta, y detrás de ella se ve todo blanco. — ¡Tú otra vez! - exclamo. No esperaba volver a verla. — Hola de nuevo, cachorrito de NERV. - me saluda. Entra a la habitación y me toma de la mano como si fuésemos novios (yo ya estoy con Hikari. ¡No la cambiaría por nada!). Me saca de ahí. El exterior... era desconocido para mí. No reconozco este lugar. Le pregunto a mi salvadora nuestra ubicación, y me responde que estamos en la base de Matsushiro. Espera, ¿Matsushiro? ¿La base no fue destruida por el Evangelion 03 poseído? Esa fue la versión que me dijeron. Le hago saber lo que sé y ella me responde. — Sólo se destruyó la jaula construida para almacenar al EVA, antes de que se convirtiera en un Ángel. Lo que se salvó fue el resto de esta base y las computadoras MAGI. — ¿MAGI? — No son exclusivas de tu cuartel general, cachorrito. Las hay en otras instalaciones, como aquí o en la Base Betania, donde yo trabajaba. — ... — Te lo contaré, pero primero salgamos de aquí rápido, que no quiero que me vean contigo. Después de un larguísimo trayecto, salimos por fin del complejo de Matsushiro y, en el exterior, aguarda un automóvil (como el que me recogió en la casa de Hikari a finales de junio) al que subimos. El coche arranca y nos retiramos de ahí. Yo me veo... pensativo por todo lo que me dijeron. — Oye, te noto preocupado. - me dice ella. — << No me digas... >> - pienso. - Sí, es que... me dijeron muchísimas cosas. — En lo que llegamos a Tokio-3, ¿crees que podamos tener una conversación? La susodicha conversación da inicio, conmigo contándole el pedazo gigantesco de Biblia que los dirigentes de SEELE me relataron. Fui sincero con ella, le hice saber mi sentir, que me hallo algo inseguro de nuevo, y hasta... tengo incertidumbre sobre mis objetivos reales... y la razón del porqué soy el Tercer Elegido. La... señorita me consuela (mas no porque lloré), me da algunas palabras de aliento y, luego de un abracito de pocos segundos (le hice saber de mi estado sentimental), los papeles se invierten. Ella me platica sus antecedentes antes de conocernos accidentalmente. Me dice de la Base Betania, situada en el desaparecido Ártico, donde enfrentó al Noveno Ángel y de donde Kaji se llevó algo importante para llevar a cabo la instrumentalización humana: algo llamado "llave de Nabu... ¿codonosor?" Nabuconodosor, parece. Le pregunto la utilidad de esa cosa, pero ni ella misma lo sabe, mas que "es indispensable para provocar y controlar un Tercer Impacto". — Entonces... cada quién busca crear su propio Tercer Impacto. - deduzco. — Así es. Tanto SEELE y NERV tienen ese deseo, pero con intenciones distintas. - me dice ella. - SEELE quiere unificar a toda la humanidad y convertirnos en uno solo, con el pretexto de "evitar la soledad y el sufrimiento individual". Sobre NERV..., tu comandante, Gendo Ikari, anhela gobernar el mundo en compañía de su esposa y su familia. — ¿Eliminar el sufrimiento individual? Qué raro... - me pongo pensativo. — Esas son las ideas de esos viejos. Ya todos tienen más de cincuenta, así que no comprendo cómo funcionan sus pensamientos. "De hecho, alguien me dijo que no puedes comprender del todo a una persona." quise decirle, y eso me lo dijo Kaji, junto con lo siguiente: "El sufrimiento no llega porque queramos, llega cuando menos te lo esperes.". Esas palabras... están llenas de razón (dicho por "Kaji el sabio", je, je). No sé de dónde le haya salido la inspiración, si de esa relación que tuvo con Misato hace años (y que sospecho que tienen a escondidas), pero suena muy filosófico. Cada que me lo topo, me responde con una frase así, y admito que me da más material para reflexionar que las clases de "Formación cívica y ética" de mis viejas escuelas. Provocar el Tercer Impacto... Causar el fin de la humanidad y del mundo como lo conocemos... ¿Para qué? Yo no sé nada de filosofía, nada. No sé qué significado tenga, o cuál es el propósito, si es el "reunificar a la humanidad" como me dijeron esos señores o si hay algo más, oculto en las sombras. Estoy muy confundido ahora. ¿Puedo seguir con mi vida normal después de estas revelaciones anteriores? Llegamos a Tokio-3. No son ni siquiera las horas del atardecer. Creo que son alrededor de las 3 de la tarde. Bajamos del automóvil y hablamos un poco. — Bueno, ahora tendré más cuidado, que estos vejetes irán tras de mí para matarme. - dice ella. — ¿Matarte? ¿Por qué? — Descubrí cosas de las que nadie debe enterarse. Silenciarán a cualquiera que se atreva a revelarlas... Y yo que tú, tendría más cuidado. Esos viejos han mandado a su agente. — ¿Agente? ¿Quién es el agente? — Sólo sé que es un muchachito sereno y tranquilo, tiene una voz bastante calmada. — << Mmm... ¿A quién conozco así? ¿Será Shinji? >> - pienso en las posibilidades. — Bien, ya debo irme. - procede a despedirse, pero antes quiero saber algo. — Espera, ¿puedes decirme cómo te llamas? — Me llamo Makinami. Mari Illustrious Makinami. - se presenta, y pasa a verme. - Y tú eres Helio Cabrales, el Tercer Elegido y cachorrito de NERV. — Oye, ¿por qué me llamas "cachorrito"? Tengo 16 años, ¿sabes? ... Por cierto, ¿cuántos años tienes tú? — Eso, mi estimado cachorrito, es un secreto del que nunca conocerás el resultado. — ... — Cuídate. Yo te seguiré ayudando desde detrás del telón. Hasta luego. - se despide. Aborda el vehículo y se retira. Me quedo mirando hacia donde se fue. ¿"Desde detrás del telón"? A qué se refiere? — Dios, esto es mucho para mí. Mejor me regreso a mi casa. - pienso en voz alta, y camino para volver al apartamento. No estaba solo, pues alguien vio toda nuestra escena. — Lo encontré, señores. Ha vuelto a Tokio-3, como lo supusieron. — Excelente. Gracias por la información, chico. — ¿Qué hacemos con la otra? Sabe mucho. — Por ahora no creemos que cause problemas, pero no le quites el ojo de encima, a ella y a tu objetivo. — Afirmativo. ¿Cree que ya deba actuar? — Por supuesto. No falta mucho para que aparezcan los últimos Ángeles. Tu misión es convencer al Tercer Elegido para que controle el Tercer Impacto. No importan los medios, sólo hazlo. — Correcto. Corto y cierro. Un buen de tiempo más tarde (más de una hora y media. Esto es lo máximo que he caminado en toda mi vida... excepto por el maratón de mi vieja escuela el año pasado. Casi me desmayo del cansancio... Y no exagero), arribo a mi zona de residencia, siendo recibido por Misato. — ¡Oh, qué bien! ¡Estás a salvo! - me abraza. — ... - no suelto palabra. Eso que me dijeron Keel Lorenz y sus... socios me tiene en un mar de pensamientos. — ¿Qué te ocurre? ¿Te sientes bien? — S-sí..., estoy bien. - miento, pero ella no lo nota. — De acuerdo. Por cierto, hace rato, como a la 1 de la tarde, recibí una llamada en mi móvil de la muchachita de las trenzas preguntando por ti. — << Al menos veo que ella sí que se preocupa por mí. Sigo estando muy ciego. >> - pienso. — Ya no es necesario que me oculten nada, ya que la escuché nerviosa cuando mencionó tu nombre. No puedes ocultarlo más de mí, Helio, ya lo sé desde hace tiempo: ¡ustedes son novios! — Sí, Misato, lo somos. - confieso. - ¿Algún problema? — No, ninguno. Es sólo que... te imaginaba con Asuka o Rei. - dice en tono burlón. — Asuka es una enojona, lo sabes perfectamente. Y Rei... existe. Ella se lleva nada más con los Ikari. Ya hablé con ella, y apenas se externa con otros, siendo yo el principal. — Oye, tienes un toque con las chicas... - sigue burlándose de mí. — ¡H-hey, no es cierto! ¡La única con la que he andado en toda mi vida es Hikari! ¡Con ella y nada más con ella! — ¡Ajá! ¡Ya lo confesaste abiertamente! - me señala con el índice. — ... - caigo en cuenta de eso, y me sonrojo mientras pongo cara de apenado. — Tranquilo, no pasa nada. Tienes derecho a ser feliz con la chica indicada. — No sé si pueda seguir siendo feliz con ella cuando pase todo esto y tenga que regresar a México... - susurro, mirando a otro lado. — ¿Qué dijiste? — Nada. - finalizo tajantemente. Como ya no podía ir a clases hasta el día siguiente (ya me perdí más de la mitad del día escolar), no tengo de otra que quedarme en mi cuarto (mejor opción no podía tener). Mientras juego, no dejo de pensar en todo lo que me dijeron. Por más que quiero, no me lo saco de la cabeza. Va a ser de esas cosas que no puedo superar fácilmente. Después de las 6 de la tarde, llega la Segunda Elegida. Sin embargo, no viene sola. Ya sabes quién la acompaña (las mujeres no se despegan ni para ir al baño. Entran en pares. ¿Para qué hacen eso? No lo sé, no soy una). Ambas entran, y dejo de jugar en mi 3DS (de nuevo al Super Smash Bros. de dicha consola. Le volví a ganar a ese amigo español que tengo usando a Samus). Ellas traen mi mochila (no puedo apostar con nadie, pero apostaría 700 yenes a que Asuka la recogió por las malas) y la dejan en la sala. — ¡Ya estoy en casa! - dice Sohryu, algo típico de los japoneses (ya se me pegó eso también). El primero que las recibe es el pingüino, que es cargado por mi... novia (aún siento algo de pena al decir esa palabra, pero ya se me pasará), y mi tutora es quien les da la bienvenida a ambas. — Hola de nuevo, señora Katsuragi. Es un honor volver a verla. - la saluda Hikari. - ¿Sabe dónde está Helio? No llegó al colegio el día de hoy, y me preocupa. ¿Usted... puede decirme cómo se encuentra? ¿Qué hace mi estimada Misato? ¡Me llama como si fuera un animal (yo le pegué esa costumbre. Me arrepiento de enseñarle algunas cosas que hacemos en México, ¡me arrepiento!)! — ¡Oye, Helio, te hablan! Acudo a mi llamado, cual... perro, y hago notar mi presencia. Asuka como que se aguantó las ganas de decir algo, y Hikari... — ¡Oh, Helio! ¡Estás bien! - se me abalanza encima y me abraza. — << Creo que ya no hace falta ocultarlo más. >> - pienso, teniendo a Misato como testigo. — Ay, la juventud. - dice la misma que recién mencioné, ahora con una cerveza en mano. Termino el gesto que me hizo mi novia (lo repito: ya no hace falta ocultarlo si Misato lo sabe. Ah, y al menos no pasamos a protagonizar una escena semejante a otra de Toy Story 3, ya sabes, cuando el... "Yoghurt Light" regresa a la normalidad, je, je) y pasamos a cenar, que yo no comí en toda la tarde (me distraje jugando al online, no sólo de Super Smash Bros., sino también al de Metroid Prime Hunters, donde salí vencedor en cinco de las doce partidas que me eché). Hablamos más que nada de dónde estuve, y no me guardé nada. Les comenté de que unos señores llamados "SEELE" me secuestraron y quisieron mantenerme cautivo, y me enseñaron de la manera más "atenta" algunos secretos que los de NERV no se atreven a decirme. Obvio que mi capitana se preocupa, mientras que las otras dos chicas... observan. — Esto es muy malo... ¿Y qué más te hicieron? — Nada, sólo me "sacaron plática" y ya. - respondo. — Quisiera ayudar, pero Kodama tampoco sabe de eso. - dice Hikari. — No dejes que esos ancianos te manipulen. No les hagas caso. - me... ¿aconseja? Asuka. — No sé si pueda seguir viviendo normalmente con todo lo que sé... - suspiro, apoyando mi brazo derecho en la mesa y mi cabeza en mi puño cerrado, mirando a otra dirección. - Oh, bueno, no creo que pase algo diferente. — ¡Ese es el espíritu! - responde mi tutora. - Y ahora, ¡brindemos con cerveza para celebrar! — ... - los tres nos quedamos mirándola. El atardecer transcurre y llega la hora de dormir. Repito el mismo hábito de todos los días: lavarme los dientes antes de acostarme (¿ya dije que procuro cuidar mi higiene dental?). Me echo en mi cama, pero tardo en conciliar el sueño. Tal y como supuse, esos pensamientos de aquellos acontecimientos de la tarde regresan a mí. — << Tercer Impacto... La llave de Nabucodonosor... El fin de la humanidad... Es... demasiada información para mí. ¿Podré guardármelo... o cederé y le contaré a alguien, como siempre lo hago? ¿Qué debo hacer? ¿Qué... debo hacer...? >> - pienso, pero el sueño me gana y caigo dormido. Esta historia dio un giro demasiado... inesperado. Ya no sé qué esperar a partir de ahora. Si esos viejillos quieren su propio Tercer Impacto, ¡no se los daré! Y para los de NERV, ¿en verdad el comandante ikari quiere lo mismo, pero para reinar sobre el mundo entero (cual villano) junto a mi psicóloga y sus hijos (Ayanami es su "hija")? Rayos, ¿a quién le escucho? Como sea, tengo demasiado tiempo para pensarlo, que aún falta que aparezcan los últimos Ángeles. En cuanto los derrote, ya sabré qué hacer. Por lo pronto, debo descansar. Tanto nuevo conocimiento me provoca dolor de cabeza. |
CONTINUARÁ...