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(Añadido otro capítulo, a partir de hoy, los capítulos se añadirán cada dos semanas.) Etiqueta: sourceedit |
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—Entonces demos por terminada esta sesión. —Dijo Marina. —Partimos al amanecer. |
—Entonces demos por terminada esta sesión. —Dijo Marina. —Partimos al amanecer. |
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− | {|class="navbox collapsible collapsed" width="100%" style="text-align:left; clear:both; font-size:100%; font-family:arial; color: |
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− | ! style="background:linear-gradient(to right, #FFAF00, #FFE09B, #FFAF00)" align="left"| <div style="margin-left:55px;"><center>'''''2-2: La tierra del fuego'''''</center></div> |
+ | ! style="background:linear-gradient(to right, #FFAF00, #FFE09B, #FFAF00)" align="left"| <div style="margin-left:55px;"><center><span style="color:black;">'''''2-2: La tierra del fuego'''''</span></center></div> |
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− | |'''Sinopsis''': El camino de los héroes continúa y no se vuelve más sencillo, dos grandes enemigos aguardan |
+ | |'''Sinopsis''': El camino de los héroes continúa y no se vuelve más sencillo, dos grandes enemigos aguardan. <br /> |
'''Trama''':<br /> |
'''Trama''':<br /> |
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+ | —Estamos perdidos. —Dijo Sheik. —No logro ver nada. |
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+ | Hacia adelante no había sino una capa de ceniza que flotaba en el aire y que nublaba bastante la vista; hacia atrás: lo mismo. No sabían cuántos metros habían avanzado ya; estaban caminando a ciegas en la montaña. Los conjuros de Marina los protegían de las rocas que el volcán lanzaba, pero su magia fallaba cuando trataba de ahuyentar la niebla. |
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+ | —Estamos por llegar al río de lava. —Dijo Marina. —Tendremos que ingeniar algo para pasar. <br /> |
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+ | —¿Algo cómo qué? —Preguntó Hilda. <br /> |
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+ | —Creo que con alguna de mis flechas explosivas podré derribar las rocas del otro lado del río, aunque tendremos que ser rápidos al cruzar… después de todo, la lava terminará por derretir las rocas. <br /> |
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+ | —¿Alguna otra idea? —Preguntó Link. <br /> |
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+ | —Quizá tenga suficiente poder para bajar la temperatura de la lava por unos minutos. —Dijo Fénix. —Pero puede que eso debilite el ya bastante débil muro de fuego en Labryna. <br /> |
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+ | —Parece una opción más viable. —Dijo Helio. —Además, Javier se ha quedado allá; sus poderes son increíbles y logró hacerle frente a Onox él solo. <br /> |
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+ | —Supongo que es una mejor idea. —Dijo Marina. |
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+ | Tras caminar por varios minutos, Marina les indicó que se detuviesen. |
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+ | —Hilda. —Dijo Marina. —Eres una bruja, ¿Cierto? <br /> |
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+ | —Algo así. —Respondió Hilda. —Aunque sólo domino la magia negra. <br /> |
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+ | —Perfecto. —Respondió Marina. —La niebla no cede porque es magia negra, pero quizá si me ayudas podamos removerla. |
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+ | Hilda asintió y golpeó su cetro contra el suelo, un extraño círculo morado rodeó a Hilda y empezó a murmurar cosas en alguna extraña lengua. |
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+ | —¿Qué está diciendo, Hilda? —Preguntó Fénix. <br /> |
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+ | —No lo sé. —Respondió Helio. —Pero creo que el tío de un amigo mío murió de eso. |
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+ | Hilda comenzó a agitar sus manos en una forma lenta y extraña; Marina cerró los ojos y empezó seguir los movimientos como si se tratase de una coreografía perfectamente ensayada. Con cada movimiento, la niebla se hacía cada vez más tenue hasta que lograron desvanecerla… sólo para encontrarse con que estaban a escasos metros de un ancho río de lava. |
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+ | —Este es el río de lava de Labryna. —Dijo Fénix. —Hasta hace tiempo, había un puente aquí, pero los Goron lo derribaron cuando Darunia, su líder y antiguo sabio del fuego, murió… es mi turno de hacer magia. |
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+ | Fénix apuntó su mano hacia adelante y ésta comenzó a brillar en un tono rojo-anaranjado; de pronto el río de lava comenzó a ponerse negro y a detenerse. La mano de Fénix se apagó y él cayó al suelo de rodillas. Su frente estaba envuelta en sudor y de la nada, una terrible tormenta se dejó sentir. |
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+ | —¿Qué ocurre? —Preguntó Sheik. <br /> |
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+ | —Es… mi poder. —Dijo Fénix. —Estoy débil para estas cosas… démonos prisa, el río no durará mucho tiempo sólido. |
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+ | —¡Oh, no! —Exclamó Airín mientras veía como las inmensas llamas del muro de fuego se apagaban. —¿Qué está pasando? |
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+ | Javier llegó corriendo al lugar, sus ojos brillaron en rojo y luego se agachó; tomó un puñado de tierra y luego le sopló. La tierra voló hacia donde antes estaba el muro y de entre las partículas de tierra que empezaron a multiplicarse como por arte de magia, varios Wolfos empezaron a tomar forma. <br /> |
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+ | Después desenvainó su espada y la clavó en el suelo, provocando que una barrera de inmensas Babas Deku se interpusiera entre las ruinas y el pueblo. |
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+ | —Airín. —Dijo Javier. —Puedo proteger la tierra, pero necesitaré que ustedes protejan el aire… les daré vientos propicios, es todo lo que puedo hacer. <br /> |
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+ | —¡Entendido! —Dijo ella. —¡Escuadrón aéreo! ¡¡A volar!! |
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+ | En cuestión de segundos, el escuadrón aéreo se elevó en sus escobas y comenzaron a volar por encima del pueblo. Javier comenzó a sentirse débil, estaba usando un gran poder para mantener la seguridad del pueblo. <br /> |
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+ | Para su desgracia, alcanzó a escuchar a un grupo de Kargaroc que se avecinaban. |
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+ | —Bueno. —Dijo Marina. —Ahora hay que llegar a la cima del volcán. <br /> |
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+ | —Eso será un problema. —Dijo Fénix. —Con suerte puedo mover mis piernas. <br /> |
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+ | —El acceso a la cima es una escalada totalmente vertical. —Dijo Sheik. —No hay forma en la que podamos cargar a Fénix. <br /> |
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+ | —Quizá usando mi magia. —Propuso Hilda. <br /> |
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+ | —No te ofendas, Hilda. —Respondió Fénix. —Pero los espíritus de la naturaleza y la magia negra no nos llevamos tan bien… aunque quizá, Marina… <br /> |
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+ | —Ni lo sueñes. —Dijo ella rápidamente. —La última vez que te ayudé a escalar estuve a punto de matarte… no me arriesgaré a que eso pase otra vez, lo más razonable es acampar. <br /> |
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+ | —¿Bajo esta lluvia? —Preguntó Link. <br /> |
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+ | Hila golpeó su cetro contra el suelo y un campo de fuerza de varios metros de radio cubrió a los chicos. La lluvia no caía en el campo. |
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+ | —A esto llamo una solución. —Dijo Fénix. —Sin lluvia me recuperaré más rápido… sólo recuérdenme no tocar el campo en absoluto. <br /> |
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+ | —Anotado. —Respondió Hilda. <br /> |
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+ | —¿Por qué tanto afán en lo de la magia negra? —Preguntó Marina. —Nunca te había escuchado tan preocupado por ella. <br /> |
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+ | —La razón por la que fue Veran quien dirigía el ataque a Labryna era para exponerme a la magia negra. —Respondió. —Los otros espíritus están relativamente a salvo, por eso venían por mí, que estaba expuesto en Labryna. <br /> |
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+ | —¿Cuál es el punto de exponerte a la magia negra? —Preguntó Link. <br /> |
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+ | —Tú estás buscando las esencias de la vida, Link. —Dijo Fénix. —Fueron creadas cuando las diosas doradas imbuyeron el mundo en luz; cuando nuestro espíritu se expuso a la luz dorada de las diosas las esencias de la vida despertaron y protegieron el equilibrio del mundo… <br /> |
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+ | —Entonces. —Dijo Sheik. —Si te expones a la magia negra se crearán… ¿las esencias de la muerte? <br /> |
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+ | —Exacto… —Respondió Fénix. —Cuatro esencias destinadas a brindar desequilibrio al mundo, su poder obscuro es abrumadoramente mayor que el de las esencias de la vida… antaño, un malvado brujo nos obligó a mis hermanos y a mí a exponernos a la magia obscura. <br /> |
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+ | —Vaati. —Dijo Link. Sus ojos brillaron en blanco por unos instantes. <br /> |
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+ | —Exacto. —Respondió Fénix. —El héroe de los hombres tuvo que destruir dichas esencias… pero aunque sus intenciones eran buenas, cometió un grave error. |
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+ | Los chicos contemplaron a Fénix seriamente. |
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+ | —¿Cuál fue el error? —Preguntó Helio. <br /> |
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+ | —Las esencias debían ser destruidas en el orden en el que habían sido creadas…era algo que todos ignorábamos… al no hacerlo, Vaati logró provocar un maleficio bastante temible: bastará con que alguno de los espíritus de la naturaleza se exponga a la magia negra para que las cuatro esencias de la muerte resuciten… creo que es algo con lo que Ganondorf cuenta, con los sabios muertos y las esencias de la muerte activas, los espíritus de la naturaleza estaremos en peligro de extinguirnos. <br /> |
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+ | —Sin ustedes el mundo sería un caos. —Dijo Hilda. <br /> |
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+ | —Lo sé. —Respondió Fénix. —Pero bueno… será mejor dormir, mañana nos espera un día difícil. |
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+ | Javier corrió hacia el jardín de una de las pequeñas casas y arrancó unas cuantas hojas de maleza, las lanzó al aire y sopló a todo pulmón; las hojas comenzaron a multiplicarse y conglomerarse, formando cientos de Peahat que se apresuraron hacia los aires. Trató de usar su fuerza para controlar a los Kargaroc, pero sintió una poderosa magia negra recubriéndolos. <br /> |
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+ | El herrero del pueblo estaba activando y cargando los cañones y las brujas se preparaban para el ataque. |
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+ | —¡Hay magia negra de por medio! —Gritó Javier. —Necesitaremos que usen toda su fuerza. <br /> |
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+ | —¿Magia negra? —Peguntó Malón. —¿Es Veran? <br /> |
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+ | —No sabría decirlo… pero espero que no sea ella. |
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+ | A lo lejos, las nubes comenzaban a girar rápidamente, eran nubes tan espesas que hacían que la ya de por sí obscura noche, se viera aún más obscura. La temperatura comenzó a bajar y las antorchas de Labryna se apagaron de golpe. |
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+ | —¡Hay más de un mago negro en las filas del gran Ganondorf! —Dijo una voz infantil y burlona que no parecía venir de ningún lado. —¡Damas y caballeros! ¡¡El gran Vaati!! |
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+ | Un rayo de obscuridad cayó en el centro del pueblo y un extraño ser con el tamaño de un niño apareció dentro de ese rayo. |
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+ | —¿Vaati? —Preguntó Javier mientras desenvainaba su espada. —¿Quién es ese? |
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+ | Vaati se limitó a sonreír y después, con un simple movimiento de su cabeza una ráfaga de aire lanzó a Javier hacia el cielo. El sabio usó sus poderes sobre el viento para controlar su caída y después lanzó una ráfaga contra Vaati que despareció tras una cortina de magia negra y reapareció detrás de Javier, tratando de clavarle una daga que el sabio esquivó transformando su cuerpo en hojas y rodeando al hechicero para después tratar de darle una patada, golpe que Vaati esquivó desapareciendo nuevamente y apareciendo sobre el techo de una casa a unos cuantos metros de Javier. |
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+ | —Vaya. —Expresó Vaati. —Creo que encontré un buen contrincante. <br /> |
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+ | —Yo creo lo mismo. —Respondió Javier. <br /> |
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+ | —¿A sí? —Preguntó Vaati con un tono burlón. <br /> |
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+ | —Sí. —Respondió Javier mientras hacía aparecer su espada en su mano, y un ejército de Wolfos salía de la tierra detrás de él. —Soy un buen contrincante. |
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+ | Vaati comenzó a girar con velocidad y un enorme tornado cayó en el pueblo, Javier usó su fuerza para separar los vientos del tornado, provocando que Vaati cayera al suelo con fuerza, el hechicero se levantó de inmediato y con un movimiento veloz apareció frente a Javier, tratando de clavarle una daga, nuevamente el sabio esquivó el golpe con su truco de las hojas y reapareció a unos cuantos metros, luego agitó sus manos como si estuviera agitando dados y después las separó, de ellas salió un polvo verde que cubrió al hechicero, mareándolo. |
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+ | —¡Suficiente! —Gritó Vaati. Su cuerpo se vio rodeado de una increíble obscuridad que comenzó a crecer y crecer hasta tomar una forma espeluznante. —¡Ahora juguemos a mi modo! |
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+ | La extraña criatura lanzó un ataque con uno de sus cuatro brazos hacia donde estaba Javier. Por donde pasaba el brazo, una ráfaga de viento mandaba todo a volar; Javier esquivó el ataque con velocidad y luego un ejército de Peahat llegó para atacar a la criatura. <br /> |
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+ | Vaati las detuvo con facilidad y las hizo explotar en miles de hojas. Vaati comenzó a girar a gran velocidad, creando de nuevo un tornado, esta vez mucho más grande y veloz. Javier intentó detenerlo pero no pudo. |
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+ | —¡Oh por Hylia! —Gritó Marina mientras veía desde la montaña como un enorme tornado caía sobre Labryna. —¡Tenemos que volver! <br /> |
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+ | —Por las diosas… —Expresó Fénix. —Ese poder… sin duda es Vaati. <br /> |
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+ | —¿Cómo está haciendo Ganondorf para revivir a sus viejos lacayos? —Preguntó Hilda. <br /> |
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+ | —Es un excelente hechicero obscuro. —Respondió Fénix. —No me sorprendería que fuera también un experto nigromante… Marina, no podemos volver. Es obvio que alguien más no estará esperando en la cima de la montaña, tenemos que estar ahí para hacerle frente y permitirle a Link la entrada al templo. <br /> |
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+ | —¡Están destruyendo Labryna! —Gritó Marina. <br /> |
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+ | —¡Escúchame! —Gritó Fénix. —Si vuelvo le estaré dando a Vaati lo que quiere. <br /> |
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+ | —Entonces iré yo. —Dijo Marina. <br /> |
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+ | —Claro que no. —Respondió Fénix. —Es demasiado peligroso. <br /> |
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+ | —Yo iré con ella. —Dijo Sheik. <br /> |
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+ | —No. —Gritó Link. —No puedes hacerlo. <br /> |
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+ | —¡Claro que puedo! —Respondió. <br /> |
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+ | —Que vaya, Link. —Dijo Fénix. —Confío en sus habilidades de pelea, Vaati es un gran hechicero pero es pésimo en el combate cuerpo a cuerpo. <br /> |
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+ | Sin decir más, Shiek y Marina salieron del campo de fuerza. |
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+ | —Yo ya estoy bastante reparado. —Dijo Fénix. —Hilda, es hora de avanzar. |
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+ | Hilda removió el campo de fuerza y ellos se pusieron en marcha para escalar. |
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+ | —Tiene que ser una broma. —Exclamó Airín mientras derribaba a un Kargaroc. <br /> |
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+ | —¿Qué ocurre? —Preguntó otra bruja. <br /> |
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+ | —A la izquierda. —Respondió ella. —Eso es un Kranos. |
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+ | Las brujas se lanzaron hacia la gigantesca ave que se acercaba al pueblo, la bestia logró esquivarlas y avanzó hasta llegar al pueblo, para comenzar a volar en círculos alrededor del tornado provocado por Vaati. |
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+ | —Es una trampa. —Dijo Airín. —Quiere que nos acerquemos al tornado. |
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+ | El ave comenzó a agitar sus alas y varias plumas doradas y filosas cayeron sobre algunas casas. |
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+ | —Tendremos que hacerlo. —Dijo otra de las brujas. —De lo contrario matará a todos. <br /> |
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+ | —¡A la carga! —Gritó Airín. |
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+ | Con toda la increíble fuerza del viento que las atraía hacia el tornado, las brujas comenzaron a atacar a Kranos con valentía. <br /> |
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+ | En el suelo, Javier estaba usando su fuerza sobre la tierra para que las casas no salieran volando con la fuerza de aquel tornado; Kranos le lanzó una de sus plumas doradas, pero fue detenida por un rayo lanzado por Malon. |
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+ | —¡Malon! —Gritó Javier. —¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve a tu casa! |
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+ | Malón hizo caso omiso y comenzó a caminar hacia Javier; el chico vio sorprendido como el tornado la atraía y luego vio que ella estaba usando unas botas de hierro. Malon se colocó a medio camino entre su casa y Javier y comenzó a disparar rayos hacia el interior del tornado. Vaati le devolvió todos, pero ella respondió devolviéndoselos de nuevo. |
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+ | —¡Mal momento para jugar Tenis! —Gritó Javier. <br /> |
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+ | —¡Javier! —Gritó Malón mientras devolvía un golpe a Vaati. —¡Cállate y enfócate en usar tus poderes al máximo! |
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+ | Javier tomó aire y sus ojos comenzaron a brillar en rojo, su cuerpo comenzó a flotar y en un abrir y cerrar de ojos se adentró en el tornado y sacó a Vaati de él, logrando que el tornado se detuviera. Vaati cayó al suelo con fuerza, pero se levantó en el acto. Una vez más había tomado su forma humana, empezó a lanzar ráfagas de viento hacia Javier, pero el sabio las esquivaba todas con facilidad y comenzó a aproximarse a Vaati. <br /> |
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+ | Cuando Javier estuvo lo suficientemente cerca, Vaati sonrió y de pronto Javier cayó al suelo sin aliento, comenzaba a sacudirse… no estaba entrando aire a sus pulmones. |
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+ | —¡Vamos Prímvera! —Gritó. —¡No dejes morir a tu héroe! |
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+ | Link, Hilda y Helio ya habían llegado a la cima. Fénix aún estaba escalando, a penas subir un veloz rayo de energía obscura salió disparado de la nada hacia él, pero antes de que pudiera golpearlo Hilda lo detuvo. <br /> |
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+ | De la nada, apareció un hechicero. |
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+ | —¿Y este payaso afeminado? —Preguntó Helio. <br /> |
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+ | —Grahim. —Dijo Link, sus ojos brillaron en blanco al decir su nombre. <br /> |
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+ | —¿Por qué luchar, caballeros? —Preguntó Grahim. —No es inteligente luchar una guerra que ya tiene un vencedor. <br /> |
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+ | —¿Entonces por qué sigues luchando? —Preguntó Hilda. |
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+ | Grahim sonrió… |
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+ | —Bueno. —Expresó. —Supongo que ustedes no entienden razones, quieren luchar… y yo he decidido ser complaciente con tan fuertes guerreros. |
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+ | Fénix gritó y lanzó de su boca un aliento de fuego hacia Grahim, pero el hechicero lo detuvo. |
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+ | —Gracias, Fénix. —Dijo. —Esto es lo que me faltaba. |
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+ | El aliento de fuego tomó la forma de una bola y después le salieron patas… |
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+ | —Les presento a Malócula. —Dijo Grahim con una sonrisa. |
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+ | Grahim se lanzó hacia Fénix, pero Link se interpuso en el camino. |
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+ | —Ni si quiera las eras te han quitado tu costumbre de interponerte. —Dijo Grahim, que sacó una espada de la nada y se dispuso a combatir con Link. —Veamos si al menos, el nuevo Link es un espadachín decente. |
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+ | |||
+ | La espada de Grahim cortó el aire con agilidad, pero fue detenida por el cetro de Hilda. |
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+ | |||
+ | —Link. —Dijo ella. —Debes entrar al templo, lleva a Fénix contigo. <br /> |
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+ | —¡Idiota! —Gritó Grahim y procedió a lanzar veloces cortes a Hilda, pero ella los detuvo todos con facilidad. —¡Aprenderás a respetarme! |
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+ | Link corrió hacia el templo, Fénix le siguió y una vez que ambos entraron, la puerta se selló. |
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+ | —Tú y yo, fenómeno. —Dijo Hilda. —Veamos quién es el mejor en esto de la magia obscura. |
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+ | —Aire. —Expresó Javier mientras se retorcía en el piso. —Aire. <br /> |
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+ | —Parece que no le importas a Prímvera. —Dijo Vaati. —No te sientas tan mal, pocas cosas les importan a esos caprichosos espíritus… |
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+ | Un rayo verde cayó de la nada y de él salió Prímvera. |
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+ | —¡Ah, mira! —Exclamó Vaati. —Parece que sí te aprecia. <br /> |
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+ | —¿Qué quieres, Vaati? <br /> |
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+ | —Es obvio y simple. —Respondió él en tono burlón. —Déjame imbuirte en magia negra… o tu sabio se muere. <br /> |
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+ | Javier se desmayó. Prímvera accedió. Vaati disparó… Marina detuvo el rayo de obscuridad con un rayo de luz y Sheik llegó y arremetió con una patada en la cara de Vaati. |
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+ | |||
+ | —¡Prímvera! —Gritó Sheik. —¡Largo! |
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+ | El espíritu se fue con toda la velocidad y Marina corrió hacia el inconsciente Javier. Mientras Sheik se impuso ante Vaati. |
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+ | —Tiene que ser una broma. <br /> |
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+ | —Mi señor. —Respondió una voz chillona. —Si ellos fallan, yo personalmente me encargaré de hacerles desear no haber nacido. <br /> |
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+ | —No, Yuga… tengo otros planes para ti. |
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− | ! style="background:linear-gradient(to right, #FFAF00, #FFE09B, #FFAF00)" align="left"| <div style="margin-left:55px;"><center>'''''2-3: La apuesta'''''</center></div> |
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|'''Sinopsis''': Mientras Link se enfrenta a las trampas mortales del templo del fuego; sus amigos luchan por sus vidas en el crater del volcán. <br /> |
|'''Sinopsis''': Mientras Link se enfrenta a las trampas mortales del templo del fuego; sus amigos luchan por sus vidas en el crater del volcán. <br /> |
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'''Trama''':<br /> |
'''Trama''':<br /> |
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+ | ! style="background:linear-gradient(to right, #FFAF00, #FFE09B, #FFAF00)" align="left"| <div style="margin-left:55px;"><center><span style="color:black;">'''''2-4: El/La sabio(a) del fuego'''''</span></center></div> |
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|'''Sinopsis''': ... <br /> |
|'''Sinopsis''': ... <br /> |
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'''Trama''':<br /> |
'''Trama''':<br /> |
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+ | |'''Sinopsis''': ¿Ahora qué?<br /> |
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− | |'''Sinopsis''': Las esencias de la vida están destinadas a ayudar a Link en su travesía... ¿a quién ayudarán las esencias de la muerte? <br /> |
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'''Trama''':<br /> |
'''Trama''':<br /> |
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Revisión del 04:46 20 ago 2016
Buen día a todos, ya se darán una idea de qué va este blog pero se los describiré de todos modos: Una de las cosas que siempre me gustó de esta wiki fueron fics; siento que lo fics son una buena forma de atraer usuarios que mantienen viva la actividad de un wiki y me parece que con ellos podemos conocernos, pues vemos un poco de la mente de cada "autor".
El fic que estoy por escribir se basará mucho en la saga de The Legend of Zelda, algunas cosas serán 100% sacadas de la saga y otras serán meras invenciones mías.
Como se acostumbra(ba) en esta wiki, daré oportunidad de que los interesados me digan si les gustaría que en este fic apareciese un personaje basado en ellos mismos. ¿De qué va a tratar? Eso sería hacer Spoiler.
Temporada 1: La esencia de Prímvera
La leyenda dice que hacía mucho tiempo existía un reino en el que se gobernaba de manera justa con el poder de las diosas de oro; la armonía era la que imperaba y soplaban siempre vientos llenos de vida. Sin embargo, de la noche a la mañana, todo cambió con la aparición de un cruel hombre que, en la búsqueda de ese poder para él solo arrasó con pueblos enteros, en busca de quienes supiesen como acceder a ese poder. |
Sinopsis: En un rincón del mundo donde la nieve es el único paisaje conocido y los vientos gélidos no traen más que muerte, ahí será donde la esperanza resurja. Trama: Por la ventana de su alcoba en la cabaña no podía ver mucho… a lo lejos no había nada más que un blanco indescriptible y aterrador, aun dentro de la cabaña extrañamente cálida, él sentía el frío que debería estar haciendo afuera. De niño siempre amó la nieve pero ahora le daba miedo, le traía nostalgia y le recordaba su enorme pena. —Tú, idiota. —Gritó Elías desde otra sala de la cabaña. —La cena está lista, ven ya o se va a enfriar. Él suspiró. Salió de su habitación y se dirigió al comedor donde Elías estaba preparando la mesa: esa triste mesa de madera rechinante para dos personas, con sillas de madre putrefacta que crujían hubiese o no alguien sobre ellas. Durante las noches él se arrullaba con el raro, aunque melodioso y extrañamente familiar sonido que producía el chirrido de las sillas al combinarse con el silbido del viento gélido que había fuera de la cabaña. —¿Necesitas ayuda? —Preguntó él. El chico trajo dos tazones de madera a la mesa; era una extraña sopa rojo-anaranjada que olía mal, pero que tenía un sabor increíblemente bueno. Comieron despacio, platicando poco. Elías podía ser un gran parlanchín, pero sólo si le hacían plática y él nunca estaba con ánimos de platicar. El chico firmaba no conocer la existencia del reino en peligro que él mencionaba, al parecer, Elías había pasado toda su vida aquí. “Un espíritu de nieve”. Recordó… la voz de Elías en aquel extraño día sonaba seca y tranquila, como si ver un espíritu de nieve fuera la cosa más normal del mundo. “Vino y te trajo, estabas casi muerto, tenías una herida muy fea en el pecho y una igual de fea en la pierna, tu cabeza no paraba de sangrar… ah y tu trajecito verde mírame-a-fuerzas estaba todo lleno de sangre… lo tiré, por cierto, espero que no te importe.” Le importó, pero prefirió no decirlo. Estaba más confundido por ese espíritu de nieve que el chico mencionaba. Otro suspiro lo sacó de sus recuerdos. La noche ya había caído en el páramo, él se acercó a su cama (una base de madera con varios edredones rasgados encima) y suspiró. Se recostó y escuchó la madera de la cama crujir. Luego cerró los ojos y afinó sus oídos para escuchar ese arrullador sonido del chirriar de las sillas y el silbido del viento. Se quedó dormido. Al abrir los ojos se vio frente a la torre, el cielo estaba totalmente nublado y negro, los rayos y truenos se dejaban ver y escuchar cada dos por tres. —No sé qué decir, muchacho… —Exclamó el tirano con su voz grave y burlona, mientras se levantaba de su trono y arrojaba la copa de vino al suelo. —Supongo que no puedo sino felicitarte por tu insensatez. El villano sonrió. —Yo soy un hombre de principios, así que te dejaré intentar dar el primer golpe, por ser el más débil… Él desenfundó su espada y corrió hacia el cruel hombre que con un movimiento rápido esquivó el golpe… antes de cualquier otra cosa, él sintió un golpe fuerte en la espalda y cayó al suelo soltando la espada. Se arrastró hacia ella y la tomó para darse una vuelta rápida y ver a su enemigo acercándose lento y confiado. —Ayer encontré una cucaracha en el baño. —Dijo el tirano mientras aplastaba con fuerza la espalda del chico. —Te juro que dio más pelea. Él sintió un dolor en la pierna derecha: un corte profundo. Volteó a ver y vio su sangre saliendo de la herida. Ignoró el dolor y se levantó gritando con ira, corrió hacia su enemigo con gran velocidad, pero éste lo detuvo en seco con un golpe en el estómago y cuando estaba por caer por tercera vez, el villano lo tomó del cuello y lo azotó varias veces muy fuerte contra la pared de la sala. Sintió sangre en su cabeza y lágrimas en sus ojos, trato de gritar pero el villano lo sujetaba del cuello con tanta fuerza que ni la más mínima pizca de aire podía salir de su garganta. —¿En serio esto es lo mejor que tienen para detenerme? —La voz burlona del villano ahora era serie y estaba llena de ira. —Creo que las diosas no saben elegir nada bien. El villano lo arrojó al otro extremo de la sala... Él se levantó de todas formas; estaba malherido, sangrando mucho y siendo víctima del dolor en su estado más puro, pero su espíritu era inquebrantable… su espada estaba tirada a unos cuantos metros entre él y su cruel enemigo. Un puñetazo… su boca se llenó del sabor metálico de la sangre. Luego salió disparado al otro lado de la sala y cayó contra el suelo; de inmediato trató de girarse y cuando lo logró, sólo atinó a ver con miedo a su brutal enemigo sobre él, con una sonrisa sádica en el rostro y sosteniendo la espada en sus manos, la sostenía como si nada; una espada que se suponía que él no podía tocar… —Cualquier imbécil se hace llamar héroe hoy en día. —Exclamó el tirano mientras apoyaba su pie sobre el las costillas de Link, algunas se rompieron, el dolor fue inmenso. —Permíteme ahorrarte la vergüenza de tu existencia. Su enemigo alzó la espada y luego la clavó en su pecho… él despertó. —¿Pensaste que te ibas a poder esconder de mí? —Gritó el tirano y se lanzó sobre él. ¡Abrió los ojos! Se quedó callado y respirando agitadamente. —¡Elías! —Gritó él. Había unas pisadas recientes en la tierra del misterioso camino que se había formado, las pisadas eran medianas, como el pie del chico, pero estaban curiosamente rodeadas por un poco de escarcha. —Elías, ¿eres tú? Se detuvo un momento a pensar y a tomar aire, se volvió hacia la cabaña para encontrarse con que ya no estaba… No tuvo tiempo para pensar en ello, porque de la nada sintió un golpe húmedo en la nuca y escuchó una risa: la risa de Elías. Volteó rápidamente hacia atrás, pero sólovio lo que quedaba de una bola de nieve en el suelo. —¡Elías! ¿Qué estás haciendo? —No obtuvo respuesta. Sólo resonaba la risa de su amigo y tras dudarlo un poco, siguió ese sonido. —¡Vuelve aquí! Caminó mucho tiempo. —¡Triste! ¡Triste! —Dijo la voz de Elías, el sonido llegaba de todos lados. —El héroe decidió resignarse a vivir en el páramo porque no puede con su enorme vergüenza. Él fue golpeado por otra bola de nieve y el suelo comenzó a llenarse de escarcha, el frío comenzaba a sentirse una vez más. Él corrió hacia su espada, la sacó del pedestal y ésta brilló con fuerza. —Al a menos a tu espada no le das vergüenza. Él volteó hacia todos lados, mientras una tormenta de nieve amenazaba con cubrirlo todo de nuevo. —Aquí estoy, idiota. Él se volvió hacia atrás para ver a su amigo: la mitad inferior de su cuerpo estaba envuelto en un torbellino de nieve, sus ojos estaban blancos y de ambas manos salía un viento gélido que hacía flotar dos bolas de nieve… —Elías… Elías alzó la mano derecha y los árboles del claro se secaron de inmediato, una ráfaga de aire gélido empujó a Link hacia atrás con fuerza y lo sepultó en la nieve. Elías lanzó hielo al piso e hizo a Link resbalar y caer, Link no soltó la espada y rápidamente se volvió hacia arriba sólo para ver una columna de nieve derrumbarse sobre él. —Ayer vi una cucaracha en el baño… —Dijo Elías. Un brillo más fuerte que el de antes relució entre la nieve y Link salió de gritando con fuerza e ira, la espada derretía la nieve a su alrededor. —¡Cállate! —Gritó Link. —¡No te atrevas a decir eso! Link agitó su espada apuntando hacia Elías, de la espada comenzaron a salir unas extrañas ráfagas de energía. Elías las desviaba todas con ráfagas de viento gélido. Link corrió hacia Elías y trató de asestarle un golpe, pero el chico detuvo la espada entre sus manos y luego sopló arrojando hacia atrás con fuerza a Link, que cayó en una cama de nieve y hielo. —Tiene que ser una broma. —Dijo Elías. Su voz era burlona. —A cualquier imbécil le llaman héroe hoy día. Elías corrió hacia Link y formó dos espadas de hielo; sujetó a Link contra el suelo con dos enormes brazos de nieve y le hizo un corte profundo en la pierna derecha con una de las espadas de hielo y apuntó con la otra hacia el corazón de Link, pero el héroe esquivó el golpe y con una patada empujó al chico hacia atrás. —Permíteme ahorrarte la vergüenza de tu existencia... El cuerpo de Elías comenzó a brillar en un blanco tan potente que Link tuvo que cerrar los ojos y cubrirse... cuando el brillo cesó el cuerpo de Elías ya no estaba; ahora un cuerpo blanco de hielo y nieve de 2 metros de alto ocupaba su lugar. Link se detuvo. —¿Elías? —La voz de Link se llenó de miedo. El chico abrió los ojos, sonrió de forma inocente y sopló suavemente, haciendo a Link hacia atrás sólo un poco. —Te ruego, héroe, que me llames Gelios. Espíritu del invierno. —Su voz era grave y pacífica, hablaba lento y con un ritmo difícil de describir. Elías agachó la mirada unos segundos y luego se volvió hacia Link. Un aire fresco comenzó a envolver la zona. —Cuando Ganondorf te mató. —Dijo el extraño ser. —Utilicé cada parte de mi poder para realizar una proeza increíble: congelar el tiempo. Pero fue demasiado tarde, ya estabas muerto. Así que te seguí al purgatorio al que tu alma había ido a parar: el páramo de hielo. Mis intenciones eran sacarte de ahí inmediatamente, pero al haber congelado el tiempo gasté gran parte de mi fuerza… sabía que mi poder volvería a mí algún día, pero mientras tanto me dediqué a cuidar de ti… tratando de hacerte recordar que debías volver a Hyrule… Link volvió la vista hacia su espada… —¿Ahora qué? —Preguntó. Gelios comenzó a caminar, adentrándose en el bosque. Link le siguió. —Ese es el río del olvido… —Dijo Gelios apuntando hacia enfrente. —Su caudal está diseñado para que las almas del purgatorio que intenten regresar a la vida sean arrastradas eternamente por la corriente… pero si tú decides volver a la vida para salvar a tu gente, yo crearé un puente para ti. Link miró a Gelios unos segundos y luego habló: —¿Me acompañarás en mi viaje? Tú podrías ser de gran ayuda contra Ganondorf… Link se quedó callado unos instantes… —¿A qué te refieres? Link volvió la vista hacia el río y luego regresó la mirada a su amigo. —¿Cómo es que la espada está aquí? ¿Es una ilusión? Gelios sonrió y volvió a adoptar la forma de Elías. —Claro que no, idiota. —Respondió. —Si esa espada brilla con tanta fuerza es porque refleja el brillo de tu alma, refleja el brillo del alma del héroe. Está conectada a tu alma y cuando moriste… la espada también murió. Hoy la has hecho notar que aun en el purgatorio, tu alma no ha decidido morir y eso la ha hecho despertar… aunque eso no significa que esté lista… hoy has controlado el poder de la espada maestra porque con la furia has despertado a tus vidas pasadas que te han dado su sabiduría para la batalla, pero deberás aprender a usar la espada y a controlar ese poder. Busca el apoyo de mi hermano y mis hermanas, ellos estarán contentos de saber que el héroe ha vuelto… diles que yo llegaré pronto y que deberemos estar ahí para ti en tu enfrentamiento final contra el tirano. Link asintió… volvió su vista hacia el río y tras dudarlo unos segundos comenzó a caminar hacia él mientras un puente de hielo comenzaba a formarse por encima del río… estaba por decirle algo a Elías cuando escuchó una voz, era de nuevo la voz grave de Gelios, no la voz aguda de Elías. —No voltees atrás. —Dijo la voz. Link apretó su espada y se decidió a avanzar sin mirar atrás. Una enorme roca se alzó de entre las aguas del estanque: en medio de esa roca había una puerta de acero que se abrió dejando ver unas largas escaleras descendentes. Comenzó a bajarlas mientras la puerta se cerraba. Llevaba una sonrisa de decisión en el rostro: Había llegado, el héroe había vuelto. |
Sinopsis: Cuando una emergencia en el bosque surja tras la llegada de Link, un ejército deberá correr grandes peligros para tratar de evitar una catástrofe... ¿lo lograrán? Trama: Un silencio abrumador imperaba en la ciudad desde hacía unas horas; Link había partido contra la voluntad de muchos habitantes para enfrentar a Ganondorf. Varias voces levantaban un eco sigiloso de murmuraciones y palabras sopladas. El ambiente estaba tenso, todos tenían esperanza en el héroe, pero también temían por él. —¿Link? —Preguntó la chica. —¿Qué te pasó? La chica comenzó a acercarse al héroe, pero se detuvo cuando varios guardias Sheika apuntaron a Link con sus armas. El brazo de la mujer de cabellos blancos se posó con firmeza en el brazo de la chica. —Alto ahí, princesa. —Exclamó la mujer, su voz era grave y severa. La princesa miró a Impa sin entender totalmente lo que estaba pasando. Luego dirigió la mirada hacia Link, no pudo sentir nada diferente en él; aunque tenía sentido que fueran los Sheika quienes vieran dicha sombra, sobre todo Impa, ella era la sabia de las sombras… de todas formas, algo no terminaba de cuadrar. —¿Link? —Preguntó Zelda. El héroe sólo la miró sin decir nada. —Link. —Dijo Impa. —¿Qué ocurrió allá afuera? La incredulidad se vio reflejada con los diferentes juegos de voces que empezaron a murmurar; el ambiente que ya era de por sí tenso, se hizo insoportable. Las miradas atacaban a Link con un filo peor que aquel que había atravesado su corazón hacía 3 meses. —¿Qué demonios es eso? —Preguntó un hombre entre la muchedumbre que llenaba la zona. Impa volvió su vista hacia el guardia y asintió en señal de aprobación. Algunas preguntas y comentarios llenaron el aire: “¿Qué es esa cosa?”, “¿Qué es el río del olvido?”, “Es idéntico a Link”, “¿Cómo que estuvo muerto?” —¿Qué ha sido todo eso? —Preguntó Link. La princesa corrió hacia Link y lo abrazó ignorando la sangre que manchaba el traje del héroe. Él respondió al abrazo con cariño. Cuando el abrazo terminó, ella se alejó un poco y dejó escapar una lágrima. —Por Hylia, Link. —Exclamó ella, su voz mezclaba ira, alegría y tristeza. —¡Te dije que no estábamos listos para enfrentarlo! Ambos se miraron unos segundos que estuvieron hacerse un minuto hasta que una voz los interrumpió. Un chico de aspecto similar a Link aunque de cabellos negros venía corriendo y gritando. —Señora Impa. —Gritaba el chico mientras corría a toda velocidad por las calles de la ciudad. —Tenemos una emer…gen… ¿Link? Rabio guardó silencio y agachó la cabeza. Link dejó caer la espada al suelo y gritó lleno de rabia… La luz del bosque se había apagado, eso significaba sólo una cosa: la sabia del bosque había muerto, la amiga de infancia de Link estaba muerta. —¡Preparen una cuadrilla de inmediato! —Dijo Impa a los guardias. —Con rumbo al bosque Kokiri ¡de inmediato! El héroe devolvió la mirada a la princesa. —Yo también iré. —Exclamó Link. Impa se sorprendió por el tono de la respuesta, pero entendió la actitud. —Yo iré también. —Dijo Zelda. Impa simplemente bufó. Hizo un gesto extraño en la cara y después se tranquilizó tomando una gran bocanada de aire. —Entonces iremos los tres. —Dijo Impa. —¿Alguien más tiene ganas de ser un héroe hoy? Zelda corrió hacia una de las construcciones cerca de la entrada. Poco después salió vestida con un traje de Sheika, llevaba en su mano derecha un arco dorado y en su espalda colgaba un Carcaj con varias flechas, normalmente no las necesitaría: ella podía generar flechas de luz con su magia, pero ahora que iría encubierta, tendría que limitarse a las flechas normales. —Recuerden. —Dijo la princesa. Su voz era ahora un poco más grave. —Nada de llamarme princesa o Zelda. Soy Sheik. Las puertas este de la ciudad se abrieron; estaban diseñadas para las salidas en grupo y además conectaban con el bosque prohibido, el camino más corto, aunque también más peligroso para llegar al bosque Kokiri. —Guardias. —Gritó el comandante Javier. —Preparen sus espadas, sabemos que hay una base enemiga entera vigilando la entrada al bosque, tendremos que arrasar con todos los monstruos del lugar para que no puedan seguirnos. Los espadachines del grupo, incluido Link se colocaron al frente del grupo. —¡Arqueros! —Gritó Impa. —Preparen sus flechas. Los arqueros tomaron una flecha de su carcaj y la alistaron en sus arcos. —¡A la carga! —Gritó el comandante. La cuadrilla corrió a paso firme adentrándose en el bosque, los guerreros Sheika se treparon a los árboles para ir cubiertos en las sombras. Los demás corrieron hasta llegar a un antiguo muro de piedra cubierto en musgo que separaba la arboleda de la base enemiga. —Esto no va a ser fácil. —Exclamó uno de los soldados. Los soldados corrieron hacia el grupo de Stalfos. Las armas de la base se activaron y de inmediato una lluvia de flechas incendiarias comenzó a llenar el campo, los arqueros Sheika dispararon flechas bomba contra la base y los escombros rápidamente salieron disparados. Impa se enfrentaba a dos enormes Moblins; uno de ellos arremetió contra la guerrera con su lanza; pero ella dio un salto hacia atrás y aterrizó sobre sus manos, después procedió a patear con fuerza a ambos Moblins, las criaturas cayeron al suelo y trataron de levantarse; pero Impa tomó la lanza de uno de ellos y acabó con ambos. Se volvió hacia atrás justo a tiempo para esquivar la espada de un Stalfo; a quien ella derribó contra el suelo y luego le incrustó una bomba en las costillas, acto seguido la guerrera se esfumó en una nube de humo; segundos después, el cuerpo del Stalfo estalló en pedazos. —Impa. —Gritó uno de los guerreros Sheika. —Ustedes vayan hacia el bosque. Nosotros nos quedaremos a luchar. Los cuatro corrieron a adentrarse hacia el bosque, algunos enemigos los siguieron pero ellos rápidamente se deshicieron de ellos. Se adentraron en el bosque prohibido. En el bosque prohibido, la espada maestra de Link era la única fuente de luz que tenían; corrían por los diferentes caminos que Link conocía de memoria. De niño, los ruidos de este lugar lo aterraban, pero ahora, ni los extraños cantos de las aves ni los rugidos y aullidos de otras criaturas eran razón para temer. Él quería llegar al bosque, tenía que haber otro motivo por el que la luz del bosque se hubiera apagado. —¡Hay que hacer esto más seguido. —Exclamó el comandante… nadie respondió. Los cuatro salieron del bosque prohibido y entraron al bosque Kokiri: Todo estaba en silencio, las casas estaban incendiadas, por los ríos corría una sustancia morada y había cuerpos tirados por doquier; algunos eran de las criaturas de Ganondorf, pero la mayoría eran los pequeños cuerpos de los Kokiri. —¿Dónde están todos? —Gritó Link. —¡Salgan ya! Durante unos minutos el silencio fue el único que respondió, pero de la nada, una extraña roca comenzó a moverse, rebelando ser la entrada a un refugio. Algunos Kokiri salieron… ninguno de ellos era Saria. —¿Dónde está Saria? —Preguntó Link. Su voz comenzaba a quebrarse. Los Kokiri sólo dirigieron una mirada triste al héroe… Link gritó con fuerza y clavó la espada en el suelo. La tierra respondió a este gesto lanzando un extraño y débil brillo verde hacia arriba. El brillo se levantó y tomó la forma de la sabia del bosque. —¡Link! —Dijo Saria. El chico volteó a verla… no era ella, era un fantasma. —¿Qué fue lo que ocurrió aquí? —Preguntó Impa. Saria asintió. —Y la sabia del agua reza al invierno… —Concluyó Saria. Saria despareció... Link se quedó callado unos instantes y después se decidió a partir. —¿Qué rayos fue eso? —Preguntó Sheik. Una luz azul emanó de una piedra en el cuello de Javier; él la tomó en sus manos y habló. —Adelante, Helio. Los cuatro procedieron a guiar a los sobrevivientes Kokiri. Link se fue con un sabor amargo pero decidió no demostrar su tristeza. A partir de ahora, se enfocaría en honrar a Saria como ella se lo había pedido. |
Sinopsis: Tras la revelación que sufrieron los personajes, se enfrentan ahora a una naturaleza enloquecida y a bestias atroces. Trama: El comedor comunitario de ciudad Kakariko era un espacio amplio, las paredes grisáceas estaban repletas de adornos coloridos, había una ligera y pegajosa música de fondo en el lugar que provocaba que todo el que entrase dibujara una sonrisa en su rostro y para rematar: el fragante aroma de la comida que preparaba Telma, la aguerrida cocinera, provocaba que se abriera el apetito de todo el que entrase. —No sé cómo sentirme. —Dijo Link a Rabio, ambos esperaban su comida sentados en la barra del comedor. —Ya pasó una semana y aún no lo supero. Link dedicó una mirada extra a Rabio. —¿Desde cuándo eres un filósofo? La mujer se marchó de vuelta a la cocina y ambos se quedaron comiendo sin hablar. —¡Link! —La voz de Javier resonó a través de la extraña piedra que Javi le había regalado hacia dos días. —Impa solicita tu presencia en la sala de guerra… por cierto, ¿me escuchas bien? Mis inventos suelen ser algo imprecisos… Link salió del comedor comunitario y corrió hacia la sala de guerra: Un edificio de dos pisos en el centro de la ciudad subterránea, por fuera; además de su altura con respecto a las otras construcciones, había algo que lo volvía imponente, pero nadie sabía decir qué era… Quizá fuese el juego de antorchas que no dejaban de arder nunca, quizá fuesen los ventanales con imágenes alusivas a la trifuerza y a las diosas de oro; quizá era la fuente de mármol blanco… bueno, quizá fuese todo eso junto. —Link. —Dijo Javier, le acompañaban Helio y otro soldado. —En cuanto termines aquí, deberías bajar a la sala de estrategia. Tendremos que partir pronto hacia el rancho de Ordon; los espíritus de la luz nos han comunicado que ya no pueden seguir protegiendo a la población y deberemos escoltarlos. Javier y los otros dos soldados salieron de la sala. La puerta se cerró y Link se acercó a una de las sillas de madera de la sala y se sentó tras dudarlos unos segundos. —Link… como ya sabes, las condiciones climáticas afuera son un caos completo. Ahora que el espíritu de la primavera ha perdido gran parte de su poder; no puede controlar el clima y si no hacemos algo, nos espera tres meses de estos cambios tan repentinos. Link se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta… en su mente flotaba el recuerdo de Gelios diciéndole que los otros espíritus de la naturaleza le podrían ayudar en su batalla contra Ganondorf… pero nunca le dijo como. ¿Qué se supone que iba a hacer para contactarlos? Ya en la sala de estrategias, Link se reunió con Zelda, Hilda, Javier y Helio (que había sido ascendido a miembro del consejo tras su éxito en la misión anterior). —La situación es la siguiente. —Dijo Hilda. Su voz era grave y seria. —El rancho de Ordon no está protegido por los secuaces de Ganondorf, pero eso no significa que no estén rondando por ahí…
—Además está el problema del cañón. —Dijo Helio. —A parte de los poderosos espíritus de la luz, otra de las razones por las que el ejército de Ganondorf no ha tenido éxito en Ordon es que los habitantes del rancho derribaron el puente que unía a los dos lados del cañón de Farone. El grupo salió de la sala de estrategias. Javier y Helio se dirigieron rápidamente hacia la base de los guardias; Zelda corrió hacia el baño y segundos después salió como Sheik. Hilda hizo aparecer su cetro en la mano, luego golpeo suelo dos veces y su largo vestido pasó a convertirse en un traje de guerrera. El grupo salió por la puerta Este. El camino más rápido a Ordon era a través de los claros; una zona libre de árboles… libre de lugares por donde pasar desapercibidos. —¿Alguien me quiere ahorrar el trabajo de decir que algo no anda bien? —Preguntó Helio con la voz hecha un suspiro. Siguieron caminando por el bosque, los claros ya deberían estar cerca. Todo iba bien hasta que se toparon con algo que les llamó la atención: había zonas donde la tierra estaba removida. Incluso había árboles tirados. —Dense prisa. —Exclamó Sheik. —No puedo evitar sentir que estamos en problemas. La tierra comenzó a temblar de manera abrupta y de pronto se detuvo en seco… pasados unos segundos, dos enormes gusanos salieron de debajo de la tierra: Uno era verde y el otro rojo, tenían tres ojos y un juego de puntiagudas pinzas en la parte frontal. —¿Tenías que decirlo? —Preguntó Hilda. El clima gélido se detuvo y una lluvia torrencial se dejó sentir al instante, la lluvia suavizó el suelo; facilitando el movimiento de aquellos extraños gusanos. —¡Ataquen el aguijón de las bestias! —Gritó Hilda. —No está blindado. Hila utilizó la magia en su cetro y creó una burbuja alrededor de los que llevaban el puente, luego dio un salto alto y cayó encima de la burbuja, lugar desde el cual, comenzó a disparar al gusano verde para lograr que se metiera bajo tierra y dejase su punto débil al descubierto. Lo buscaron por todas partes, pero Javier no apareció. No respondía cuando hablaban su nombre, incluso hicieron sonar una bolsa de lacasitos, pero él no apareció. —¡Comandante! —Gritó Helio. —¿Dónde está? El silencio fue el único que se atrevió a responder. —Link. —Dijo Sheik. —Debemos irnos, los espíritus de la luz nos están esperando. Marcharon hacia el bosque, aun consternados por la repentina desaparición de Javier. Algunos lo iban buscando aún. Quizá estaba escondido entre los árboles, quizá estaba ya en Ordon; luchando contra los monstruos de aquella zona… también estaban quienes creían que en algún momento de descuido, el comandante había sido devorado. Fuese cual fuese la razón, todos tenían algo en común: nadie había visto nada. A penas llegar a la llanura que unía Ordon con el resto del bosque, vieron los vestigios de un campamento enemigo. Había algunos cadáveres de Bokoblins y Moblins cerca; algunas torres de vigilancia estaban ardiendo en llamas. —Es por esto que uno no se hace enemigo de los espíritus de la luz. —Dijo Hilda. Continuaron hasta llegar al cañón, donde los soldados que cargaban el invento de Javier lo pusieron en práctica, el puente funcionó. —¡Guerreros! —Exclamó aquel espíritu. —Asegúrense de que estas personas lleguen con bien, nosotros retendremos al mal de este lado. Del lado de los guerreros, empezaron a surgir unas extrañas creaturas con forma de cráneos voladores, los acompañaban algunos Kargaroc y algunos Stalfos. —Sheik, Hilda. —Gritó Link. —Ayuden a las personas a cruzar el puente, maten a cualquier criatura que trate de entrometerse. Helio, guía a los soldados… usa tus talentos con las pirotecnia para acabar con los Stalfos. Link sacó de entre sus pertenencias una extraña batuta y la agitó en el aire, una extraña melodía sonó de la nada y de pronto un gigantesco tornado cayó, arrasando sólo con los enemigos. Luego sacó un extraño bumerán y lo lanzó contra aquellos cráneos voladores, el bumerán generaba un pequeño tornado por donde pasaba. —¿Ya vieron cómo se usa? —Preguntó Helio. Los demás guerreros repitieron los pasos de Helio. Algunos no tenían tan buena puntería, pero la explosión seguía siendo lo suficientemente fuerte como para reducir a nada a los Stalfos. —¡Sheik! —Gritó Hilda. Antes de que Sheik pudiese reaccionar, una espada de un segundo Ferrus le atravesó el vientre, el Ferrus agitó su espada arrojando a Sheik al suelo. La bestia estaba por festejar su victoria cuando de la nada, una extrañas enredaderas se abrieron paso de entre las rocas y sujetaron al Ferrus con fuerza, algunas sujetaban la cabeza de la bestia y otras su dorso… sin más, en un movimiento rápido, las enredaderas le quebraron el cuello… después se desvanecieron tan rápido como habían llegado. Cuando todos habían pasado, una mujer gritó. —¿Dónde está Iberia? Link no se lo pensó y corrió a toda velocidad hacia Ordon; al llegar vio un pueblo siendo consumido por las llamas. Varios Ferrus estaban luchando entre sí, unos llevaban armadura negra y otros armadura blanca… claro, los Ferrus eran originalmente guerreros del bien; sólo que algunos eran corrompidos. —Date Prisa, héroe. —Exclamó. —Nosotros te cubriremos la espalda. Link salió corriendo del lugar llevando a Iberia en brazos. Los cabellos pelirrojos de la niña llamaron la atención del héroe, pues en Ordon no había nadie pelirrojo; pero sin detenerse a pensar mucho en ello, se dirigió hacia el puente, mientras Hilda seguía usando su extraña y poderosa magia para acabar con las criaturas. —¿Dónde aprendiste a hacer eso? —Preguntó Link a Hilda. Helio se acercó, recargada en su hombro venía una ya consciente aunque adolorida Sheik. —A la que deberías preguntarle sobre sus trucos es a esta chica. —Dijo Hila señalando a Sheik. —Que semi-muerta se las arregló para controlar las enredaderas que mataron al Ferrus. Sin entender todo, los guerreros pusieron marcha a la ciudad subterránea. —Oye. —Dijo la voz de una niña. —Oye, despierta chico. Él abrió los ojos unos segundos, era de noche y en el cielo no había una sola nube; sólo las estrellas tenían el protagónico en el cielo. Le dolía respirar y su pierna derecha lo estaba matando. —Do… ¿Dónde estoy? —Preguntó. Su visión comenzó a ponerse borrosa, él trato de permanecer despierto pero no lo lograba… en un último intento, logró volverse hacia la dueña de aquella dulce voz; pero no logró ver bien su rostro, sólo su cabello… una larga y pelirroja cabellera. —Recupérate, chico. —Dijo ella. —Ambos necesitamos que estés bien. |
Sinopsis: Los guerreros deberán adentrarse en el interior del árbol Deku buscando algo que les ayude a saber quién es el sabio del bosque. Trama: La lluvia caía con fuerza contra el suelo; las nubes se movían veloz y ferozmente a través del cielo, primero hacia un lado y luego hacia el otro… así fue por cinco minutos pues de la nada, la lluvia era una nevada y veinte minutos después era un sol abrasador. Ya dentro de la ciudad, Zelda se quitó su disfraz de Sheika y acompañó a Link al comedor comunitario, cuando estaban por entrar, un extraño sonido llamó la atención de Link, que se volvió rápidamente hacia atrás sin ver nada sospechoso. —¿Estás bien, Link? —Preguntó Zelda preocupada. Ambos entraron al comedor dando por olvidado el tema. —Buen día, Telma. —Dijo Zelda. —¿Cuál es la especialidad del día? Telma asintió y se metió a la cocina. —Todos aléjense de la princesa. —Gritó Impa. —Incluido tú, Link. Esto le pasó cuando estaba contigo. ¡Por Hylia! ¿Cómo es que no la ayudaste? Impa sólo se le quedó viendo a Link con furia y tras tomar un gran aliento, salió de la enfermería. —Link. —Dijo Ilia. —¿Quieres quedarte tú? Podrías tener algo grave si de verdad te pasó eso que dice Telma. Él salió de la enfermería y se dirigió hacia su casa, que compartía con Rabio. —¡Ya basta! —Gritó de pronto, Link. Rabio salió volando del sillón morado en el que estaba sentado por el susto. Cayó con fuerza contra el suelo y cuando se levantó vio a Link tapándose los oídos. —¡Haz que pare! Rabio corrió hacia un cofre que estaba en su habitación y después regresó con una bolsa café. —Link. —Dijo. —Lo que hay en esta bolsa te hará dormir, para que pare eso que te molesta… pero necesito que me des permiso para usarlo. Rabio alzó los hombros y de la bolsa sacó un mazo, con el que golpeó a Link… Link cayó al suelo inconsciente… —Espero que no me odies cuando despiertes. —Exclamó Rabio y cargó al héroe hasta su habitación. Cerró la puerta y se fue a la sala. Se sentí en ese asiento morado una vez más y empezaba a quedarse dormido cuando escuchó la puerta de la casa abrirse y cerrarse con fuerza. —¿Quién anda ahí? Rabio se volvió rápidamente hacia atrás y antes de poder decir cualquier cosa, algo le tapo la cara y lo arrastró hacia dentro del suelo en una clase de portal con tonos verdes y rosados. —¿Qué es todo esto? —Gritó. Link se volvió hacia atrás y vio a una niña pelirroja… la misma que había salvado en Ordon. —Tú eres Prímvera. —Dijo Link. Link tomó su espada en un movimiento rápido y la apuntó contra la niña. —¿De verdad quieres jugar a las luchas, niño? —Preguntó ella y después alzó las manos y una enorme rosa envolvió a la niña mientras un viento cargado de polen llenó el aire, Link comenzó a estornudar fuertemente. Para cuando se detuvo, miró hacia enfrente a una criatura de casi dos metros. Tenía forma femenina: un cuerpo con curvas exuberantes cubierto por un vestido que parecía de seda rosa. En su cuello traía un colgante hecho con diferentes piedras de colores y su piel era de un tono casi rosado. Su cabello, ahora más largo, seguía siendo fuertemente rojo al igual que sus labios. Sus manos eran finas y delicadas pero tenía unas uñas increíblemente largas y puntiagudas. —¿Crees que por haber derrotado a mi hermanito en esa prueba que te puso, puedes derrotarme? Si no te mató en su batallita es porque ya estabas muerto, no seas idiota. Link soltó su espada. —Y si no quieres que le pase a estas dos bellas almas, será mejor que te dediques a buscar la esencia de la primavera… ya me ahorré el trabajo de buscarte al nuevo sabio, pero decirte quién es arruinará la sorpresa, así que busca la esencia y tus dos amigos estarán bien… reúsate y… bueno, no te niegues, ¿quieres? Tienes 12 horas. —Ella hizo sus manos hacia enfrente y un cúmulo de plantas tomó a Link hacia atrás haciéndolo caer en un portal y aterrizando en su cama. Su espada cayó en la repisa en la que estaba acomodada antes del encuentro con Prímvera. —¿Qué quieres? —Preguntó. En media hora, Hilda y Helio estaban listos para el combate y salieron en sus caballos. La lluvia se dejaba sentir como piedras en la piel, pero ellos siguieron adelante hasta llegar al bosque prohibido… bajaron el ritmo del galope. Un grito agudo los hizo paralizarse… era un Redead. —Son criaturas de las sombras. —Dijo Helio que se acababa de liberar. —¿No tienes algún ataque de Luz? Link se liberó finalmente de la parálisis y lanzó su espada a la cabeza de la criatura, perforándola de inmediato y acabando con su existencia. Se bajó del caballo y corrió por su espada, pero entonces una Boko Baba salió de la nada y tomó a Link, tratando de engullirlo, menos mal que Hilda llegó y con su cetro transformado en una clase de lanza; cortó el tallo de la criatura que de inmediato escupió a Link cubierto en una sustancia verde y apestosa. —Gracias. —Exclamó Link. Siguieron avanzando a caballo hasta llegar al bosque Kokiri… estaba plagado de Redead… aunque más pequeños de lo normal. —No me digas que son Kokiri. —Dijo Hilda. Tras el comentario de Hilda, Link enfureció, ella tenía razón, eran ReDeads de los cuerpos de los Kokiri caídos en la invasión. Totalmente enfurecido, saltó del caballo y sus ojos brillaron en color dorado; el alzó su espada hacia el cielo y un rayo cayó en ella, después el redirigió el rayo hacia un árbol en medio del bosque Kokiri. El rayo de inmediato se propagó por toda el bosque y los Redead se desvanecieron en el acto ante la poderosa luz. —¿Qué acaban de ver mis ojos? —Preguntó Hilda. Dejando a sus caballos atrás, los tres corrieron hacia el árbol Deku. —Me temo, par de entrometidos. —Dijo la mujer con su extraña voz burlona. —Que esta misión es sólo para el héroe… pero yo sé que no hay nada tan divertido como un combate, así que… peleen. Las plantas empezaron a conglomerarse en diferentes puntos y luego cada montículo empezó a moverse hacia un solo sitio, formando una enorme masa de plantas con vida. Dentro del árbol todo estaba muy obscuro, él miró hacia todos lados pero no logró ver a Prímvera. —¡Apunta a la cabeza! —Gritó Helio. —¡No al cuello! Helio sacó dos piedras negras de sus bolsillos y empezó a frotarlas produciendo chispa; una pequeña chispa cayó al suelo y comenzó a crecer poco a poco. —Hilda. —Gritó. —Protege la llama, yo me encargo de esta cosa. No le pongas ningún tipo de barrera, necesita oxígeno para crecer. Hilda se acercó a la llama y vio como Helio bañaba su espada en una sustancia líquida y muy apestosa, para luego lanzarse contra la criatura. Link abrió la puerta y el brillo verde se desvaneció, pero la risa de una niña llenó el aire. —Iberia… —Dijo Link. —¿No se supone que me ayudes a encontrar tu esencia? Varias luciérnagas comenzaron a volar en torno a Link. —Esta es la ayuda que te doy… —Dijo la voz de Iberia. —Mis luciérnagas habrán de iluminar tu camino, pero date prisa ¿quieres? Ellas también se cansan. Con la ayuda de las luciérnagas, Link pudo ver otra puerta más al frente y corrió hacia ella. AL abrirla, se encontró en el follaje del Árbol Deku. No se dio cuenta de que había subido tanto, volvió su vista hacia abajo, pero una extraña y gruesa capa de nubes lo cubría todo. Link trepó a lo alto de una rama y comenzó a buscar aquella cosa. —Veamos. —Se dijo a sí mismo. —Si yo fuera una esencia de la primavera, donde me escondería. Tras buscar algo interesante, lo único que pudo llamar su atención era que en el centro del inmenso follaje había una zona donde además de hojas, había flores de diferentes colores. —Muy bien, Argorok… —Gritó. —Manifiéstate. El árbol comenzó a temblar violentamente, Link tuvo que sujetarse de una rama y de pronto, de entre el espeso follaje, salió aquel extraño dragón. —Hilda. —Gritó Helio. —Usa tu magia para lanzarme bolas de fuego. Hila comenzó a agitar su cetro con velocidad, las llamas comenzaron a moverse al ritmo que ella lo hacía; después ella hizo un movimiento como de bateo y una bola de fuego salió disparada hacia Helio, él la detuvo con su espada y esta se prendió en fuego de inmediato. —¡Helio! —Gritó Hilda. —Está bien, pedazo de lechuga sobrealimentado. Quieres pelea… vamos a pelear. Hilda golpeó su cetro contra el suelo y en ese momento ella comenzó a tomar la forma de una bestia enorme. —Hagamos que esto sea parejo. —Expresó y después se lanzó contra la criatura, la tomó por las fauces y le partió la mandíbula, la bestia escupió a Helio y después cayó al suelo, donde Hilda la pisoteó con furia… —¡No te tragues a mis amigos! De pronto, el poder de Hilda se detuvo y comenzó a caer al suelo; pero Helio llegó a tiempo para rescatarla… estaba inconsciente. —¿Qué han hecho? —Dijo Prímvera, que salió de la nada, sonaba furiosa. —¿Cómo se atreven? ¡Ahora verán! Un montón de plantas se arrojaron contra Helio, que sostenía en sus brazos a Hilda; pero cuano las plantas estaban por tocarlo, una misteriosa aura naranja los cubrió a ambos, aquella aura anaranjada rostizó las plantas. —Interesante. —Dijo Prímvera, su voz furiosa había sido reemplazada por una voz de curiosidad… sonrió y después se esfumó. Link surcaba los cielos, montado en Argorok, ya había logrado romper su armadura; pero ahora era peligroso mover su espada. La bestia hacía piruetas peligrosas con la intención de arrojar al héroe al suelo. En un giro, Link usó la fuerza del movimiento para clavar la espada en la pata derecha de aquel dragón. —¡Maldita salamandra! —Gritó. Después notó que su mano dolía fuertemente y que no la podía mover: la tenía rota. —¡Me las pagarás! Tomó su espada con la mano derecha y corrió hacia la bestia, que entre mordidas y alientos de fuego trató en vano de evitar el avance del héroe, pero con una velocidad increíble Link saltó y alzó su espada; un rayo cayó sobre ella y se energizó, después cayó y atravesó la cabeza de Argorok de arriba a abajo. La bestia murió en el acto. —Link. —Dijo Helio, sin entender lo que ocurría. —¿Qué? Ah… ¿Cómo? Em… ¿Qué fue todo eso? Antes de que Link pudiese responder, Prímvera salió de dentro del árbol Deku, venía cantando y saltando alegremente y en su mano derecha llevaba la esfera que había arrojado a Link por los cielos. —Felicidades. —Dijo la extraña mujer. —La encontraste… ahora, Link… debiste esperar a que yo llegara para tocar la esfera, tú no eres el sabio del bosque ni el espíritu de la primavera, así que la esencia te rechazó… anda; ahora que estoy aquí, tócala. Prímvera extendió la esfera hacia Link, quien sin confiar totalmente la tocó y esta vez no salió disparado, sino que se transportó junto con Prímvera a aquel extraño bosque. —Debes saber, pequeño intento de héroe. —Dijo ella. —Que en efecto, ahora mismo estamos en el purgatorio. |
Sinopsis: ... Trama: Sin pensarlo mucho, Javier tomó aquel extraño objeto esférico y éste brilló con un cegador color verde; la luz perduró unos instantes y después se desvaneció y con aquella luz; se desvaneció también Prímvera. —¿A dónde se ha ido? —Preguntó Link. Link se volvió hacia Javier y notó que sus ojos ahora brillaban en un color verde chillón; su cabello estaba erizado como por estática y la maltratada armadura de Hyrule había sido reemplazada por una nueva armadura, con toques verdes y rojos… el color verde en los ojos de Javier comenzó a desvanecerse… —Para salir de aquí. —Dijo la voz de Prímvera que sonaba como si viniese de todos lados. —El sabio y el héroe deben mostrar que están listos para el combate. La cabaña estalló en mil pedazos y Javier y Link fueron arrojados en direcciones opuestas, el bosque que rodeaba la cabaña había sido reemplazado por un inmenso claro. —Javier. —Dijo la voz de Prímvera. —Como sabio del bosque es tu deber ayudar a Link a controlar el poder que su espada le otorga. Link, se levantó del suelo y volvió la vista hacia Javier para después desenvainar su espada. —Link. —Dijo la voz de Prímvera. —Esto es todo lo que puedo hacer para apoyarte en tu travesía por despertar el poder de la espada maestra. Mi hermano te confrontó viéndose bastante limitado en sus poderes; pero ahora debes enfrentar sin ningún temor a Javier, porque él usará todo el poder que le ha conferido la esencia de la primavera. Javier y Link asintieron. Link fue el primero en atacar, corrió a gran velocidad hacia a Javier y trató de asestarle un golpe, Javier lo evitó con agilidad y luego imaginó; tal y como Prímvera le había indicado, que unas enormes lianas salían de la tierra para protegerlo. —Creo que puedo acostumbrarme a este tipo de poder. —Dijo Javier. Después apuntó su dedo índice hacia Link y de la nada un inmenso árbol salió de la tierra, golpeando con fuerza a Link y atrapándolo entre ramas y enredaderas. —¡A jugar! Javier se lanzó hacia el árbol y comenzó a treparlo con destreza, llegó hasta las lianas que sostenían a Link y las controló para que lanzaran al héroe hacia arriba; Luego estiró sus brazos hacia atrás y un trozo de la gruesa corteza del árbol se adhirió a su brazo izquierdo formando un escudo; a su mano derecha llegó una afilada espada de madera. Tras aquello, se catapultó por los aires y asestó un golpe contra Link. Javier aterrizó y esquivó un corte de la espada de Link; después se tiró al suelo y una armadura de tierra lo cubrió, se alzó en un salto y arremetió contra Link haciéndolo tropezar con unas lianas. El héroe aterrizó sobre sus manos y se impulsó con fuerza hacia arriba, rompiendo las lianas. —Oye. —Gritó Javier. —Esas no se consiguen fácil… ah, no… sí. Link lanzó un tajo descendente contra Javier, pero él rápidamente cubrió sus manos con tierra y frenó el golpe deteniéndolo entre sus palmas, arrancando la espada de las manos de Link. EL dorado de sus ojos se esfumó y Javier lanzó la espada hacia la distancia, luego una extraña nube de polvo azul los rodeó a ambos. Javier salió de aquella nube como si nada, pero Link salió totalmente mareado. —Esto. —Dijo Link, mirando hacia todos lados. —Esto no es justo. Link cerró los ojos y superó su mareo, después corrió hacia la espada; pero Javier hizo aparecer un árbol donde aquella arma se encontraba. —¿Cómo se supone que aprenderé a usar mi espada si no la tengo? —Gritó Link. Link recordó su batalla con Ganondorf y como éste le había atravesado el corazón con su propia espada. Por su mente voló un pensamiento: “No de nuevo.” —Te diré algo Link. —Gritó Javier. —¡A los inventores no nos gusta que nos copien! Javier pisó con fuerza el suelo y una versión enorme de las Deku Baba salió del suelo y en un movimiento rápido atrapó a Link entre sus fauces, pero el héroe atravesó su espada, matando a la bestia. Link corrió hacia Javier y lo golpeó con una estocada… o al menos lo intentó; en un movimiento increíblemente rápido, Javier se separó en miles de hojas que le sacaron la vuelta a Link y después se reformaron detrás de él, cuando Link se volvió recibió un golpe en la mejilla, seguido de una ráfaga de aire que lo arrojó varios metros hacia atrás. —Copia esto, héroe. —Dijo Javier y de las nubes un inmenso rayo se dirigió hacia Link. Link comenzó a girar para hacer su tornado una vez más y cuando había tomado velocidad, un rayo comenzó a rodearlo. Usando su fuerza, Link dirigió el tornado hacia Javier, pero Javier sólo agitó sus manos y las nubes se disiparon, junto con el tornado. —¡Ja! —Exclamó Javier. —No le vas a ganar a un sabio, Link. Múltiples enredaderas comenzaron a rodear a Link, enterrándolo entre kilos y kilos de hojas, pero él se liberó con un ataque circular; Javier corrió hacia Link y se lanzó sobre él, forcejeó con él tratando de quitarle la espada maestra; pero Link se resistió y dio un puñetazo a Javier, quien respondió con una fuerte patada en las costillas seguida de una fuerte ráfaga de aire, Link salió disparado en el aire, pero aprovechando el efecto giratorio del ataque de Javier comenzó lanzar ráfagas muy veloces que Javier no tuvo tiempo de detener y que terminaron golpeándolo de lleno. Javier cayó al suelo y la batalla terminó. Prímvera se manifestó una vez más. —Bueno. —Dijo la extraña mujer. —Esa ha sido una… no tan aburrida batalla, y el objetivo se logró: Link ha adquirido la habilidad del ataque tornado. Felicidades Javier, no eres tan mal sabio después de todo. Prímvera fue la primera en cruzar. Link ayudó a Javier a levantarse, y después ambos cruzaron el portal, que se cerró justo cuando llegaron al mundo de los vivos. —¡Wow! ¿Qué es eso? —Gritó Helio. —Oh… ¿qué pasó? Ahm… ¿Javier? Tras que Hilda despertase de su inconciencia. Los chicos corrieron hacia los caballos, Link trató de subirse al suyo, pero éste se reusaba y en uno de los intentos, incluso trató de golpear a Link con sus pesuñas; cosa que el héroe esquivó por poco. —¿Qué le sucede a este caballo? —Preguntó Link. Javier chasqueó los dedos y el caballo agresivo de Link pasó a ser una criatura dócil. —Nos vemos en el pueblo. —Dijo Javier. Su cuerpo se separó en cientos de hojas que fueron arrastrados por una brisa que se dirigía al pueblo. Link subió a su caballo y después puso marcha a Kakariko. Volvió su vista hacia los cielos y notó que una nube espesa los cubría. Era Prímvera, cubriéndolos de la vista de cualquier enemigo aéreo con una gruesa capa de nubes. —¡Link! —Dijo ella. Estaba notablemente alegre. —¡Zelda ha despertado! Hilda y Helio llevaron a sus caballos al establo. —¿Qué hay de Javier? —Preguntó Link. Antes de que Link pudiese contestar, la alarma de proximidad del pueblo se activó y sonó la palabra clave “Soy genial”, la cual, era la frase de Javier. Impa dirigió una mirada de sorpresa a Link, quien respondió con una sonrisa. —Estuvo en el purgatorio. —Dijo Link a Impa. —Es el sabio del bosque y Prímvera lo estuvo resguardando ahí hasta que encontrásemos la esencia de la primavera. Impa fue a darle la bienvenida a Javier, que estaba siendo rodeado por todos los perros de la ciudad; mientras que Link se dirigió hacia la enfermería. Al llegar, Ilia lo recibió alegremente y después lo condujo hacia la sala de recuperación. Zelda estaba de pie, al lado de la cama de Rabio. —La princesa despertó sintiéndose como nueva. —Dijo Ilia. —En cambio, Rabio… bueno, creo que es un tanto melodramático. Ella sólo sonrió, se quitó el guante blanco de su mano izquierda y cerró el puño, la trifuerza de la sabiduría brilló en su puño. Link sonrió. —¡Es pésimo eso de ser un soberana benevolente! —Dijo Zelda. Rabio salió disparado de su cama y se fue corriendo de ahí gritando. —Quisiera decir que no me asusta la idea, pero si el espíritu del verano es igual a su hermana, no sé qué haré. Link sólo sonrió. Por su mente volaban pensamientos varios. Durante su batalla contra Javier, su corazón había latido con tanta fuerza; se sintió tan vivo, tan revitalizado como cuando luchó contra Gelios, pero a la vez se sintió angustiado mientras los fantasmas de su batalla contra Ganondorf. —Lo sé, lo sé. Calma, calma. No soy el primero en volver de la muerte. —Dijo Javier a su ferviente público de 3 personas y docenas de perros. —Yo también los quiero. Hilda se marchó y Helio la siguió para insistirle. Mientras Javier jugaba con los perros, que le habían acogido bastante cariño ahora que era el sabio del bosque. |
Temporada 2: La esencia de Été
Sinopsis: Las ruinas de Labryna son invadidas por un gran ejército liderado por una poderosa bruja... quizá otras brujas puedan frenarla. Trama: Marina llegó al muro de fuego y lo atravesó como si no estuviera ahí. En su bolsa llevaba varios frutos, había ido de casería pero al parecer no había encontrado nada. —¡Marina! —Dijo una niña, su voz demostraba alegría. —¡Ven, Mira! La niña sonrió de oreja a oreja. Pauline es una niña que perdió a sus padres en la tercera oleada; Marina había perdido a sus padres en la primera oleada y encontró en Pauline una amiga (aunque de bastante menos edad); Pauline también tenía sangre de bruja pero hasta la fecha no había mostrado ningún poder. —Buen día. —Dijo al entrar. El ambiente dentro de aquella casa no era más acogedor que fuera de ella. —¿A qué se debe esta reunión? Cuando la reunión terminó. Los demás miembros del concejo se retiraron y Marina se quedó a solas con Fénix. —Bien. —Dijo él. —Noto preocupación en tu rostro, ¿a qué se debe? Los ojos de Marina se llenaron de lágrimas, quien llena de ira le dio una bofetada a Fénix y después salió enfurecida del lugar. Por supuesto que no tenían que recordarle las vidas perdidas, sus padres y los Pauline, los hijos de Gastón, los hermanos de Gabriel; la mujer que atendía la tienda de recuerdos, los niños de la escuela… la lista era interminable. Fénix salió de la sala del concejo y las flores encendidas se apagaron. Se estaba sobando la mejilla mientras terminaba de entender su error al discutir con Marina. A la mañana siguiente, el cielo estaba fuertemente nublado; las nubes eran casi negras y fuertes truenos y rayos anunciaban un tormenta catastrófica. Había comenzado: el verano. —¿Fénix? —Preguntó. —¿Estás bien? —Airín. —Dijo Marina. —Eres la mejor con la escoba, dirigirás a las maestras del vuelo en la ofensiva aérea. Un ejército de 30 brujas se alistó para el combate, con sus mejores conjuros de protección y bebiendo todo tipo de brebajes para hacer frente al ejército de Ganon. —¡Ataquen! —Gritó Marina. Las flechas explosivas volaron a toda velocidad por el aire y de inmediato desarmaron las torretas de vigilancia instaladas por el ejército de Ganon en la zona. Decenas de Bokoblins salieron al combate, pero no eran un gran obstáculo para las brujas de Labryna. Anastasia comenzó a recitar diversas palabras en Hylian antiguo, sus seguidoras la iitaron y cientos de portales blancos comenzaron a abrirse; de ellos salían cientos de fantasmas, todos ellos con armadura: eran los espíritus de los soldados caídos en la guerra. —¡Soldados! —Gritó Anastasia. —¡Esta es su oportunidad de defender al reino! Los fantasmas se apresuraron a desenvainar sus espadas espectrales y corrieron hacia el ejército de monstruos de Ganon. Las flechas comenzaron a volar en diversos sentidos. Los Bokoblins no tenían magia para las flechas explosivas, pero sí el ingenio para atar bombas a las flechas. —¡Los Stalfos son más fuertes que los Bokoblin! —Gritó Malón. —¡Los Bokoblin son pura basura! De la nada, los Bokoblin comenzaron a dirigir sus flechas hacia los Stalfos, quienes respondieron a la agresión de manera abrupta. Los Kargaroc comenzaron a caer por montón tras la lluvia de conjuros que el grupo de Airín les lanzaba y los espíritus lograban acabar fácilmente a los Bokoblin y Stalfos no afectados por el conjuro de Malón. Pronto, el ejército se vio reducido y arrinconado mientras las brujas de Labryna tomaban ventaja. —No. —Expresó Marina mientras se levantaba. Veran golpeó su cetro contra el suelo y de pronto el tiempo se alentó. Marina trató de evitar el efecto, pero quedó atrapada en aquella zona donde el tiempo fluía lento. —Deberían saber. —Dijo Veran, caminaba lento y con pomposidad. —Que no pueden resistirse al ejército del gran Ganondorf. Marina se levantó y escupió sangre hacia donde estaba Veran. —¡Nunca aceptaremos a ese cerdo como rey! —Gritó. De pronto, un inmenso dolor llenó a Marina; era como si por dentro, todos sus huesos estuvieran siendo molidos… —Me basé en tus flechas negras para este conjuro. —Dijo Veran con una sonrisa. —Espero que no te moleste. Marina masticó una extraña hoja que traía en la boca y en el acto, su dolor desapareció. En un movimiento rápido, apuntó una flecha explosiva a Veran y le disparó, pero la hechicera de las sombras alentó el tiempo una vez más y redirigió la flecha contra Marina y luego regresó el flujo normal del tiempo. —Magia blanca, pura. —Exclamó Marina. —Inmune a la magia negra. Veran gritó y se sacó la flecha del pecho. Desapareció en un portal y de pronto la zona se vio rodeada de Wolfos, Skultula y Ghoma. Después Veran reapareció transformadaa en una gigantesca araña azul. —¡A la carga! —Gritó un joven soldado de armadura plateada con toques verdes que venía a caballo. —¡Wolfos, Destruyan a la araña gigante! Los Wolfos corrieron hacia Veran, quien comenzaba a recuperarse del golpe. La bruja retomó su forma. —¿Qué hacen? —Gritó mientras se cubría con un campo de fuerza (también azul) —¿Por qué lo obdecen? Link llegó montado en su caballo, le seguían Sheik, Hilda, Helio y Rabio, aunque Rabio iba más bien escondido. —¡Javier! —Dijo Link. —¡Ataque tornado! Los ojos de Link brillaron en blanco e invocó el ataque tornado, los ojos de Javier brillaron en rojo y cientos de rayos comenzaron a rodear el tornado invocado por Link; Veran lanzó una ola de energía que acabó con los Wolfos y trató de salir corriendo de la escena, pero unas enredaderas la hicieron tropezar. —¡Maldita escoria! —Dijo la bruja. —Mi amo ya mató a un sabio del bosque ¡Lo hará con facilidad de nuevo! Javier sonrió y un montón de hierbas se metieron a la boca de la bruja. —¿Nadie te enseñó a no hablar con la boca llena? —Preguntó. —¡Ahora, Link! Link dirigió el tornado hacia Veran y en segundos, la bruja se vio atacada por un tornado electrificado que la sacudió por completo y la arrojó por los aires. Javier agitó sus manos en dirección al cañón y una ráfaga de aire se generó de la nada, empujando a Veran hacia el cañón y condenándola a caer al vacío. —¡El pueblo! —Gritó Airín. —¡Escuadrón aéreo! ¡¡Síganme!! —¡Estás en mis dominios! —Gritó Fénix. —Quizá esté débil, pero aun así puedo hacerte arder como ardías en el infierno en el que estabas. Una lluvia de hojas cayó en frente al muro de fuego y el cuerpo de Javier tomó forma. —Bueno. —Dijo el sabio. —¡El gran Javi va a hacerte pedazos! Onox sacó un enorme mazo y lo utilizó para intentar golpear a Javier, pero el sabio se volvió de hojas y separó su cuerpo esquivando el ataque. —Ahora bien. —Dijo Javier. —Estás por contemplar a las peores bestias del universo… ¡una de ellas me devoró vivo! Un gusano del bosque rompió el piso y se lanzó contra Onox; él se defendió, pero no pudo evitar ser rodeado por la criatura y al final fue arrastrado bajo tierra. —¡El sabio del bosque! —Dijo Fénix con una sonrisa. —Así que es cierto, estás vivo. La sonrisa de Javier se desvaneció. —Lo siento. El escuadrón aéreo llegó, seguido de las demás brujas y por Link, Helio, Sheik, Hilda y Rabio. —¿Ese es… el héroe? —Preguntó Fénix. —Sé lo que mi hermano hizo por ti y entiendo su sacrificio, tienes que saber que yo también lo hubiera hecho y que será un honor ayudarte en tu travesía. Link se acercó a Fénix. —Mi nombre es… Fénix sonrió y asintió. El grupo fue recibido en el pueblo; pronto, los chicos se instalaron y comentaron sus planes a Fenix, quien escuchó todo en compañía de Marina. —Así que… ¿van a ir al volcán? —Preguntó Marina. —Yo puedo acompañarlos. |
Sinopsis: El camino de los héroes continúa y no se vuelve más sencillo, dos grandes enemigos aguardan. Trama: Hacia adelante no había sino una capa de ceniza que flotaba en el aire y que nublaba bastante la vista; hacia atrás: lo mismo. No sabían cuántos metros habían avanzado ya; estaban caminando a ciegas en la montaña. Los conjuros de Marina los protegían de las rocas que el volcán lanzaba, pero su magia fallaba cuando trataba de ahuyentar la niebla. —Estamos por llegar al río de lava. —Dijo Marina. —Tendremos que ingeniar algo para pasar. Tras caminar por varios minutos, Marina les indicó que se detuviesen. —Hilda. —Dijo Marina. —Eres una bruja, ¿Cierto? Hilda asintió y golpeó su cetro contra el suelo, un extraño círculo morado rodeó a Hilda y empezó a murmurar cosas en alguna extraña lengua. —¿Qué está diciendo, Hilda? —Preguntó Fénix. Hilda comenzó a agitar sus manos en una forma lenta y extraña; Marina cerró los ojos y empezó seguir los movimientos como si se tratase de una coreografía perfectamente ensayada. Con cada movimiento, la niebla se hacía cada vez más tenue hasta que lograron desvanecerla… sólo para encontrarse con que estaban a escasos metros de un ancho río de lava. —Este es el río de lava de Labryna. —Dijo Fénix. —Hasta hace tiempo, había un puente aquí, pero los Goron lo derribaron cuando Darunia, su líder y antiguo sabio del fuego, murió… es mi turno de hacer magia. Fénix apuntó su mano hacia adelante y ésta comenzó a brillar en un tono rojo-anaranjado; de pronto el río de lava comenzó a ponerse negro y a detenerse. La mano de Fénix se apagó y él cayó al suelo de rodillas. Su frente estaba envuelta en sudor y de la nada, una terrible tormenta se dejó sentir. —¿Qué ocurre? —Preguntó Sheik. —¡Oh, no! —Exclamó Airín mientras veía como las inmensas llamas del muro de fuego se apagaban. —¿Qué está pasando? Javier llegó corriendo al lugar, sus ojos brillaron en rojo y luego se agachó; tomó un puñado de tierra y luego le sopló. La tierra voló hacia donde antes estaba el muro y de entre las partículas de tierra que empezaron a multiplicarse como por arte de magia, varios Wolfos empezaron a tomar forma. —Airín. —Dijo Javier. —Puedo proteger la tierra, pero necesitaré que ustedes protejan el aire… les daré vientos propicios, es todo lo que puedo hacer. En cuestión de segundos, el escuadrón aéreo se elevó en sus escobas y comenzaron a volar por encima del pueblo. Javier comenzó a sentirse débil, estaba usando un gran poder para mantener la seguridad del pueblo. —Bueno. —Dijo Marina. —Ahora hay que llegar a la cima del volcán. Hila golpeó su cetro contra el suelo y un campo de fuerza de varios metros de radio cubrió a los chicos. La lluvia no caía en el campo. —A esto llamo una solución. —Dijo Fénix. —Sin lluvia me recuperaré más rápido… sólo recuérdenme no tocar el campo en absoluto. Los chicos contemplaron a Fénix seriamente. —¿Cuál fue el error? —Preguntó Helio. Javier corrió hacia el jardín de una de las pequeñas casas y arrancó unas cuantas hojas de maleza, las lanzó al aire y sopló a todo pulmón; las hojas comenzaron a multiplicarse y conglomerarse, formando cientos de Peahat que se apresuraron hacia los aires. Trató de usar su fuerza para controlar a los Kargaroc, pero sintió una poderosa magia negra recubriéndolos. —¡Hay magia negra de por medio! —Gritó Javier. —Necesitaremos que usen toda su fuerza. A lo lejos, las nubes comenzaban a girar rápidamente, eran nubes tan espesas que hacían que la ya de por sí obscura noche, se viera aún más obscura. La temperatura comenzó a bajar y las antorchas de Labryna se apagaron de golpe. —¡Hay más de un mago negro en las filas del gran Ganondorf! —Dijo una voz infantil y burlona que no parecía venir de ningún lado. —¡Damas y caballeros! ¡¡El gran Vaati!! Un rayo de obscuridad cayó en el centro del pueblo y un extraño ser con el tamaño de un niño apareció dentro de ese rayo. —¿Vaati? —Preguntó Javier mientras desenvainaba su espada. —¿Quién es ese? Vaati se limitó a sonreír y después, con un simple movimiento de su cabeza una ráfaga de aire lanzó a Javier hacia el cielo. El sabio usó sus poderes sobre el viento para controlar su caída y después lanzó una ráfaga contra Vaati que despareció tras una cortina de magia negra y reapareció detrás de Javier, tratando de clavarle una daga que el sabio esquivó transformando su cuerpo en hojas y rodeando al hechicero para después tratar de darle una patada, golpe que Vaati esquivó desapareciendo nuevamente y apareciendo sobre el techo de una casa a unos cuantos metros de Javier. —Vaya. —Expresó Vaati. —Creo que encontré un buen contrincante. Vaati comenzó a girar con velocidad y un enorme tornado cayó en el pueblo, Javier usó su fuerza para separar los vientos del tornado, provocando que Vaati cayera al suelo con fuerza, el hechicero se levantó de inmediato y con un movimiento veloz apareció frente a Javier, tratando de clavarle una daga, nuevamente el sabio esquivó el golpe con su truco de las hojas y reapareció a unos cuantos metros, luego agitó sus manos como si estuviera agitando dados y después las separó, de ellas salió un polvo verde que cubrió al hechicero, mareándolo. —¡Suficiente! —Gritó Vaati. Su cuerpo se vio rodeado de una increíble obscuridad que comenzó a crecer y crecer hasta tomar una forma espeluznante. —¡Ahora juguemos a mi modo! La extraña criatura lanzó un ataque con uno de sus cuatro brazos hacia donde estaba Javier. Por donde pasaba el brazo, una ráfaga de viento mandaba todo a volar; Javier esquivó el ataque con velocidad y luego un ejército de Peahat llegó para atacar a la criatura. —¡Oh por Hylia! —Gritó Marina mientras veía desde la montaña como un enorme tornado caía sobre Labryna. —¡Tenemos que volver! Sin decir más, Shiek y Marina salieron del campo de fuerza. —Yo ya estoy bastante reparado. —Dijo Fénix. —Hilda, es hora de avanzar. Hilda removió el campo de fuerza y ellos se pusieron en marcha para escalar. —Tiene que ser una broma. —Exclamó Airín mientras derribaba a un Kargaroc. Las brujas se lanzaron hacia la gigantesca ave que se acercaba al pueblo, la bestia logró esquivarlas y avanzó hasta llegar al pueblo, para comenzar a volar en círculos alrededor del tornado provocado por Vaati. —Es una trampa. —Dijo Airín. —Quiere que nos acerquemos al tornado. El ave comenzó a agitar sus alas y varias plumas doradas y filosas cayeron sobre algunas casas. —Tendremos que hacerlo. —Dijo otra de las brujas. —De lo contrario matará a todos. Con toda la increíble fuerza del viento que las atraía hacia el tornado, las brujas comenzaron a atacar a Kranos con valentía. —¡Malon! —Gritó Javier. —¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve a tu casa! Malón hizo caso omiso y comenzó a caminar hacia Javier; el chico vio sorprendido como el tornado la atraía y luego vio que ella estaba usando unas botas de hierro. Malon se colocó a medio camino entre su casa y Javier y comenzó a disparar rayos hacia el interior del tornado. Vaati le devolvió todos, pero ella respondió devolviéndoselos de nuevo. —¡Mal momento para jugar Tenis! —Gritó Javier. Javier tomó aire y sus ojos comenzaron a brillar en rojo, su cuerpo comenzó a flotar y en un abrir y cerrar de ojos se adentró en el tornado y sacó a Vaati de él, logrando que el tornado se detuviera. Vaati cayó al suelo con fuerza, pero se levantó en el acto. Una vez más había tomado su forma humana, empezó a lanzar ráfagas de viento hacia Javier, pero el sabio las esquivaba todas con facilidad y comenzó a aproximarse a Vaati. —¡Vamos Prímvera! —Gritó. —¡No dejes morir a tu héroe! Link, Hilda y Helio ya habían llegado a la cima. Fénix aún estaba escalando, a penas subir un veloz rayo de energía obscura salió disparado de la nada hacia él, pero antes de que pudiera golpearlo Hilda lo detuvo. —¿Y este payaso afeminado? —Preguntó Helio. Grahim sonrió… —Bueno. —Expresó. —Supongo que ustedes no entienden razones, quieren luchar… y yo he decidido ser complaciente con tan fuertes guerreros. Fénix gritó y lanzó de su boca un aliento de fuego hacia Grahim, pero el hechicero lo detuvo. —Gracias, Fénix. —Dijo. —Esto es lo que me faltaba. El aliento de fuego tomó la forma de una bola y después le salieron patas… —Les presento a Malócula. —Dijo Grahim con una sonrisa. Grahim se lanzó hacia Fénix, pero Link se interpuso en el camino. —Ni si quiera las eras te han quitado tu costumbre de interponerte. —Dijo Grahim, que sacó una espada de la nada y se dispuso a combatir con Link. —Veamos si al menos, el nuevo Link es un espadachín decente. La espada de Grahim cortó el aire con agilidad, pero fue detenida por el cetro de Hilda. —Link. —Dijo ella. —Debes entrar al templo, lleva a Fénix contigo. Link corrió hacia el templo, Fénix le siguió y una vez que ambos entraron, la puerta se selló. —Tú y yo, fenómeno. —Dijo Hilda. —Veamos quién es el mejor en esto de la magia obscura. —Aire. —Expresó Javier mientras se retorcía en el piso. —Aire. Un rayo verde cayó de la nada y de él salió Prímvera. —¡Ah, mira! —Exclamó Vaati. —Parece que sí te aprecia. Javier se desmayó. Prímvera accedió. Vaati disparó… Marina detuvo el rayo de obscuridad con un rayo de luz y Sheik llegó y arremetió con una patada en la cara de Vaati. —¡Prímvera! —Gritó Sheik. —¡Largo! El espíritu se fue con toda la velocidad y Marina corrió hacia el inconsciente Javier. Mientras Sheik se impuso ante Vaati. —Tiene que ser una broma. |
Sinopsis: Mientras Link se enfrenta a las trampas mortales del templo del fuego; sus amigos luchan por sus vidas en el crater del volcán. Trama: |
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Sinopsis: ¿Ahora qué? Trama: |